El tiempo, un concepto evidente en el quehacer tanto personal como en las empresas, es manejado en una forma tan restringida, que solamente se considera mayoritariamente en su tiempo presente o en el corto plazo, sin evaluar sus repercusiones en el largo plazo.
Dicho en otras palabras, el largo plazo o el futuro no existen, y en la mentalidad de muchas sociedades de manera tácita solamente se habla del aquí y del ahora. Y esto ha provocado por lo tanto que se busque la ganancia o el bienestar de manera rápida e individual, sin reparar en la existencia de los demás. Es decir: “primero yo y ahora”, sin percatarse que se vive dentro de una sociedad.
Todo esto conduce como alguien ya lo ha dicho, a una codicia que busca lograr todo en el presente sin considerar las llamadas externalidades o el riesgo moral. Un individualismo exacerbado que es enaltecido tanto en el ámbito escolar como en las películas o series de televisión en donde hay solamente un héroe, no un grupo, que es reconocido por su audacia y agresividad para lograr sus objetivos sin tomar en cuenta a los demás.
Creo que no es exagerado decir que actualmente impera la hibris o hybris, un concepto griego que puede traducirse como ‘desmesura’, y que en la actualidad alude a un orgullo o confianza en sí mismo muy exagerada.
Ante esta forma de ser, la responsabilidad social viene a ser una respuesta o contrapropuesta. Modelo de vida y de gestión, que está consciente de la existencia de un futuro, como consecuencia del presente, y buscar de algún modo una empatía o conciencia “del otro”.
La promoción y desarrollo de la responsabilidad social busca tener clara la conciencia de la existencia del otro, ya sea una persona o un llamado grupo de interés, pero no solamente en el presente que ya de suyo es importante, sino además crear un ambiente y condiciones adecuadas en este presente que tenga efectos positivos en el futuro tanto a título individual como para una empresa y para todos los involucrados con esta última.
Por todo lo antes mencionado, es necesario generar primeramente una conciencia social, contraponer ese modelo individualista que se nos ha impuesto desde hace ya algunas generaciones atrás, y que ha llegado a un extremo en el pasado reciente, siendo la causa de esa actitud apática e indolente en el presente tanto en las personas como en las empresas.
Revalorar el tiempo, y no considerar solamente el presente como si este fuera único, sino como la causa de lo que será el futuro y que se tiene una responsabilidad por ello.
Esa toma de conciencia de la convivencia social, aunada a una concepción real del tiempo, pasado, presente y futuro, son algunos de los principales factores para tener clara la responsabilidad que se tiene y por lo tanto responder adecuadamente a los requerimientos de dicha responsabilidad.
Es importante reafirmar que por ignorarla no es válido eximirse o rehuir de la responsabilidad social que se tiene.
Como alguien lo dijo ya también, el futuro es ahora, en la medida en que se está construyendo en el presente, y en la medida que mejor se construya este presente considerando la responsabilidad que se tiene para con los demás, se estará construyendo una sociedad mejor.
Seguiremos platicando …
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