Comunidad ÉTNOR

Foro de debate sobre ética y responsabilidad social en empresas y organizaciones

¿PUEDEN SER SOCIALMENTE RESPONSABLES CIERTOS SECTORES O INDUSTRIAS?

* Fotografía . Aerodrómo de Cuito Cuanavale (Angola, 2001). En primer término un MIG soviético derribado y acribillado a balazos. Allí murieron hombres con armas fabricadas por otros hombres (c) Fernando Navarro.

 

A medida que la RSC va implantándose en el acervo organizacional colectivo, son más y más los sectores que se unen al carro de lo “socialmente responsable”. Nada que objetar a este “mimetismo empresarial” tan propio del sector español y, en gran media, causa del desarrollo empresarial valenciano durante años (el caso del “cluster” cerámico castellonense llegó a ser estudiado hasta por Porter). Vaya por delante que considero el “mimetismo” como algo muy bueno y así lo he escrito en otras ocasiones. ¿Qué son las llamadas “buenas prácticas” las “lecciones aprendidas” o el “benchmarking” sino fórmulas para aprender de los mejores? Si entre nuestras organizaciones se ha conseguido implantar la idea de que la RSC es una buena práctica que merece la pena ser imitada, ese mimetismo estará teniendo un impacto muy positivo en la moralización de las organizaciones. Parafraseando a Adela Cortina, la emulación estará recargando las “reservas morales” de nuestras organizaciones. Sin embargo, en ocasiones llaman la atención ciertos premios y reconocimientos a la RSC de sectores o empresas cuya reputación, cuanto menos, es muy cuestionada.

 

Como es bien sabido por los lectores de esta Comunidad Etnor, ética deriva etimológicamente de carácter o modo de ser y el carácter se adquiere – se forja- mediante la repetición de buenos hábitos (o virtudes en filosofía moral). Una de las funciones de la ética es ayudar a tomar decisiones prudentes y esas decisiones se toman partiendo de unas referencias, de unas pautas éticas, de unas metas. Se aprende también de los errores propios y de las virtudes ajenas (de nuevo el mimetismo). Pero cuando hablamos de metas hay que tener presente que el fin último es – o debería ser- el respeto a los Derechos Humanos, aunque el paradigma de la RSC afina un poco más incorporando los derechos medioambientales y los derechos sociolaborales (básicamente el respeto a las convenciones OIT).

 

Y es, precisamente, en este aspecto de fondo (¿que metas y fines?) y no en el meramente formal (contar con una memoria GRI verificada A+) en donde me planteo el siguiente dilema moral: ¿Puede ser un fabricante de armas socialmente responsable? ¿Es socialmente responsable una empresa cuyos productos perjudican a la salud?

 

La respuesta podría parecer sencilla, pero desde el punto de vista de una valoración moral creo que merece una reflexión meditada y prudente.

 

Lo más sencillo, lo mas “instintivo”, sería cortar por lo sano y excluir a ciertos sectores con muy mala reputación. Muchos fondos éticos (más que los solidarios) excluyen a sectores tales como el armamentístico, los fabricantes de PVC, las empresas que deforesten, los juegos de azar o hasta la industria pornográfica, por poner solo unos ejemplos. En algunos casos, la exclusión es algo más ponderada y se exige para ser asimilado a alguno de esos sectores “prohibidos” un porcentaje mínimo de la línea de negocio o de los beneficios, pues hay empresas que desarrollan diversas actividades y la prohibida supone en realidad una parte mínima de sus ingresos (por ejemplo, algunos fondos, establecen que para ser considerada empresa armamentística la venta de armas debería representar como mínimo el 15% del volumen total de la empresa). Otro ejemplo: el código de conducta sectorial de la Coordinadora Española de ONG (CONGDE), bastante proclive al dialogo y cooperación con todos sus grupos de interés (empresas incluidas), excluye taxativamente a las “empresas armamentísticas y a las que perjudiquen gravemente a la salud” (focalizándose en el tabaco y el alcohol destilado). Dicho de otro modo; ninguna ONG española asociada a la CONGDE podrá –por pura coherencia ética- aceptar fondos u otro tipo de colaboración provenientes de esos sectores.

 

Sin embargo, está exclusión in totum no deja de tener sus inconvenientes. El primero que se me ocurre es que podría estar impidiéndose “mejorar” a ciertas organizaciones que tratan de implantar paulatinamente políticas de RSC (que entre otras cosas incluyen la promoción de los Derechos Humanos). Si se las recluye en una suerte de purgatorio desde el que pueden ver las dichas del paraiso de la RSC pero no se las admite al banquete, podría tener un efecto doblemente negativo: no solo su fin seguirá siendo cuestionable (la fabricación de armas, por seguir con el ejemplo) sino que los medios para producirlas podrían ser también viciosos (discriminación laboral, trabajos forzados en “zonas francas laborales”, contaminación, …). Al fin y al cabo ¿Qué les importa si ya están excluidas del “club de los responsables”? En este sentido – y como reacción- se crearon en Estados Unidos (y otros países) unos descarados fondos socialmente irresponsables (“unethical funds” o “vice funds[1]”), precisamente para aglutinar a todos aquellos sectores que se veían sistemáticamente excluidos por ciertos inversores.

 

Pero, además, cuestiono también que todas las empresas de un mismo sector sean iguales. Dudo de la responsabilidad de etiquetarlos apriorísticamente (pre-juicio) con el sambenito de “irresponsables” por fabricar ciertos productos o prestar ciertos servicios, sin analizar con mayor profundidad sus metas. Es cierto que, de entrada, el producto imprime un cierto carácter, pero creo que una valoración moral justa debería profundizar más.

 

Volvamos al sector armamentístico, por ser casi el paradigma del horror ético.

Imaginemos dos fabricantes de armas: uno de ellos solo vende a estados democráticos y excluye expresamente el comercio con dictaduras, estados frágiles o zonas conflictivas. El otro vende a cualquiera que le compre. ¿Son éticamente iguales ambas empresas, más allá del hecho común de fabricar armas? Personalmente no creo que merezcan el mismo juicio moral. La primera empresa, esta imponiéndose unos límites fundados en razones éticas (venta a países que respeten los Derechos Humanos) y en ese sentido está tratando de responder a sus stakeholder. La segunda empresa no lo hace. No parece que le preocupe demasiado si esas armas serán empleadas para violar los Derechos Humanos o para defenderlos.

 

Por otra parte, el otro punto de vista también parece razonable (por eso se trata de un dilema). ¿Cómo va a ser responsable una empresa que perjudica a la salud o que es colaborador necesario en la muerte o mutilación de un ser humano o miles de ellos? Si los fines no fueran importantes y bastara solo con aplicar ciertas buenas prácticas laborales o medioambientales entonces algún grupo neonazi podría llegar a afirmar que el nazismo fue “socialmente responsable” porque sus políticas sociolaborales y medioambientales fueron muy innovadoras y mejoraron sustancialmente las condiciones de vida del trabajador alemán de los años treinta[2] (ojo, esto no es una reducción al absurdo para sostener esta argumentación y llegó a ser defendida hace unos años por el ya fallecido presidente austriaco Jörg Haider). Y, sin embargo, nadie duda hoy en día que el nazismo fue una aberración moral sin parangón en la historia de la humanidad porque sus fines estaban claramente viciados. Unas pinceladas de RSC no cambian un corazón podrido. Fue tanto el horror generado por el totalitarismo nazi que al acabar la Segunda Guerra Mundial los líderes políticos se vieron impelidos a firmar la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Pero esto, como hubiera escrito Kipling, ya es otra historia ...

 

He terminado el artículo y sigo con mi dilema sin resolver. Lo hermoso de la ética es que no nos ofrece respuestas sencillas y nos obliga a cuestionar continuamente nuestros aprioris. En ello estamos los miembros de esta Comidad.

 



[1] Un ejemplo de estos “fondos del vicio” lo podemos encontrar en http://www.usamutuals.com/vicefund/phil.aspx o en http://news.bbc.co.uk/2/hi/business/3182365.stm

[2] Aunque fuera a costa de vulnerar salvajemente la dignidad y los derechos de una gran parte de alemanes (judios, comunistas, homosexuales, gitanos o cualquiera no afecto al régimen)

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