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LA COMUNIDAD ILUSTRADA: LA CULMINACIÓN DEL MOVIMIENTO 15 M

 

 

            He podido permanecer, gracias a unos días de vacaciones, alejado de la rutina laboral diaria, pero en cambio, no he podido permanecer tan alejado como yo hubiera deseado de esa otra rutina del escándalo, en la que ha caído el ámbito de lo público, gracias a una opinión publicada que permanece muy activa pese a la llegada de las vacaciones de verano.

 

            No es casualidad que el ámbito de lo público; entendiendo por este ámbito todo lo que tiene que ver con aquello que trasciende el interés o el bien individual para convertirse en un interés o en un bien general, sea ahora actualidad un día sí y otro también en los medios de comunicación.

 

            La causa hay que encontrarla en el olvido que durante mucho tiempo, el tiempo que ha durado esa economía hiperbólica fabricada por un pensamiento liberal desbocado, ha tenido la ciudadanía del ámbito de lo público. Nadie, excepto los especuladores y los profesionales de la política, mostraba interés por el ámbito de lo público, porque todo el mundo parecía capaz de obtener por sí mismo, mediante el mercado, todo aquello que necesitaba o deseaba. De esta manera, a nadie le preocupaba quién gobernaba en su Ayuntamiento, Comunidad o País. Lo mismo daba que el gobernante estuviera imputado por delitos de cohecho o que practicara el urbanismo financiero, lo importante era que no subiera los impuestos y que cada vez ofreciera más servicios; la ética había perdido protagonismo en un ámbito sin ley por el que transitaban mayoritariamente trincadores.

 

            Esta ciudadanía, apática en lo público, se orientaba en su juicio y acción por una racionalidad absolutamente privada, bien eran razones de iglesia, de partido político, de asociaciones profesionales (hay que acordarse de los controladores aéreos o de los miembros de la SGAE) o exclusivamente personales, las que dejaban poco espacio para la reflexión sobre lo público, permitiendo que se abrieran paso figuras públicas como las que nos describen a diario los medios de comunicación, (El ex presidente del Fondo Monetario Internacional -Strauss-Kahn-  acusado de violación, El ex presidente de La Comunidad Valencia, acusado de cohecho impropio, El ex senador del PSOE por la Gomera, acusado de agresión a la autoridad, El ex responsable de Scotland Yard, comprado por un medio de comunicación, etc.,); todo un conjunto de personajes que no han tardado en convertirse en ex algo.

 

 

            Esta racionalidad que prima los intereses individuales sobre el bien público hay que descubrirla sin embargo en los valores de una ética liberal - emotivista- que promociona el individualismo y la intimidad sobre la comunidad y lo público. El emotivismo moral entiende que la ética no es más que una cuestión de preferencias, actitudes o sentimientos individuales que escapan al ámbito de la racionalidad, con las que intentamos influir o manipular a los demás para conseguir nuestros propios fines.

 

            Esa racionalidad, que no atiende al interés general, y esa ética, como ámbito de la subjetividad y de la manipulación, son las características que los medios de comunicación han podido rastrear en las biografías de esas personalidades públicas que se han visto envueltas en el escándalo.

 

            Lo que proponemos para remoralizar el espacio público es una idea de comunidad ilustrada que se ocupa y preocupa de lo público. Esta comunidad habría que entenderla como continuación y meta a toda esa serie de movimientos que han surgido de forma cuasi espontánea para llamar la atención de una sociedad que se había desentendido excesivamente de lo público, permitiendo que éste se convirtiera en un ámbito de intereses particulares (de individuos concretos, de partidos políticos, de mafias organizadas, etc.):

 

             La idea, en palabras de Alasdair MacIntyre, se refiere a un amplio grupo social preparado para participar no solo en los roles y funciones sociales de una sociedad dada, sino también a la capacidad de los individuos que la integran de pensar por sí mismos, a partir de un universo compartido de primeros principios, sobre todo morales. >>

           

            Nuestro objetivo se debe orientar a la consecución de esta comunidad de individuos que son capaces desde su autonomía personal, de interesarse y orientar su acción por el bien general.  Para este fin, es cuestión prioritaria que el sistema educativo se oriente a enseñar a los jóvenes a pensar por sí mismos y no en sí mismos. Para ello no será suficiente elaborar un nuevo sistema de acceso a la carrera docente, semejante al que existe en la rama sanitaria, sino que será necesario sacar al individuo del trono social para situar a la comunidad.

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