RESPONSABILIDAD Y CONVICCIÓN PARA PONER LA MANO EN LA RUEDA DE LA HISTORIA

[Angel Crescencio Martínez Ortiz]

 

 

            Para poder comprender el debate que se ha abierto en el seno de las organizaciones sindicales firmantes del acuerdo de las pensiones, es necesario que se analice la acción desde el punto de vista de la ética de la responsabilidad y de la ética de la convicción. En este sentido, lo que requiere la responsabilidad es que antes de realizar una acción se tengan en cuenta sus consecuencias. En cambio, lo que requiere la convicción es que cuando se actúe se haga con pasión, orientados por los valores que son nuestra seña de identidad.

 

            Conocido de forma simplificada lo que representa la responsabilidad y la convicción hay que añadir, como decía Max Weber, que éstas  debían ser cualidades complementarias de aquellos hombres y mujeres con derecho a poner la mano en la rueda de la historia.

 

            Recientemente hemos asistido a la perpetración de un acto de esta naturaleza histórica, en lo que muchos han calificado como el pacto social más importante de la democracia española, y lo que hemos descubierto cuando sus firmantes, en multitud de comparecencias públicas, han intentado explicar la razón de su acción, es que todo parecía obedecer a un ejercicio superlativo de responsabilidad. Responsabilidad por una economía que no acaba de iniciar la tendencia del crecimiento, responsabilidad por las altas tasas de desempleo, responsabilidad por el diferencial de la deuda pública, etc.

 

            Lo que no apareció en este argumentario fueron referencias a las convicciones que son seña de identidad de las organizaciones firmantes. Son señas de identidad sindicales valores de cambio, de revolución, de lucha, de resistencia, de movilización y no lo son, en cambio, la claudicación, la resignación, la impotencia, el inmovilismo. Es por el lado de estos valores por el que se ha quebrado el balance entre la responsabilidad y la convicción de la acción de aquéllos que han metido la mano en la rueda de la historia.

             Está en las señas de identidad sindical la defensa a ultranza de cualquier línea roja, con la movilización, con la lucha, con la palabra, con la revolución; pero si no las practicamos podemos correr el riesgo de perderlas.