Después de publicar el artículo en el que apostaba por la empleabilidad frente a la defensa del puesto de trabajo como solución a las situaciones de crisis por las que atraviesan las empresas, la pregunta, en forma de preocupación, que uno puede hacerse es la siguiente ¿no parece muy arriesgado apostar por otra cosa que no sea el puesto de trabajo, dada la altura ética del empresariado español?
Efectivamente, la preocupación que nos transmite Carmen en forma de pregunta está muy justificada porque la crisis ha revelado que los empresarios han olvidado, a las primeras de cambio, aquello que aprendieron en los numerosos cursos que se impartieron sobre ética empresarial. Lo habitual ahora en las situaciones de crisis, es que éstas se resuelvan por la vía del despido; pero no de un despido cualquiera, sino aquél que ha sido preparado con la fórmula mágica del engaño en las cuentas y de la frialdad en la comunicación.
Para dar contestación a esta pregunta, con la situación descrita, tendré que estirar un poco del hilo conductor de mi anterior artículo hasta intentar anudarlo a una concepción renovada de la empresa y de la cultura empresarial.
En el artículo en cuestión me decantaba por el enfoque ético-humanista que, a mi juicio, representa la empleabilidad como forma de abordar las situaciones de crisis en las empresas, frente a aquél otro enfoque economico-técnico que representa abordar estas situaciones mediante la reorganización, tecnificación o amortización de los puestos de trabajo. Evidentemente, como muy bien ha puesto de manifiesto nuestra comentarista, lo que requiere nuestra opción es, al menos, cierta cultura empresarial que no se agote en el beneficio y en la racionalidad científica, y un concepto renovado de la empresa, que no se agote en su definición jurídica.
Culturalmente la propuesta que se realiza es cambiar la cultura del conflicto con la que habitualmente se entienden las relaciones sociales en el mundo laboral, por la cultura de la cooperación, y desde esta cooperación avanzar hacia esa idea de empresa ciudadana>>, que la profesora Cortina define tan maravillosamente como un grupo humano cuya meta no es únicamente obtener el mayor beneficio económico para sus accionistas y administradores, sino la satisfacción de las necesidades de todos los grupos de interés, incluidas las del entorno.
Sabemos que esta propuesta es hablar de un Giro Copernicano en el ámbito empresarial y de las relaciones laborales que debe ser tutelado por la legislación, aunque el reto, y de paso el éxito de la empleabilidad, sea la incorporación voluntaria de esta perspectiva ética en la gestión, la práctica y la cultura empresarial.
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Hola Ángel!
Gracias por tu extensa y reflexionada contestación a mi preocupación!...Efectivamente el reto de la empleabilidad depende de esa perspectiva ética de gestión y esa nueva cultura empresarial. Dinamismo, flexibilidad, adaptación al cambio, dirección por valores, gestión del talento, capacidades...son conceptos fundamentales para el mercado de trabajo del siglo XXI, pero a m´t me sigue produciendo cierto "recelo", "temor", llámalo como quieras, con el contexto empresarial y social que tenemos. El trabajo es uno de los pilares de los ciudadanos y un elemento clave de la socialización, y cuando vives el drama del paro de cerca...todo esto no te suena bien, porque lo único que quieres es "trabajo", "empleo estable", y no, como decía Adela, cursos para ser más "empleable", e "itinerarios laborales", que como oí hace poco a un experto en estos temas, Fernando Marhuenda, profesor de Educación Social en la Universidad de Valencia, son de esas cosas por las que a nadie le gustaría jamás tener que pasar!! Cada uno debe ser libre de organizar y marcar el itinerario de su vida laboral.
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