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Si hay algo que se repite en los informes y estudios sobre la RSE es presentar ejemplos de las llamadas buenas prácticas. Siempre queda bien hacer cuadritos con colores que resuman alguna experiencia supuestamente interesante . Hay estudios que incluso no son otra cosa que una acumulación de este tipo de prácticas más o menos hilvanadas por algo de discurso más o menos analítico .

Nada que decir, a todo ello. Tiene mucho sentido. Por ejemplo, porque transmite la idea de que la RSE solamente puede ser una práctica... buena, por supuesto. La RSE se identifica por sus prácticas, no por sus discursos. No hace falta decir que plantearlo de esta manera permite recoger información que no siempre es fácilmente accesible, y encima se disemina. De esta manera, se dan ideas, se sugieren otras iniciativas e incluso se muestran tendencias. Algo que es muy relevante porque a menudo resulta estimulante saber que hay más gente que avanza en la misma dirección, y que uno no está solo haciendo lo que hace.

Y, sin embargo, tengo una cierta reserva a la idea de que para promover la RSE conviene poner el foco (sólo) en las buenas prácticas. Dejando al margen la nada despreciable cuestión de que normalmente se explican buenas prácticas sin explicar por qué son buenas prácticas o, peor aún, que normalmente aparecen como buenas prácticas las que sus respectivos protagonistas han decidido presentar como propias buenas prácticas, en un círculo vicioso digno de mejor causa. Si, como decía, tengo una cierta reserva es porque pueden transmitir justamente eso: que la RSE es un agregado de buenas prácticas. Que se trata de "hacer cosas", y a veces, de hacer unas cosas como se podrían hacer otras.

Y, en cambio, me parece curioso que este tipo de estudios rara vez vinculan la RSE con la gestión del cambio. Y la pregunta central de la RSE no es qué cosas más o menos novedosas se hacen, sino qué cambio se impulsa, y hacia dónde. El foco de la RSE no son las buenas prácticas sino el cambio. Está claro que el cambio requiere buenas prácticas, pero no siempre las buenas prácticas responden a procesos de cambio. Resulta sintomático que el "hacer cosas" muchas veces no vaya acompañado de la valoración del impacto de las cosas que se hacen ni de la explicitación del propósito que las enmarca y les da sentido.

Porque la RSE a menudo no es sólo hacer cosas nuevas y/o hacer las cosas de manera diferente. Es cambiar la manera de aproximarnos a lo que hacemos y de comprenderlo. Es a menudo un cambio de mentalidad, de valores, preferencias y prioridades. Por ello convendría, además de hablar de buenas prácticas, hablar de factores de cambio y de resistencias al cambio, de estilos de dirección, de objetivos y de incentivos, de impactos y de indicadores. De visión y de compromisos. De cambio organizativo, en definitiva, en correspondencia y en sintonía con cambios sociales. Por esta razón me gustaría ver más estudios que aborden la RSE en clave de cambio e innovación y menos que se limiten a recoger buenas prácticas.

En el supuesto de que no se trata de contraponer las dos aproximaciones , pero sí de evitar que hacer un listado de buenas prácticas sean una maniobra de distracción que complemente la inmunidad al cambio .

www.josepmlozano.cat

@JosepMLozano

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