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Foro de debate sobre ética y responsabilidad social en empresas y organizaciones

Responsabilidad: Valor emergente que vincula Sociedad y Empresa




Introducción



Estos breves planteamientos tienen por objeto argumentar una realidad a través del prisma del interpretativismo soportado en el modelo
humanista, y desde esta postura propiciar la comprensión del ser humano y sus
relaciones con los demás y el contexto, siendo este relacionar el nutriente
fundamental vinculado al desarrollo social y organizacional de los países del
mundo.



En este escenario, encontraremos a los ciudadanos como actores-constructores de una dinámica social en la que se engranan y logran determinar el devenir empresarial; sin embargo
esto es un ciclo que se nutre mutuamente pues la realidad social y empresarial
también les determina como sujetos sociales.



Dado este vínculo recursivo y dinámico, se advierte un nexo indisoluble, que ejerce presión sobre los
pueblos, sus ciudadanos, empresarios y gobiernos, para entre todos ocuparse por
el cuidado, mantenimiento y progreso de dichas relaciones , lo cual les va a distinguir como países y les permite
responder eficazmente a los fenómenos de la globalización, la apertura
económica, la competitividad, el avance y conectividad de las redes
tecnológicas y sociales entre otros. Emerge el valor
de la Responsabilidad,

no por inexistencia previa, todo lo contrario; sino porque quizás quedó
olvidado, relegado o desvirtuado en su
esencia, y fue reducido a la consideración de un valor asociado a la
rentabilidad financiera por encima del cuidado y respeto por los DDHH de todos
los grupos de interés o stakeholders, donde también se incluye el contexto
social y el medio ambiente; o asumido ligeramente sin considerar las consecuencias
de las acciones sobre los demás ciudadanos y sectores.



Ahora bien, las organizaciones empresariales se legitiman de acuerdo a un sistema de valores dentro de una
sociedad; de igual modo, las sociedades
se fortalecen como prolongación de las empresas dada su relevancia en el progreso de las comunidades y naciones.
Se tiene entonces que la relación recursiva es permanente y por ese fin los ciudadanos promovemos nuestras
mejores acciones.



Rasgos culturales de integración



Existen una serie de rasgos que caracterizan la cultura de las sociedades y las organizaciones empresariales
contemporáneas en su dinámica relacional, estos rasgos apuntan al
fortalecimiento de actitudes en los ciudadanos por una parte, y a la
conformación de nuevas conductas por otra, debilitando el criterio de los sistemas
independientes o fragmentados para potenciar la integración e interdependencia,
aunque mantengan las características que le son propias a cada uno. Por ello,
la gerencia y la sociedad contemporáneas de avanzada se distinguen por promover
y practicar valores como la esperanza, el optimismo, la creatividad e innovación, el coraje para asumir retos y
superar adversidades, el desarrollo, promoción y divulgación del conocimiento,
el trabajo en equipo, la información oportuna, la comunicación adecuada y el
acompañamiento personal, la cercanía a
la gente, por nombrar los más elocuentes. Estos valores conforman la forma en cómo los sujetos sociales conciben la
estructura de la organización, la forma de ejecutar los procesos, de actuar y
relacionarse con los grupos de interés.




Los valores integran a los individuos con ellos mismos, la sociedad
y la empresa cuando les proporcionan un
direccionamiento concertado desde la diversidad, lo que les permite establecer
normas, manuales y políticas de actuación social y organizacional para un
desarrollo armonioso y constante y visionario.
Se favorece la convivencia de los ciudadanos por medio de la motivación
interior de éstos, la comprensión de sus necesidades para un rehacer del ser
humano por medio de una actuación coherente con los fundamentos éticos que se
promulgan. En la coherencia de la
actuación, los valores pueden ser
promovidos otorgando motivación interior a los individuos y alineándolos con
los organizacionales se otorga sentido de identidad personal e institucional.



La realidad social, empresarial e
ideológica avasallante



El escenario descrito luce alentador y esperanzador, pero, ...se acerca a la realidad de nuestro acontecer social y
empresarial actual? Seguramente encontraremos algún NO rotundo como respuesta argumentada, lo cual tiene sentido. La
retórica discursiva de esperanza y promesa requiere ser llevada a la práctica
en acciones creibles y contundentes. No se debe obviar que las ideologías influyen
y determinan ciertas respuestas en el contexto. Volvemos al punto de la relación recursiva y
dinámica pues las organizaciones actúan de algún modo inspiradas y motivadas
por las necesidades de la sociedad y guiadas además por su ideología y sistema
de valores. No obstante; las
organizaciones también son intervinientes en el proceso social y son
generadoras de cambios o modificaciones que a su vez impactan en la sociedad. Siendo
así, se encuentra el valor de la
participación
desde el accionar comunicativo, lo que favorece la dinámica intersubjetiva para
la comprensión mutua de las situaciones que acontecen en las dimensiones social
y organizacional, fomentando el dilema como vía para hurgar en las necesidades
humanas y desarrollar una interacción enfocada,
no distorsionada, en donde se robustezca la acción comunicativa recíproca que
permita minimizar las relaciones de dependencia sumisa o cómoda, las cuales podrían
negar la existencia del otro. El
contexto actual requiere apoyarse en la interdependencia relacional para el
logro de los objetivos éticos que se propongan.ueno en nombre de Dios



Es así como se comprende el camino que vincula a la organización empresarial y la sociedad, determinándose los valores e ideologías que les son conducentes. Ambos
contextos se influyen y promueven conductas y procesos apropiados para su
desarrollo. Se conforma entonces la cultura
que identifica las dimensiones social y empresarial señalando una ruta de
comportamiento a seguir por los individuos que conforman dichas dimensiones,
implica la forma en cómo se comunican y actúan.


Sobre dicha cultura surge la necesidad de la integración ciudadana para vigorizar el valor de la Responsabilidad que
emerge como práctica social contemporánea y se expresa a través de:


o El compromiso y voluntad
por parte de todos los actores sociales y organizacionales, en acometer
prácticas éticas tanto en los procesos organizacionales como con la comunidad.
(Alianzas ganar ganar y compromiso desde la alta gerencia).


o El respeto
y cuidado por los DDHH
individuales y colectivos. (estímulo personal y
familiar, capacitación, adiestramiento y desarrollo).


o La generación
de beneficios para todos los grupos de interés
, la sociedad y el ambiente
(desarrollo y aplicación de políticas de sustentabilidad, aplicación de la guía
RSE, la SGE-E21
y la ISO- 26000).


o El involucramiento
con el progreso y desarrollo de la organización y la sociedad.


o La
construcción de ambientes comunicativos y colaborativos desde las redes
sociales
, para propiciar la participación de los sujetos sociales y organizacionales
en la dinámica que les involucra e integra, así como favorecer el flujo
informativo sobre la RS,
a nivel local, nacional y mundial. Esto
fomenta el desarrollo de aprendizajes, ampliación de conocimientos e
involucramiento en los estándares que se manejan en las diferentes instancias.


La Responsabilidad Social (RS) como eje transversal de la gestión
empresarial


El panorama social y organizacional actual requiere un repensar y ajustes asociados a prácticas éticas; sin embargo,
del mundo de las ideas al hecho práctico hay un duro trayecto que recorrer,
realidades que afrontar, decisiones que tomar,
y orientaciones que dejar fluir para un accionar acorde a los tiempos,
al contexto socio- económico y político que caracteriza a los países. Las sociedades y las empresas se expresan no
solo a través de su discurso sino de su actuación, la necesidad de retomar el rumbo perdido o
desvirtuado e inducir comportamientos éticos que beneficien a las comunidades o
grupos de interés, y que a su vez nos integre a las tendencias globales para el
acoplamiento y aportes correspondientes. La dinámica cotidiana requiere de una
relación individuo-sociedad-organizaciones coherente, es un ciclo recursivo dinámico que apunta
hacia un enriquecimiento equitativo de los beneficios que derivan de la
actividad que ejerza cada integrante de dicha relación.


El valor de la Responsabilidad implica comprender la esencia humana que le subyace, por tanto, la
autoevaluación personal y empresarial se debe enfocar en criterios de justicia, solidaridad, compromiso y rendición de cuentas,
para derivar en respuestas éticas
compatibles con la
Responsabilidad
, así poder atender al contexto interno y
externo y observar desde la libertad y el respeto al ser humano, para revertir
tanto en la sociedad, como en la
organización empresarial y los grupos de interés, acciones a favor de los
individuos, de contexto social y el ambiente.


Afortunadamente la percepción actual de las naciones con relación a la RSE toma un nuevo giro,
lo que era concebido como una labor altruista o de beneficencia crece en su
esencia y el abanico se abre hacia prácticas éticas más allá de lo que podría
ser interpretado como acciones caritativas, limitadas a grupos minoritarios del
contexto externo o cumplir con algún
rigor legal no ligado a la voluntad y el
compromiso. La integración de los ciudadanos, organismos gubernamentales,
ONG´s, organizaciones empresariales de gestión privada; en suma, todos estos actores sociales se están
integrando con el propósito de aportar desde sus espacios y capacidades, una gestión que genere el mayor beneficio
humano, social y empresarial posible, lo que comienza a repercutir de modo
favorable en los contextos organizacionales y sociales de nuestros países.


Los líderes políticos mundiales conciben ahora en sus agendas de gobierno, la inserción de la Responsabilidad Social
como parte de sus políticas de Estado, no solo con la intención legislativa que
les es propia, sino en acoplamiento a los 8 objetivos pautados para este
milenio, en un gran “acuerdo mundial” motorizado por la
ONU; originando una
nueva mirada que les hace ocuparse por las verdaderas necesidades y padecimientos de sus ciudadanos, por
consiguientes de sus países; también de la sustentabilidad del medio con el cuidado y atención por los procesos
que pudiesen afectar la garantía de un
ambiente limpio y sano donde habitar y progresar.


A manera de colofón, las ideas y reflexiones precedentes tienen su foco en el valor de la responsabilidad sustentada en los
fundamentos de la integración
humana, social y organizacional, y de la justicia,
el respeto, cuidado y salvaguarda por
los DDHH
de todos los ciudadanos en cada contexto en que despleguemos
nuestras mejores acciones. El sentido de
identidad individual y compartido, se
hace compatible con acciones éticas que conducen a escenarios que propician la
práctica del valor y fundamentos precedentes.
Es un acto reflexivo, de comprensión, volitivo y de compromiso que
entrelaza e integra a los actores o sujetos sociales y empresariales hacia
ideales comunes.; siendo así, es posible influir en las comunidades sociales y
empresariales sobre la importancia de acciones éticamente responsables, al considerar la práctica de la
RS como un eje transversal que irriga y dinamiza la gestión
empresarial en todos sus ámbitos.



Las consideraciones desarrolladas, toman inspiración en los planteamientos
esgrimidos por autores como Jürgen Habermas, María Paz Sandín, Víctor Guédez,
Bernardo Kliksberg, Eduardo Soto, José Antonio Cárdenas y Fernando Legrand (Coordinador Académico de de la red CapacitaRSE y autor
del blog RSE Online)











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