El término bienes relacionales fue acuñado por la filósofa Martha Nussbaum en The Fragility of Goodness: Luck and Ethics in Greek Tragedy and Philosophy (1986), pero estudiado y desarrollado al mismo tiempo por el sociólogo Pierpaolo Donati, el economista Benetto Gui y la politóloga Carole J. Uhlaner principalmente.
Tales estudios han mostrado ciertas características de los bienes relacionales que los convierten en un tipo especial de capital social: a) fluyen de relaciones simétricas, libres y responsables; b) no pueden ser instrumentalizados; c) crecen con el uso y se empobrecen con el desuso; d) permiten a los participantes establecer acciones asociativas robustas y estables capaces de satisfacer necesidades y objetivos compartidos; e) se generan y disfrutan en compañía; f) mantienen un carácter intrínsecamente democrático; y g) ofrece valor relacional, implicado en el desarrollo de la autorrealización humana. De ahí que, entre otras cosas, se perciba este capital relacional como posibilidad factible para ofrecer respuestas ante los nuevos desafíos del siglo XXI. Entre ellas, la concreción de una sociedad madura que, alejada de la tradicional dicotomía entre Estado y mercado, sea capaz de participar y comprometerse con todo aquello que le afecta y compete.
El monográfico, titulado «New Insights into Relational Goods», pretende ofrecer nuevos planteamientos e ideas sobre este tipo especial de capital social para, entre otras cosas, tanto concretar mejor el concepto como enriquecer la teoría subyacente. A ello contribuyen cinco propuestas diseñadas desde diferentes ámbitos de investigación, tales como la sociología, la política, la economía y el derecho, a través de las cuales es posible discernir su potencialidad y dilucidar nuevos caminos para su aplicación e implementación práctica en la actualidad.
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