Hay normas que por no estar emitidas por ISO tienen que ganarse su legitimidad. Ese es el camino que poco a poco va ganándose la norma
SGE 21:2008 de Forética. En algunos escritos y ponencias
todavía se asocia la SGE 21 a "norma española", cuando de hecho no está emitida por el ente normalizador español (AENOR) sino por una asociación sin ánimo de lucro, como sucede con la SA8000, la AA1000AS o la OHSAS 18001.
Estas últimas, no siendo
per se "normas internacionales" (porqué no son de ISO) sí tienen el carácter de normas de
ámbito internacional. La SGE 21 va camino de serlo, pero aún le queda.
Podemos ver su carácter internacional en lo relativo a formación. Si de la versión actual 2008 se han realizado en
España un total de 9 cursos oficiales, en Colombia ya son 5 los impartidos. Luego le siguen Ecuador con 2 y Argentina, Costa Rica, Perú y Venezuela con 1.
Por alumnado, ya más de la mitad es de Latinoamérica. Según datos proporcionados por Forética, del total de 363 personas formadas en la SGE 21:2008, 127 lo fueron en España (35%) y 235 en Latinoamérica (65%), que se distribuyen entre Colombia (24%), Ecuador (20%), Perú (8%), Costa Rica (5%), Venezuela (4%) y Argentina (4%). Para el próximo mes de mayo
están previstos 2 nuevos cursos en Venezuela (
Valencia y Caracas).
En Chile hubo la que hasta ahora ha sido la
única empresa certificada fuera de España (que no renovó la certificación a los 3 años).
También se concretó una importante iniciativa en lo que a formación en esta norma se refiere, y es el
acuerdo entre Forética Argentina y CapacitaRSE para impartir un
curso on line en la norma, que será también oficial a todos los efectos.
Pero uno de los grandes retos sigue siendo la entrada de la norma en el mundo anglosajón y en Europa.
¿Por qué hay pocas empresas certificadas en la norma SGE 21?
El hecho que en España sean ahora 85 las empresas certificadas, y que actualmente no haya todavía ninguna en Latinoamérica,
no implica que la norma no interese, muy al contrario. El motivo lo podemos encontrar por ejemplo en el tipo de empresas certificadas: más de la mitad son PYMES (72%). Es decir, a pesar que es una norma fácilmente asumible en cualquier país de Latinoamérica (aunque seguramente no por ejemplo en países musulmanes o en China, por cuestiones internas de la norma, que exige igualdad de género y respeto a los derechos humanos, aspectos que no existen en dichas zonas y países), la norma exige una asunción transversal en la empresa.
Si un determinado servicio o departamento de cualquier empresa puede certificarse en normas como la ISO 9001 o 14001, no es tan fácil con la SGE 21, pues se requiere para una
certificación parcial el controlar todos los ámbitos de gestión (p.e. no aplica excluir de aplicación el capítulo 'Proveedores' por el hecho que se controle desde otro departamento).
Ello implica que en muchos casos las empresas no estén dispuestas a adaptar su sistema de gestión al que propone la norma. Me atrevo a decir que
porque no creen realmente en la RSC, pero también es cierto que es más difícil adaptar un sistema de gestión de una gran empresa o de una filial de una empresa global.
¿Qué ha pasado con la publicación de la ISO 26000?
Todavía podemos oír comentarios al respecto como
"con la ISO 26000 dejará de tener sentido", hecho que demuestra el poco conocimiento que aún existe de la SGE 21 en Iberoamérica. La publicación en noviembre de 2010 de la guía ISO 26000 ha significado
una oportunidad. Si la guía nos define el "qué" es la responsabilidad social, cuales son las buenas prácticas que se pueden implantar, la norma determina el "cómo", es decir, los requerimientos y lineamientos necesarios para su implantación como sistema de gestión.
Por lo tanto, aunque
a priori pudiera pensarse que la ISO 26000 va a quitar protagonismo al lento avance la norma SGE 21, creo que se producirá un efecto contrario, el de
sinergia y suma y sigue. Ambas iniciativas se complementan a la perfección.
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