Para poder entender lo ocurrido recientemente con el colectivo de los controladores aéreos creo que es necesario reflexionar sobre esa forma de entender el sindicalismo que puede ser definida como Sindicalismo Corporativo. Me referiré al Sindicalismo Corporativo como una variante de ese sindicalismo reformista que ha emergido con fuerza con la reestructuración sufrida por las sociedades civiles, y que ha dado lugar a un tipo de democracia elitista, pluralista de equilibrio. Esta reestructuración ha consistido en un proceso creciente de corporatismo por el que la sociedad civil se ha ordenado en torno a un conjunto de asociaciones relativamente estables, que representan a grupos de interés organizados. La democracia se convierte así en una forma de gobierno que permite elegir entre distintas mercancías políticas según los intereses particulares de cada elector. Desaparece de esta idea de democracia la búsqueda de una sociedad mejor, el elemento moral; lográndose el equilibrio mediante la ley de la oferta y la demanda propia del mercado. Estos grupos, velarían por sus respectivos intereses desde posiciones estratégicas de proximidad al poder político (Cámaras de comercio, asociaciones profesionales, colegios de médicos, sindicatos, patronales, empresas multinacionales, asociación de consumidores, etc.). La expansión del Estado como benefactor, cada vez de un mayor número de servicios, ha multiplicado la formación de grupos de interés que reivindican su atención por parte de las políticas sociales estatales (grupos étnicos, nacionalistas, grupos de mujeres, asociaciones de vecinos, consumidores, ecologistas, etc.). Esta dinámica corporativa que respira la nueva sociedad implicará en el terreno de los intereses un particularismo colectivista, hostil a la solidaridad con otros grupos y personas ajenas a la corporación, al tiempo, que tenderá al mantenimiento e incremento de los privilegios de grupo. Desde el punto de vista sindical, este corporatismo (de pilotos, de maquinistas, de Enfermeras, de Controladores aéreos, etc.) rompe la idea de clase y acaba con un valor fundamental del sindicalismo que es la solidaridad obrera. Por otro lado, este tipo de sindicalismo neogremial se convierte en una mera agencia de negocios al no tener otra preocupación que la material, los intereses particulares de un grupo específico. Es desde este planteamiento sindical desde el que se puede comprender el papel desarrollado por el Sindicato de Controladores Aéreos, USCA, y sus afiliados, durante el cierre del espacio aéreo español el pasado día 5 de diciembre. La consecuencia de esa actitud sindical, descubierta con alarma por una ciudadanía ignara, es la despolitización del sindicalismo, preocupado exclusivamente por las cuestiones laborales de sus afiliados, sobre todo, de tipo económico, que rompen con el papel fundamental que las organizaciones sindicales han tenido en la construcción de una convivencia común, pacífica y plena en libertades y derechos: “El corporatismo y el sindicalismo tienen bases comunes; es decir, uno y otro están constituidos por grupos profesionales. Pero el corporatismo no aspira a renovar el mundo. Desea simplemente mejorar la situación de los obreros que organiza, proporcionándoles en la sociedad actual un puesto cómodo.” (Lagardelle, H.,). Este sindicalismo que solo tiene interés en un individuo reducido, a su intimidad y a su carácter de productor, se diferencia claramente de ese otro Sindicalismo de Clase, que trata con personas que al tiempo que trabajadores son ciudadanos, y su diferencia principal consiste en que mientras los primeros no tiene reparos en limitar el derecho de la ciudadanía a la libre circulación, los segundos manifiestan una lógica preocupación por la defensa de sus derechos políticos, sociales y económicos. Por este motivo, se introducen dentro de las agendas sindicales políticas de sostenibilidad con el medio ambiente, de responsabilidad social empresarial, de erradicación de la pobreza, de lucha contra la exclusión social, etc. Es a la ciudadanía también a la que le toca decidir qué tipo de sindicalismo alienta
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Gracias Ángel como siempre por tus reflexiones y aportaciones en el campo del sindicalismo "responsable".
Un abrazo,
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