Analizar estos cambios en el sistema actual para revitalizar la empresa fue el objetivo de la conferencia pronunciada ayer por el Catedrático de Sociología Juan Diez Nicolás, en el Seminario ÉTNOR de Ética Económica y Empresarial, que este año celebra su XX aniversario analizando el tema “Revitalizar las empresas para una buena sociedad”. ¿Qué valores priman en la sociedad actual? ¿Hacia qué horizonte de valores vamos? ¿Qué valores llenan la agenda de los directivos y líderes mundiales?
“Durante siglos de historia de la humanidad la mayor preocupación del ser humano ha sido sobrevivir”. Una situación que según Diez Nicolás, autor de la Encuesta Mundial de Valores, cambia radicalmente a partir de la II Guerra Mundial, donde cobran fuerza el mérito, la autoridad y el esfuerzo, valores que facilitaron la industrialización. “En los años 60 del siglo pasado se produce otro cambio importante gracias al desarrollo económico alcanzado, obteniéndose cotas desconocidas en la humanidad de seguridad económica y personal que no habíamos tenido nunca en la historia”, destacó el ponente.
Sin embargo, la post-modernización ha llevado consigo “la pérdida del principio de autoridad y una maximización del bienestar donde lo material lo damos por descontado y nos creemos con derecho a consumir lo que queramos, con la frustración consecuente de no estar a la última y no tener lo último”.
La cuestión es que en el momento presente los niveles de inseguridad se han disparado de nuevo, y parece inevitable una vuelta a los valores materialistas y de autoridad. De hecho así lo reclaman líderes políticos, empresariales y de la opinión pública.
A nivel económico, “el capitalismo, lejos de ser la panacea, está desapareciendo. Ha dado de sí lo que tenía que dar y su último reducto es el capitalismo financiero”, y “la democracia parlamentaria -y lo digo como temor-, no tiene nada que ver con la del XIX, se ven reflejados intereses económicos y financieros, no políticos. Lo que era la economía libre de mercado ya no existe, solo hay libertad de circulación de capital, pero no de productos y servicios. Y tampoco hay libre circulación de personas, como muestran las reacciones de algunos países ante los últimos movimientos migratorios como consecuencia de las revueltas del mundo árabe”.
Ante este panorama en el coloquio la catedrática de Ética Adela Cortina planteó la cuestión fundamental de si “¿no hemos aprendido nada de valores por el camino?” “Por ejemplo, que es mejor el desarrollo de los pueblos que la autoridad militar para conseguir la seguridad; o que la cooperación es mucho mejor para todos que el conflicto, o que la justicia es necesaria para estar a la altura de la humanidad, y la distribución de la riqueza es básica para ello ¿Se han asumido que si esos valores se incorporaran las cosas irían mejor para todos?”
A lo que Juan Diez contestó que “la historia nunca se repite exactamente y han habido conquistas que van a ser difícilmente reversibles, como el divorcio o el matrimonio del mismo sexo, etc. pero es inevitable pensar que el mundo ya no es tal y como lo conocimos y el futuro será muy diferente”.
De hecho el Catedrático destacó que se están cumpliendo pronósticos de los años 70 del siglo XX: “un crecimiento acelerado de la población; la presión creciente sobre los recursos; el empeoramiento de la calidad de vida; el aumento de las desigualdades que no han parado de crecer desde los 70, por lo que habrá más conflictos sociales, y el creciente recurso a la autoridad para solucionar los conflictos”.
“El mundo se ha globalizado de verdad, pero cuanto más complejo y desarrollado es un sistema, más vulnerable es. Si mañana nos quedamos sin electricidad o sin petróleo todo lo que hacemos ahora no lo podremos hacer. Con este panorama no podemos pensar que vamos a continuar con el mismo tipo de familia que la que tenemos, de universidades, de modelos políticos, de mercados, no tiene ningún sentido” sentenció Diez.
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Gracias Rafael por tu comentario. Y no te preocupes por haberte excedido...es del todo oportuna tu reflexión y estos días más que nunca la "indignación" de muchos ciudadanos y ciudadanas está a flor de piel.
Precisamente la pregunta que hizo Adela Cortina al final de la conferencia y que recojo en el artículo fue la que comentas al final de tus palabras, ¿en serio no hemos aprendido nada y tenemos que resignarnos a ver como las cosas suceden una y otra vez sin más? Parece un sinsentido pensar así, no? Quiero pensar que los movimientos de estos días van precisamente en la línea contraria. No es verdad que no se pueda hacer nada para no acabar en el "destino fatal" que nos pinto Juan Diez, y en ello estamos.
Un abrazo,
Después de meditar varios días sobre la ponencia del Catedrático de Sociología Juan Diez Nicolás de la que salí totalmente deprimido y también algo enfadado, me he decidido a comentar algunos puntos sobre los que hablo y que no acabo de compartir del todo pese a la gran cantidad de datos que nos expuso y que no cuestiono en absoluto.
En primer lugar no entiendo cómo se puede exponer una situación tan trágica en cuanto al futuro de nuestra especie, por no decir de nuestros descendientes incluidos nosotros mismos sin aportar ningún tipo de solución por difícil que esta resulte, además estoy seguro de que algunos de los que estuvimos en la sala hubiésemos encontrado algunas ideas aunque solo hubiesen servido para mitigar el miedo que se estaba apoderando de nuestras mentes. Con la cantidad de mentiras que oímos a diario una pequeña mentira piadosa no nos hubiese venido mal. No obstante también es verdad que con esos datos y las teorías sociales que nos hizo llegar de personajes de relevancia mundial, no tenía demasiado margen de maniobra y tuvo que transmitirlo de manera cruda y directa.
En segundo lugar nuestro ponente nos hizo ver que (PAPA ESTADO) al estado no se le puede exigir que nos solucione todos nuestros problemas, que nos hemos acostumbrado a que nos lo resuelva todo y que eso se acaba. Quisiera decir que la función del estado según mi humilde entender es esa, velar por el bienestar de sus ciudadanos que para eso se le vota. Su misión es la gestión de esa gran empresa llamada España, recaudar todo lo que puedan, que ahí no lo hacen nada mal y que se revierta esa gran cantidad de dinero en beneficio de sus ciudadanos. El problema de esa gestión no es tan difícil, solo hace falta invertirlo bien y si no fuera así por equivocación o mala fe que se devuelva al erario público al que pertenece con un incremento por abuso de confianza, cosa que yo sepa nunca sucede y suele ocurrir que quienes defraudan, roban o se enriquecen indebidamente gracias a ese erario suelen ser personas que tienen (el lomo cubierto) recursos sobrados. Creo que si de verdad se luchase contra el fraude a niveles medios o altos posiblemente PAPA ESTADO no tendría tantos problemas de liquidez. No vale buscar al más débil ya que lo que puede defraudar es ridículo y en la mayoría de los casos es por subsistencia o impuesto por imperativo empresarial. Ahora bien, también dijo en tono gracioso pero no por ello menos cierto que a PAPA ESTADO ya se le está exigiendo hasta que nos encuentre novia y como dijo un día un buen amigo mío, estamos acostumbrados a delegar nuestras obligaciones, no asumir nuestras responsabilidades y dejar a otros que no lo gestionen todo.
En tercer lugar, una posible solución podría ser menos consumo superfluo o por lo menos no estar renovando continuamente gran parte de artículos que se desechan simplemente por no ser lo último en innovación o moda, esa idea lleva aparejada un incremento de paro, pero si se reduce la vida laboral podemos quedarnos a la par. Con ello reducimos la presión sobre el planeta a nivel de recursos, se gana cierta calidad de vida o por lo menos se descarga uno antes de esa necesidad de trabajo para poder subsistir y si hay ciudadanos que quieran alargar su vida laboral que lo hagan, podría ser como uno de sus propios hobbies, cada uno elige los suyos. Esta idea podría provenir de la periferia social en la que yo me considero englobado y que en el centro o núcleo social se estudiase la forma de ponerla en práctica, buscando el mayor equilibrio posible y justicia entre las diferentes clases.
En cuarto lugar otra posible solución podría ser usar y aplicar esa palabra que este buen amigo mío al que antes me he referido llego a comentar hace ya varias semanas y que por casualidad estos días está en boca de muchos, por lo que se está produciendo a nivel nacional e internacional “INDIGNACION”.A ver si es verdad que nos indignamos de verdad, que hechos por los que indignarse haberlos los hay y muchos. Porque si se dice que cualquier movimiento produce un cambio, lo que necesitamos ahora más que nunca es un cambio. Si no queremos que se haga realidad ese tipo de cambio predicho por Don Juan Diez Nicolás basándose en datos y estadísticas algo habrá que hacer ¿no?
En quinto lugar solo una cosa, quisiera que alguno de los que leáis este comentario me dijese porque cuando se habla de la vida o su historia se la compara siempre con círculos o espirales dando a entender que siempre se repiten los hechos volviendo al pasado, en mi humilde entender se parece mucho más a un grafico del que se puede esperar cualquier cosa habida o por haber, todo es cosa de imaginación o esperanza.
Por último quisiera pedir disculpas por si me excedido con mi comentario, pero de verdad que estoy indignado
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