Comunidad ÉTNOR

Foro de debate sobre ética y responsabilidad social en empresas y organizaciones

La integración de colectivos vulnerables, responsabilidad de la empresa

Domingo García-Marzá, Patrono y director de proyectos de la Fundación ÉTNOR, ha participado en la VI Jornada de Empleo e Inmigración de Cruz Roja con una conferencia marco sobre la Ética y la Responsabilidad Social desde la perspectiva de la integración de los colectivos vulnerables.

Fernando del Rosario, Presidente de Cruz Roja en la Comunidad Valenciana, ha destacado durante la inauguración la “importancia de la dignidad de las personas y del trabajo como uno de los pilares fundamentales para el reconocimiento y la autoestima”. “La falta de empleo –ha afirmado- es una de las principales causas de exclusión social”, y la “vulnerabilidad de ciertos colectivos ante la situación actual de crisis y el elevado paro es patente”.

Ante una realidad diversa, la jornada parte del reto de “gestionar esta diversidad de manera que sea enriquecedora” y promover y ayudar las capacidades emprendedoras en el colectivo inmigrante. 2.647 empresas han confiado ya en Cruz Roja para esa intermediación.

Ética, Responsabilidad Social, Acción Social ¿De qué estamos hablando?

Domingo García-Marzá, Catedrático Ética empresarial de la Universitat Jaume I de Castellón, ha destacado en primer lugar la importancia de aclarar conceptualmente de qué estamos hablando, para evitar “la demagogia política y usos fraudulentos de los conceptos”. Así que es necesario aclarar que significa ética, responsabilidad social, y acción social, antes de pasar a la acción.

García-Marzá también ha destacado la importancia de no caer en el error de pensar en dos colectivos como vulnerables y no vulnerables, “porque todos los seres humanos somos vulnerables, no existe distinción entre ellos y nosotros, sino que existen grados de vulnerabilidad”. “Todos podemos pasar a ser un colectivo vulnerable en un momento u otro puesto que el ser humano es el animal más vulnerable que existe”.

Pero no sólo las personas son vulnerables, también las organizaciones, instituciones y empresas lo son. Así hablamos de instituciones frágiles, de empresas más vulnerables que otras, para lo que es importante tomar en consideración que una empresa no depende sólo del beneficio económico, sino que está en riesgo también por otras cuestiones que tienen que ver con el beneficio social y ecológico. Una empresa no depende sólo de la cuenta de resultados, y de la confianza que han depositado en ella los accionistas, sino también de la confianza de la sociedad en la que se halla inserta para operar, de la administración pública para obtener los permisos necesarios, de los clientes para que le compren el producto o servicio, de los proveedores, etc.

El Catedrático ha defendido la ética precisamente como “el mecanismo que hemos creado para enfrentarnos a esta extrema vulnerabilidad”. La ética, ha definido Marzá, es “el carácter de la empresa, la manera de ser y de hacer de la misma”.

La Responsabilidad social, según el Catedrático, es “una forma de expresar este carácter, y tiene que ver con la respuesta que da la empresa a la sociedad”. Pero hay que tener en cuenta que “una empresa puede adquirir técnicas de responsabilidad social sin ser responsable”. “La responsabilidad es una forma de actuar mientras que la ética es una forma de ser”. Para clarificar esta distinción García-Marzá ha puesto el ejemplo del marketing. Una empresa puede adoptar ciertas prácticas responsables por una cuestión de imagen, pero no será una empresa responsable si esta gestión no es parte de su ética, de su carácter, e impregna todas las dimensiones, decisiones y políticas de la empresa con todos sus grupos de interés, ya que “no sería su forma de ser”.

En este sentido Xavier Agulló compartía hace unos días con nosotros a través de sus intervención en el Congreso Virtual de RSE la idea de que "no existen empresas socialmente responsables”, pues la responsabilidad social es la gestión transversal en toda la organización "excelencia en todos los ámbitos de gestión" y “la excelencia –afirmaba Agulló- no es perfección. La perfección no existe”. Hablar de empresas socialmente responsables implica una concepción finalista de la RSE, y “la RSE es el camino para la excelencia, no el fin”.

Por último, García-Marzá ha definido la Acción Social como “lo que hace la empresa con una parte de sus beneficios, como devuelve a la sociedad parte de los beneficios que la obtenido gracias a su legitimidad, y esto es, por supuesto, muy respetable, pero no es Responsabilidad Social, ya que la RSE tiene que ver con cómo la empresa ha obtenido esos beneficios, y no con lo que hace con parte de ellos, sean patrocinios, donaciones o mecenazgos”. El profesor Domingo ha utilizado el ejemplo de Microsoft y las enormes donaciones que Bill Gates destina a fundaciones y organizaciones. “¿Significa esto que es una empresa responsable?” La responsabilidad tiene que ver con cómo lleva su empresa, y las enormes demandas por monopolio parece que hacen discutible que lo haya hecho de modo responsable.

García-Marzá ha destacado la importancia de conocer bien los conceptos para luego ver como “entrar” a las empresas con el tema de la contratación de colectivos vulnerables, si desde la Acción Social, pidiendo donativos, o desde la RSE, como parte de la responsabilidad de la empresa. “Yo no sé que es mejor o más efectivo” ha afirmado, “pero si es una cuestión de Acción Social es voluntaria, si es cuestión de Responsabilidad es exigible. Esa es la gran diferencia”.

En este sentido sí ha destacado que el Libro Verde de la Responsabilidad Social incluye la contratación de colectivos desfavorecidos como parte de la RSE en el Art. 29. “Europa no lo entiende como benevolencia o caridad, sino como responsabilidad. Y si es responsabilidad es obligación, si es caridad no”, ha concluido el ponente.

En resumen, la RSE implica la integración del beneficio económico con el social y ecológico como parte de la gestión estratégica de la organización. De hecho, ha destacado, “en el Libro Verde se habla de la RSE como la forma en la que Europa puede ser más competitiva, atendiendo no sólo al beneficio económico sino también al social y ecológico”. Así pues la RSE es una especie de contrato entre la empresa y la sociedad. “Muchos empresarios piensan que de la empresa sólo se espera beneficio económico, y no es así; se espera que no contamine, que contribuya a la sociedad, que cree empleo, que sea ciudadana. Hay ayuntamientos que no quieren que se instalen ciertas empresas en su entorno, pero ¿y si la empresa dijera que va a contratar gran parte de los discapacitados de la ciudad? Cambiará la opinión. La RSE es por tanto un activo para la empresa, y también para la sociedad”.

Situación real

En la práctica Domingo ha afirmado que en el entrono de la Comunidad Valenciana los propios empresarios consideran que no se están poniendo todos los medios para integrar a estos colectivos en la empresa. Así lo muestran los datos del Observatorio de Ética y RSE de la Comunidad Valenciana de 2009, que se publicarán en los próximos meses.

El ERSE muestra también que el desconocimiento del concepto sigue siendo todavía muy elevado entre los empresarios, pero lo que es más preocupante, todavía más por la sociedad. Alrededor del 70% de los ciudadanos encuestados afirman no haber ido hablar nunca de Responsabilidad Social. Este dato es muy significativo, porque si la gente, los consumidores, los ciudadanos, “no saben lo que es, difícilmente pueden ejercer una presión social y exigir este comportamiento a las empresas”.

Líneas de acción

Ante este panorama ¿Qué hacer? García-Marzá ha destacado que es necesario que transmitamos a las empresas el mensaje de que la confianza depositada en ella, recurso indispensable para su buen funcionamiento, es directamente proporcional a la capacidad de la empresa de presentarse, de justificar lo que hace, sus decisiones y acciones. “La empresa tiene que comunicar, no hacer publicidad, sino comunicar a la sociedad lo que está haciendo para generar confianza”.

Para comunicar a la sociedad sus avances existen diferentes herramientas que pueden adoptar: un código ético, en el que presente sus valores y líneas de acción; informes de responsabilidad, donde la empresa diga lo que está haciendo. Pero más allá de estas iniciativas “lo más interesante de todo es la constitución de alianzas. Los agentes tiene que trabajar conjuntamente: administración, tercer sector, trabajadores y consumidores tienen que trabajar conjuntamente, en red”.

Otro punto muy importante es extender la gestión responsable a la cadena de proveedores. El Catedrático se ha destacado que la nueva Ley de contratos del sector público 102.1 es un gran avance, pues “por primer vez se reconoce la posibilidad de tener algún tipo de diferenciación a las empresas que apuesten por la gestión social”. Pero la exigencia en la administración pública debe ser el primer paso, ya que la clave para el desarrollo de la RSE está en extender a los proveedores estas clausulas sociales”.

En cuanto a los beneficios de la gestión responsable García-Marzá ha destacado: la mejora del clima laboral, la mejora relaciones con la comunidad, con la administración, reduce costes de coordinación, etc. “La empresa los debe conocer para tener un impulso, un aliciente a apostar por la RSE”, ha afirmado el ponente.

En definitiva, y recogiendo las palabras del Premio Nobel Amartya Sen; “la ética es como el oxigeno, sólo nos damos cuenta de ella cuando nos falla”. “El día que nos demos cuenta de la importancia de gestionar la diversidad posiblemente sea cuando ya no podamos respirar”. “Queda mucho por hacer pero no se puede hacer solos. Las alianzas son la clave”.

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