Hola chic@s!
Acabo de leer este texto y quería compartirlo. Es una noticia que he encntrado en el blog de Enrique Dans.
El New York Times cambia su política de suscripciones, y pasa del sistema de registro gratuito que venía utilizando desde hace muchos años a otro que permite la lectura de veinte artículos al mes, a partir de los cuales exige la suscripción, de entre $15 y $35 en función del dispositivo utilizado. Además, permite la lectura totalmente libre a los suscriptores de la versión papel del periódico o del International Herald Tribune, a cualquiera que acceda desde sus aplicaciones en smartphones o tablets, y a quienes lo hagan desde buscadores y medios sociales como blogs, Facebook, Twitter, etc., en algunos casos con un límite determinado. Por último, tanto la portada del periódico como la portada de cada sección seguirán siendo de acceso libre.
El esquema utilizado revela claramente las duras tensiones existentes entre los modelos de apertura y cierre para periódicos en la red. El modelo es sencillamente ridículo: si eres suscriptor de la versión papel, si entras desde algunos dispositivos, si lees solo las portadas, si te portas bien o si te has cepillado los dientes, te dejamos entrar. Si no, copia el titular de la noticia que quieres leer, pégalo en tu buscador favorito, y podrás entrar igual. Realmente, si alguien llega a pagar por un esquema así es porque simplemente le sobra el dinero, porque el proceso alternativo no llega siquiera a poder calificarse como de incómodo. Por otro lado, la idea de tratar peor al consumidor mejor o más frecuente que al l... resulta, como mínimo, una extraña política.
Mantener una edición abierta implica vivir de la publicidad, de una publicidad que los medios online, en la mayoría de los casos, no saben hacer bien. Que venden mal, con escasos márgenes, con poca atención, con fuerzas de ventas que siguen haciendo énfasis en el papel, con falta de respecto a los usuarios mediante formatos intrusivos, y sin alcanzar la rentabilidad que mantenían históricamente. Cerrar su edición y prohibir el acceso implica dejar de indexar en los buscadores y renunciar tanto a una importante porción del tráfico, como a la consideración de ser relevante – lo que no está en los buscadores, no existe. Y ofrecer a los usuarios una experiencia de lectura de prensa que no pueden compartir, reenviar, vincular, comentar, etc. más que con un selecto y cerrado club de privilegiados, como pretende El Mundo con su Orbyt, resulta sencillamente poco atractivo (únicamente veintisiete mil suscriptores en un año, a pesar de un intensísimo lanzamiento y actividad promocional) salvo para el segmento de lectores más tradicionales, menos bidireccionales y con menos actividad en redes sociales: decididamente, un solapamiento poco adecuado. Publicar en El Mundo supone recibir comentarios, enlaces, feedback, atención. Hacerlo en Orbyt supone el páramo sombrío.
Que la rentabilidad obtenida por las suscripciones en un medio cerrado llegue a compensar la pérdida de exposición del contenido a una base mayoritaria de lectores es algo sumamente difícil, de ahí que los medios opten o bien por cierres parciales hasta el límite del absurdo (como en el caso del NYT) o por ediciones paralelas a modo de club privado a modo de “experimento con gaseosa” con repercusión escasa (El Mundo). El cierre total pocas veces lo es, ni en el caso del histórico Wall Street Journal (para el que vale desde hace años el mismo truco de copiar el titular y pegar en el buscador de turno para poder acceder a la noticia completa).
La lectura de noticias es una actividad intrínsecamente social. El lector quiere comentar, enlazar, votar, reenviar, referenciar, twittear, etc., y hacerlo solo con los pocos que son suscriptores como él no tiene ningún sentido. Y sorprende la vocación por las cuotas de suscripción cuando la publicidad ha sido duramente maltratada, malvendida, rebajada hasta el absurdo y utilizada para maltratar al lector con formatos infumables. Es posible que los medios de información general (seguir llamando “periódico” a algo que es necesariamente continuo y sin periodicidad es un absurdo) puedan cobrar, pero deberán poner en la balanza servicios de valor añadido que vayan mucho más allá del simple acceso. Porque sin el acceso, sin la atención mayoritaria, no son nadie. O eres club privado, o eres medio masivo e influyente. Las dos cosas suponen un compromiso seguramente imposible.
Aquí el enlace para que podáis leerlo si queréis en su contexto original: http://www.enriquedans.com/index.php?p=12096
Podéis comentar la noticia si os apetece o tenéis algo que decir.
Att.: Juan
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Como estudiante de una carrera relacionada con el mundo de la comunicación me siento directamente perjudicada por este tipo de medidas tomadas por algunos medios de comunicación. Son muchos los estudiantes que cuentan con un poder adquisitivo muy bajo o prácticamente nulo, para ellos las versiones online de los periódicos son su salvación para poder mantenerse informados y para poder complementar informaciones de sus trabajos. El no poderse permitir comprar diariamente un periódico estaba y, por suerte, aún está respaldado por la existencia de las publicaciones online de los diferentes medios. Si desaparece esta facilidad, desde mi punto de vista, se está coartando la libertad y el derecho a la información de la población. Únicamente para conseguir mayores beneficios esta no es una medida viable, teniendo en cuenta que las versiones online están en auge durante los últimos años y la mayoría de los periódicos deben gran parte de su público a estas. Si desaparecen o comienzan a restringir el acceso tras el velo de una aportación económica los lectores van a reducirse de tal manera que finalmente no será viable tomar esa medida.
Si el modo de financiación siempre ha sido la publicidad, ¿qué tiene de malo que continúe así? No debemos permitir que el lector pierda sus derechos y sus libertades ante el acceso a la información, no sería justo.
Esta claro que ninguna empresa vive del aire, todos necesitan unos ingresos para mantener las infraestructuras, los salarios, etc. Sin embargo la decisión de cerrar los contenidos de un medio de comunicación y permitir el acceso a solo unos pocos que puedan permitirse el pago de la cuota, atenta directamente contra la propia definición de medio de comunicación de masas y sus objetivos. Como bien se dice en el post, con esta medida, este periódico va a reducir drásticamente su impacto en internet, la gente ya no podrá encontrar las noticias en los buscadores (que personalmente pienso que es la manera que más se usa para localizar información), tampoco podrá subscribirse a los canales rss, ni podrá compartir los enlaces en las redes sociales. Esto es tremendamente perjudicial y daña la imagen del propio medio, haciéndola más opaca y mercantilista.
Parece ser que a todas las industrias, les ha pillado el toro con esto de internet, pues ninguna parece encontrar la fórmula de rentabilizar el nuevo medio y por eso insisten e insisten en mantener un modelo de negocio similar al que tenían anteriormente, por ejemplo; la industria del cine, de la música, de la televisión, etc. Internet es abierto por definición, y cualquier intento de ponerle barreras, fracasará. La clave está y el que lo logre será el primero que triunfe, en saber aprovechar todas las posibilidades que ofrece internet, que son muchas más que los medios tradicionales. Si han sabido rentabilizar un periódico que solo es papel, información estática, "anticuada" por un día..., como no van a poder rentabilizar una plataforma que ofrece información instantánea, vinculación con redes sociales, perfiles personalizados de usuarios, publicidad personalizada, feedback con los lectores, múltiples dispositivos para acceder a ella y un millón de posibilidades más.
Personalmente pienso que es un error la decisión que han tomado, y pueden pagarlo caro si no rectifican la fórmula a tiempo.
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