Comunidad ÉTNOR

Foro de debate sobre ética y responsabilidad social en empresas y organizaciones

Wikileaks: la actualización de un viejo debate entre defensores de las teorías éticas deontológicas y las teorías éticas teleológicas.

 

Con el debate sobre Wikileaks hemos actualizado la irreconciliable enemistad que en otro tiempo mantenían los defensores de las teorías éticas deontológicas, o del deber, y las teleológicas, o de los fines.

Algún compañero de la Comunidad ÉTNOR parece poner algún reparo a la actuación de la agencia mediática Wikileaks, por las consecuencias que se puedan derivar de la publicidad de ciertas informaciones generadas en el entorno de la acción diplomática de los Estados; pero al mismo tiempo nos incluye la referencia de un interesante artículo, “Kant a favor de Wikileaks”, aparecido en la página www.elquintopoder.cl, en el que su autor rescata una máxima Kantiana,Son injustas todas las acciones que se refieren al derecho de otros hombres cuyos principios no soportan ser publicados.>>,  para defender ética y jurídicamente la divulgación por parte de Wikileaks de información altamente sensible. Esta máxima dice que deben provocar indefectiblemente la oposición de todos, aquellos principios o acciones que no puedan ser confesados públicamente sin recibir la reprobación de los afectados. Nos sitúa de esta manera con la vieja enemistad existente en el campo de las teorías éticas entre aquéllos que entendían que es en la volunta donde reside el valor moral de una acción y aquéllos que entendían en cambio, que era en los fines de la acción en los que residía su valor moral. Esto quiere decir que los propósitos y los fines de la acción no pueden otorgarle a ésta ningún valor moral y sí en cambio, la máxima por la cuál ésta ha sucedido. De esta manera, en este caso, a mi juicio, hay un desequilibrio claro a favor de lo correcto (la libertad de expresión, el principio de publicidad) en detrimento de lo bueno (las consecuencias). Éticamente parece claro que hay que proteger el principio de publicidad pero en cambio, no parece tan claro que se vaya a poner en riesgo ningún bien compartido, quizá porque nuestra convivencia no se asiente sobre ningún tipo de bien compartido y sí en cambio, sobre cierto conjunto de leyes compartidas como mantendrían aquéllos que ven el origen de la convivencia pacífica en cierta forma de contrato social.

El estado de la cuestión a mi juicio, es que esta irreconciliable enemistad vuelve a la palestra porque han desaparecido los espacios públicos en los que era posible conciliar, a través del diálogo, la defensa de unos principios morales universales con unos fines socialmente compartidos. Decía la profesora Cortina, que en esta disputa tenía las de ganar el deontologismo porque había sido capaz de incorporar elementos antaño teleologistas, como el consecuencialismo; es decir, el tener en cuenta las consecuencias. La dificultad actual en mantener esta opinión a favor de las éticas del deber, la encontramos en la forma en la que estas éticas se proponían incorporar las inclinaciones y los intereses individuales, a través de la participación de los afectados en la toma de decisiones, una vez que esta participación ha devenido asimétrica o simplemente utópica. La ventaja que tienen, en cambio, en la época actual estas teorías éticas del deber, es que no parece existir ninguna idea de bien compartida que perseguir, una vez eliminado el ideal de una razón pública y el deber de la civilidad.

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Comentario por Carmen Martí el enero 26, 2011 a las 12:17pm

"En el justo medio está la virtud", decía Aristóteles, y creo que está sí que es una de las máximas intemporales que viene a nuestra mente cuando hablamos de cuestiones serias, como es ésta sobre la que estamos debatiendo de los límites de wikileaks, en los que polarizar nunca es la mejor opción.

Es cierto que desde la ética kantiana la máxima del principio de publicidad se ha convertido en un axioma fundamental para juzgar la ética de las acciones en política, economía, o en el mundo de la empresa. García-Marzá ha escrito ampliamente sobre el tema aplicado a la empresa, y sobre la relación entre publicidad y confianza que concreta en el axioma: "La confianza es directamente proporcional a la capacidad de las empresas para responder, hacer públicas y justificar, sus acciones, decisiones y políticas." Desde el punto de vista kantiano, aquello que no soporta el principio de publicidad, es decir, el hacerlo público y someterse al enjuiciamiento de los afectados, sería "injusto". Este principio es fundamental en ética de la empresa, porque precisamente pone la fuerza en la comunicación de las acciones y la transparencia.

Hasta ahí estaríamos de acuerdo de que seguro que mucha de la información de los gobiernos y empresas más poderosas que wikileaks ha revelado no soportarían este principio, y por lo tanto serían de dudosa ética, por no decir inmorales e injustos. Los ciudadanos tiene derecho a saber qué hacen sus gobiernos, y la exigencia de transparencia es fundamental para la vida democrática. Wikileaks ha puesto en jaque a estas empresas y gobiernos llamando su atención sobre sus comportamientos y exponiéndolos al ojo público. ¿Qué pasaría si todo el mundo conoce lo que hacéis?¿Por qué no podéis ser transparentes?

Ahora bien, a mi modo de ver, éste es sólo un lado de la cuestión. A la hora de tomar una decisión no podemos olvidar las consecuencias de la misma. No podemos hablar de ética como un conjunto de mandatos que deben ser cumplidos sin atender a las consecuencias que previsiblemente se seguirán de sus actuación. Weber hablaba así de una ética de la convicción y una ética de la responsabilidad. Adela Cortina toma lo mejor de ambas y habla de una ética de la "responsabilidad convencida" que las articula huyendo tanto del "puro ético de la responsabilidad" como de la "convicción intolerante".

Con la información que tenemos del caso de wikileaks es difícil hacer un juicio de si se han tenido en cuenta ambas dimensiones. A mi modo de ver, el deseo por la máxima transparencia y por desvelar asuntos de interés común ha obviado un análisis de las consecuencias de la revelación de cierta información. Y el fin no justifica los medios. Pero lo que sí que ha puesto en valor Assange es la falta de transparencia en los asuntos importantes de Estado, y lo frágil que es la confianza.

Espero no haberos aburrido....y que mi reflexión aporte algo a la discusión.

Saludos a todo/as, y animaros a conversar!!

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