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Foro de debate sobre ética y responsabilidad social en empresas y organizaciones

Ha venido para quedarse, ya comienza a aparecer en la información corporativa de las organizaciones mecantiles, pero aún no tiene claro cuál es su espacio..

La Responsabilidad Social Corporativa tiene muchas acepciones y definiciones, pero a mí me gusta definirla de una manera muy abierta, Responsabilidad Social Corporativa es, como mínimo, evitar todo aquél dolo que no quisieras que un tercero te hiciera.

 

Es decir, al menos el resultado de las actividades ejecutadas por una organización debería ser neutro para la sociedad en su conjunto. Y, esto no quiere decir que la sociedad esté demandando una contraprestación por el hecho de estar la organización ejerciendo su actividad, de la cual obtiene un beneficio. No es el caso, se entiende que la consecución del beneficio es legítimo, pero no ha de generar daños colaterales, en términos militares, no ha de dañar a la sociedad dentro de la cual realiza su actividad la organización. Y, esto es por una razón muy sencilla, si la ejecución de la actividad corporativa debilita a la sociedad, el medio ambiente en el que prospera la organización, ésta se verá reducirá y debilitada paulatinamente para ser el espacio vital potencial en el que existir y desarrollarse como actor económico. Y, si desaparece el medioambiente de la organización, ésta también está condenada a desaparecer... Léase la extinción de los dinosaurios...

 

Pero claro, lo subjetivo define la comunidad humana y, definir de modo general aquél daño que no se quisiera que un tercero provocara, nos lleva a movernos entre los terribles y tormentosos mares de lo ético y lo moral. Entonces, quizá se pudiera entender que debiera ser el receptor del impacto negativo quien debiera definir los espacios de actuación de lo social para las corporaciones, pero la realidad que la acción social nace desde dentro de la corporación y, es entregada a comunidades más o menos amplias, identificadas desde el punto de vista general compartido por la corporación emisora, cómo merecedoras de ser receptoras de la contraprestación social que la corporación está dispuesta a proveer. Es decir, si bien pudiera no estar suficientemente identificado quién sufre el impacto de la acción corporativa, será la corporación, de manera unilateral, la que definirá sus planes de actuación que generen la contraprestación social.

 

Mas la valoración de lo ético no queda únicamente en el hecho de trasladar recursos, y en la identificación de a quién y cómo trasladárselos. También debería intervenir el conjunto de la sociedad, en este caso no como un elemento pasivo de la transacción realizada, pues no se encuentra ésta separada de la transacción, al ser precisamente en su interior donde ocurre aquélla. La sociedad puede y debe generar un veto crítico o un caluroso aplauso multitudinario a la transacción social que está teniendo lugar. Es decir, de manera subyacente tiene lugar una auditoría social. Pero para que pueda iniciarse y tener lugar esta acción auditora, es necesario que se conozca de su ocurrencia, es necesario que los partícipes comuniquen la transacción social ejecutada.

 

Sin conocimiento, serán corporación y perceptores de la acción los únicos conocedores de su existencia. Y he aquí una pregunta, si la corporación ejecuta denodados esfuerzos para mostrar su marca al mundo, ¿por qué no puede mostrar de la misma manera aquello que hace o devuelve al mundo? Se entra de nuevo en espacio de lo moral, ¿se convierte la responsabilidad social corporativa en una mera acción de marketing social? Quizá sea así, pero si al menos esa intención empuja a la acción, al menos se está iniciando un camino. Si se comprende que una acción de comunicación positiva es mostrar las acciones sociales, éstas deberán ser continuas en el tiempo para que se termine vinculado la percepción social que se genera con la marca que las financia. Será entonces cuando la vinculación indisoluble deberá traspasar la mera marca para iniciarse un proceso de traslación desde lo externo a lo interno. No quedará la acción social en mera comunicación hacia la sociedad, se descubrirá que sólo formando parte del deber ser de la organización, se provocará la internalización e integración en la cultura y los procesos corporativos del peso y valor de la responsabilidad social. Será entonces cuando se generará un flujo responsable que será proyectando al exterior de manera natural, continua y activa, impregando a la sociedad de la que se forma parte y al resto de los actores, empleados, proveedores y clientes e inversores.

 

La Responsabilidad Social Corporativa no es una quimera, es y será cada vez más la cualidad que defina la imagen y la percepción de la reputación de las organizaciones que coexisten en nuestra sociedad, públicas y privadas. Y si bien finalmente las primeras mediante las leyes podrán obtener sus recursos, las segundas precisan de acudir a un mercado competitivo, y en este mercado la reputación es importante, muy importante...

 

Desde Katby@n animamos a ser cada vez más conscientes de cómo en nuestra actividad económica no somos actores neutros, nuestra actividad va dejando un rastro de nuestra acción. Este rastro podrá transformarse y convertirse, con una acción disciplinada y ética, en oportunidades de nuevo desarrollo y futuro para toda la sociedad en su conjunto y no en un rastro yermo y muerto, sobre el que nada volverá a crecer.

Katby@n

http://www.es.katbyan.com

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