Comunidad ÉTNOR

Foro de debate sobre ética y responsabilidad social en empresas y organizaciones

En estos tres días que han transcurrido desde la convocatoria de huelga general todos nos hemos visto, con seguridad, inmersos en debates inprovisados sobre la huelga general en los que se ha planteado su oportunidad, su éxito o fracaso y también la pregunta por el día de después. Uno de estos corrillos de bar, en el que se hablaba del distanciamiento entre el mundo sindical y el laboral, de la falta de movilización éntre los empleados públicos, y otra serie de cuestiones relativas a la huelga, me llevó a realizar alguna serie de reflexiones que quiero compartir con vosotros y vosotras. En primer lugar, pensé que la Huelga General del pasado 29s adolecía de una excesiva neutralidad política, quizá necesaria para alguno de los convocantes, pero la realidad fue que los líderes sindicales se preocuparon sobremanera en dejar claro que no se estaba cuestionando el gobierno de la nación sino sus políticas; como si fuera posible lo uno sin lo otro. La consecuencia fue una excesiva laboralización de la Huelga General centrada, casi exclusivamente, en la Reforma Laboral. Esta despolitización no ayudó a movilizar a unos trabajadores al servicio de la administración pública, cada vez más dependientes políticamente, ni tampoco, a las clases intelectuales del país, conectadas más con planteamientos de largo alcance: con cambios en las formas de producción, cambios en las formas de energía, cambios en el modelo social, cambios en los mercados financieros, etc. En segundo lugar pensé, que quizá la laboralización de la Huelga General, no era sino el resultado de un cambio que se ha ido operando en las organizaciones sindicales para adaptarse a cierto tipo de nueva ciudadanía cosmopolita, que se caracteriza por la defensa de lo íntimo frente a la participación en lo público, la defensa de intereses corporativos frente a intereses de clase y una ética utilitarista. Con esto se pone de manifiesto lo errados que están aquellos críticos del movimiento sindical que exigen cambios en sus organizaciones; quizá los cambios ya se hayan producido y el movimiento sindical haya renunciado ya a los fines sociopolíticos que inspiraron su nacimiento.

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Comentario por Carmen Martí el octubre 4, 2010 a las 10:19am
Gracias Ángel por compartir con nosotros tu reflexión e iniciar este interesante debate. La verdad es que nosotros también tuvimos alguno de esos debates en torno a un café pre y post huelga y la sensación era un tanto extraña. La Huelga es sin lugar a dudas una de las herramientas que tenemos los trabajadores, los ciudadanos, para decir basta, no estamos de acuerdo, hay otras formas posibles de hacerlo, Sin embargo, como bien comentas en tu reflexión, la huelga se centro más únicamente en aspectos derivados de la Reforma Laboral, al fin y al cabo fruto de nuevo de esa individualidad en la que cada "cada cual barre para casa". No sé cual es la opinión del resto de compañeros/as de la comunidad, ni cómo lo ven desde el otro lado del charco nuestros amigos y amigas latinoamericanos, pero a mi modo de ver una de las cosas que más está caracterizando las protestas, y que las haces débiles a su vez, está siendo la falta de cooperación, la falta de lucha conjunta por una finalidad común, que es al fin y al cabo conservar nuestro estupendo país, las libertades que tantos años nos ha ido costando conseguir y la calidad de vida de España (que no "cantidad" de cosas acumuladas y bienestar económico insostenible), que a mi modo de ver está seriamente en peligro.

Por eso me han parecido muy interesantes las últimas semanas las propuestas que se están haciendo escuchar de iniciativas cooperativas como las monedas complementarias, la banca cooperativa, los bancos de tiempo, recuperar el sistema de trueque, etc. Son propuestas minoritarias, no son la gran solución al problema, pero es el poder de la sociedad civil lo que las mueve, y al fin y al cabo tienen un impacto directo sobre el bienestar de las personas que lo necesitan, que es al fin y al cabo lo más importante. Por cierto, se nos caba de incorporar una nueva miembro, Marga, que ha vivido el fracaso del Banco de Tiempo de Benimaclet. También podemos aprender de su experiencia.
Bienvenida Marga!

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