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Entrevista a Peru Sasia (Fiare): "La banca ética pretende poner el crédito al servicio de la justicia"

¿Qué diferencias hay entre la banca ética y la banca tradicional?

Los proyectos de Banca Ética desarrollan la actividad de ahorro y crédito de una forma completamente distinta a la que se puede encontrar en las entidades financieras tradicionales. Pero son, además, mucho más. Son propuestas de agregación ciudadana que se construye sobre la base de una extensa red de personas y organizaciones de la sociedad civil.

Entre los principios fundamentales que delinean los contornos de la Banca Ética podemos destacar cuatro.

  1. En primer lugar, poner el crédito al servicio de la justicia. Estos proyectos parten de un diagnóstico concreto: nuestras sociedades son injustas y es a esa injusticia a la que el proyecto quiere hacer frente, poniendo la intermediación financiera al servicio de su regeneración. Esta orientación del crédito se concreta en una restricción “positiva” de los ámbitos de financiación y en la articulación de diversos circuitos de intermediación, que buscan adaptar a cada caso las necesidades de las personas ahorradoras y de quienes solicitan financiación
  2. El segundo principio es el de identidad: son proyectos construidos por personas y organizaciones comprometidas con la regeneración de nuestras sociedades injustas, lo que garantiza un conocimiento de las realidades de injusticia y hacen posible la alineación de las herramientas financieras con otras herramientas necesarias para su superación. Este principio condiciona la estructura de propiedad y la estrategia de desarrollo de estos proyectos, fomentando el trabajo en red y la solidaridad descentrada.
  3. El tercer principio, que explica su vocación de insertarse en el sistema como una entidad financiera más, es el de acción significativa. Son propuestas que persiguen canalizar múltiples intereses individuales hacia la transformación, ofreciendo los servicios bancarios habitualmente demandados, tratando de rescatar de la lógica neoliberal el espacio de la intermediación financiera.
  4. El cuarto principio es su carácter no lucrativo. En estos proyectos, ninguna persona o grupo que participa en las tomas de decisiones se puede beneficiar personalmente de los excedentes económicos que se pudieran generar en el proceso de intermediación financiera. Este principio condiciona de nuevo la estructura de propiedad de la entidad y los procesos de toma de decisión, tratando de mantener la identidad a medida que el proyecto se va desarrollando.

Entre los elementos formales que caracterizan a la Banca Ética se puede resaltar que  los niveles salariales se encuentran en los límites habituales de las empresas de la economía solidaria (en el caso de Fiare el ratio de su escala salarial es inferior a 1:3). La información transparente de todo el circuito del dinero es asimismo una seña de identidad de los proyectos de Banca Ética.

¿Cuándo nace Fiare y con qué fin?

El proyecto Fiare de Banca Ética lleva desarrollándose desde el año 2003. Impulsado inicialmente por la Fundación Fiare desde el País Vasco, es hoy una realidad de ámbito estatal que, a cierre de 2012, ha sido capaz de reunir ahorro por valor de más de 35 millones de euros, y ha concedido financiación a más de 150 proyectos sociales por un valor superior a los 30 millones de euros.

El proceso de articulación social de Fiare, auténtica seña de identidad del proyecto, ha hecho posible que más de cuatrocientas las organizaciones promotoras se hayan vinculado jurídicamente proyecto, a través de once redes territoriales, extendiéndose prácticamente por todo el territorio del estado. Es una red de redes que posee su mayor fortaleza en el intercambio de saberes, recursos y capacidades que, en un contexto cooperativo denso, ofrecen todas estas organizaciones promotoras y que ha hecho posible llegar al punto de sostenibilidad económica sin menoscabar su autonomía al no recurrir a inversores empresariales o institucionales. Su base social la completan más de cuatro mil personas y organizaciones que han suscrito participaciones sociales por valor de más de cuatro millones de euros en todo el estado.

¿En qué momento se encuentra en nuestro país?

Fiare afronta a corto plazo un proyecto de gran trascendencia: la integración de su base social con la de Banca Popolare Ética, tras más de diez años de trabajo conjunto. Banca Popolare Ética, cooperativa de crédito italiana con sede en Padova, es una entidad referente de la banca ética a nivel mundial, fundadora de la Federación de Bancos éticos y alternativos, y lleva operando de forma sostenible desde hace más de doce años y que cuenta con una base social de más de 40.000 personas y organizaciones socias.


En definitiva, un proyecto cooperativo que
contará a finales de 2013 con una base social de más de 45.000 personas y organizaciones y con una actividad de ahorro y crédito cercana a los dos mil millones de euros. Números pequeños si los comparamos con los grandes monstruos financieros, sin duda. Pero de las fragilidades de esos grupos y el riesgo social que suponen ya hemos oído bastante en estos últimos tiempos. Y, no lo olvidemos, estamos hablando de un proyecto de alternativa.Este proceso de integración, refrendado por las asambleas generales de ambas entidades en Mayo de 2012, supone sin duda un innovador modelo de desarrollo a escala europea, con una estrategia nítidamente pegada al territorio, y radicalmente distinto a los procesos de crecimiento e implantación de los grandes grupos financieros. Un proceso que supondrá asimismo que Fiare pueda seguir completando su oferta de servicios en el mercado español, con el desarrollo de productos como cuentas corrientes, banca por Internet o tarjetas.

¿Cuál es el balance de los últimos años?

Tras diez años de andadura, podemos decir que estamos cerrando una etapa. Una etapa que podríamos llamar “fundacional”, en la que hemos ido construyendo la estructura social básica de Fiare y delineando nuestro estilo de funcionamiento. Una etapa en la que hemos apostado por desarrollar junto a esta construcción social una actividad financiera incipiente, como agentes de Banca Popolare Etica, que nos permitiese ir creando un circuito de intermediación capaz de conectar ahorro y crédito para la trasformación social. Ha sido una apuesta arriesgada y muy costosa, que hemos podido llevar a cabo gracias al compromiso de un gran número de personas y organizaciones que han trabajado sin descanso, creyendo cada día un poco más en que Fiare es un proyecto que merece la pena, y haciéndolo posible. Una apuesta en la que las personas de nuestra estructura profesional han asumido buena parte de la carga, y cuya entrega y buen hacer queremos reconocer de forma explícita en estas líneas.

La crisis financiera y sus demoledores efectos en las personas más débiles y en las organizaciones que trabajan con ellas han venido a reforzar la dolorosa evidencia que nos empujaba a iniciar nuestro camino. Sabemos, y confirmamos cada día, que la apuesta por construir un Sistema de Banca Ética asentado sobre la acción colectiva no es solo posible, sino necesario y urgente. Desde esta convicción cerramos una etapa y afrontamos un nuevo escenario, en el que la fase de agentes va tocando a su fin.

El año 2013 nos abre a un nuevo proceso en que tanto Banca Popolare Ética como Fiare apostamos por crear un proyecto conjunto que nos permita consolidar una cooperativa de amplia base social. Para Fiare, este nuevo escenario supone seguir avanzando en lo que desde el principio de nuestra andadura fue nuestra mayor apuesta: poder operar en todo el Estado como cooperativa de crédito, ofreciendo progresivamente los servicios bancarios habituales y reforzando así un circuito de intermediación que permitiese orientar el crédito a la construcción de una sociedad más justa e inclusiva.

En esta nueva fase, los retos que afrontamos además del desarrollo operativo de la Cooperativa, siguen siendo los mismos, y muy especialmente reforzar el capital social, creando una base social cada vez más fuerte y cohesionada, con unas estructuras de participación que nos permitan seguir pegados a la realidad, y pongan en valor las capacidades de todos los que, día a día, construimos Fiare. Tenemos los mimbres necesarios para hacerlo. Desde las estructuras de coordinación de nivel territorial y estatal hasta los grupos locales, la base social de Fiare ha ido poco a poco consolidando una realidad dinámica en continuo desarrollo que mira al futuro con serena ilusión. Hemos contado en este camino con la impagable aportación de un Comité de Ética que ha asumido la difícil encomienda de ir entrelazando los elementos necesarios para que Fiare sea un proyecto con unos contornos éticos sólidos, entre los que es necesario destacar nuestra metodología de evaluación ético-social de las solicitudes de financiación y la estructura de comisiones territoriales que la desarrolla.

¿Qué tipo de clientes se acercan a vuestras puertas?

La estrategia de implantación de Fiare se articula a partir de nuestra red de personas y organizaciones socias. Ellas han decidido no solo consumir productos de Banca Ética sino construir un proyecto de Banca Ética que pueda consolidarse. A partir de esta red, nuestros clientes se acercan al proyecto por la legitimidad que ofrecen estas personas y organizaciones comprometidas en su construcción, de tal manera que podemos hablar de una dinámica de círculos concéntricos que va extendiéndose poco a poco pero con mucha solidez. Nuestros socios y clientes son, por lo tanto, personas que ya antes de esta crisis habían decidido preocuparse de cuestiones como el desarrollo local, el comercio justo, la lucha contra la exclusión, la soberanía alimentaria o la cooperación para el desarrollo.

¿Crees que la crisis está haciendo a los consumidores más críticos?

Fiare empezó a desarrollarse, no lo olvidemos, mucho antes de la crisis financiera. En momentos en los que hablar de alternativas al sistema financiero parecía algo absurdo. Hoy se entiende mucho mejor la necesidad de construir este tipo de alternativas y, desde este punto de vista, sí podemos decir que hay una mayor crítica social y una mayor preocupación por nuestras pautas de consumo.

Sin embargo, un proyecto de Banca Ética como el que desarrolla Fiare requiere de un trabajo cultural intenso que trate de mostrar la gran importancia que tiene hoy en día generar en nuestras sociedades del Norte otros modos de hacer economía que impliquen de manera directa a la ciudadanía, como agentes activos y responsables en la construcción de sociedades justas. Este es un marco nítidamente contracultural en relación con el modelo de consumo, incluso de ciudadanía, que se construye desde el sistema económico actual.

Es importante entender que resulta sin duda excesivo hablar de decisiones conscientes cuando nos referimos a nuestros comportamientos en la esfera económica. Consumimos determinados productos y servicios sin saber, ni querer saber, nada de lo que ha ocurrido para que, a lo largo de toda la cadena de suministro, acabemos accediendo a ellos. La tremenda presión de la publicidad hace su trabajo, tocando los resortes más eficaces para movilizar nuestras decisiones: comodidad, facilidad, felicidad, reconocimiento social, juventud, salud,... incluso la solidaridad se utiliza como reclamo. El resultado es fácil de prever: no sólo no somos conscientes de las consecuencias de nuestras decisiones, sino que no sentimos ninguna necesidad de serlo.

Los proyectos de Banca Ética como Fiare pretenden dar un paso más, entendiendo que no es suficiente con declarar la necesidad de hacernos conscientes y asumir las consecuencias de nuestras opciones de consumo. Es imprescindible transitar otros caminos si queremos aflorar los dinamismos necesarios para poder agregar ciudadanía responsable en torno a opciones de consumo que contribuyan a invertir esa vergonzosa tendencia del capitalismo a generar desigualdad y agotar los recursos del planeta. Otros caminos que muestren las consecuencias globales del sistema económico actual y nos hagan dudar de su sostenibilidad; que nos permitan detectar esas bombas de relojería ocultas que hoy, quizás, la última crisis financiera nos ayuda a entender un poco mejor. Pero, sobre todo, otros caminos que analicen las bases sobre las que articular alternativas que consigan dicha agregación y que, en último término, las hagan conocidas y elegibles. Ahí radica, como decíamos, la clave para poder rescatar nuestra ciudadanía caída. No solo poner en evidencia su condición, sino intentar mostrar que existen maneras diferentes de comportarse en la esfera económica.

 

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