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Foro de debate sobre ética y responsabilidad social en empresas y organizaciones

Economía del decrecimiento: ¿Una alternativa?

La economía del crecimiento se plantea en el momento presente como una especie de dogma, algo sobre lo que no cabe ningún tipo de deliberación o reflexión al respecto, pues no puede ser de otra manera. El objetivo de la economía es el crecimiento, y sin crecimiento no hay economía. Pero ¿es esto una certeza sin más? ¿Debemos seguir creciendo? ¿Sólo hay una manera de crecer? ¿Sólo es posible una economía del crecimiento? Criticar esta visión, en el sentido puro de criticar como discernir sobre lo que se plantea como indiscernible, fue el objetivo del Seminario ÉTNOR celebrado ayer, con la conferencia “Economías del crecimiento y decrecimiento”.

José Mª Tortosa, Catedrático de Sociología de la Universidad de Alicante, empezó su análisis con los problemas que la actual economía todavía no ha resuelto, cuestión que nos puede llevar a plantear la necesidad de una alternativa. El primero de estos problemas es “un mundo viviendo por encima de sus posibilidades económicas”, lo que se traduce en endeudamiento de los países, pero también de las familias y las empresas. “EE.UU. tiene un Producto Interior Bruto de 14 billones de dólares, y en 14 billones se estima también su deuda pública”, lo que supone un tercio de la deuda pública mundial estimada en 38 billones de dólares.

En definitiva, estamos endeudados por encima de lo que producimos. A esto hay que añadir la deuda privada: familiar, empresas, etc. que desequilibra aun más la situación.

Las alternativas a esta situación podrían ser, según Tortosa varias:

  • Perdonar la deuda de todos los países, lo que llevaría a la quiebra de bancos y cajas
  • Desarrollar del subdesarrollo: que aparezcan países en vías de subdesarrollo, no de desarrollo. Según el Banco Mundial estos países en vías de subdesarrollo acarrearía diverso problemas:
    • Crisis de deuda
    • Corrupción
    • Fuga de cerebros
    • Malos resultados
    • Modelos económicos muy comodones
    • Especulación
    • Rebaja de presión fiscal y de gasto social

En segundo lugar, vivimos por encima de nuestras posibilidades ecológicas. “El concepto de huella ecológica es muy discutible, y los métodos de medición del mismo también, pero lo que no es discutible es que estamos dejando una huella que puede poner en peligro no la supervivencia del planeta, sino la supervivencia de la especie humana”. El hecho de que el Banco Mundial haya dedicado el Informe de 2010 al problema del cambio climático deja patente la importancia de esta cuestión.

El tercero de los problemas es un mundo que vive por encima de sus posibilidades sociales. El problema del hambre y de la pobreza no es un problema de producción sino de reparto. Existen varias maneras de medirlo, pero todas apuntan a cerca de un 20% que la población que se reparte el 80% de la riqueza y un 80% que se reparte el 20% de la riqueza. Credit Suisse habla de un 0.5% de la población que tiene el 35% de la riqueza mientras que casi el 70% de la población tiene el 4.2%.

Por último, estos problemas tienen impactos desiguales a escala mundial, como es por ejemplo la cuestión del desempleo, que ha aumentado sobre todo en países avanzados. Los países de renta baja no lo han tenido, es cierto, pero el Banco Mundial habla de 64 millones más de pobres, la mayoría en estos países. El país donde más ha aumentado en términos cuantitativos el desempleo es EE.UU., y España ocupa el segundo lugar de los países denominados “avanzados”.

Ante esta situación parece incuestionable la necesidad de aumentar el crecimiento. ¿Lo es?

Es importante el crecimiento, destacó Tortosa, “para resolver el problema del empleo, desde luego, y también si queremos resolver el problema de la alimentación, si no cambiamos de modelo. Con el modelo actual no hay alternativa, porque el problema no es de producción sino de distribución”. “Pero hace falta decrecer para resolver el problema medioambiental. El planeta es finito, y la huella ecológica es real, se calcule como se calcule”.

“Pero también podríamos pensar en decrecer para solucionar el desempleo y la alimentación a través de la repartición del trabajo y la reducción del consumo. Ese es el dilema. La respuesta convencional ha sido más crecimiento, porque vemos la crisis como decrecimiento, recesión: decrecimiento del empleo, lo que conlleva decrecimiento de inclusión social, y de otras necesidades básicas como el bienestar, la libertad, la seguridad, etc.”

Una conclusión es clara: sólo con crecimiento no se resuelven estos problemas. El decrecimiento se plantea como una alternativa, según Tortosa, “sin poder de decisión”, pero que puede ayudarnos a pensar y reflexionar sobre otros modelos posibles alternativos a la reduccionista visión dominante.

Hemos inventado el marketing verde, como una forma de seguir creciendo sin cambiar nada; la búsqueda del beneficio con dependencia a través de los transgénicos; la comercialización de la lucha contra el cambio climático; ocultado la existencia de los límites del desarrollo; seguimos considerando, al fin y al cabo, el medio ambiente como una “externalidad” en términos económicos.

Sin embargo, las culturas que han sido sostenibles se las ha tachado de atrasadas e ineficaces “ecologismo de los pobres”, y el problemas principal es, según Tortosa,  “que es un paradigma alternativo sumamente interesante, pero no hay una práctica observable, ejemplos de éxito”.  El ponente nombró dos casos interesantes: Sarvodaya Sramadana, en Sri Lanka, y Nyerere, Ujamaa, pero que desgraciadamente a día de hoy han desaparecido. En Salinas de Guaranda, Ecuador, existe también otro proyecto local actual, pero sería muy difícil, por no decir improbable, poder exportarlo a todo Ecuador”.

El planteamiento del decrecimiento tiene bastantes obstáculos:

  • Los efectos del cambio climático son menores para los países centrales, aquí no los sufrimos.
  • Falta de percepción de la gravedad y dudas sobre el cambio climático.
  • Las personas no se reconocen como seres eco-dependientes.
  • Se necesita tiempo para el cambio, pero es poco el tiempo que queda para actuar.
  • Sería necesario tomar decisiones colectivas y las relaciones colectivas están  deterioradas a escala mundial.
  • Es muy incómodo y se cree ineficaz todo lo que se pueda hacer.
  • Funcionamos por la lógica de la competitividad, sin sentimientos morales.
  • Prima el individualismo y el cortoplacismo.

“Las características del problema mismo son demasiado complicadas para mentes tan primitivas como la nuestra”, sentenció Tortosa, “hay otras posibilidades, no es impensable, aunque no sea probable, una economía basada en el beneficio mutuo, una política fundada en la colaboración una cultura orientada la intercambio de culturas, y un sistema militar que no amenace a nadie”.

Estamos no en una época de cambios sino realmente en un cambio de época, en un sistema muy alejado del equilibrio y con fuertes fluctuaciones, es decir, impredecible. Pero la gran ventaja que tiene un sistema así es que es más fácil actuar sobre él que en momentos de estabilidad, “por lo que la responsabilidad ética de cada cual es ahora más clara que nunca, porque la decisión de cada uno ahora puede tener efectos sobre el sistema que antes no tendría”.

Bibliografía recomendada:

  • Latouche, La apuesta por el decrecimiento
  • Entrevista en Papeles, Nª 107 2009: Entrevista a Latouche: “el decrecimiento sólo sería posible si el sistema cambia de lógica”.
  • P. Lafarge, El derecho a la pereza
  • B. Rusell, Elogio de la ociosidad
  • M. Maxneff, Desarrollo a escala humana
  • Scumacher, Lo pequeño es hermoso: Una economía como si los seres humanos importasen

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Comentario por Carmen Martí el febrero 8, 2011 a las 10:49am

Estoy de acuerdo contigo, Laura, que el nombre "tira para atrás". Quizá deberiamos hablar de otros modelos económicos, un crecimiento sostenible, o los límites del crecimiento. sin embargo, más allá de los nombres, la urgencia es, como comenta Francisco (o Paco :-), no sé como te suelen llamar), estudiar alternativas viables que eviten la catástrofe a la que estamos abocados con el actual modelo, más allá de que es radicalmente injusto con la mitad de la población del mundo.

Muy interesante el seminario de Mujeres Grandes que comentas. Algo había oído, pero buscaré la información y le daremos difusión a través del Boletín de Noticias de esta semana, la web y los foros que tenemos abiertos, a ver si podemos asistir y seguir debatiendo el tema.

Un saludo a los dos y feliz mañana de martes!

Comentario por LAURA el febrero 8, 2011 a las 8:57am
Si una de las cosas que puede retrasar el decrecimiento en sí es la denominación de esta teoría..pues como dice Carmen asusta un poco ¿creéis que podría ser más aceptada si la llamásemos de otra forma?
Comentario por francisco alvarez molina el febrero 7, 2011 a las 7:47pm
No Carmen, no estuve en la conferencia de Tortosa, pero lo que has transmitido de esa conferencia es una demostración de lo que muchos economistas están transmitiendo...y sobre lo que merece la pena reflexionar. Por mi doble cultura hispano-francesa, o franco-española, llevo mucho tiempo (casi 20 años) siguiendo el debate en Francia con respecto al decrecimiento, y tengo que confesarte que lo he hecho porque chocaba frontalmente con lo que mi profesión (y mi educación) me habían enseñado. Poco a poco he ido entendiendo que el decrecimiento era otra cosa, y que dada la catástrofe que el crecimiento nos demuestra merece la pena que analicemos en profundidad esta alternativa.  En mi programa de radio, en RNE, he iniciado una descripción concreta del decrecimiento (sus orígines, sus controversias, su razón de ser...etc), y desde el 13 de enero estoy coordinando siete conferencias-debate en el Seminario de Mujeres Grandes de Valencia. El próximo día 16 el Club de Encuentro Manuel Broseta organiza una conferencia sobre el decrecimiento en la que voy a intentar describir lo que significa y lo mucho que hay que hacer si consideramos que puede ser una salida (muy futura) a las crisis. Lo que acabo de decir quizás explique el interés que he tenido en reacionar a tus propósitos en este foro. 
Comentario por Carmen Martí el febrero 7, 2011 a las 6:39pm

No recuerdo si estuviste en la conferencia de Tortosa, creo que sí, pero él hizo mucho hincapié precisamente en eso, en la construcción social tan fuertemente arraigada del crecimiento que hace imposible una alternativa al modelo, no por falta de viabilidad (aunque tiene sus problemas), sino por falta de voluntad, y quizá por ese miedo a asociar "de-crecimiento" con marcha atrás, con retaso, con involución. Creo que desde el sentido común nadie piensa férreamente en una vuelta a la edad de piedra. Pero algo habrá que hacer si, como dice Tortosa, queremos perpetuar la especie humana, que es la que está realmente en peligro! No el planeta, no.

Me encantaría saber tu opinión como economista, y si piensas como José Mª que no va a haber "probabilidad" de ningún cambio significativo en este sentido.

Y gracias por tu aportación al foro! Bienvenido de nuevo.

Comentario por Carmen Martí el febrero 7, 2011 a las 6:32pm
Entonces Paco...estamos todos locos, o hay más economistas de los que conocemos?
Comentario por francisco alvarez molina el febrero 7, 2011 a las 6:23pm
Nos hemos educado en el seno de un modelo económico que nos ha inculcado el binomio "crecimiento=éxito", y para que el modelo funcione es necesario tener más, consumir más, comprar, usar, tirar, comprar, usar, tirar...por que si no, no funciona...Es pues normal que cuando se utiliza la palabra decrecimiento se genere un malestar, cuando no reacciones violentas, ante los que "tienen la osadía" de afirmar que el crecimiento no puede ser infinito porque vivimos en un mundo finito. Como dice Serge Latouche el que esté convencido de que en un mundo finito el crecimiento puede ser infinito...es un loco...o un economista.. 
Comentario por Carmen Martí el febrero 7, 2011 a las 2:13pm

Estoy en ello...como te comenté estoy en medio de la lectura. Algunas cosas muy interesantes que dice Guy Aznar al respecto tienen que ver con ampliar los modelos de trabajo. Flexibilizar las formas: jornadas intensivas, parciales, semanas laborales de 4 días, jornadas especiales para madres y padres, etc. Con libertad para que quien quiera pueda trabajar más y quien quiera menos, pero con oportunidades para todos, no una sociedad dual donde unos trabajan y otros no, que es lo que tenemos en la actualidad.

 Otra cuestión que me parece fundamental es precisamente que con este modelo, donde las horas de trabajo son menos, las personas tienen más tiempo para el ocio, la educación, las relaciones afectivas, el voluntariado, etc. Guy Aznar habla de una reorganización en los tiempos para la vida: economía plural y solidaria, tercer sectro, ciudadanía activa. Aznar habla de una eespecie de "sueldo social" que vendría de esta actividad, y que complementaria al sueldo básico económico. A mi modo de ver lo fundamental de esta perspectiva es entender que el trabajo no sólo nos da un sueldo básico para vivir, ya que esto se puede conseguir de otros modos, por ejemplo con una renta básica de ciudadanía. Para Aznar, lo más importante del derecho al trabajo es que permite la integración social.

Por otro lado hace especial hincapié en el hecho de que hemos aumentado considerablemente la productividad, la rentabilidad de los procesos productivos, lo que es posible obtener con menos horas de trabajo, y sin embargo esto no se ha traducido en ningún cambio en las jornadas laborales. Este es un argumento muy potente que le llevará a decir que trabajar menos no debe implicar cobrar menos sueldo, como parece obvio, porque la proporción actual entre hora de trabajo y productividad es mucho mayor que la de hace algunos años, lo cual debería permitir cobrar los mismos sueldos con menos horas dedicadas, pero con una productividad mayor gracias a los avances tecnológicos.

Comentario por Carmen Martí el febrero 7, 2011 a las 2:01pm
Hemos abierto un foro al respecto, aprovechando que nuestro próximo Seminario ÉTNOR tratará sobre la cuestión de ¿Qué es necesario reformar en el mercado laboral? para que el resto de miembros de la comunidad aporten sus reflexiones, comentarios, recomendaciones de libros, etc.
Comentario por LAURA el febrero 7, 2011 a las 8:14am

Interesante el libro que recomiendas Carmen, le echaré un ojo en cuanto pueda.

Trabajar como otra forma más de relacionarse con nuestro entorno, con los que nos rodean. Una forma más de interactuar y participar activamente en la mejora de nuestra sociedad. Totalmente de acuerdo.

Pero ante tal planteamiento, surgen cuestiones como ¿Qué hacemos con el incorformista? Ese tipo de personas que desean un status superior, y la generosidad que implica la repartición no les satisface.

No sé si Guy Aznar responderá también a este tipo de cuestión. 

 

Otra reflexión a la que llego relacionado con tu comentario es, la relación entre trabajo y educación. Las personas como tales, tenemos un papel educador adherido a nuestra condición de seres humanos. Tenemos un potencial de sabiduría interior enorme, que debería sacar a flote y ponerlo en práctica a través de la educación de nuestros semejantes.  Por lo tanto, todos somos educadores, sólo por el hecho de ser humanos. Al igual que todos tenemos derecho a un trabajo, a una participación en el ámbito social. Pues al final todo va relacionado, el que trabaja, participa y también es una forma de educar. El que educa, también trabaja, pues ejerce su derecho a ser persona, y utiliza sus conocimientos para una mejora del conjunto de la sociedad.

 

¿Qué opinan los educadores? 

Comentario por Carmen Martí el febrero 4, 2011 a las 7:21pm

Hola Laura:

Gracias por tu reflexión. Sin duda la educación es fundamental. No sé si lo recojo en el artículo pero una de las cosas que más me impacto de la conferencia de Tortosa fue la idea de que todo lo que planteó es "posible, pero poco probable que se realice", poco probable por falta de voluntad de los gobiernos, de las empresas, y de las personas con más poder y dinero que pueden cambiar las cosas. La cuestión es qué mundo queremos y cómo queremos distribuir lo que tenemos: riquezas, productos, alimentos, hasta trabajo. Or recomiendo un libro que estoy trabajando de Guy Aznar, "Trabajar menos para trabajar todos", que recoje también esta idea del decrecimiento, y enfatiza la necesidad de repartir el trabajo no sólo por una cuestión económica, sino por el  trabajo como algo que dignifica, que permite al hombre vivir en sociedad, como un derecho para todos difícil de sostener con el modelo actual (bueno, no tan actual porque el libro es de los años 90!, y nada ha cambiado) Escribiré un post más detallado sobre el tema.

Pero volviendo a la cuestión que planteabas, la educación para cambiar conciencias es la base...Tenemos muchos profesores en el foro, que opinan al respecto?

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