Todos los posts - Comunidad ÉTNOR2024-03-19T14:01:19Zhttp://comunidadetnor.ning.com/profiles/blog/feed?xn_auth=noUna distopía digital: Alex Pentland*tag:comunidadetnor.ning.com,2021-04-06:5374014:BlogPost:1647702021-04-06T12:03:06.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Probablemente muchos coincidirán en que un aspecto fundamental para el progreso social radica en conseguir que las personas adopten los comportamientos más adecuados para el interés general. Algunos han argumentado que la mejor forma de lograrlo es dejar libertad para que cada cual persiga su interés individual, actuando el libre mercado como una “mano invisible” que conducirá inevitablemente los comportamientos individuales al…</font></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Probablemente muchos coincidirán en que un aspecto fundamental para el progreso social radica en conseguir que las personas adopten los comportamientos más adecuados para el interés general. Algunos han argumentado que la mejor forma de lograrlo es dejar libertad para que cada cual persiga su interés individual, actuando el libre mercado como una “mano invisible” que conducirá inevitablemente los comportamientos individuales al óptimo bien común. Otros han defendido que, por el contrario, la única vía para avanzar hacia ese objetivo es la dirección centralizada y autoritaria. Y otros, que –a la la luz de la experiencia- lo mejor es una vía intermedia que equilibre libertad y mercado con intervención pública, acentuando el papel nuclear de la educación. Pues bien, frente a todos estos planteamientos, entre algunos tecnólogos de mucho prestigio está consolidándose en los últimos años una opción radicalmente diferente: ni libertad ni coacción ni persuasión ni educación ni políticas públicas: la clave estriba en incentivar la modificación inconsciente de las conductas.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>¿Una nueva paparrucha de mala ciencia ficción propia de iluminados? Pues parece que no. Así lo asegura una muy reconocida profesora emérita de Sociología de la Universidad de Harvard en un libro reciente y de éxito, seguramente discutible, pero importante:</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.marcialpons.es/media/pdf/44333_La_era_del_capitalismo_de_la_vigilancia.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>La era del capitalismo de la vigilancia</span></i></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>. Una extensa obra dedicada al inmenso poder económico e inmensa capacidad de condicionamiento que están adquiriendo las grandes empresas tecnológicas y a cómo, por eso, se están convirtiendo en una amenaza de primer orden para la autonomía de los individuos y para la propia democracia.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Aunque es un tema colateral en el libro, tiene mucho interés la referencia que, al hilo de su foco central, hace Zuboff a los discursos teóricos sobre el carácter y el futuro de la economía digital que están desarrollando académicos, científicos y tecnólogos formalmente independientes de las grandes corporaciones tecnológicas, pero en la práctica -directa o indirectamente- estrechamente vinculados a ellas. Discursos, en este sentido, que pueden estar abriendo campos de desarrollo para estas corporaciones y marcando el camino por el que quizás avancen. Y es en este punto en el que me topé con la alternativa mencionada al comienzo, planteada con toda crudeza por un investigador que -confieso mi ignorancia- no conocía, pero que tiene un relevancia de primer orden en el mundo de las nuevas tecnologías, tanto en el ámbito académico como en el empresarial:</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Alex_Pentland"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><b>Alex Pentland</b></span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>. Director del Human Dynamics Lab del MIT, asesor del Foro Económico Mundial, del programa de Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y de numerosas empresas de primera fila mundial, receptor de financiación de muchas de ellas, colaborador en líneas de producción con algunas y difundido en España por el portal de divulgación científica</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.bbvaopenmind.com/autores/alex-sandy-pentland/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>Open Mind</span></i></font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>de BBVA</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote1anc" href="#sdfootnote1sym" id="sdfootnote1anc">1</a></span></font></font></sup> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y por la</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.fundaciontelefonica.com/noticias/17_01_2014_esp_6370-1700/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Fundación Telefónica</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>, Pentland parece haberse constituido -en opinión de Zuboff- en el tecnólogo que probablemente esté contribuyendo de forma más relevante -y con mayor influencia entre las grandes empresas tecnológicas- a construir una teoría con pretensiones científicas sobre la naturaleza y las potencialidades de la sociedad digital. Hasta el punto de pretender nada menos que la formulación de las bases de una nueva ciencia de la sociedad: una “ciencia social computacional”, basada en las matemáticas, en el</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>big data</span></i></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y en la inteligencia artificial, que ha llamado -rememorando a Auguste Comte- Física Social -</span></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.penguinrandomhouse.com/books/314230/social-physics-by-alex-pentland/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>título también de su libro más destacado</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>-. Una ciencia que, presuntamente, superaría las carencias de las ciencias sociales tradicionales, derivadas, básicamente, de su débil base cuantitativa y de su imposibilidad de experimentación. Una ciencia cuantitativa cuasi matemática que, gracias a la información que suministran las múltiples fuentes de captación de datos personales ya existentes -teléfonos móviles, redes sociales, correo electrónico, tarjetas de crédito, Internet de las cosas...-, permitiría no sólo un conocimiento mucho más completo y fidedigno de la sociedad que el que aportan las ciencias sociales tradicionales -y particularmente, la Sociología, la Psicología Social y la Economía-, sino también una capacidad predictiva incomparablemente superior de los comportamientos humanos y sociales. Se trata de una capacidad que aumentará considerablemente con toda seguridad a medida que se extiendan los sistemas de interacción donde se generan los datos personales, pero que está disponible ya en buena parte gracias a la información que posibilitan dichos sistemas, y muy especialmente las redes sociales. La inmensa cantidad de datos personales que extraen y aportan es la base de una “minería de la realidad” que posibilita detectar estadísticamente pautas de comportamiento de sorprendente exactitud, que ya han testado Pentland y sus colaboradores en entornos laborales y que tiene un evidente interés comercial, pero que son -en su opinión-perfectamente aplicables a nivel general. “En definitiva, ahora disponemos -escribía ya en 2011- de la capacidad de recopilar y analizar datos sobre las personas con una amplitud y una profundidad antes inconcebibles”</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote2anc" href="#sdfootnote2sym" id="sdfootnote2anc">2</a></span></font></font></sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Las redes sociales, en este sentido, constituyen su campo de prueba preferente, en la medida en que permiten comprobar la potencialidad en nuestro tiempo de una ley esencial de la nueva Física Social, que está en la base de su radical replanteamiento de la concepción del progreso: el “principio de la influencia social”</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote3anc" href="#sdfootnote3sym" id="sdfootnote3anc">3</a></span></font></font></sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>. Es decir, el pretendidamente revolucionario descubrimiento de que los individuos toman decisiones no tanto por el interés racional, la persuasión o la coacción, sino fundamentalmente por la influencia y la imitación de las personas con las que se relacionan, que son para Pentland, más que la educación, la reflexión o el diálogo, la base fundamental del aprendizaje social. Una influencia y una imitación cuya intensidad crecen con el aumento de la dimensión del marco relacional y de la intensidad de las relaciones que en él se desarrollan. De forma que la incentivación necesaria se centraría en movilizar presiones de cambio que estimularan ”... el flujo de ideas requerido para que los individuos tomen decisiones correctas y desarrollen normas de conducta útiles”</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote4anc" href="#sdfootnote4sym" id="sdfootnote4anc">4</a></span></font></font></sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>. Ideas que activaran los deseables patrones de influencia y vectores de imitación, en vez de esforzarse en el vano intento de pretender que las personas cambien conscientemente de valores y de prioridades. Y las redes sociales constituyen en la actualidad para Pentland el entorno en el que esa presión orientadora puede ser más fácilmente implementada, dirigida y controlada, como la realidad de las principales redes existentes permite constatar.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Pero las redes permitirían también orientar los comportamientos hacia objetivos “adecuados” a través de la introducción de incentivos apropiados -lo que Pentland llama “afinar la red”-, de forma que -incidiendo en los aspectos cruciales y en los individuos con mayor capacidad de influencia- se vayan extendiendo paulatinamente las conductas deseadas, en un proceso que se retroalimenta, en el que se diluyen los liderazgos y en el que todos aprenden de todos y todos influyen en todos, gracias a la mano oculta y sabia que mece la red. Algo que convertiría a la sociedad en un sistema altamente predecible, controlable y transformable.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Desde luego, Pentland y sus seguidores anticipan siempre que su único interés es el interés general de la sociedad, el mayor bien común posible, para lo que hacen falta caminos nuevos ante la gravedad creciente de los problemas y los desafíos ante los que se enfrenta la humanidad. Problemas y desafíos que requieren no sólo políticas correctas, sino, sobre todo, actuaciones de todos los individuos coincidentes con ese interés general. Nada mejor para ello que extender e intensificar el flujo de interacciones en las redes sociales -y en otros sistemas de interacción que permitan la apropiación de datos personales-, ayudando inconscientemente a que predominen las influencias apropiadas y se generalicen las decisiones y las conductas correctas; es decir, ayudando filantrópicamente a que las personas colaboren eficaz y voluntariamente en el bien común.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Es un panorama cuyo control Pentland parece creer que podría estar en manos de tecnólogos y científicos preocupados sólo por ese bien común, control que dejarían en última instancia en manos de la sociedad y que podría suponer así el fin de la política, reemplazada por el afán altruista de ayudar a la humanidad a actuar correctamente de los abnegados apóstoles de la nueva Física Social. Ciertamente, todo ello implicaría -como él mismo reconoce- una “instrumentación sin precedentes”</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote5anc" href="#sdfootnote5sym" id="sdfootnote5anc">5</a></span></font></font></sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>, pero que respondería únicamente al objetivo científicamente determinado de acelerar al máximo el camino a la mejor situación posible para la humanidad.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">No haría falta extenderse demasiado, por evidentes, en los peligros de este tipo de utopías tecnocráticas, pero la importancia que están adquiriendo las propuestas de Pentland merece que se recalquen. Ante todo, una sociedad de este tipo puede presentar inconvenientes en términos de privacidad que no se le escapan a Pentland, pero que considera que serían insignificantes frente a las ventajas posibles: paz, estabilidad, orden, seguridad, progreso en todos los aspectos, bienestar general...: en definitiva -en una expresión al gusto de Pentland y reveladora de sus prioridades-, en la optimización de la eficiencia social. Al margen de que piensa que esos inconvenientes podrían compensarse con un pacto social que -como muchos sugieren ya- protegiera la propiedad individual de los datos en paralelo a la obligatoriedad de una cesión con contrapartida económica; es decir, la mercantilización de la individualidad.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Pero, como es obvio, hay un peligro aún mayor, porque la utopía distópica de Pentland se convierte en un despotismo ilustrado absoluto que supondría -como Zuboff advierte reiteradamente- la muerte de la autonomía, de la individualidad y de la libertad, en el marco de una sociedad de máximo control en la que todos actúan con arreglo a las pautas que algunos -que no concreta nunca- fueran capaces de inducir, pastoreando así una especie que Pentland considera eminentemente social y que actúa con una racionalidad determinada absolutamente por el entorno.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Porque, ciertamente, no es creíble la hipótesis de que puedan ser tecnólogos benevolentes e independientes que responden ante la sociedad quienes puedan dirigir ese macroproceso permanente de detección, predicción y orientación de los comportamientos. Como parece patente -y resulta insultante que Pentland no reflexione con mínima seriedad sobre ello-, el problema estriba en quién definiría qué es el interés general y el objetivo hacia el que deben confluir los comportamientos individuales y en quién dispondría de los recursos necesarios para generar los incentivos apropiados que conduzcan a esa deseable confluencia. Capacidad de definición y de recursos que sólo puede radicar en una instancia con autoridad suficiente. En sociedades autoritarias avanzadas, esa instancia podría ser el Estado -China es el caso paradigmático-, pero no es insensato pensar que en las sociedades capitalistas esa capacidad puede -como teme Zuboff- decantarse del lado de las grandes corporaciones dominantes, que son las propietarias de los medios productivos en que se basan los sistemas digitales de interacción. No es fácil, en definitiva, apasionarse por semejante panorama: en cualquiera de las dos alternativas, se trataría de una sociedad en la que los comportamientos individuales estarían absorbentemente encauzados.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Sea como fuere, no es algo que preocupe en exceso a Pentland, que parece confiar idílicamente -y sin explicar por qué- en que las virtualidades compensadoras y limitadoras de la democracia y de la competencia evitarán una concentración del poder -político o económico- semejante. Y probablemente tenga razón en un aspecto: la situación oligopólica de la economía digital -y de los restantes sectores básicos en la economía mundial- quizás impida una sociedad capitalista de dominación digital centralizada, pero sí puede permitir un escenario en el que unos cuantos grandes actores competidores lleguen a acuerdos de reparto del mercado de control de las conductas -al estilo de los múltiples pactos de reparto del mercado característicos de la economía de nuestro tiempo-.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Pero aún si fuera así, es un escenario que, desde luego, no resulta menos preocupante, porque ese control competido y acordado no dejaría de ser asfixiante, al tiempo que impediría la utopía de estabilidad, orden y paz de Pentland: la competencia oligopólica siempre es fuente de inestabilidad y de violencia. Pero preocupante sobre todo por las propias características del sistema de conducción de las conductas que Pentland considera la base del progreso y de la superación de los problemas de la humanidad. Porque, por excéntricas que puedan parecer sus ideas , son muchos los expertos y los sectores empresariales que -como el propio libro de Zuboff atestigua- consideran que sus previsiones sobre la capacidad de apropiación de información y de previsión y condicionamiento de los comportamientos son fundamentadas, verídicas y posibles ya en nuestro tiempo.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Con todo, sea esto cierto o no, lo que genera un motivo de preocupación aún más inquietante es la calurosa acogida que muchas grandes empresas tecnológicas están concediendo a sus planteamientos. Una recepción que revela una sintonía de fondo que no puede dejar de producir desasosiego. Porque puede estar esbozando una vía por la que quizás no disgustaría transitar a las de mayor ambición y recursos, al tiempo que un diseño de sociedad que pueden considerar conveniente, y aún deseable, para sus objetivos de largo plazo.</font></font></p>
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<p class="western">* <em>Artículo publicado en Ágora (12/3/21): </em></p>
<p class="western"><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/una-distopia-digital-alex-pentland/">https://www.agorarsc.org/una-distopia-digital-alex-pentland/</a></u></span></font></p>
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<div id="sdfootnote1"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote1sym" href="#sdfootnote1anc" id="sdfootnote1sym">1</a><font face="Calibri, sans-serif">En el portal de</font> <font face="Calibri, sans-serif"><i>Open Mind</i></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>pueden encontrarse dos artículos relevantes de Pentland: “Datos para una nueva Ilustración”, <a href="https://www.bbvaopenmind.com/articulos/datos-para-una-nueva-ilustracion/">https://www.bbvaopenmind.com/articulos/datos-para-una-nueva-ilustracion/</a> , y “Las raíces de la innovación”, <a href="https://www.bbvaopenmind.com/wp-content/uploads/2011/01/BBVA-OpenMind-INNOVACION_Perspectivas_para_el_siglo_XXI.pdf">https://www.bbvaopenmind.com/wp-content/uploads/2011/01/BBVA-OpenMind-INNOVACION_Perspectivas_para_el_siglo_XXI.pdf</a></span></font></p>
</div>
<div id="sdfootnote2"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote2sym" href="#sdfootnote2anc" id="sdfootnote2sym">2</a><a href="http://dspace.mit.edu/handle/1721.1/66256"><font face="Calibri, sans-serif">http://dspace.mit.edu/handle/1721.1/66256</font></a></p>
</div>
<div id="sdfootnote3"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote3sym" href="#sdfootnote3anc" id="sdfootnote3sym">3</a><font face="Calibri, sans-serif">Desarrollado en el texto citado en la nota anterior.</font></p>
</div>
<div id="sdfootnote4"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote4sym" href="#sdfootnote4anc" id="sdfootnote4sym">4</a><i>Social Physics</i><span>, op. cit. Sobre esto también:</span> <a href="https://www.bbvaopenmind.com/articulos/datos-para-una-nueva-ilustracion/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>https://www.bbvaopenmind.com/articulos/datos-para-una-nueva-ilustracion/</span></font></a></p>
</div>
<div id="sdfootnote5"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote5sym" href="#sdfootnote5anc" id="sdfootnote5sym">5</a><i>Social Physics</i>, op. cit.</p>
</div>El dudoso compromiso de las grandes empresas con la sociedad*tag:comunidadetnor.ning.com,2021-03-25:5374014:BlogPost:1648162021-03-25T12:48:19.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Todo parece indicar que los durísimos efectos económicos de la pandemia de la covid-19 van a exigir un peso notablemente mayor y un papel sensiblemente más activo del Estado y del sector público en la economía. El consenso –esperanzado o resignado– al respecto es cada vez mayor. Y no lo rechazan en absoluto en estos momentos las grandes empresas. Naturalmente, porque la negra situación que está provocando la crisis les hace desear…</font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Todo parece indicar que los durísimos efectos económicos de la pandemia de la covid-19 van a exigir un peso notablemente mayor y un papel sensiblemente más activo del Estado y del sector público en la economía. El consenso –esperanzado o resignado– al respecto es cada vez mayor. Y no lo rechazan en absoluto en estos momentos las grandes empresas. Naturalmente, porque la negra situación que está provocando la crisis les hace desear fervientemente una mayor intervención pública –lo que en muchos casos es ciertamente imprescindible para su supervivencia–. Pero una intervención sólo para ayudarlas: orientada fundamentalmente a suministrar liquidez, seguridad, capital y sostenimiento de su demanda. Y que dure cuanto más mejor, pero, desde luego, sin exigencias que puedan distorsionar el mercado.</font></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Como gran contrapartida corporativa, empiezan a proliferar de nuevo –como en la crisis de 2008– firmes declaraciones –y algunas moderadas materializaciones– de su mayor compromiso con la sociedad, porque la pandemia habría revelado presuntamente (una vez más) la necesidad de que las grandes corporaciones se replanteen profundamente su misión, sus valores y su relación con la sociedad, desde el convencimiento (ahora sí que sí) de que su responsabilidad social es un elemento imprescindible para una recuperación económica que debe ser más justa, equilibrada y sostenible (</font></font></span><em><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">sic</font></font></span></em><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">).</font></font></span> <a href="https://elpais.com/economia/2020-05-23/el-contrato-social-en-la-era-pospandemia.html"><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Como se señala en</font></font></span></u></span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">un artículo muy representativo de esta sensibilidad</font></font></span></u></span></font></a><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">, “... lo que está haciendo la situación ocasionada por la covid-19 es dar un gran impulso a esta tendencia”, que puede estar en la base de un nuevo “contrato social” “guiado por la promesa de una vida mejor para todos”. Pero, eso sí, sin que suponga mayores control y regulación para las empresas.</font></font></span></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Es verdad que se están produciendo casos de solidaridad empresarial en medio de la tragedia: algunos, sin duda, muy encomiables. Pero en líneas generales, suena a algo ya muchas veces prometido y pocas realmente cumplido: de nuevo la vieja canción de la responsabilidad social empresarial (RSE). Una canción que no se ha olvidado con la crisis –como sugería recientemente</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/ideas/2020-05-29/que-fue-de-baby-jane.html" target="_blank" rel="noopener"><span><font color="#000000">Joaquín Estefanía</font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">–, sino, muy al contrario, que cambia de contenido de acuerdo con las circunstancias, adaptándose a las cambiantes necesidades corporativas: en la crítica situación actual, acentuando las virtualidades de su presunto compromiso con la sociedad. Pero una canción que –como recuerdan permanentemente las grandes empresas– sólo puede desplegar sus virtudes sanadoras si se entona libre y voluntariamente.</font></font></span></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Así la han entendido siempre, desde que apreciaron su funcionalidad a mediados de la década de 1990, en plena vorágine de la ideología neoliberal, cuando empezaron a ondear entusiásticamente su bandera virginal al tiempo que desarrollaban en la práctica comportamientos absolutamente opuestos a lo que la RSE dice defender: cortoplacismo, fortalecimiento del gobierno de los accionistas, maximización del valor accionarial, desigualdad, deterioro de las condiciones y de los derechos laborales, prácticas muy cuestionables, aumento de las externalidades negativas, generalización de la externalización, de la subcontratación y de la deslocalización de la producción...</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">No deja de ser paradójica esta adhesión simultánea a las estrategias vorazmente neoliberales y, a la vez, al educado discurso de la RSE. Una clamorosa contradicción –que los defensores de la RSE suelen pasar por alto– entre lo que se hace y lo que se dice. Salvo que la contradicción sea sólo aparente. Es decir, salvo que el discurso se utilice básicamente para hacer más digeribles por la sociedad los comportamientos reales: para justificar su necesidad, para mitigar las críticas y resistencias, para dulcificar sus efectos a través de las compensaciones que la RSE –pretendidamente– aporta. Como un lavado general de imagen. Pero también como un mensaje dirigido a los gobiernos: como promesa de cambio, si se permite que el discurso empresarial de la RSE fructifique.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">No está de más, en este sentido, recordar el contenido esencial de ese discurso. Un discurso que las grandes empresas –y toda su corte de expertos, asesores, consultores, verificadores, etc.– han planteado siempre en términos radicalmente económicos y siempre también cara al futuro –invariablemente indefinido–. Un discurso basado en dos elementos:</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">1. Que –según dicen– han llegado al convencimiento de que la gestión socialmente responsable fortalece a medio y largo plazo no sólo la reputación, sino, sobre todo, el desempeño económico de la empresa que la asume con integralidad; que, aunque a corto plazo pueda suponer costes, a larga se trata de un juego en el que todos ganan: desde luego la sociedad, pero también las empresas. Y por eso la asumen: no por convencimiento moral, sino por puro pragmatismo, por inteligencia (por “egoísmo ilustrado”). Desde luego, es un convencimiento puramente retórico, nunca asumido de verdad en la realidad, entre otras cosas, porque es un oxímoron insuperable: porque ni es suficientemente comprobable ni, aunque lo fuera, podría ser una guía para la gestión, en la medida en que la empresa –sobre todo la gran empresa cotizada– no puede nunca permitirse el lujo de condicionar de forma sustancial el beneficio presente a un hipotético futuro mejor.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">2. Que incorporado ese criterio a la retórica empresarial –como el nuevo discurso políticamente correcto–, la gran empresa lo convierte en un argumento adicional para reforzar su resistencia al intervencionismo público, en una pirueta dialéctica verdaderamente espectacular. Como las empresas más avanzadas en la integración de la RSE van a ir demostrando paulatinamente su mayor competitividad en el mercado, las restantes tratarán de imitar sus comportamientos, incluyendo también criterios responsables en su gestión. De forma tal que la RSE se irá extendiendo milagrosamente, automáticamente, casi inevitablemente, por simple imitación, gracias a la pura inercia del libre funcionamiento del mercado, conduciendo a un tejido empresarial progresivamente más responsable, más sostenible y mejor. Pero sólo, claro, con una condición: que se deje funcionar libremente al mercado; es decir, que el Estado no entorpezca esta mágica dinámica con una intervención excesiva.</font></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Es así cómo esta filosofía dominante de la RSE (economicista, instrumentalista, voluntarista y unilateral) se coordina bien –pese a lo que podría parecer a primera vista– con</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.ehu.eus/ojs/index.php/Lan_Harremanak/article/download/10537/9783" target="_blank" rel="noopener"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">el proyecto neoliberal</font></font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">, alimentando su argumentación contra el control y la intervención pública en la economía y contra la regulación de la actividad empresarial (o en favor de formas moderadas de regulación, que a veces se acuerdan y se gestionan con las propias empresas, con modelos que se aproximan sensiblemente a la autorregulación): especialmente, en materia de derechos humanos, relaciones laborales y medio ambiente. Y ello tanto en el ámbito nacional como, sobre todo, en la operativa internacional y en las cadenas de valor globales, que las grandes firmas desarrollan crecientemente no sólo para abaratar costes y flexibilizar la producción, sino también para no responsabilizarse de las condiciones laborales, sociales y ambientales a que obligan a las empresas subcontratadas y proveedoras. Algo que permite, de facto, la desregulación de vertientes cada vez mayores de la actividad de las grandes empresas.</font></font></span></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Por descontado, se trata de un discurso anti-intervencionista que ha contado con una amplia complicidad estatal y de los principales organismos económicos internacionales que, desde mediados de los años 90, han venido desarrollando una activa producción de recomendaciones, códigos, guías y directrices de diferente calidad, pero siempre en el marco de una intocable voluntariedad. Todo ha formado parte de esa “nueva gobernanza” de la economía que ha sido un vector central del paradigma neoliberal, caracterizada por una corresponsabilidad creciente entre Estados, organismos internacionales y grandes empresas, en la que éstas últimas han asumido un papel decisivo.</font></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Una voluntariedad que contrasta escandalosamente con el rigor jurídico de la legislación internacional sobre propiedad intelectual y con las garantías legales –y ante tribunales privados– que ofrecen los numerosos</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><span><a href="https://blogs.publico.es/juantorres/2020/05/25/tratados-indignos-en-tiempos-de-pandemia/" target="_blank" rel="noopener"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">acuerdos internacionales de comercio e inversión llamados de segunda generación</font></font></a></span></u></span></font> <span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">a los derechos de las empresas transnacionales frente a decisiones gubernamentales que aquellas puedan considerar unilateralmente perjudiciales para sus intereses.</font></font></span></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">En definitiva, la RSE ha sido para las grandes corporaciones un instrumento para debilitar, suavizar y acomodar a sus intereses el control público, ayudando a que se sustituya o se complemente en parte con recomendaciones voluntarias y con criterios de actuación establecidos por las propias empresas, en un proceso desregulatorio en el que, sobre todo en el ámbito internacional, llega a producirse en cierta medida –en expresión de</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://revistas.ucm.es/index.php/CRLA/article/view/CRLA0909120077A/32243" target="_blank" rel="noopener"><span><font color="#000000">una prestigiosa jurista francesa</font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">– un auténtico proceso de apropiación e instrumentalización del derecho por parte de las mayores empresas.</font></font></span></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Por tanto, convendría contemplar con prudencia las renovadas profesiones de responsabilidad social de las grandes firmas que, en la ciertamente terrible situación actual, se vean necesitadas del apoyo –directo o indirecto– de las Administraciones Públicas. Vaya por delante que creo que es un apoyo que, bien analizado y siempre que se disponga de recursos, no se debería negar, porque está en juego como nunca antes la supervivencia de buena parte del tejido empresarial y, en consecuencia, de la economía y de los medios de vida de amplios sectores de la población. Pero que no debería ser incondicional.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Ante todo, porque será muy difícil para muchas empresas cumplir esas promesas en la realidad, ya que, por la propia dureza de la situación económica, se intensificarán muy severamente las presiones para reducir costes y mejorar ventas y beneficios como sea –ya tenemos ejemplos cercanos muy claros–. Y en esa tesitura, que va a ser muy general, la calidad de la RSE y del compromiso voluntario de las empresas con la sociedad va a enfrentarse a poderosas dificultades.</font></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Nada mejor para sortearlas que supeditar las necesarias ayudas a la aceptación de una condicionalidad exigente. Una condicionalidad –como recordaba hace unos días</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://blogs.publico.es/fernando-luengo/2020/05/31/el-rentable-mito-de-la-empresa-somos-todos/" target="_blank" rel="noopener"><span><font color="#000000">Fernando Luengo</font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">– en términos tales como el empleo, las relaciones y los derechos laborales, el impacto ambiental, la inversión y la innovación, la distribución más equitativa de los beneficios, un gobierno corporativo más responsable ante la sociedad y –en definitiva– una aportación más positiva al interés general. Sin olvidar, cuando se trate de compañías extranjeras, de una mayor garantía de permanencia o de compensaciones apropiadas si no la respetan.</font></font></span></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Condicionalidad que no tiene por qué implicar la asfixia de la iniciativa privada o la nacionalización de la economía, sino que puede ser compatible con una mayor eficiencia empresarial, en absoluto inviable dentro de las coordenadas de un contrato más equilibrado entre los sectores privado y público. Un contrato capaz de contribuir al dinamismo empresarial impulsando la innovación y la competitividad, pero no en base a precariedad laboral, bajos costes salariales y permisividad ante las externalidades negativas. Algo sólo posible en el marco de un replanteamiento general del modelo económico que propicie una economía más equilibrada, justa, sostenible y autónoma en torno a una presencia más proactiva del sector público. De forma que –para decirlo con palabras de</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/economia/2020-04-25/mariana-mazzucato-los-cambios-en-el-capitalismo-solo-se-dan-si-el-gobierno-los-fuerza.html" target="_blank" rel="noopener"><span><font color="#000000">Mariana Mazzucato</font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">– “no se limite a ser un mero regulador, sino que pase a ser un referente y un creador junto al sector privado”. El derrumbe económico que está provocando la pandemia, así como el ambiente intelectual que está generando, pueden permitir –por vez primera en mucho tiempo– un momento propicio para intentarlo.</font></font></span></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">* Publicado en Contexto, el 18/6/2020 (</font></font></span><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><span><a href="https://ctxt.es/es/20200601/Firmas/32596/responsabilidad-social-empresarial-pandemia-intervencion-publica-moreno-izquierdo.htm"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">https://ctxt.es/es/20200601/Firmas/32596/responsabilidad-social-empresarial-pandemia-intervencion-publica-moreno-izquierdo.htm</font></font></a></span></u></span></font> <span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">)</font></font></span></p>La ¿imparable? oligopolización de la economía*tag:comunidadetnor.ning.com,2021-03-09:5374014:BlogPost:1648112021-03-09T08:47:32.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p align="justify" class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>La adquisición de Bankia por CaixaBank ha vuelto a poner de actualidad en nuestro país un fenómeno permanente en todas las latitudes: la creciente conformación de grandes oligopolios en prácticamente todos los sectores de la economía. Es decir, muy grandes empresas que concentran en conjunto una cuota de mercado claramente dominante en su correspondiente sector. Empresas, además,…</span></font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>La adquisición de Bankia por CaixaBank ha vuelto a poner de actualidad en nuestro país un fenómeno permanente en todas las latitudes: la creciente conformación de grandes oligopolios en prácticamente todos los sectores de la economía. Es decir, muy grandes empresas que concentran en conjunto una cuota de mercado claramente dominante en su correspondiente sector. Empresas, además,</span></font> <font face="Calibri, sans-serif">que colaboran frecuentemente entre sí -a través de acuerdos explícitos o tácitos- para imponer precios y consensuar otras condiciones de mercado, para establecer barreras de entrada lo más elevadas posible y para garantizar beneficios superiores a los posibles en condiciones más competitivas. Algo que acaba provocando un deterioro de la calidad general de la competencia, como muchos de los análisis sobre la reciente fusión bancaria se han apresurado a poner de relieve.</font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">La evidencia empírica -tanto del crecimiento del grado de concentración como de los efectos que produce- es incuestionable:</font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>los márgenes de beneficio en las grandes empresas -un indicador fiel del grado de concentración y de poder mercado- vienen aumentando tendencialmente a lo largo de las últimas décadas. Es la razón primordial que está en la base de muchas fusiones.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Se trata, en este sentido, de un fenómeno que entraña -o cuando menos, pretende- la generación de beneficios extraordinarios: rentas, en el lenguaje económico. Algo que la evidencia también avala: los mayores rendimientos vienen coincidiendo en las firmas con mayor poder de mercado. El último libro de Stiglitz (</span></font><font face="Calibri, sans-serif"><i><span>Capitalismo progresista</span></i></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>) lo explica con claridad meridiana, en base a una nutrida serie de trabajos empíricos. Beneficios extraordinarios que, si se mantienen en el tiempo, son reflejo indudable de una capacidad de extracción de riqueza que no deriva del simple funcionamiento del mercado; es decir, que es fruto de posiciones de poder que posibilitan mecanismos de explotación a terceros -clientes, otras empresas del sector, suministradores...-.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Efectos económicos y sociales negativos</b></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Es algo que está en la base de las múltiples disfunciones que el crecimiento de la oligopolización de la economía suele comportar: no sólo perjuicios directos para los consumidores o clientes, sino también relevantes efectos negativos adicionales en el conjunto de la economía (y en muchas otras vertientes de la sociedad).</font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Ante todo -como también han destacado muchas primeras impresiones de la fusión bancaria mencionada- pérdidas de empleo. Al tiempo, los mayores beneficios conseguidos vía poder de mercado desincentivan la inversión y la innovación, debilitando así la eficiencia, la productividad y el potencial de crecimiento económico y su calidad. Sobre todo ello gira el último número de la publicación trimestral de Economistas sin Fronteras</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><i><b>Dossieres EsF</b></i></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>,</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>de cuyo contenido se destacan en lo que sigue algunos aspectos.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Una cuestión central -destaca el artículo de</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Antón Costas</b></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>- es la incidencia de los oligopolios en el aumento de la desigualdad que vienen experimentando la mayoría de las economías nacionales a lo largo de las últimas décadas, a través de la presión a la baja que aquéllos son capaces de ejercer sobre el nivel salarial . Una capacidad que deriva de su poder en el mercado laboral, que posibilita a estas empresas establecer salarios menores que los que se formarían en mercados más competitivos. También en este ámbito, la evidencia empírica que vincula la concentración empresarial creciente y los beneficios extraordinarios con la caída de los salarios -explica el profesor Costas- es cada vez más concluyente</span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>: mayoritariamente, los oligopolios con mayores beneficios son los que han experimentado menores crecimientos salariales.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Es una presión sobre los salarios que estas empresas imponen inicialmente en sus propias plantillas, pero que -por su propio peso económico- acaba trasladándose a todo su sector y al conjunto de la economía nacional, provocando</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>un permanente efecto depresivo en la demanda agregada global, afectando negativamente de forma adicional en el ritmo de crecimiento.</span></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>Algo a lo que se suman -recuerda</span></span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>Carlos Cruzado</b></span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>- los efectos negativos sobre ese potencial que añade la erosión de ingresos públicos -y, en consecuencia, de margen de maniobra de la política económica- producida por la terrible elusión fiscal que vienen desplegando por diferentes vías las grandes empresas.</span></span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>La concentración en el sector financiero</b></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Estamos, por tanto, ante un problema de múltiples aristas -y desde luego, no sólo económicas-. Un problema que afecta de forma especialmente intensa a sectores nucleares en el funcionamiento de la economía. Uno de ellos, sin duda, es el financiero, quizás todavía no tan concentrado como otros -en parte porque partía de una situación de mucha mayor dispersión y porque las legislaciones nacionales siguen ejerciendo sobre él un control muy reacio a la concentración transnacional-. No obstante, el crecimiento del grado de concentración en él está siendo particularmente intenso. Según afirma</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Juan Torres</b></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>-en un artículo escrito con anterioridad al anuncio de la fusión CaixaBank-Bankia y que adquiere con ella particular actualidad-, se ha producido</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>“</span></font></font><font face="Calibri, serif"><font size="3"><span>con más fuerza y con efectos aún más</span></font></font> <font face="Calibri, serif"><font size="3"><span>negativos para la eficiencia de los mercados y para el bienestar social”. Es una concentración que se viene produciendo a lo largo de las últimas décadas -y aceleradamente desde la crisis 2008- y que está teniendo una repercusión general cada vez mayor al producirse en el contexto de la paralelamente creciente financiarización de la economía (es decir, de la creciente influencia del sector en el conjunto de la economía).</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, serif"><font size="3">Como se está viendo con motivo de la fusión bancaria actual, se trata de un proceso que muchos académicos, profesionales y expertos consideran inevitable y deseable, porque sería supuestamente la vía inapelable para aumentar las economías de escala y la eficiencia y para reducir los riesgos de las entidades y del conjunto del sector. Un mito que -como desvela el artículo del profesor Torres con profusión de datos- no resiste el análisis objetivo de la realidad. La concentración financiera no es un producto necesario de la lógica económica, sino de la persecución del beneficio y de la capacidad de condicionamiento sobre el resto de la economía de las entidades dominantes, y se ha visto facilitada por una legislación mayoritariamente muy favorecedora, alineada con la ideología desreguladora imperante. Y no está conduciendo a mejoras de eficiencia unilaterales, sino que comporta también considerables efectos negativos. Por una parte, el aumento de dimensión de las entidades entorpece la superación de sus problemas cuando surgen y provoca una mayor capacidad para trasladarlos al conjunto de la economía. Por otra, como los datos atestiguan, conduce, en general, al crecimiento del endeudamiento de empresas y hogares, al empeoramiento de las condiciones de acceso al crédito de las pequeñas empresas y de las personas desfavorecidas e incluso a dificultar la accesibilidad bancaria de éstas. Al tiempo que, finalmente, tampoco conduce al incremento general de la eficiencia del sector. El coste de la intermediación financiera -recuerda Torres- no es en la actualidad menor en términos reales en las economías avanzadas que lo era a finales del siglo XIX.</font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, serif"><font size="3"><b>Oligopolios y monopolios digitales</b></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, serif"><font size="3"><span>No son menores -aunque sí muy diferentes- los problemas que plantea la concentración empresarial en el sector que capitanea el dinamismo actual de la economía y el cambio hacia un nuevo modelo productivo -y probablemente, de sociedad-: el sector de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Un sector en el que -como explica</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, serif"><font size="3"><b>Ignacio Muro</b></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, serif"><font size="3"><span>- coinciden dos características poderosamente diferenciales con el resto de sectores y que rompen con la lógica de la microeconomía convencional: la existencia de costes marginales decrecientes -lo que implica la ausencia de límites económicos al aumento de la escala productiva- y de utilidades marginales crecientes -porque el valor del uso social de muchos de sus productos aumenta con el número de usuarios, incrementando la utilidad individual de los productos/servicios más utilizados-. Características que hacen rentable un aumento continuo del volumen de producción y que incentivan un aumento también continuo de la demanda, fomentando un crecimiento particularmente intenso de la concentración empresarial, hasta el punto de inducir a la consolidación de gigantescos oligopolios globales en períodos de tiempo extraordinariamente breves. Una</span></font></font> <font color="#343434"><font face="Calibri, serif"><font size="3"><span>tendencia que se ve reforzada por la potencia financiera de las mayores empresas, capaces de establecer crecientemente nuevas y drásticas barreras de entrada a través de adquisiciones de todas aquellas empresas/tecnologías incipientes que puedan afectar a su actividad y suponer una competencia futura.</span></font></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, serif"><font size="3">Pero más allá de ese nuevo impulso de la concentración empresarial, estamos -considera Muro- asistiendo a la consolidación de un nuevo modelo de acumulación, de una nueva variante del capitalismo, en el que las nuevas tecnologías están imponiendo nuevas también formas de depreciación y precarización del trabajo, en el marco de una crisis radical de la relación salarial y del trabajo asalariado tradicional, a través de la expansión de formas de trabajo falsamente autónomo que no hacen sino reflejar “nuevas formas de dependencia humana”.</font></font></p>
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<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Poder corporativo global</b></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>Lo que recuerda que el desmedido y creciente poder oligopólico no sólo afecta a la economía, sino que incide decisivamente también en el poder político (sobre sus vinculaciones con él en el caso español no debe dejar de verse el artículo de</span></span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>Rubén Juste</b></span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>) y en prácticamente todas las dimensiones de la vida. No debe extrañar, por eso, que esa incidencia multifacética se vea afectada sensiblemente por la crisis global producida por la Covid-19, que puede comportar considerables efectos en su inmensa capacidad de condicionamiento general. Ya es posible atisbar, de hecho -señala</span></span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>Gonzalo Fernández</b></span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>-, las respuestas que están apuntando los más potentes con vistas a fortalecer su hegemonía a través del control de la transición a un nuevo modelo productivo. Una transición seguramente liderada por las grandes empresas tecnológicas y en la que desempeñarán un papel también protagónico las finanzas, el capitalismo verde y el complejo industrial-militar: el núcleo central del nuevo poder corporativo global,</span></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>“empeñado en imponer la mercantilización y corporativización definitiva de la vida como respuesta a la crisis actual”. Un proceso, además, enmarcado en límites de los recursos naturales y problemas ambientales cada día más acusados, en el que se agudizarán las tensiones distibutivas y que muy probablemente será inevitablemente doloroso y conflictivo, tanto a nivel nacional como internacional. Y que probablemente exigirá del nuevo poder corporativo avances decididos en su ascendiente -en su captura- de los Estados, que en la nueva normalidad post-coronavirus previsiblemente asumirán un papel estratégico más activo en el insoslayable replanteamiento económico; pero un papel, también, crecientemente subordinado a la supremacía corporativa. En definitiva, podríamos estar así ante un panorama nada halagüeño, por mucho que se pudieran superar los efectos más dramáticos de la crisis actual: “un capitalismo ultra-centralizado, convulso y en conflicto permanente, que nos conduce a marchas aceleradas a un callejón sin salida”.</span></span></font></font></p>
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<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><b>Recordando soluciones</b></font></font></p>
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<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En definitiva, un panorama frente al que parece urgente buscar alternativas. Muchas se vienen planteando ya por el pensamiento económico heterodoxo desde largo tiempo atrás. Algunas de las principales se recuerdan también en la publicación citada de Economistas sin Fronteras:</font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Impulso público de mayores niveles de competenecia en los mercados.</font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Mayor rigor impositivo y regulatorio sobre las grandes empresas, que para ser adecuadamente efectivo debería estar coordinado a nivel transnacional.</font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Control particularmente severo -y con mayor presencia pública- de los sectores financiero, energético y tecnológico, por su capacidad de condicionar comportamientos en el conjunto de la economía y su papel crucial en la reorientación hacia un modelo productivo más euilibrado, equitativo y sostenible.</font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Potenciación del poder negociador de los trabajadores -y, por tanto, fortalecimiento de los sindicatos-, para mitigar las presiones a la baja de los salarios de los mercados oligopolísticos</font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>- Reformas legales de los sistemas de gobierno corporativo para garantizar una participación significativa en los órganos de gobierno de los trabajadores -y de otros partícipes básicos en la actividad empresarial-, lo que -como pone de relieve el artículo final de</span></span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span><b>José Miguel Rodríguez</b></span></span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>- abriría el camino a una progresiva democratización de la empresa que puede suponer una de las vías más eficaces para mitigar el cortoplacismo, las malas prácticas y las externalidades negativas de las grandes empresas y el poder desequilibrado en ellas de los mayores accionistas,</span></span></font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Aspectos todos que sólo pueden ser factibles en el marco de una revitalización de la democracia y de la capacidad de movilización de los sectores mayoritarios de la población, de forma que se posibilite la consolidación de poderes públicos capaces de impulsar el avance hacia esos objetivos. Nada nuevo, por otra parte: el freno del poder los grandes oligopolios es una cuestión eminentemente política.</font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">*<i>Artículo publicado en Contexto:</i> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ctxt.es/es/20201101/Firmas/33718/"><i>https://ctxt.es/es/20201101/Firmas/33718/</i></a></u></span></font></font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"></p>Eficiencia económica y participación laboral en el gobierno de la empresa*tag:comunidadetnor.ning.com,2021-03-04:5374014:BlogPost:1648072021-03-04T16:39:18.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>La pandemia de la covid-19 nos ha enseñado o ratificado -con demasiado dolor- no pocas cosas. Entre otras, y particularmente en España, que es necesario y urgente construir una economía más sólida, resiliente, sostenible y autocentrada, para lo que es preciso avanzar decicididamente, aunque sea de forma inevitablemente paulatina, hacia un nuevo modelo productivo. Pero es una imprescindible reorientación que no sólo requiere -como…</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>La pandemia de la covid-19 nos ha enseñado o ratificado -con demasiado dolor- no pocas cosas. Entre otras, y particularmente en España, que es necesario y urgente construir una economía más sólida, resiliente, sostenible y autocentrada, para lo que es preciso avanzar decicididamente, aunque sea de forma inevitablemente paulatina, hacia un nuevo modelo productivo. Pero es una imprescindible reorientación que no sólo requiere -como por fortuna reconoce la Unión Europea y una gran mayoría de expertos y políticos- un enorme esfuerzo de inversión y estímulo en los sectores, energías y actividades con mayor futuro, más capacidad de arrastre y más compatibles con la sostenibilidad ambiental. Como destaca un reciente</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/covid19-un-cuatrimestre-decisivo-reformar-el-modelo-empresarial-para-cambiar-el-modelo-productivo/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>comunicado de la Plataforma por la Democracia Económica</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>, r</span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>equiere también una profunda reforma del modelo empresarial. Entre otras razones, como también señala el mismo comunicado, porque</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><span>en buena medida “</span></font></font><font face="Calibri, serif"><span>es el modelo empresarial el que define los cambios en el modelo productivo, ya que</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><span>es en el interior de las empresas donde se juega la batalla de la innovación”. Es necesario para ello que esa</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>reforma se plantee en muchas dimensiones, debiendo aspirar paralelamente a fortalecer la eficiencia y la sostenibilidad en la empresa, pero también la justicia y la equidad.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Desde esta perspectiva, una de esas dimensiones de la necesaria reforma integral del modelo de empresa adquiere particular relevancia en nuestro país: la participación -obligada y regulada legalmente- de representantes de los trabajadores en los órganos de gobierno de las grandes empresas (la problemática de las pymes es muy diferente); aunque fuera sólo al nivel existente en muchos de los principales países europeos, a cuyas mejores prácticas deberíamos acercarnos con la mayor rapidez posible. Una vieja reivindicación sindical y de la izquierda que, tras un largo paréntesis,</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>está volviendo con intensidad creciente a la palestra política, laboral y académica en nuestros días, y tanto más ante la debacle provocada por la covid-19 y los retos que plantea. Y que no excluye (sino todo lo contrario) la posibilidad de participación de otros actores básicos en la actividad de la empresa, en el marco de una democratización aún más ambiciosa.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Sin duda, laten tras esta reivindicación relevantes razones morales y políticas. Pero no debería olvidarse que existen también sólidos argumentos económicos que la sustentan. Una nutrida literatura académica viene insistiendo en ellos con rotundidad y aval de la evidencia empírica cada vez mayores. Simplemente, quiero recordarlos en este artículo.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Por una parte -y sólo puedo apuntarlo aquí-, la investigación crítica está desvelando de forma difílmente cuestionable la insostenibilidad de la fundamentación microeconómica de las presuntas legitimidad y optimalidad de la soberanía accionarial en la empresa con que la Economía dominante ha venido justificando el monopolio por los accionistas del gobierno empresarial</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif">(puede verse un panorama de esta cuestión</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.revistaeconomiacritica.org/sites/default/files/JAMoreno_empresa-accionarial-participativa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif">).</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Por otra, y en un terreno mucho más práctico, son cada vez mayores los indicios de que los modelos de empresa basados en una participación laboral significativa en el sistema de gobierno corporativo pueden contribuir decisivamente a fortalecer la eficiencia y la calidad de las empresas -al margen de potenciar sus aportaciones positivas a la sociedad-, ayudando a superar o mitigar muchos de los problemas a los que está conduciendo el modelo de gran empresa dominante (sobre todo en las grandes firmas cotizadas, que son las más condicionadas por los mercados financieros y de capitales y, por ello, las más orientadas a la maximización permanente del valor accionarial) (puede verse un análisis contundente de estos problemas en</span></font></font> <cite><span><a href="https://www.gmo.com/globalassets/articles/white-paper/2014/jm_the-worlds-dumbest-idea_12-14.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">https://www.gmo.com/globalassets/articles/white-paper/2014/jm_the-worlds-dumbest-idea_12-14.pdf</font></font></font></a></span></cite> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>). En esencia, esta contribución positiva en términos económicos de la participación laboral se basa en cinco razones: los cinco siguientes vectores de impulso de la eficiencia (para todo esto es muy recomendable el libro de J. M. Rodríguez</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.casadellibro.com/libro-el-gobierno-de-la-empresa-un-enfoque-alternativo/9788446020738/924530"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>El gobierno de la empresa: un enfoque alternativo</span></i></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>).</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><b>1. Fortalecimiento del compromiso de los trabajadores, de sus inversiones específicas en la empresa y de su asunción de riesgos</b></i></font></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Los trabajadores -y no sólo los accionistas- realizan también inversiones específicas en la empresa: las orientadas de forma muy concreta a una finalidad y que perderían parte de su valor en usos alternativos. Inversiones en capital humano y en apuestas por la continuidad en la empresa cuya importancia tiende a aumentar con la duración de su relación laboral, su formación y su especialización, aumentando con ellas los costes de salida y, en consecuencia, los riesgos que asumen por su implicación en la empresa. Riesgos, por otra parte, que los trabajadores no pueden diversificar ni garantizar con mecanismos de salida, como sí pueden los accionistas. Se trata de una inversión y, en definitiva, un compromiso que resultan decisivos para el éxito de la empresa a medio y largo plazo: y tanto más más cuanto mayor es la importancia del capital humano en la actividad empresarial y en el conjunto de la economía. Parece fuera de duda que una</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>vía para potenciarlos radica en dotar a los trabajadores de garantías adicionales que posibiliten proteger la estabilidad de su relación laboral y el valor de sus inversiones. Algo a lo que parece incuestionable que puede contribuir -entre otras medidas- la participación efectiva de los trabajadores en los órganos de gorbierno de las empresas, como instrumento crucial para la defensa de sus intereses, pero como factor también para el impulso de la eficiencia empresarial.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><i><b>2. Fortalecimiento del capital relacional</b></i></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">También es generalizado el consenso en torno a la impiortancia de la confianza entre el colectivo laboral y quienes desempeñan las funciones de gobierno y dirección de la empresa como elemento esencial para potenciar la innovación, la eficiencia y la competitividad. Una confianza que aumenta con la certeza acerca de la seguridad de la duración temporal de la relación y con la valoración que las partes hagan de la equidad y de la justicia de los resultados -las retribuciones- que con ella consigan. Es lo que se ha denominado “capital relacional” o “social”, un capital intangible que reduce los costes de transacción, potencia la asunción de riesgos y la realización de inversiones específicas por los trabajadores, impulsa la formación, el aprendizaje y el conocimiento, facilita la cooperación y la coordinación y, por supuesto, mejora el clima laboral y la calidad general de relaciones en la organización. Y además, aumenta con el uso. Frente a las dificultades que para auspiciar este capital esencial supone la carga de jerarquía y autoritarismo del sistema de gobierno accionarial, el gobierno participativo puede contribuir muy positivamente a incentivarlo, reforzando con ello el potencial de desarrollo de la empresa a medio y largo plazo.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><i><b>3. Fortalecimiento de la capacidad cognitiva de la empresa</b></i></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Un tercer factor -claramente complementario de los anteriores- que justifica la participación laboral en el sistema de gobierno corporativo es la importancia -crecientemente determinante y que nadie discute- de la capacidad de generación de conocimiento de la empresa para la creación de valor y para impulsar el potencial de innovación, la competitividad y, por tanto, el éxito. Algo que acrecienta la relevancia del fomento continuo del aprendizaje, de la formación y del capital humano especializado. Es uno de los objetivos prioritarios de las empresas innovadoras. Un objetivo para el que, inevitablemente, resulta decisivo también el papel de los trabajadores: la colaboración voluntaria y proactiva de la plantilla y su voluntad y capacidad de acumular el capital humano apropiado. Colaboración, voluntad y capacidad que se incentivan cuando los sujetos de los procesos de formación y aprendizaje participan en el control de los recursos cognitivos y de las políticas de cualificación colectiva y cuando sus intereses se alinean todo lo posible con los intereses de la empresa. De nuevo, no parecen para ello en absoluto adecuados los modelos de gobierno corporativo convencionales: el conocimiento y el talento son recursos para los que resulta muy poco efectivo el control autoritario. Antes bien, hace falta reorientar decididamente el sistema de toma de decisiones estratégicas, para posibilitar que quienes tienen que realizar esa inversión en capital humano participen significativamente en ellas y en el control de su ejecución. Es decir, se requiere avanzar hacia la óptima participación posible de los trabajadores en el sistema de gobierno de las empresas.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><i><b>4. Fortalecimiento</b></i></font> <font face="Calibri, sans-serif"><i><span><b>de la productividad</b></span></i></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Desde luego, todos los</span></font> <span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">aspectos anteriores influyen positivamente en la productividad, una variable crucial que viene mostrando desde hace décadas una preocupante tendencia al estancamiento ampliamente generalizado en las economías de mercado desarrolladas. No pocas razones apuntan a que se trata de un problema en el que ha podido influir sensiblemente el propio modelo de empresa -y de gobierno empresarial- que el neoliberalismo ha propiciado. Es muy fuerte la evidencia empírica de los efectos negativos en la productividad de muchas de las disfunciones características de este modelo de empresa: el horizonte acusadamente cortoplacista, la tendencia a reducir todo lo posible los fondos propios, la prioridad cada vez mayor al crecimiento de los dividendos, al apalancamiento y al crecimiento del valor de la acción y las pulsiones depresivas en la inversión -especialmente en I+D- que todo ello ha favorecido, así como la mayor capacidad de las empresas -a través del debilitamiento sindical y de la regulación laboral- de comprimir los costes salariales o la desmotivación que inevitablemente produce en muchos trabajadores el empeoramiento continuo de las condiciones y de los derechos laborales, la desenfrenada cuantía de las retribuciones de los altos directivos y el abismal ensanchamiento de las desigualdades. Nada de todo esto puede favorecer a la productividad. Por eso, avanzar hacia modelos de gobierno participativo puede ser un camino idóneo para impulsarla a medio y largo plazo, como parecen mostrar las experiencias de cogestión europeas más avanzadas.</font></font></font></span></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><b>5. Fortalecimiento de la calidad de gestión</b></i></font></font></font></span></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Por supuesto, la Economía que domina mayoritariamente en el mundo académico discute con dureza todos los efectos mencionados, pero acusa con particular intensidad a los modelos de gobierno participativos de impedir una buena gestión empresarial: básicamente, por la heterogeneidad de criterios y conflictividad que introduciría en los consejos de administración</span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>,</span></font></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>por la d</span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>ificultad de concreción de un principio alternativo a la</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>maximización del beneficio y/o del valor de la acción para orientar la gestión de la empresa</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y por los obstáculos a la atracción de capital cuando no priman los intereses de los accionistas e inversores. Sin negar estos inconvenientes, abundantes experiencias prácticas apuntan, sin embargo, en dirección contraria. Algo que puede responder -de acuerdo con muchos analistas- a una virtualidad diferencial: la existencia de un poder compensador en los órganos de gobierno que posibilita un control más efectivo de la gestión, que limita la absoluta discrecionalidad de los grandes accionistas y de la alta dirección para manejar la empresa según sus exclusivos intereses, que atenúa las disfunciones del habitual cortoplacismo consecuente y que fortalece el compromiso de los trabajadores, así como la resiliencia de la empresa frente a situaciones difíciles.</span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><b>En conclusión</b></span></font></font></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Todo lo anterior, en definitiva, apoya la convicción de que la participación de los trabajadores y las trabajadoras en el control y en el gobierno de la actividad empresarial -legitimada en virtud de su contribución esencial en ella- resulta decisiva para impulsar la eficiencia y la capacidad de innovación internas, aparte de sus virtualidades cara a la consolidación de empresas más positivas para la sociedad. Una convicción, además, que no responde a la pura especulación teórica. La refrendan, aparte de notables trabajos empíricos, abundantes experiencias prácticas (aunque las hay de todo tipo): desde cooperativas y empresas que voluntariamente aplican sistemas de participación accionarial del personal hasta grandes empresas con sistemas de cogestión obligatoria en muchos países europeos de economía avanzada; experiencias que en muchos casos muestran niveles punteros de eficiencia y desempeño económico que las empresas convencionales, al margen de -en general- mejores impactos en la sociedad. Y que, sin ser el paraíso, esbozan un horizonte posible hacia el que avanzar en España. Un horizonte, por otra parte, alineado en buena medida con lo que vienen proponiendo reiteradamente desde hace años la Comisión y el Parlamento europeos -si bien con propuestas centradas siempre en el fomento de procesos participativos de aceptación voluntaria por parte de las empresas-.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Naturalmente, es un objetivo al que se enfrentan con toda radicalidad los actores que ejercen un dominio hegemónico en los sistemas de gobierno corporativo -los grandes accionistas e inversores ante todo, pero también los altos directivos y las entidades que financian la actividad empresarial-, porque esa posición hegemónica les permite extraer sistemáticamente del proceso productivo un valor muy superior al que se corresponde a su contribución real</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>(puede verse una excelente argumentación sobre esto</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ec.europa.eu/futurium/en/system/files/ged/ind_corp_change-2013-lazonick-1093-128_0.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span>aquí</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>). Una posición que, al margen de la injusticia sistémica que supone, socava profundamente la potencialidad de desarrollo de las propias empresas a largo plazo. Y con ello, del conjunto de la economía nacional.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify">* Publicado originalmente en Ágora (<a href="https://www.agorarsc.org/eficiencia-economica-y-participacion-laboral-en-el-gobierno-de-la-empresa/">https://www.agorarsc.org/eficiencia-economica-y-participacion-laboral-en-el-gobierno-de-la-empresa/</a>)</p>¿Por qué Responsabilidad Social ahora
Después de la II Guerra Mundial, se inició un debate sobre cuál era la responsabilidad social de las empresas y hoy se debate sobre como conciliar resil…tag:comunidadetnor.ning.com,2020-10-29:5374014:BlogPost:898572020-10-29T18:33:04.000ZJuan Manuel Pérez Pradohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JuanManuelPerezPrado
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<div class="elementor-container elementor-column-gap-default"><div class="elementor-row"><div class="elementor-element elementor-element-0986237 elementor-column elementor-col-100 elementor-top-column"><div class="elementor-column-wrap elementor-element-populated"><div class="elementor-widget-wrap"><div class="elementor-element elementor-element-cc8cbb8 elementor-widget elementor-widget-text-editor"><div class="elementor-widget-container"><div class="elementor-text-editor elementor-clearfix"><p><strong>Juan Manuel Pérez Prado.<span> </span></strong>Experto universitario en Responsibilidad Social Corporativa.</p>
<p>15/09/2020</p>
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<p>Ante el nuevo escenario a nivel Internacional, Nacional y Local, que ha originado la aparición de la pandemia del COVID-19, todos somos conscientes que el mundo ha cambiado. Ya nos hemos acostumbrado a ver cambios a nivel global, la pequeña gran diferencia es que este cambio llega también hasta nuestro día a día a nivel doméstico.</p>
<p>Desde hace años se escucha un run, run que suena un poco lejano que llaman RSC (Responsabilidad Social Corporativa). Pero siempre como muy lejano, cosa de multinacionales. Desde hace poco tiempo ya suena RSE (Responsabilidad Social Empresarial) (<a href="https://www.boe.es/boe/dias/2018/12/29/pdfs/BOE-A-2018-17989.pdf"><strong>Ley 11/2018, de 28 de diciembre, por la que se modifica el Código de Comercio, el texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital aprobado por el Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio, y la Ley 22/2015, de 20 de julio, de Auditoría de Cuentas, en materia de información no financiera y diversidad</strong></a><strong><u>)</u></strong></p>
<p>Desde que en los años 50 Bowen<sup>1</sup><span> </span>comenzó a hablar de la Responsabilidad Social de las Empresas, durante el gran crecimiento económico después de la II Guerra Mundial, se inició un debate sobre cuál era la responsabilidad social de las empresas. En esos primeros momentos esa nueva corriente de pensamiento no adquiere mucha fuerza, debido a la bonanza económica y a la fuerza de la antigua cultura empresarial. No obstante, esa inquietud hizo nacer a las ONG, que la ONU las define como “cualquier grupo de ciudadanos voluntarios sin ánimo de lucro que surge en el ámbito local, nacional o internacional, de naturaleza altruista y dirigida por personas con un interés común”. El término ONG surge en la Carta de las Naciones Unidas como “organizaciones cuya constitución no sea consecuencia de un tratado internacional”. Se consideran independientes de las instituciones y poderes públicos y llevan a cabo servicios humanitarios con claros objetivos de beneficio social. Este modelo sigue vigente hoy en día y en continuo crecimiento a pesar de que sus resultados, han demostrado que la gran cantidad de recursos destinados no siempre han dado eficientes resultados.</p>
<p>No es hasta los años 70, con el crecimiento de los movimientos sociales a raíz de la guerra de Vietnam y los cambios en los procesos productivos con los inicios de los desarrollos tecnológicos y el comienzo de la globalización, cuando nace una nueva corriente de implicación social.</p>
<p>En 1970 Friedman<sup>2</sup><span> </span>en su teoría económica clásica defiende que el único objetivo de la Responsabilidad Social consiste en la maximización de los beneficios para los accionistas. Quedando reservada la acción social al Estado y a las ONG. En contraposición a esta teoría surgen varias corrientes de pensamiento que han supuesto la base del modelo de Responsabilidad Social Empresarial. Freeman<sup>3</sup><span> </span>defiende un modelo de gestión empresarial que enmarca a la empresa dentro de la sociedad en la que actúa. Estableciendo la idea de que si las empresas operan cada vez en entornos más complejos han de cubrir objetivos que afectan a más grupos de interés.</p>
<p>Carroll en 1979 siguiendo la corriente de Freeman y que pienso hoy por hoy sigue vigente define en su estudio cuatro aptitudes ante la Responsabilidad Social.</p>
<p>La primera es una<span> </span><em>filosofía reactiva</em><span> </span>ante su responsabilidad social, es decir ante un cambio normativo o de mercado que le obligue a actuar, tomará las medidas necesarias para ajustarse a ese nuevo entorno. Pero no toma ninguna iniciativa.</p>
<p>La segunda es una<span> </span><em>filosofía defensiva</em><span> </span>la empresa inicia un acercamiento a una implicación de responsabilidad social como una medida de escape ante las presiones de su entorno que sigue considerando externas a su propia organización.</p>
<p>La tercera es una<span> </span><em>filosofía acomodaticia</em>, se actúa en Responsabilidad Social por su consciencia de la necesidad, actuando de forma correcta pero sin esperar resultado alguno.</p>
<p>La cuarta es una<span> </span><em>filosofía proactiva</em><span> </span>intentando anticiparse a los acontecimientos, diseñando estrategias sociales, de gestión y medioambientales, evaluando sus resultados.</p>
<p>Esta nueva situación de la Pandemia nada tiene que ver con la fuerte crisis del 2008, y está creando un panorama nuevo y extremadamente complejo. Lo que es una evidencia es que el modelo de Friedman no es suficiente, el Estado y las ONG no pudieron dar cobertura a los efectos de la anterior crisis, ese nuevo entorno postcrisis hizo aparecer nuevos grupos de interés, movimiento 15M, generación Nini, etc. que en algunos casos incluso ni se han manifestado. Pero ignorar su presencia tan solo nos puede llevar al fracaso.</p>
<p>Durante el estallido de esta pandemia, era conmovedor ver los distintos gestos de personas, colectivos y empresas que de manera individual y altruista iniciaron medidas de choque como el reparto de comidas, confección de mascarillas, trabajo a destajo en los hospitales, etc. Mientras las distintas administraciones eran incapaces de responder ante la situación.</p>
<p>Las empresas que han sido capaces de generar valor de identidad, de marca, aunque sea a nivel local tienen más probabilidades de superar todas las adversidades pasadas y futuras y aquellas que no pudieron o no supieron crear valor sin duda tienen un horizonte más complejo si es que no han caído en el camino. El hecho de haber sobrevivido a este primer azote de la Pandemia, puede darnos un respiro, pero es una equivocación no enfrentarse a una realidad incierta.</p>
<p>Sin duda es un momento crucial para las empresas, en un reciente estudio del IESE, define que el reto al que las empresas se enfrentan con la crisis del COVID-19 es, precisamente, conciliar resiliencia empresarial con responsabilidad social. La biología define la resiliencia como la capacidad de cualquier organismo vivo de adaptarse a una situación contraria y de extrema dificultad; en términos empresariales, ser una compañía resiliente implica contar con la capacidad (en términos de conocimientos, habilidades y actitudes) para sobrevivir a situaciones cambiantes, impredecibles, o directamente desfavorables (Reese, Lang y CarlssonSzlezak, 2020, p. 9). Como muchos estudios repiten estas semanas, promover la resiliencia empresarial pasa necesariamente por trazar un plan de continuidad de negocio adecuado a las excepcionales circunstancias presentes. El objetivo principal de ese plan de continuidad de negocio es facilitar la toma de decisiones en un contexto de riesgo elevado (Davidson Institute, 2020, p. 1).</p>
<p>En este momento de reflexión sobre la actividad empresarial, es sin duda el momento ideal para que aquellas empresas que no habían adquirido modelos de Responsabilidad Social Empresarial, sienten las bases para ello y lo que en un principio se presenta como una amenaza se convierta en una oportunidad para el cambio.</p>
<p>Reflexionar sobre todas las posibilidades que se abren para el negocio y su cultura puede motivar la implementación de cambios que, al menos hasta ahora, resultaban impensables. La urgencia con que muchas empresas se han adaptado al teletrabajo habla de una capacidad de cambio que la inercia y los deberes del día a día habían difuminado. ¿Por qué limitar los cambios a un estado de excepción que acabará tarde o temprano y desear el retorno a una normalidad que, por habitual que resultase, no estaba exenta de vacíos y peligros sociales y medioambientales? Es imperativo reflexionar sobre el sentido de la misión empresarial que las empresas retomen un dialogo necesario con los grupos de interés: proveedores, clientes, trabajadores, etc. Con una actitud que fomente la transparencia y la consistencia con los propios principios en todas las decisiones que se tomen. Los empresarios encargados de liderar una respuesta al desafío del COVID-19 podrán transformar el impulso por la supervivencia en una llamada a la audacia.</p>
<ol>
<li>Howard R. Bowen (1953) “Social Responsabilities for the Businessman”</li>
<li>Friedman, M. “The social responsability of business is to increase its profits”</li>
<li>Freeman, R.E. (1984) “Strategic Management: A Stakeholder Approach Pitman Publishing Inc.”</li>
<li>Carroll, A.B. (1979) “A three Dimensional Conceptual Modelo of Corporate Perfomance”</li>
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</div>“Cooperación frente a confrontación. Una propuesta para vencer la incertidumbre.tag:comunidadetnor.ning.com,2020-10-03:5374014:BlogPost:757452020-10-03T18:18:44.000ZLUIS SUAREZ MARIÑOhttp://comunidadetnor.ning.com/profile/LUISSUAREZMARINO
<p><strong> <span>“Cooperación frente a confrontación. Una propuesta para vencer la incertidumbre.</span></strong></p>
<p>“<em>Si piensas en la política de forma maniquea entonces el acuerdo es un pecado”</em> <em>J. Haidt</em> </p>
<p>Vivimos momentos de incertidumbre. Preocupación y ansiedad creciente por la evolución de la covid 19 en este otoño que acabamos de estrenar y preocupación por una crisis económica profunda, de la que no se sabe a ciencia cierta cuando remontaremos.</p>
<p>Esta…</p>
<p><strong> <span>“Cooperación frente a confrontación. Una propuesta para vencer la incertidumbre.</span></strong></p>
<p>“<em>Si piensas en la política de forma maniquea entonces el acuerdo es un pecado”</em> <em>J. Haidt</em> </p>
<p>Vivimos momentos de incertidumbre. Preocupación y ansiedad creciente por la evolución de la covid 19 en este otoño que acabamos de estrenar y preocupación por una crisis económica profunda, de la que no se sabe a ciencia cierta cuando remontaremos.</p>
<p>Esta incertidumbre se refleja en el Barómetro especial del CIS de Julio de 2020. Para los ciudadanos los principales problemas que actualmente existen en España son: el paro (34,6), los problemas de índole económico (29,3), el coronavirus (28,4) y la sanidad (15,7).</p>
<p>La resolución de estos problemas debería exigir el concierto de todos, especialmente de nuestros políticos. Sin embargo, ese mismo Barómetro refleja que son los propios ciudadanos quienes ven en la actitud de los políticos un problema añadido. (su falta de acuerdos y la situación de inestabilidad política que genera (13,8), y los políticos en general (12.2).</p>
<p>Resulta muy ilustrativo qué cuestiones puestas en el candelero por los partidos políticos o la opinión publicada (la monarquía, la violencia de género, la aptitud de la oposición, el extremismo de algunos partidos políticos, la confrontación social, la vivienda, la inmigración, la inseguridad ciudadana o la independencia de Cataluña) no sean percibidas por la población –Según ese mismo barómetro- cómo los principales y más acuciantes problemas; ni que otras cuestiones sobre las cuales los expertos llaman la atención y exigen cambios urgentes, como ocurre con los problemas medioambientales o las pensiones, tampoco sean vistas como un problema a corto plazo por la población. </p>
<p>Poniendo en relación unos problemas con otros, estaremos de acuerdo en que tanto los problemas que generan mayor incertidumbre y consecuentemente más insatisfacción y falta de bienestar (el empleo; los problemas de índole económicos y la salud pública) cómo otros temas de evidente trascendencia (la educación, los problemas de índole social, la corrupción y el fraude, la inmigración, el funcionamiento de los servicios públicos, la vivienda los problemas medioambientales, la administración de Justicia, las pensiones) exigen para su resolución, como percibe y demanda la ciudadanía, que los partidos políticos abandonen la estrategia de confrontación, que es vista por la ciudadanía como un problema que impide la resolución de los otros.</p>
<p><em>Haidt,</em> psicólogo social y profesor de liderazgo ético en la Universidad de Nueva York, ha estudiado el comportamiento de la clase política estadounidense desde la década de 1990, para concluir que la clase política se ha vuelto cada vez más maniquea y que ese maniqueísmo ha conllevado un aumento de la acritud y una disminución de la capacidad de encontrar soluciones en común.</p>
<p>Y el problema - entiende <em>Haidt</em>- no se limita a los políticos. “La tecnología y el cambio en los patrones residenciales nos han permitido a cada uno de nosotros aislarnos dentro de burbujas de individuos con ideas afines –subraya-. En 1976, solo el 2% de los estadounidenses vivían en condados donde se producían victorias electorales rotundas – en que republicanos o demócratas ganaran por más de un 20%- . En 2008, el 48 % de los estadounidenses vivía en un condado de este tipo”.</p>
<p>También el professor <em>Haidt</em> ha constatado otro fenómenos llamativo: Las cada vez más infrecuentes relaciones de amistad entre políticos de distintos partidos, cada vez más encerrados en su propio entorno, y recomienda cambiar esta dinámica, asegurando que “si puedes tener al menos una interacción amistosa con un miembro de otro grupo, te resultará mucho más fácil escuchar lo que está diciendo y quizás ver un tema controvertido bajo otra perspectiva”.</p>
<p>Las conclusiones de <em>Haidt</em> no son ni mucho menos aplicables exclusivamente a los estadounidenses y sus políticos; a poco que observemos el panorama político español, habremos de convenir que esas mismas conclusiones son, hoy más que nunca, extrapolables a la situación que vive nuestro país, polarizado como no lo había estado en muchos años, desde luego, como nunca después del advenimiento de la democracia del 78.</p>
<p>Y lo peor de todo es que la situación que exponemos se retroalimenta. Los partidos políticos adoptan un discurso cada vez más frentista; los barrios en las grandes ciudades están cada vez más polarizados políticamente, y cada vez más, los ciudadanos, que reciben información exclusivamente de determinados medios afines a la ideología en la que se incardinan (y a esto ayudan especialmente los algoritmos de las redes sociales), son más herméticos a la hora de abrir sus mentes a otras posturas y más incapaces de aceptar las soluciones de otros para resolver los problemas. En definitiva el resultado es que las personas, con independencia de su formación, son cada vez más intransigentes, y tienen menos capacidad crítica para juzgar al correligionario o ver la realidad desde otro punto de vista.</p>
<p>El profesor de Derecho de la Universidad de Yale, <em>Dan M. kahan</em>, conocido por su <em>teoría de la cognición cultural</em> – que trata de comprender cómo los valores dan forma al conflicto político y promover estrategias deliberativas efectivas para resolver los problemas reales partiendo de datos empíricos- ha estudiado el fenómeno, poniendo de manifiesto que si bien el nivel educativo puede tener un efecto positivo en la comprensión de un tema controvertido; tal efecto positivo desaparece cuando el tema en cuestión es objeto de una polémica partidista.</p>
<p>Es decir se juzga y se toma partido, antes que guiados por la razón, emocionalmente o por la necesidad de ser reconocido por el grupo al que se nos adscribe.</p>
<p>Para vencer estos modelos de comportamiento se hace imprescindible acercarse a aquellos que pertenecen a otros grupos ideológicos distintos, compartir con ellos aficiones o actividades, crear un clima de confianza a partir del cual sea posible, primero, escuchar al otro con respeto cuando exprese sus ideas políticas o proponga, desde su ideario, soluciones a un problema y, después, ser capaces de conciliar en común las mismas. </p>“Cooperación frente a confrontación. Una propuesta para vencer la incertidumbre.tag:comunidadetnor.ning.com,2020-10-03:5374014:BlogPost:756582020-10-03T18:18:42.000ZLUIS SUAREZ MARIÑOhttp://comunidadetnor.ning.com/profile/LUISSUAREZMARINO
<p><strong> <span>“Cooperación frente a confrontación. Una propuesta para vencer la incertidumbre.</span></strong></p>
<p>“<em>Si piensas en la política de forma maniquea entonces el acuerdo es un pecado”</em> <em>J. Haidt</em> </p>
<p>Vivimos momentos de incertidumbre. Preocupación y ansiedad creciente por la evolución de la covid 19 en este otoño que acabamos de estrenar y preocupación por una crisis económica profunda, de la que no se sabe a ciencia cierta cuando remontaremos.</p>
<p>Esta…</p>
<p><strong> <span>“Cooperación frente a confrontación. Una propuesta para vencer la incertidumbre.</span></strong></p>
<p>“<em>Si piensas en la política de forma maniquea entonces el acuerdo es un pecado”</em> <em>J. Haidt</em> </p>
<p>Vivimos momentos de incertidumbre. Preocupación y ansiedad creciente por la evolución de la covid 19 en este otoño que acabamos de estrenar y preocupación por una crisis económica profunda, de la que no se sabe a ciencia cierta cuando remontaremos.</p>
<p>Esta incertidumbre se refleja en el Barómetro especial del CIS de Julio de 2020. Para los ciudadanos los principales problemas que actualmente existen en España son: el paro (34,6), los problemas de índole económico (29,3), el coronavirus (28,4) y la sanidad (15,7).</p>
<p>La resolución de estos problemas debería exigir el concierto de todos, especialmente de nuestros políticos. Sin embargo, ese mismo Barómetro refleja que son los propios ciudadanos quienes ven en la actitud de los políticos un problema añadido. (su falta de acuerdos y la situación de inestabilidad política que genera (13,8), y los políticos en general (12.2).</p>
<p>Resulta muy ilustrativo qué cuestiones puestas en el candelero por los partidos políticos o la opinión publicada (la monarquía, la violencia de género, la aptitud de la oposición, el extremismo de algunos partidos políticos, la confrontación social, la vivienda, la inmigración, la inseguridad ciudadana o la independencia de Cataluña) no sean percibidas por la población –Según ese mismo barómetro- cómo los principales y más acuciantes problemas; ni que otras cuestiones sobre las cuales los expertos llaman la atención y exigen cambios urgentes, como ocurre con los problemas medioambientales o las pensiones, tampoco sean vistas como un problema a corto plazo por la población. </p>
<p>Poniendo en relación unos problemas con otros, estaremos de acuerdo en que tanto los problemas que generan mayor incertidumbre y consecuentemente más insatisfacción y falta de bienestar (el empleo; los problemas de índole económicos y la salud pública) cómo otros temas de evidente trascendencia (la educación, los problemas de índole social, la corrupción y el fraude, la inmigración, el funcionamiento de los servicios públicos, la vivienda los problemas medioambientales, la administración de Justicia, las pensiones) exigen para su resolución, como percibe y demanda la ciudadanía, que los partidos políticos abandonen la estrategia de confrontación, que es vista por la ciudadanía como un problema que impide la resolución de los otros.</p>
<p><em>Haidt,</em> psicólogo social y profesor de liderazgo ético en la Universidad de Nueva York, ha estudiado el comportamiento de la clase política estadounidense desde la década de 1990, para concluir que la clase política se ha vuelto cada vez más maniquea y que ese maniqueísmo ha conllevado un aumento de la acritud y una disminución de la capacidad de encontrar soluciones en común.</p>
<p>Y el problema - entiende <em>Haidt</em>- no se limita a los políticos. “La tecnología y el cambio en los patrones residenciales nos han permitido a cada uno de nosotros aislarnos dentro de burbujas de individuos con ideas afines –subraya-. En 1976, solo el 2% de los estadounidenses vivían en condados donde se producían victorias electorales rotundas – en que republicanos o demócratas ganaran por más de un 20%- . En 2008, el 48 % de los estadounidenses vivía en un condado de este tipo”.</p>
<p>También el professor <em>Haidt</em> ha constatado otro fenómenos llamativo: Las cada vez más infrecuentes relaciones de amistad entre políticos de distintos partidos, cada vez más encerrados en su propio entorno, y recomienda cambiar esta dinámica, asegurando que “si puedes tener al menos una interacción amistosa con un miembro de otro grupo, te resultará mucho más fácil escuchar lo que está diciendo y quizás ver un tema controvertido bajo otra perspectiva”.</p>
<p>Las conclusiones de <em>Haidt</em> no son ni mucho menos aplicables exclusivamente a los estadounidenses y sus políticos; a poco que observemos el panorama político español, habremos de convenir que esas mismas conclusiones son, hoy más que nunca, extrapolables a la situación que vive nuestro país, polarizado como no lo había estado en muchos años, desde luego, como nunca después del advenimiento de la democracia del 78.</p>
<p>Y lo peor de todo es que la situación que exponemos se retroalimenta. Los partidos políticos adoptan un discurso cada vez más frentista; los barrios en las grandes ciudades están cada vez más polarizados políticamente, y cada vez más, los ciudadanos, que reciben información exclusivamente de determinados medios afines a la ideología en la que se incardinan (y a esto ayudan especialmente los algoritmos de las redes sociales), son más herméticos a la hora de abrir sus mentes a otras posturas y más incapaces de aceptar las soluciones de otros para resolver los problemas. En definitiva el resultado es que las personas, con independencia de su formación, son cada vez más intransigentes, y tienen menos capacidad crítica para juzgar al correligionario o ver la realidad desde otro punto de vista.</p>
<p>El profesor de Derecho de la Universidad de Yale, <em>Dan M. kahan</em>, conocido por su <em>teoría de la cognición cultural</em> – que trata de comprender cómo los valores dan forma al conflicto político y promover estrategias deliberativas efectivas para resolver los problemas reales partiendo de datos empíricos- ha estudiado el fenómeno, poniendo de manifiesto que si bien el nivel educativo puede tener un efecto positivo en la comprensión de un tema controvertido; tal efecto positivo desaparece cuando el tema en cuestión es objeto de una polémica partidista.</p>
<p>Es decir se juzga y se toma partido, antes que guiados por la razón, emocionalmente o por la necesidad de ser reconocido por el grupo al que se nos adscribe.</p>
<p>Para vencer estos modelos de comportamiento se hace imprescindible acercarse a aquellos que pertenecen a otros grupos ideológicos distintos, compartir con ellos aficiones o actividades, crear un clima de confianza a partir del cual sea posible, primero, escuchar al otro con respeto cuando exprese sus ideas políticas o proponga, desde su ideario, soluciones a un problema y, después, ser capaces de conciliar en común las mismas. </p>“Cooperación frente a confrontación. Una propuesta para vencer la incertidumbre.tag:comunidadetnor.ning.com,2020-10-03:5374014:BlogPost:757412020-10-03T18:18:40.000ZLUIS SUAREZ MARIÑOhttp://comunidadetnor.ning.com/profile/LUISSUAREZMARINO
<p><strong> <span>“Cooperación frente a confrontación. Una propuesta para vencer la incertidumbre.</span></strong></p>
<p>“<em>Si piensas en la política de forma maniquea entonces el acuerdo es un pecado”</em> <em>J. Haidt</em> </p>
<p>Vivimos momentos de incertidumbre. Preocupación y ansiedad creciente por la evolución de la covid 19 en este otoño que acabamos de estrenar y preocupación por una crisis económica profunda, de la que no se sabe a ciencia cierta cuando remontaremos.</p>
<p>Esta…</p>
<p><strong> <span>“Cooperación frente a confrontación. Una propuesta para vencer la incertidumbre.</span></strong></p>
<p>“<em>Si piensas en la política de forma maniquea entonces el acuerdo es un pecado”</em> <em>J. Haidt</em> </p>
<p>Vivimos momentos de incertidumbre. Preocupación y ansiedad creciente por la evolución de la covid 19 en este otoño que acabamos de estrenar y preocupación por una crisis económica profunda, de la que no se sabe a ciencia cierta cuando remontaremos.</p>
<p>Esta incertidumbre se refleja en el Barómetro especial del CIS de Julio de 2020. Para los ciudadanos los principales problemas que actualmente existen en España son: el paro (34,6), los problemas de índole económico (29,3), el coronavirus (28,4) y la sanidad (15,7).</p>
<p>La resolución de estos problemas debería exigir el concierto de todos, especialmente de nuestros políticos. Sin embargo, ese mismo Barómetro refleja que son los propios ciudadanos quienes ven en la actitud de los políticos un problema añadido. (su falta de acuerdos y la situación de inestabilidad política que genera (13,8), y los políticos en general (12.2).</p>
<p>Resulta muy ilustrativo qué cuestiones puestas en el candelero por los partidos políticos o la opinión publicada (la monarquía, la violencia de género, la aptitud de la oposición, el extremismo de algunos partidos políticos, la confrontación social, la vivienda, la inmigración, la inseguridad ciudadana o la independencia de Cataluña) no sean percibidas por la población –Según ese mismo barómetro- cómo los principales y más acuciantes problemas; ni que otras cuestiones sobre las cuales los expertos llaman la atención y exigen cambios urgentes, como ocurre con los problemas medioambientales o las pensiones, tampoco sean vistas como un problema a corto plazo por la población. </p>
<p>Poniendo en relación unos problemas con otros, estaremos de acuerdo en que tanto los problemas que generan mayor incertidumbre y consecuentemente más insatisfacción y falta de bienestar (el empleo; los problemas de índole económicos y la salud pública) cómo otros temas de evidente trascendencia (la educación, los problemas de índole social, la corrupción y el fraude, la inmigración, el funcionamiento de los servicios públicos, la vivienda los problemas medioambientales, la administración de Justicia, las pensiones) exigen para su resolución, como percibe y demanda la ciudadanía, que los partidos políticos abandonen la estrategia de confrontación, que es vista por la ciudadanía como un problema que impide la resolución de los otros.</p>
<p><em>Haidt,</em> psicólogo social y profesor de liderazgo ético en la Universidad de Nueva York, ha estudiado el comportamiento de la clase política estadounidense desde la década de 1990, para concluir que la clase política se ha vuelto cada vez más maniquea y que ese maniqueísmo ha conllevado un aumento de la acritud y una disminución de la capacidad de encontrar soluciones en común.</p>
<p>Y el problema - entiende <em>Haidt</em>- no se limita a los políticos. “La tecnología y el cambio en los patrones residenciales nos han permitido a cada uno de nosotros aislarnos dentro de burbujas de individuos con ideas afines –subraya-. En 1976, solo el 2% de los estadounidenses vivían en condados donde se producían victorias electorales rotundas – en que republicanos o demócratas ganaran por más de un 20%- . En 2008, el 48 % de los estadounidenses vivía en un condado de este tipo”.</p>
<p>También el professor <em>Haidt</em> ha constatado otro fenómenos llamativo: Las cada vez más infrecuentes relaciones de amistad entre políticos de distintos partidos, cada vez más encerrados en su propio entorno, y recomienda cambiar esta dinámica, asegurando que “si puedes tener al menos una interacción amistosa con un miembro de otro grupo, te resultará mucho más fácil escuchar lo que está diciendo y quizás ver un tema controvertido bajo otra perspectiva”.</p>
<p>Las conclusiones de <em>Haidt</em> no son ni mucho menos aplicables exclusivamente a los estadounidenses y sus políticos; a poco que observemos el panorama político español, habremos de convenir que esas mismas conclusiones son, hoy más que nunca, extrapolables a la situación que vive nuestro país, polarizado como no lo había estado en muchos años, desde luego, como nunca después del advenimiento de la democracia del 78.</p>
<p>Y lo peor de todo es que la situación que exponemos se retroalimenta. Los partidos políticos adoptan un discurso cada vez más frentista; los barrios en las grandes ciudades están cada vez más polarizados políticamente, y cada vez más, los ciudadanos, que reciben información exclusivamente de determinados medios afines a la ideología en la que se incardinan (y a esto ayudan especialmente los algoritmos de las redes sociales), son más herméticos a la hora de abrir sus mentes a otras posturas y más incapaces de aceptar las soluciones de otros para resolver los problemas. En definitiva el resultado es que las personas, con independencia de su formación, son cada vez más intransigentes, y tienen menos capacidad crítica para juzgar al correligionario o ver la realidad desde otro punto de vista.</p>
<p>El profesor de Derecho de la Universidad de Yale, <em>Dan M. kahan</em>, conocido por su <em>teoría de la cognición cultural</em> – que trata de comprender cómo los valores dan forma al conflicto político y promover estrategias deliberativas efectivas para resolver los problemas reales partiendo de datos empíricos- ha estudiado el fenómeno, poniendo de manifiesto que si bien el nivel educativo puede tener un efecto positivo en la comprensión de un tema controvertido; tal efecto positivo desaparece cuando el tema en cuestión es objeto de una polémica partidista.</p>
<p>Es decir se juzga y se toma partido, antes que guiados por la razón, emocionalmente o por la necesidad de ser reconocido por el grupo al que se nos adscribe.</p>
<p>Para vencer estos modelos de comportamiento se hace imprescindible acercarse a aquellos que pertenecen a otros grupos ideológicos distintos, compartir con ellos aficiones o actividades, crear un clima de confianza a partir del cual sea posible, primero, escuchar al otro con respeto cuando exprese sus ideas políticas o proponga, desde su ideario, soluciones a un problema y, después, ser capaces de conciliar en común las mismas. </p>LO PÚBLICO, EL MAYOR DE LOS COMUNEStag:comunidadetnor.ning.com,2020-08-15:5374014:BlogPost:698102020-08-15T10:30:00.000ZRaúl Contreras Comechehttp://comunidadetnor.ning.com/profile/RaulContrerasComeche
<p><span style="font-size: 12pt;">Convencidas de que la autogestión, lo colectivo, lo comunitario, aquello que aglutina a un territorio de una forma integral en su cuidado y desarrollo es la vía por la que queremos andar, nos surgen algunas dudas.</span></p>
<p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Cuando lo colectivo, cooperativo o lo comunal atiende a los que participan de esa colectividad ¿qué ocurre con los que no están dentro de la misma? Todas sabemos que una cooperativa de trabajo se…</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Convencidas de que la autogestión, lo colectivo, lo comunitario, aquello que aglutina a un territorio de una forma integral en su cuidado y desarrollo es la vía por la que queremos andar, nos surgen algunas dudas.</span></p>
<p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Cuando lo colectivo, cooperativo o lo comunal atiende a los que participan de esa colectividad ¿qué ocurre con los que no están dentro de la misma? Todas sabemos que una cooperativa de trabajo se crea al servicio de sus trabajadoras, que una mutualidad está al servicio de las mutualistas y así va ocurriendo lógicamente con cada una de la vías de colaboración que enmarcan el quehacer de muchas personas que confiamos en estos modelos. Sin embargo, no podemos dejar de ver en ellos un modelo endogámico por muy superiores que puedan ser éstos frente a modelos que también participan de la endogamia pero además lo hacen dentro de la economía del egoísmo.</span></p>
<p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;"><a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/7471863101?profile=original" target="_blank" rel="noopener"><img src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/7471863101?profile=RESIZE_710x"/></a></span></p>
<p></p>
<p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Los modelos colectivos aportan diferencias sustanciales frente a los individuales pero quizá una especial es la propiedad de la herramienta. El medio que creamos es un medio que no es de un individuo o entidad sino de esa colectividad, todas somos participes de lo que allí se hace, produce y se tiene. No es lo mismo un huerto solar propiedad de una persona que el mismo huerto propiedad de la comunidad que consume esa energía. La gestión de la propiedad colectiva, que tiene largos años de historia: tierras comunales, concejalas y hacenderas en los medios rurales, etc. fue perdiendo peso frente a la gestión de la propiedad privada individual. Espacios y realidades como el cooperativo, mutualidades, montes de socios, … han resistido dando noticia de las bondades del modelo.</span></p>
<p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Pensar en un modelo integral, en aquel que no deje a nadie fuera, donde el vulnerable tenga la misma posibilidad de ser parte, que realmente sea inclusivo, tiene ya una realidad y un nombre LO PÚBLICO. Nuestra obligación es, desde ese modelo colectivo de implicación, compromiso y propiedad, construir el mayor de los comunes, que es de todas las personas, el espacio público.</span></p>
<p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">A todas nos salta a la cara que no es así como funciona, que lo público no es colectivo ni comunal sino un espacio dirigido por unos pocos que no respetan la estructura real de su naturaleza y alejan su gestión de los modelos originales de autogestión. Se viste de complejidad para justificar el distanciamiento y finalmente se consigue que lo comunal sea competidor de lo público. Cuando además evidenciamos comportamientos sin ética ni profesionalidad, aprovechamientos ilícitos, ineficacia e ineficiencia en muchos procesos y hasta situaciones ilegales en la gestión de lo público, estamos encontrando razones objetivas para no entender éste como el gran común.</span></p>
<p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Es necesario recuperar lo público desde la comunidad, el territorio que lo posee, para desde la implicación y el compromiso gestionar lo único que realmente nos llega a todas las personas. Esto exige a políticos y funcionarios entender que la propiedad está en la comunidad, no como capacidad de acumular valor u obtener beneficio con su venta sino desde el cuidado de lo propio que es de todas. No se puede reclamar con eslóganes colectivos el apoyo a una gestión jerárquica y en muchas ocasiones despótica de lo público. La comprensión de lo público como el gran común nunca hubiera desasistido el cuidado de la salud, de la educación, el medio ambiente, la cultura o de las personas más vulnerables, pues eso es en esencia el origen de la comunidad. El cuidado de la vida era el eje de la aldea, unidad comunal originaria que fue perdiendo valores con el crecimiento vinculado al rendimiento financiero de las propiedades individuales. Hoy grandes ciudades y países han abandonado el cuidado de la vida hasta el punto de sacrificar a sus mayores en pos del crecimiento económico.</span></p>
<p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Todas tenemos la obligación de frenar el deterioro de lo público y recuperar y distribuir la propiedad del mismo, y con ello el poder, entre toda la comunidad sin exclusión alguna. Sólo entonces decir “esto lo resolvemos entre todas” tendrá un sentido real y dejará de ser una frase de marketing inventada con más o menos gracia pero sin ningún rigor ni realidad detrás.</span></p>
<p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Cada una desde su espacio, políticas, funcionarias, empresarias, trabajadoras, activistas, estudiantes … todas personas con capacidad de apoyar la recuperación de lo público como común y colectivo, debemos implicarnos en un proceso que recupere la soberanía de un bioterritorio dedicada al cuidado de la vida.</span></p>
<p></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">Raúl Contreras</span></p>
<p><span style="font-size: 12pt;">NITTÚA</span></p>TODAS SOMOS SOLUCIÓNtag:comunidadetnor.ning.com,2020-06-24:5374014:BlogPost:694512020-06-24T05:30:00.000ZRaúl Contreras Comechehttp://comunidadetnor.ning.com/profile/RaulContrerasComeche
<p>Si todas hemos de caber lo primero será distribuir lo que hay. Es así de sencillo y de difícil cuando en verdad no se quiere.</p>
<p class="has-normal-font-size">Igualar las oportunidades, construir desde la justicia y dotar a todas las personas de los medios para ser libres en sus decisiones es un axioma que hace ya mucho llevamos escribiendo en cualquier papel que se nos pone a mano. Pero lo que más nos gusta es hacer, está bien decirlo y también escribirlo, pero nada hay como hacerlo.…</p>
<p>Si todas hemos de caber lo primero será distribuir lo que hay. Es así de sencillo y de difícil cuando en verdad no se quiere.</p>
<p class="has-normal-font-size">Igualar las oportunidades, construir desde la justicia y dotar a todas las personas de los medios para ser libres en sus decisiones es un axioma que hace ya mucho llevamos escribiendo en cualquier papel que se nos pone a mano. Pero lo que más nos gusta es hacer, está bien decirlo y también escribirlo, pero nada hay como hacerlo. Venimos a compartir un nuevo hacer para nosotras.</p>
<p class="has-normal-font-size">Llevamos años llenando nuestras cajas de herramientas de llaves diversas, destornilladores, martillos y todo lo que nos hace falta para gestionar nuestras economías domésticas, empresariales y públicas. Ninguna herramienta nos sobra, muy al contrario, hay cosas que serían mucho más fáciles si contáramos con una diseñada a su medida.</p>
<p class="has-normal-font-size">Y era necesaria una herramienta más, una que posibilitara la igualdad en el acceso a la financiación de aquellas personas con ideas y con proyectos de transformación social y ecológica que no disponen de recursos económicos para comenzar su actividad, y hacerlo además con su propia participación. Una herramienta donde todas podamos ser receptoras y emisoras, que nos iguala en el proceso y construye desde la confianza.</p>
<p class="has-normal-font-size"><a href="http://linkedin.com/in/fonredess" target="_blank" rel="noreferrer noopener">FonRedess</a> así es como se llama, es la propuesta a la que nos sumamos desde el País Valencià para facilitar el acceso a financiación a proyectos con un claro impacto social y ambiental que de otra manera no podrían realizarse. Hoy, unas pocas personas, que seguro seremos muchas más en breve, nos sumamos a los compañeros que iniciaron este proyecto en Sevilla para poner nuestra piedra en este abanico de productos financieros éticos. De esta forma poco a poco vamos cubriendo las diferentes necesidades que las personas tenemos para llevar adelante empresas sociales que buscan un cambio sistémico.</p>
<p class="has-normal-font-size">Es muy sencillo, las personas aportamos un mínimo de 500 euros, en uno o varios pagos, que serán utilizados para financiar empresas sociales que no tienen acceso a otros productos financieros. Ellas mismas serán aportantes para facilitar recursos a otros proyectos y así irá creciendo un fondo rotatorio que ha de ayudar a ir cambiando el mapa de las posibilidades de emprender para cualquiera desde la libertad de elección y definición. A algunas personas os suena esto mucho pues <a href="https://www.facebook.com/FonRedess" target="_blank" rel="noreferrer noopener">FonRedess</a> se encuentra entre los préstamos solidarios, los bankomunes y las cooperativas de servicios financieros. Pone una nueva ficha en juego que viene a cubrir un espacio que esperaba una propuesta. Poco a poco entre todas vamos ampliando el catálogo de productos financieros y cada vez será más fácil no quedarse fuera de los recursos necesarios para emprender soluciones necesarias independientemente de la posición económica inicial de cada persona.</p>
<p><img src="http://www.nittua.eu/wp-content/uploads/2020/06/senior-4561704_1920-1024x683.jpg" alt="" class="wp-image-4173"/><br/> Image by <a href="https://pixabay.com/users/Frantisek_Krejci-810589/?utm_source=link-attribution&utm_medium=referral&utm_campaign=image&utm_content=4561704">Frantisek Krejci</a><br/></p>
<p class="has-normal-font-size">Sí, os estamos invitando a participar en la construcción de la caja de herramientas, a ser parte de los hechos y no solo de las palabras o las letras. Os ofrecemos la mesa en la que sentaros junto con aquellas que emprenden buscando valores sociales y ambientales sin dejarse amedrentar por no contar con capital ni apoyos cuando empezaron su dibujo. Una mesa compartida y autogestionada que ofrecerá resultados por todos necesitados.</p>
<p style="color: #22986c;" class="has-text-color has-medium-font-size"><strong>Queremos ser parte de esto.</strong></p>
<p>Enrique Asensi<br/> Raúl Contreras<br/> Joan Gandía<br/> Salvador Pérez</p>
<p><a href="http://mailto:fonredess@gmail.com" target="_blank" rel="noreferrer noopener">fonredess@gmail.com</a></p>
<p><a href="http://mailto:fonredessPV@gmail.com" target="_blank" rel="noreferrer noopener">fonredessPV@gmail.com</a></p>EL VELO DE LA IGNORANCIA CONTRA UN FUTURO DISTÓPICOtag:comunidadetnor.ning.com,2020-06-16:5374014:BlogPost:682572020-06-16T15:51:42.000ZLUIS SUAREZ MARIÑOhttp://comunidadetnor.ning.com/profile/LUISSUAREZMARINO
<p><strong><em>El velo de la ignorancia contra un futuro distópico</em></strong></p>
<p> </p>
<p>Los incendios en Australia, el deshielo del Ártico o los estragos causados por la gota fría en algunas provincias del este de España, durante este pasado invierno, han puesto en el primer plano de la opinión pública que el cambio climático provocado por el aumento de gases de efecto invernadero augura, si no ponemos remedio urgente, un mundo distópico<strong>, ya anunciado por algunos …</strong></p>
<p><strong><em>El velo de la ignorancia contra un futuro distópico</em></strong></p>
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<p>Los incendios en Australia, el deshielo del Ártico o los estragos causados por la gota fría en algunas provincias del este de España, durante este pasado invierno, han puesto en el primer plano de la opinión pública que el cambio climático provocado por el aumento de gases de efecto invernadero augura, si no ponemos remedio urgente, un mundo distópico<strong>, ya anunciado por algunos escritores</strong>. Por ejemplo, ya lo hizo <strong>J. G. Ballard </strong>–que en su novela <em>Un mundo sumergido </em>(1962) plantea un mundo futuro en el que a consecuencia del deshielo de los casquetes polares los océanos han inundado la tierra firme, la selva tropical invade el planeta, y los pocos humanos<em> </em>luchan por vencer a la locura, amenazados por insectos y otros animales– o, décadas después, Cormac McCarthy en <em>La carretera </em>(2006), la novela que narra el desesperado viaje al mar de un padre y su hijo tras el cataclismo que ha dejado un mundo desolado y yermo, incapaz de regeneración, y donde no hay más esperanza que el simple y sencillo amor paternofilial.</p>
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<p>Además de las historias que tienen su génesis y desarrollo en distopías climáticas y medioambientales, –que hoy, viendo la evolución de los fenómenos climáticos, son posibilidades que nos acechan–, existen otras realidades de las que apenas se habla, que pasan inadvertidas y no llaman nuestra atención, pero que pueden ser igualmente premonitorias de otras realidades ya imaginadas por escritores y guionistas.</p>
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<p>Hace unas semanas, <strong>Philip Alston, </strong>relator especial de la ONU sobre la pobreza extrema y los derechos humanos, tras visitar España, declaró que «<strong>la recuperación posterior a la recesión que ha sido tan buena para algunos ha dejado atrás a muchas personas</strong>». Sus palabras han puesto en entredicho muchos tópicos como el de la imagen repetida de una sociedad familiar cercana enraizada en valores profundamente compartidos y han puesto en evidencia que «la solidaridad social se ha visto gravemente fracturada por la crisis económica y por la implementación de políticas neoliberales y que las redes de seguridad locales y familiares, que habían sido históricamente importantes, continúan trabajando para los acomodados, pero han sido socavadas por una gran parte de la población».</p>
<p>Lo que Alston constató en su visita tiene además apoyo en datos incontestables. «Hoy, <strong>España se ubica cerca del fondo de la UE en demasiados indicadores sociales</strong>. Las tasas de pobreza son terriblemente altas. El 26,1% de las personas en España, y el 29,5% de los niños, estaban en riesgo de pobreza o exclusión social en 2018, una de las tasas más altas en Europa. <sup> </sup>Más del 55% tuvo algún grado de dificultad para llegar a fin de mes, y un 5.4% experimentó privación material severa. La tasa de desempleo del 13.78% es más del doble que la tasa de la UE y la situación de los jóvenes es particularmente angustiosa con una tasa de desempleo del 30.51% entre los menores de 25 años», explicaba.</p>
<p>Las cifras de creación de empleo, una de las más altas de la UE, oscurecen la situación de pobreza real que viven muchos trabajadores y sus familias y la situación real del mercado laboral. Según sus palabras, «<strong>muchas personas trabajando en empleos mal pagados</strong>, a tiempo parcial o temporales, ganando salarios lamentablemente inadecuados para cubrir las necesidades básicas». Mientras, esta situación se contrapone con el bienestar de otra parte de la población, que ve superada la crisis –quizás porque nunca le afectó– y pone aún más de relieve la desigualdad existente, muy por encima de la media de la Unión Europea, como subraya Alston.</p>
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<p>Pero más allá de los fríos datos, el relator de la ONU llama la atención sobre el hecho evidente, de que <strong>detrás de los números hay personas reales que experimentan graves dificultades para vivir</strong>. «En Galicia, el País Vasco, Extremadura, Andalucía, Cataluña y Madrid, me encontré con muchas personas que apenas están luchando. Muchos perdieron sus ahorros durante la crisis y otros se encuentran ahora en una situación en la que tienen que elegir entre poner comida en la mesa y calentar una casa. Demasiados están mirando la posibilidad de desalojo, incapaces de encontrar viviendas asequibles. Casi todos los que conocí buscaban con avidez trabajo decente. Conocí a una madre soltera viuda en Andalucía que solo puede encontrar 18 horas de trabajo a la semana, no lo suficiente para mantener a sus hijos; un hombre en Bilbao abusado de niño y posteriormente sin hogar a quien se le negó la asistencia social porque no pudo obtener el certificado de empadronamiento; y una mujer en las afueras de Madrid, criando niños en un área considerada peligrosa para la salud humana, en medio del olor de incineradores de desechos cercanos y en una casa en riesgo de colapso», explica.</p>
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<p>En su declaración, difundida por algunos medios, incide Alston en que esta cruda realidad parece irreal y oculta para los ojos de la mayoría, que <strong>incluso no las reconocerían como parte de su país</strong>. «Un barrio pobre con condiciones mucho peores que un campamento de refugiados, sin agua corriente, electricidad o saneamiento, donde los trabajadores migrantes han vivido durante años sin ninguna mejora en su situación. Barrios cerrados de pobreza concentrada donde las familias crían niños con una escasez de servicios estatales, clínicas de salud, centros de empleo, seguridad, carreteras pavimentadas o electricidad legal. Una escuela segregada en un barrio pobre con un cuerpo estudiantil 100% romaní y una tasa de abandono temprano del 75%». Para concluir, el relator deja constancia del sentimiento de abandono y exclusión que perciben muchas personas. «La palabra que más escuché en las últimas dos semanas es <em>abandonada</em>. Abandonado en un estigmatizado suburbio de bajos ingresos que la policía evita. Abandonado a propietarios sin escrúpulos, aumentos de renta desmesurados o viviendas públicas sin mantenimiento. Abandonado a un sistema burocrático arbitrario que de repente niega o revoca el apoyo vital sin explicación».</p>
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<p>Con su informe, el profesor Philip Alston ha puesto de manifiesto <strong>la existencia de varios mundos que conviven sin reconocerse en España</strong>, aunque no sea una realidad exclusiva de nuestro país, sino del sistema económico imperante en el planeta. Uno de ellos es el formado por aquellos que viven dentro del sistema económico y que, con un trabajo remunerado dignamente, cubren sus necesidades y tienen la capacidad de acceder al crédito y a los innumerables y variadas bienes de consumo. El otro lo conforman aquellos que viven al margen de un sistema del que han sido desahuciados, y no pueden acceder al crédito ni a un trabajo legal –al tener deudas que superan su exiguo patrimonio– y malviven en condiciones indignas.</p>
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<p>No existen vasos comunicantes entre ambos mundos, ni la posibilidad de pasar del segundo al primero. Sí, al contrario, no resulta difícil pasar del primero al segundo cuando se pierde un empleo fijo y digno. Se entra entonces en un agujero negro que pronto comunica con el segundo de los mundos. Un mundo marginal y silente, cada día más lleno de gente. Además, el primer mundo, cada vez más dominado por el poder de las multinacionales, lleva tiempo construyendo un tercer estado en el que se encuentran aquellos «afortunados» que con un trabajo precario no pueden siquiera acceder a los bienes y derechos más básicos, como el alquiler de una vivienda digna, el pago de la factura de la luz o una alimentación sana para sus hijos. De este «tercer mundo» nos habla también el relator de la ONU que enfatizó que <strong>el empleo es clave para combatir la pobreza y mejorar las condiciones de vida en general de la población</strong>. Las recomendaciones de Alston van en dos sentidos: aumentar los salarios mínimos para que sea posible vivir con ellos y eliminar la explotación laboral.</p>
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<p>La brecha entre estos tres mundos, que va <em>in crescendo</em>, <strong>es el caldo de cultivo para las distopías sociales</strong>. Si los Estados no garantizan la paz social y determinados grupos de personas quedan al margen de toda protección, se empezará a fraguar un nuevo orden político en el que las masas entreguen su libertad a cambio de una seguridad precaria –y donde la tecnología está al servicio de la alienación– o un reino en el que impere, tras el Estado fallido, la arbitrariedad y la violencia.</p>
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<p>Paradigma del primer modelo es el que describe <strong>Aldous Huxley</strong> en <em>Un mundo feliz </em>(1939), en el que habla de «una dictadura perfecta que tendría la apariencia de una democracia, pero que sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar». «Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que, gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre», plantea. El segundo modelo lo estamos viviendo ya de algún modo en lugares como Venezuela, cada vez más parecida al país mísero y violento que recrea en la novela <em>El jinete a pie</em> (2014) el escritor venezolano Israel Centeno, en la que cuenta la historia de un hombre que intenta sobrevivir en una Caracas en ruinas, dominada por violentos motoristas.</p>
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<p>Frente a estos riesgos, surge como reacción e ideal motivador la necesidad de <strong>impulsar un nuevo proyecto utópico construido sobre la teoría de la justicia que elaboró John Rawls. </strong>El autor parte de la idea de que solo desde el «velo de ignorancia» se pueden elaborar las reglas que protejan prioritariamente las necesidades e intereses de los más desfavorecidos, pues nadie querría verse desprotegido si su situación futura –que desconoce– fuese precaria. Para Rawls, la justicia solo es posible si las reglas que se establezcan en un nuevo contrato social se escogen tras ese velo, ya que «si un hombre sabe que él es rico, puede encontrar racional el proponer que diversos impuestos sobre medios de bienestar sean declarados injustos; pero si supiera que era pobre, es muy probable que propusiera lo contrario. Para presentar las restricciones deseadas uno se imagina una situación en la que todos estén desprovistos de esta clase de información».</p>
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<p>Para corregir los excesos generados por el miedo y por el egoísmo humano, <strong>sería conveniente que todos hiciéramos el esfuerzo de ponernos por un momento el velo de la ignorancia</strong>, que es tanto como pedir que nos pongamos en el lugar del otro. Así, nos despojaríamos de la protección propia que otorga el origen social, la nacionalidad, la educación, o el fácil acceso al agua y alimentos básicos, y seríamos más sensibles ante las crisis climáticas y sociales para evitar la llegada de los mundos distópicos que algunos escritores y guionistas han imaginado.</p>
<p> </p>¿Conversión milagrosa de las grandes empresas a un capitalismo guay?*tag:comunidadetnor.ning.com,2020-03-26:5374014:BlogPost:677272020-03-26T10:45:29.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>Este artículo ha sido redactado a comienzos de marzo, antes de la extensión en España de la pandemia del coronavirus. La gravedad de la situación y la urgencia de alinear a todos los colectivos sociales en su afrontamiento ratifican -en opinión de quien esto escribe- la convicción acerca de la insuficiencia de los planteamientos voluntaristas de responsabilidad social de las grandes empresas -aunque puedan ser útiles cuando…</i></font></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>Este artículo ha sido redactado a comienzos de marzo, antes de la extensión en España de la pandemia del coronavirus. La gravedad de la situación y la urgencia de alinear a todos los colectivos sociales en su afrontamiento ratifican -en opinión de quien esto escribe- la convicción acerca de la insuficiencia de los planteamientos voluntaristas de responsabilidad social de las grandes empresas -aunque puedan ser útiles cuando son sinceros- y de la exigencia paralela de una regulación pública más severa para exigirla.</i></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Como se ha destacado abundantemente, se han venido produciendo desde el pasado verano diversas manifestaciones de importantes plataformas y líderes empresariales que parecen reflejar un punto de inflexión en torno a la misión de la empresa: una arrobada toma de conciencia de la necesidad de cambiar de criterios y comportamientos, para apostar -ahora ya de forma realmente decidida y auténtica- por una mayor responsabilidad social y por la ilusionante conversión a lo que denominan un “capitalismo de</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>stakeholders</i></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">”. Es decir una concepción de la empresa que se oriente no sólo hacia la maximización del beneficio de los accionistas, sino hacia la óptima creación de valor para todas sus partes interesadas, así como a minimizar los impactos negativos en el medio ambiente y la sociedad. Es ése el sustrato común de la declaración de 181 presidentes o consejeros delegados de grandes empresas miembros del Business Rountable</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>(“</span></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://opportunity.businessroundtable.org/wp-content/uploads/2019/08/BRT-Statement-on-the-Purpose-of-a-Corporation-with-Signatures.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>Statement on the Purpose of a Corporation</span></i></font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>”</span></i></font></font></font><font color="#416738"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>)</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y del</span></font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://es.weforum.org/agenda/2019/12/manifiesto-de-davos-2020-el-proposito-universal-de-las-empresas-en-la-cuarta-revolucion-industrial/"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Manifiesto del Foro Económico Mundial de Davos</span></font></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>, complementados por</span></font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/economia/2019/12/01/actualidad/1575223867_871176.html"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>artículos en el mismo sentido del Presidente del Foro (Klaus Schwab)</span></font></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">y por una nueva carta anual (</font></font></font><a href="https://www.blackrock.com/corporate/investor-relations/larry-fink-ceo-letter"><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">“</font></font></font></u></span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>A fundamental reshaping of finance</i></font></font></font></u></span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">”</font></font></font></u></span></font></a><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">) del CEO de BlackRock (una de las mayores gestoras de fondos de inversión del mundo) a los máximos ejecutivos de las empresas en que invierte, aconsejando determinantemente replanteamientos estratégicos en la dirección señalada.</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Desde luego, no se trata de nada nuevo: todo forma parte de la filosofía de la responsabilidad social empresarial (RSE) en su versión más convencional, y además con una considerable carga de inconcreción y ambigüedad. Pero numerosos informadores y analistas han creído apreciar en esta concatenación de declaraciones y en su rotundidad la generalización de un convencimiento mayor en torno a la necesidad -y no sólo la conveniencia- de esta orientación, que estaría marcando el camino de un nuevo modelo de empresa y de capitalismo, más consciente de los peligros a que aboca el modelo dominante y de las oportunidades que podría propiciar para todos (y para las propias empresas) el nuevo modelo. Algo que muchos observadores -incluso alguno habitualmente crítico con las malas prácticas empresariales- han valorado como</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/economia/2020/01/29/actualidad/1580317687_361260.html"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">“un cambio fundamental”</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">, en cuanto que estaría anunciando una firme incorporación dela RSE en el propósito y en la misión de las empresas.</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Ciertamente, no se debe desechar sin más la importancia de estas manifestaciones -tanto por lo que dicen como por quiénes lo dicen, como ha escrito</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.enriquedans.com/2019/08/friedman-enterrado-y-pisoteado-redefiniendo-la-funcion-de-la-empresa.html"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Enrique Dans</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- ni los posibles aspectos positivos de este aparente cambio de rumbo. Pero no es posible contemplarlas sin escepticismo: es difícil no pensar que se limitarán a ser una más de las innumerables maniobras de reputación-marketing-lavado de imagen a las que tan acostumbrados nos tienen las grandes empresas y sus plataformas promocionales (son muy recomendables al respecto los artículos que han dedicado al tema</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/la-declaracion-de-los-ceos-norteamericanos-el-comienzo-del-fin-del-friedman/"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Helena Ancos</span></font></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">y Antonio Vives -</font></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/el-proposito-de-la-empresa-responsable-punto-de-inflexion-se-consolida/"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">éste</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">,</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://cumpetere.blogspot.com/2020/01/capitalismo-de-los-stakeholders-surge.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed:+PromocinDeLaResponsabilidadSocialDeLaEmpresaEnIberoamrica+(Mirada+cr%C3%ADtica+a+la+Responsabilidad+Social+de+la+Empresa+en+Iberoam%C3%A9rica)"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">éste</font></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">y</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://cumpetere.blogspot.com/2020/01/proposito-proposito-y-mas-proposito-la.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed:+PromocinDeLaResponsabilidadSocialDeLaEmpresaEnIberoamrica+(Mirada+cr%C3%ADtica+a+la+Responsabilidad+Social+de+la+Empresa+en+Iberoam%C3%A9rica)"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">éste</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><u>-</u></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">). Convendría, en este sentido, no olvidar que todos los documentos mencionados parten de una premisa compartida, que es la que subyace a la concepción dominante de la RSE: una incuestionable voluntariedad de las empresas para poner en práctica la reorientación que pretendidamente propugnan, descartando toda intervención pública que obligue a ello. Una voluntariedad, por otra parte, absolutamente unilateral: se trata de atender mejor los intereses de todas las partes interesadas y de retribuir más justamente su contribución al valor generado a través, todo lo más, del diálogo con ellas, pero reservándose siempre la empresa la decisión de lo que debe hacerse. Un propósito que -por mucho que se lo revista de responsabilidad social- recuerda no poco al más puro despotismo ilustrado: “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, desde la perspectiva de que la empresa sabrá interpretar lo que la sociedad necesita y quiere y sabrá satisfacerlo de forma equilibrada y justa. Y naturalmente, quien dice la empresa dice quien manda en ella: los grandes accionistas , en alianza con los máximos ejecutivos. Todo, además, en el marco de una hipótesis que no deja de ser discutible: la presunta convicción de que la búsqueda del óptimo valor equilibrado para todas las partes interesadas acabará optimizando a la larga el valor generado para los accionistas, en un permanente e idílico ejercicio de “</font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>win-win</i></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">” en el que todos ganan, porque la renuncia de los accionistas al máximo beneficio a corto plazo permanente para ofrecer mejores retribuciones a las restantes partes interesadas -una inversión- permitiría la optimización de la evolución del beneficio a la larga.</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">El problema, claro, es que este discurso tiene muchas sombras (</font></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://diarioresponsable.com/opinion/23261-los-limites-de-la-rse-moreno-izquierdo"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">a las que ya me he referido en alguna ocasión</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">).</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Ante todo, porque la presunción de que todos -y también la propia empresa- pueden ganar con una actuación corporativa siempre socialmente responsable es una hipótesis sobre la que dista de existir evidencia empírica sólida. Hay casos en que, sin duda, sí se cumple, pero hay muchos otros en que no está nada claro. Y en estos últimos, lo que la evidencia muestra es que, si la empresa dispone de suficiente margen de maniobra (de suficiente poder de mercado) y si no hay capacidad reguladora que se lo impida, deja inapelablemente de lado todo prurito de responsabilidad con sus partes interesadas para buscar su beneficio. Por eso la irresponsabilidad suele ir de la mano con la dimensión, porque la gran empresa dispone frecuentemente del poder necesario para no atender responsablemente a los colectivos con los que se relaciona. En definitiva, el “</font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>win-win</i></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">” puede funcionar cuando resulta evidente para la empresa, pero en caso contrario, persigue sólo ganar ella, caiga quien caiga.</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En segundo lugar, no caben menos dudas de que pueda generalizarse entre accionistas y directivos esa inteligencia a largo plazo en que se basa la hipótesis: supone en la práctica</font></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>una recompensa demasiado lejana y etérea frente a las incontenibles urgencias del presente. En el implacable mundo de la empresa, el largo plazo es demasiado largo. Es muy difícil para la empresa -y especialmente para la cotizada- disponer de la paciencia necesaria para esperar con templanza los benéficos efectos que a la larga pudiera rendir la RSE, dejando de lado los beneficios extraordinarios que pueden conseguirse en el corto plazo merced a la utilización de criterios menos exigentes. No es de extrañar, así, que la voluntad de RSE se limite habitualmente a aspectos poco relevantes que no puedan poner en cuestión los resultados del ejercicio, por mucho que pudieran fortalecer a largo plazo su reputación y su solidez económica.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En tercer lugar, es que, aunque las empresas quisieran actuar siempre con criterios de responsabilidad y de inteligencia largoplacista, el ecosistema en el que viven lo hace a menudo muy difícil. Porque, frente a lo que la hipótesis presume, el mercado no siempre premia rápida y significativamente los comportamientos responsables. Es más, hay segmentos relevantes del mercado que sistemáticamente hacen lo contrario: muy especialmente, determinados agentes de los mercados financieros, como muchos inversores institucionales, en muchos casos inevitablemente cortoplacistas y cada día con mayor capacidad para condicionar decisivamente las decisiones empresariales (sobre todo, en el caso de las grandes empresas cotizadas). Agentes, por eso, que incentivan decisiones empresariales también cortoplacistas y que, en consecuencia, penalizan las decisiones basadas en criterios de largo plazo, de sostenibilidad y de responsabilidad social.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Son las debilidades básicas de la concepción empresarial de la RSE, al margen de las que derivan de su muy frecuente utilización torticera sólo con criterios cosméticos-publicitarios. Debilidades que siguen afectando de lleno a las mencionadas declaraciones recientes sobre el “capitalismo de</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>stakeholders</span></i></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>”, que no dejan de ser -como ha escrito</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ctxt.es/es/20200203/Firmas/30756/Manuel-Gari-davos-suiza-foro-economico-mundial-capitalismo.htm"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Manuel Garí</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>- una simple “retahíla de consejos morales y de buenas prácticas empresariales sin reflexión sobre las causas de los problemas”. Por una parte, porque resulta difícil confiar en la sinceridad de esos buenos propósitos, a la vista de la realidad de muchas de las empresas que dicen apoyarlos. Ni siquiera Larry Fink aplica con una mínima radicalidad sus recomendaciones en la política inversora de BlackRock. Pero, por otra, porque, aunque creyéramos en su sinceridad, ¿quién nos asegura que van a llevarla a la práctica cuando surja alguno de los inconvenientes que apuntaba antes?</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Sólo una mayor exigencia reguladora y un mayor rigor supervisor -no sólo sobre las empresas, también sobre los mercados financieros que incentivan el cortoplacismo- puede garantizar que las empresas -y sobre todo las muy grandes- se comporten de una forma socialmente responsable, les resulte rentable o no a corto plazo. Y sólo se podrá tener cierta seguridad de que atenderán más adecuada y justamente los intereses de las diferentes partes interesadas, y les darán voz y capacidad de influencia, si la ley obligara a las empresas a incluir a dichos patícipes en los procesos de toma de decisiones y en los órganos de gobierno.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Por eso, frente a los discursos bien intencionados o simplemente reputacionales-legitimadores, quienes aspiren de verdad a que las empresas sean más positivas para todos los actores que contribuyen a su actividad, así como para la sociedad y para el medio ambiente, deben exigir también -sin descartar e incentivar la buena voluntad- leyes más exigentes. Y entre ellas, las que abran el camino a una participación más efectiva de los partícipes básicos en sus sistemas de gobierno: es decir, reformas legales que posibiliten el progreso hacia una democratización efectiva de las empresas, y fundamentalmente de las grandes, que son las que producen mayores externalidades negativas y mayores impactos nocivos en la sociedad y en el medio ambiente. Aunque sean ideas que exasperan a las élites económicas, no dejan de ser posibilistas y desde luego posibles. En muchos países europeos hay medidas que obligan a una -modesta- participación laboral en el gobierno de las empresas y no se han hundido sus economías: todo lo contrario, son las más sólidas y menos desiguales (como lo recuerda M. Pikkety en</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>Capital e ideología</span></i></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>, que considera que avanzar en esa dirección es uno de los requisitos esenciales para el progreso social y para superar el impasse de la socialdemocracia actual). Es, también, lo que viene defendiendo para Estados Unidos -y muy consistentemente- una persona tan moderada, pero tan lúcida, como</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ctxt.es/es/20191225/Politica/30164/elizabeth-warren-multinacionales-partido-democrata-gobierno-coalicion.htm"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Elizabeth Warren</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Desde luego, una nutridísima serie de analistas y teóricos, directivos, medios de comunicación y grupos de presión han venido alertando desde hace mucho -con abrumador respaldo académico e institucional y enorme apoyo de los grandes intereses económicos- acerca de la insensatez jurídica, económica y empresarial de propuestas de este tenor. Pero no está de más añadir que cada día es mayor la evidencia de los desastres a que está conduciendo en la práctica el modelo empresarial dominante, así como mayores son también el cuestionamiento de la prioridad de los accionistas en la empresa y la solidez de los argumentos de quienes defienden la legitimidad jurídica y económica de la participación en el sistema de gobierno corporativo de los agentes que contribuyen a la generación de valor empresarial de forma más significativa (doy detalles de esto</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://revistaeconomiacritica.org/sites/default/files/JAMoreno_empresa-accionarial-participativa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>aquí</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>).</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En conclusión, frente a las proclamas del Business Roundtable, del Foro de Davos y similares, quizás sea hora ya de discutir abiertamente la falsa idea de que los accionistas son los dueños exclusivos de las empresas (o, cuando menos, el colectivo más importante en su actividad) y de que, por tanto, éstas deben estar gobernadas únicamente por ellos y perseguir ante todo sus intereses. ¿Lo aceptarán voluntariamente los grandes acionistas?</font></font></p>
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<p class="western">* Artículo publicado en "<em>Ágora</em>": </p>
<p class="western"><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/conversion-milagrosa-de-las-grandes-empresas-a-un-capitalismo-guay/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>https://www.agorarsc.org/conversion-milagrosa-de-las-grandes-empresas-a-un-capitalismo-guay/</span></font></font></a></u></span></font></p>
<p class="western"></p>"La esperanza está en nosotros"tag:comunidadetnor.ning.com,2020-03-19:5374014:BlogPost:675142020-03-19T18:57:30.000ZLUIS SUAREZ MARIÑOhttp://comunidadetnor.ning.com/profile/LUISSUAREZMARINO
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<p><strong>“La esperanza está en nosotros”</strong></p>
<p><strong> </strong></p>
<p><em>Por más egoísta que se pueda suponer al hombre, existen evidentemente en su naturaleza algunos principios que le hacen interesarse por la suerte de otros, y hacen que la felicidad de éstos le resulte necesaria, aunque no derive de ella nada más que el placer de contemplarla. Adam Smith (“La Teoría de los sentimientos morales”).</em></p>
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<p>En estos tiempos de crisis uno tiene la…</p>
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<p><strong>“La esperanza está en nosotros”</strong></p>
<p><strong> </strong></p>
<p><em>Por más egoísta que se pueda suponer al hombre, existen evidentemente en su naturaleza algunos principios que le hacen interesarse por la suerte de otros, y hacen que la felicidad de éstos le resulte necesaria, aunque no derive de ella nada más que el placer de contemplarla. Adam Smith (“La Teoría de los sentimientos morales”).</em></p>
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<p>En estos tiempos de crisis uno tiene la tentación de considerar a la humanidad pérdida. El deterioro alarmante del medioambiente, las interminables guerras, las nuevas formas de terrorismo, las diversas manifestaciones del egoísmo sin límites de determinados individuos que intentan acaparar las riquezas del mundo, parecen enfrentarnos a un escenario descorazonador en el que el hombre se avocara a la propia destrucción. Sin embargo, ese escenario que nos lleva a imaginar un futuro distópico, es similar a otros que han tensionado la evolución del ser humano desde que puebla la tierra. Guerras, hambrunas, invasiones, catástrofes naturales y epidemias, son un denominador común de todas las épocas.</p>
<p>Ciertamente el hombre se enfrenta a la lucha interna entre el bien y el mal, pero la propia evolución y los avances morales alcanzados, nos demuestran, que la especie humana solo ha podido llegar hasta aquí, venciendo esas pulsiones negativas, mediante la cooperación y la colaboración.</p>
<p>Como sostiene el naturalista inglés <em>Colin Tudge, </em> quien contradijo la extendida tesis del “egoísmo biológico” en su libro “<em>Por qué los genes no son egoístas”</em> (Arte Editorial, 2014), la vida desde sus formas celulares más primarias a las más complejas, ha evolucionado gracias a la cooperación.</p>
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<p>Para <em>Tudge</em>, biología y sociología convergen en la conclusión de que aunque la lucha y la competencia sean una realidad, la base fundamental en el ámbito de la vida está configurada por la cooperación. ”Aunque la competición es una cuestión inevitable, la esencia de la vida es la cooperación. La vida no es una pelea, es un diálogo, y un diálogo constructivo a fin de cuentas. Si no lo fuera, no habría vida en absoluto”. La vida es –insiste <em>Tudge</em>-, en su más profunda raíz, cooperativa y la mejor estrategia para sobrevivir es cooperar. “La vida no es lucha, sino diálogo y simbiosis. Es cierto que, en algunas ocasiones, en el diálogo se puede dar competición; pero la esencia del diálogo es la cooperación”.</p>
<p> </p>
<p>Que la cooperación, la solidaridad y el altruismo están presentes en la humanidad lo prueban no solo multitud de ejemplos heroicos, desde los jóvenes que desembarcaron en las playas de Normandía para liberar a Europa del nazismo, a los trabajadores de Fukushima que se quedaron en la planta para paliar los efectos del tsunami en el reactor nuclear, o los bomberos neoyorkinos que acudieron a las torres gemelas antes de su derrumbe - por poner algunos ejemplos- sino el propio desarrollo socio-económico, comercial y normativo, y el sometimiento voluntario de millones de personas a reglas y normas comúnmente aceptadas.</p>
<p> </p>
<p>Basta ver cómo funciona cualquier gran ciudad, para convenir que en el ser humano ha primado la colaboración. </p>
<p> </p>
<p>¿Contamos, pues, con una predisposición natural para el comportamiento moral?</p>
<p>Algunos primatólogos como el holandés <em>Frans De Waal</em>, comprobaron en sus investigaciones con primates indicios de comportamientos “morales” como la ayuda mutua, el consuelo, o la reconciliación.</p>
<p>Como expone <em>De Waal</em> en <em>“La edad de la empatía”</em> (Tusquest, 2009), dichos comportamientos demuestran la existencia de ciertas habilidades que predisponen para la vida en común. No habla <em>De Waal</em> de normas morales inscritas en nuestra naturaleza, sino que ésta proporciona una estructura psicológica y un conjunto de habilidades y tendencias que favorecen la vida en grupo, y predisponen la conducta hacia un comportamiento socialmente pacífico.</p>
<p>A partir de esa base biológica la propia racionalidad y experiencia es la que ha permitido al hombre dotarse de normas más complejas, abstractas y generales hasta alcanzar un modelo de norma moral.</p>
<p>En palabras del profesor <em>Muñoz Miralles (“La cuestión del origen evolutivo de la moral en el primatólogo Frans De Waal”)</em> “Frente aquellos [...] que componen una descripción de la evolución en la que todo comportamiento obedece a la postre a intereses egoístas, <em>De Waal</em> enfatiza la acción constructiva para la convivencia social que, como ya había percibido <em>Darwin,</em> desempeñan unos genuinos ‘instintos sociales´. En consecuencia, la moralidad humana no debería interpretarse hobbesianamente como una imposición externa encargada de reprimir unos instintos egoístas y competitivos, sino más bien como una extensión de las tendencias sociales heredadas.”.</p>
<p>Para el primatólogo holandés la moral no surge primariamente como remedio racional para evitar la lucha grupal, sino que la biología habría dotado a los individuos de tendencias favorables a la misma, revelando una tendencia empática a establecer modelos de conducta pacífica.</p>
<p><em>De Wall</em>, sigue el razonamiento del propio <em>Darwin</em>, cuando en “El origen del hombre” escribió que “ [...] todo animal, cualquiera que sea su naturaleza, si está dotado de instintos sociales bien definidos [...], inevitablemente llegaría a la adquisición del sentido moral o de la conciencia cuando sus facultades intelectuales llegasen o se aproximasen al desarrollo a que aquéllas han llegado en el hombre”.</p>
<p>Una reciente investigación de la que se hacía eco hace días el diario <em>El Pais,</em> realizada por el <em>Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington,</em> ha concluido que el altruismo podría comenzar en la primera infancia. En el estudio, una muestra, compuesta por más de 100 bebés de 19 meses, los investigadores comprobaron que niños, incluso con hambre, le daban lo que tenían a un extraño que lo necesitaba.</p>
<p>La habilidad de la gente para asociarse, para trabajar conjuntamente por objetivos comunes es lo constituye según <em>Fukuyama</em>, utilizando la terminología acuñada por <em>Lyda Judson Hanifan</em> el “capital social”. Ese capital social depende del grado en que las comunidades comparten valores y normas, y en cómo son capaces de subordinar los intereses individuales a los de grupo.</p>
<p>Para el politólogo y sociólogo estadounidense de origen japonés, la disminución de la confianza y de la sociabilidad –la falta de capital social– en una sociedad determinada, se evidencia en el crecimiento de la violencia, en la degradación de la familia, en una ausencia general de valores compartidos y de sentido comunitario, y en el deterioro o en la falta de estructuras sociales intermedias que componen la sociedad civil.</p>
<p>En su libro “<em>Confianza:</em> <em>Las Virtudes Sociales y la Creación de Prosperidad”</em> (Atlántida, 1996), <em> Fukuyama</em> expone cómo los actores económicos se apoyan unos en otros en base a la confianza mutua, que nace de un conjunto de costumbres, y usos basados en hábitos éticos y en el cumplimiento de obligaciones morales recíprocas; para concluir que las sociedades humanas más avanzadas son aquellas en que existe una mayor grado de confianza y una más perfecta cooperación entre los diversos actores económicos.</p>
<p>Si las capacidades racionales de la especie humana, han permitido construir normas morales generalmente aceptadas, a partir de las propias tendencias cooperativas ínsitas en nuestra naturaleza, que nos han permitido triunfar frente a esas otras tendencias egoístas y competitivas, también presentes en la misma, el futuro de la humanidad depende de que esas normas morales, se impongan –cómo lo han hechos hasta nuestros días- sobre el individualismo y el “egoísmo biológico”, y en esa tarea tienen particular responsabilidad los líderes sociales y los mandatarios políticos.</p>
<p>Hoy, cómo ocurriera en otras épocas no tan lejanas, algunos de esos líderes parecen empeñados en primar los intereses de ciertas minorías privilegiadas, y romper los lazos cooperativos que las sociedades han construido.</p>
<p>En la lucha por la defensa de dichos valores morales, los ciudadanos tenemos, en nuestra mano, al menos en los estados democráticos, la responsabilidad de vencer nuestras tendencias egoístas, adoptando conductas cooperativas y altruistas y defendiendo con nuestro voto en las urnas, los valores y normas que han permitido avanzar, a pesar de los pesares, a la humanidad. Dicha responsabilidad se nos presenta como un deber para con las generaciones futuras, y ese deber para con ellas incluye, en el sentido que sostiene <em>Hans Jonas,</em> el hacer posible que las mismas sean capaces de reconocer su propio deber, su propia capacidad ética, para perfeccionar la tendencia natural a la cooperación y al altruismo.</p>
<p>No quiero terminar estas líneas sin hacer un reconocimiento expreso a todos aquellos que asumiendo su responsabilidad y mostrando la mejor cara del ser humano están luchando en primera línea del frente contra el <em>covid19</em>, una muestra más de que frente a los retos del futuro debemos estar esperanzados y confiar en las capacidades cooperativas y altruistas de nuestros congéneres. La esperanza está en nosotros.</p>Celebramos 20 aniversario de la Fundación Yehudi Menuhin España, 18 años colaborando como artista plástica visualtag:comunidadetnor.ning.com,2020-02-04:5374014:BlogPost:674072020-02-04T22:53:01.000ZNatalia Molina de la Villahttp://comunidadetnor.ning.com/profile/NataliaMolinadelaVilla
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<p>La FYME cumple 20 años. Felicidades!</p>
<p>MUS-E proyecto de innovación educativa e intervención social que lleva las artes a las escuelas,</p>
<p>"Artes como fuentede equilibrio y tolerancia"</p>
<p>Enrevista 20 años de MUS-E…<a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3847767272?profile=original" rel="noopener" target="_blank"><img class="align-center" src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3847767272?profile=RESIZE_710x"></img></a></p>
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<p>La FYME cumple 20 años. Felicidades!</p>
<p>MUS-E proyecto de innovación educativa e intervención social que lleva las artes a las escuelas,</p>
<p>"Artes como fuentede equilibrio y tolerancia"</p>
<p>Enrevista 20 años de MUS-E<a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3847767272?profile=original" target="_blank" rel="noopener"><img src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3847767272?profile=RESIZE_710x" class="align-center"/></a></p>
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<p><a href="https://fundacionyehudimenuhin.org/noticias/testimonios-20-anos-la-fyme-natalia-molina-casi-desde-principio/?fbclid=IwAR3r3devh8XkN6QLRzRZdLbUgPukHi5xeMSVuKoXv8TDO2wgroPMmST1720" target="_blank" rel="noopener">https://fundacionyehudimenuhin.org/noticias/testimonios-20-anos-la-fyme-natalia-molina-casi-desde-principio</a></p>LAB ART CAMPO fusión física y mistifica oriental curso impartido por Natalia Molina en AC 2020 F. Bellas Artes UCMtag:comunidadetnor.ning.com,2020-02-04:5374014:BlogPost:676032020-02-04T22:35:34.000ZNatalia Molina de la Villahttp://comunidadetnor.ning.com/profile/NataliaMolinadelaVilla
<p><a href="https://bellasartes.ucm.es/campos-lab-art-de-produccion-artistica,-fisica-cuantica-y-tradicion-oriental">https://bellasartes.ucm.es/campos-lab-art-de-produccion-artistica,-fisica-cuantica-y-tradicion-oriental…</a></p>
<p><a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3847747434?profile=original" rel="noopener" target="_blank"><img class="align-center" height="638" src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3847747434?profile=RESIZE_710x" width="451"></img></a></p>
<p><a href="https://bellasartes.ucm.es/campos-lab-art-de-produccion-artistica,-fisica-cuantica-y-tradicion-oriental">https://bellasartes.ucm.es/campos-lab-art-de-produccion-artistica,-fisica-cuantica-y-tradicion-oriental</a></p>
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<p><strong><em>“La Galaxia Gutemberg, o la razón y las palabras”.</em></strong></p>
<p><em> “No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente” <strong>George Orwell,“1984”.</strong></em></p>
<p>Tengo la suerte de tener entre mis amigos a <strong>Hans Meinke</strong>, quien dirigiera durante años <strong>el Círculo de Lectores</strong> y lo llevara a tener un millón y medio de socios. Hans Meinke fue también fundador de la…</p>
<p><strong><em>“La Galaxia Gutemberg, o la razón y las palabras”.</em></strong></p>
<p><em> “No ves que la finalidad de la neolengua es limitar el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente” <strong>George Orwell,“1984”.</strong></em></p>
<p>Tengo la suerte de tener entre mis amigos a <strong>Hans Meinke</strong>, quien dirigiera durante años <strong>el Círculo de Lectores</strong> y lo llevara a tener un millón y medio de socios. Hans Meinke fue también fundador de la editorial <strong>“Galaxia Gutemberg”</strong> y durante años jurado de los <strong>Premios Príncipe de Asturias</strong>. Pasamos juntos muchas tardes de sábado tomando café en su despacho, acompañados por su esposa, Úrsula. Afable y conversador. Es un verdadero placer escuchar sus reflexiones sobre el mundo de la cultura, del arte, de la literatura; sus innumerables anécdotas, con insignes escritores, cineastas, artistas y políticos. Compartimos ideas y preocupaciones sobre los retos a los que nos enfrentamos hoy como sociedad, sobre las consecuencias que tendrá para las generaciones más jóvenes las nuevas tecnologías, su influencia en la comunicación y en la cultura; sobre las exigencias éticas que demandan los nuevos procesos tecnológicos, las ciencias, la biología, la nueva economía.</p>
<p>Precisamente en nuestro último café, a raíz de la desaparición del “Círculo de Lectores” y la asombrosa decisión de su último propietario, Planeta, de quemar las obras completas editadas por el Círculo, de autores imprescindibles: <strong>Juan Goytisolo, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Octavio Paz o Carmen Martín Gayte,</strong> entre otros –ediciones que <strong>Carles Geli</strong> calificaba estos días <em>(El Pais 30/11/19</em>), como “uno de los esfuerzos intelectuales y editoriales más importantes realizados en las últimas décadas en el ámbito literario en España”- hablamos sobre las analogías de nuestro mundo con el que ya anticipaba la novela de <strong>Ray Bradbury,</strong> <strong>“Farenheit 451” (1953)</strong>, y la visión que de dicha novela realiza su más reciente versión cinematográfica, del director iraní-estadounidense <strong>Ramin Bahrani;</strong> película estrenada el pasado año y que, con independencia del valor que se le otorgue como obra cinematográfica, resulta valiosa en cuanto intenta adaptar la novela de Bradbury a los problemas que, en el mundo actual, plantea la comunicación humana, presidida por las pautas que imponen las redes sociales.</p>
<p>Pero la quema de libros, no ya “excedentarios”, sino considerados prohibidos por inculcar ideas consideradas perversas desde el punto de vista político, moral o religioso no es una cuestión nueva o solo posible en un futuro distópico.</p>
<p>Ya <strong>Diocleciano</strong> tras el asedio a Alejandría ordenó quemar los libros de <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Alquimia">alquimia</a> de <strong>la Biblioteca de </strong><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Alejandr%C3%ADa"><strong>Alejandría</strong></a> y desde entonces, la quema de libros ha sido una constante. Incluso en el renacimiento, a finales del siglo XV, tras el triunfo de las tropas francesas sobre las florentinas, el fraile <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Girolamo_Savonarola"><strong>Savonarola</strong></a><span><strong>,</strong></span> tras un incendiario sermón, alentó a las masas a quemar libros y obras artísticas consideradas inmorales, en la conocida como <strong>"</strong><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hoguera_de_las_vanidades"><strong>Hoguera de las vanidades</strong></a><strong>".</strong></p>
<p>Pero quizás la más conocida quema de libros de la que tenemos referencia sea la auspiciada por la asociación de estudiantes alemana, en contra de los escritores judíos, marxistas y de aquellos otros considerados contrarios al espíritu anti-alemán, que tuvo su culmen en la quema que se llevó a cabo la noche del 10 de mayo de 1933 en la Plaza de la Ópera de Berlín, delante de la <a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_Humboldt">Universidad Humboldt</a>, y que, cómo el fuego, se propagó luego a más de 20 universidades alemanas.</p>
<p>También la I<strong>glesia Católica</strong> desde la Contra Reforma hasta el Concilio Vaticano II mantuvo su índice de libros prohibidos, castigando a quienes los imprimieren o publicaren con pena de excomunión, lo que a la postre venía a demostrar el miedo que la Iglesia tenía, y que se mantuvo durante tantos siglos, a la razón, a la palabra, al verbo. Verbo con el que el mismo <strong>San Juan Evangelista</strong> equiparó a Dios <strong>(Jn, I.1).</strong></p>
<p>Desde los griegos a los estructuralistas la relación entre pensamiento y palabra ha sido una cuestión por la que se han preguntado filósofos y lingüistas; hasta alcanzar su culmen con el llamado determinismo lingüístico, cuya máxima expresión y resumen sea quizás la famosa <strong>hipótesis de Sapir-Whorf</strong> que mantiene que los pensamientos teóricos están basados y condicionados por el lenguaje; y que, en palabras del lingüista canadiense <strong>Ronald Wardhaugh,</strong> sostiene que “la estructura de una lengua determina la manera en la que los hablantes de esa lengua ven el mundo... y que la lengua es como una pantalla o filtro a través de cual se ve la realidad, determina cómo los hablantes perciben y organizan el que los rodea...”</p>
<p>A principios del milenio, antes del auge de internet, el que fuera director de la R.A.E., <strong>Fernando Lázaro Carreter</strong> , en una entrevista concedida a El Pais (<em>El Pais</em> 13/10/2001), alertaba ya de los peligros que conllevaba la pérdida de precisión y de matices en el uso del idioma; el más preocupante, el empobrecimiento del pensamiento, porque, según señalaba: “Lenguaje y pensamiento van unidos. El lenguaje nos ayuda a capturar el mundo, y cuanto menos lenguaje tengamos, menos mundo capturamos, o más deficientemente” y, consecuentemente concluía, “una mayor capacidad expresiva supone una mayor capacidad de comprensión de las cosas. Si se empobrece la lengua se empobrece el pensamiento”.</p>
<p>Para el insigne lingüista la causa de ese creciente empobrecimiento de la lengua, no era otra que el desinterés de los políticos y los medios de comunicación por la enseñanza del idioma y su correcto uso, unido a la rapidez con que se producían los cambios y se transmitían las noticias.</p>
<p>Hoy el peligro no está tanto en la quema de libros, como en su olvido. En la sustitución de la palabra escrita y el discurso argumentado, cómo medio esencialmente humano de comunicación –creado y perfeccionado de generación en generación-, por el uso de la imagen y de los símbolos a través de las pantallas, como medio normalmente aceptado y generalizado de expresión de nuestros pensamientos y posiciones ante cualquier tema.</p>
<p>Cómo en un momento se nos advierte en la película de <a href="https://www.filmaffinity.com/es/search.php?stype=director&sn&stext=Ramin%20Bahrani">Ramin Bahrani</a> “<em>la gente era libre de leer, pero ya nadie leía, la gente se limitaba a leer los titulares generados por un algoritmo”.</em></p>
<p>Hoy nos movemos en un mundo en que predomina lo lúdico, el deseo pueril de entretenerse sin ningún esfuerzo, por eso triunfa la pantalla frente al libro, porque el segundo, frente a la primera, siempre requiere del esfuerzo de comprender, de prestar atención y de pensar.</p>
<p>Cómo escribiera en un artículo publicado por <strong>The New York Times</strong> el propio Bahrani (The New York Times 14/05/2018) “A Bradbury le preocupaba que la gente solo leyera encabezados. Hoy parece que la mitad de las palabras en línea han sido sustituidas por emojis. Cuanto más erosionamos la lengua, más erosionamos nuestro pensamiento complejo y somos más fáciles de controlar. Bradbury temía la pérdida de la memoria. Hoy hemos decidido que Google y nuestras cuentas en redes sociales sean los guardianes de nuestros recuerdos, emociones, sueños y hechos.”; y es que además, eso lo hacemos, sin ni siquiera leer las condiciones generales que nos exigen aceptar esas plataformas digitales, convirtiéndolas con un simple “click” en dueñas de lo que en ellas publicamos, en señoras de nuestras vidas, de nuestra historia personal, con capacidad, por tanto, para alterarla, suprimirla o utilizarla según su conveniencia.</p>
<p>Hoy, cualquier bulo en internet se puede llegar a propagar hasta el punto de convertirse –al menos por un tiempo- en real. Hoy los señores de la red de redes pueden llegar a alterar la realidad de las cosas, pueden crear “realidades alternativas”, como ya predijera Bradbury en “Fahrenheit 451” presentando a <strong>Benjamin Franklin</strong> como el fundador del departamento de bomberos creado en 1790 para quemar los libros de influencia inglesa de las colonias.</p>
<p>Reivindicar el valor de la razón y la palabra es, en definitiva, reivindicar el valor de la verdad y de su búsqueda, que es, a la postre, lo único capaz de hacernos libres, como también ya escribiera San Juan Evangelista (Jn VIII,32).</p>
<p>“<strong><em>Veritas liberabit nos”</em></strong> resulta ser, curiosamente, el epitafio de la sepultura de <strong>Marshall McLuhan,</strong> quien fuera autor del libro que diera nombre a la editorial impulsada por Hans Meinke, <strong>“La Galaxia Gutemberg”</strong> , libro que también fuera editado por “Circulo de Lectores” y que, según su autor - uno de los mayores defensores del determinismo tecnológico y a quien se debe la autoría de la conocida aporía “el medio es el mensaje”- “trata de señalar el modo en que las formas de experiencia, de perspectiva mental y de expresión han sido alteradas primero por el alfabeto fonético, y por la imprenta después"</p>
<p>Desde que el hombre puebla la tierra ha buscado dar respuesta a las preguntas que nos interpelan, sobre la vida, nuestro destino en la tierra, nuestras relaciones con los demás. El terreno caminado en esa búsqueda ha dejado huella en los libros. A través de ellos (alfabeto impreso) y de la palabra no escrita (alfabeto fonético) ha pasado el saber humano de generación en generación. Por eso, cuanto más leamos, cuanto más enriquezcamos nuestras comunicaciones, más libres seremos, más capaces de formar nuestra propia y fundada opinión, de desarrollar un pensamiento crítico, de discernir lo verdadero de lo falso, de huir de los cantos de sirena que nos dirige la sociedad de consumo, ofreciéndonos la felicidad, la juventud, la belleza, la libertad, por el simple hecho de comprar y consumir cualquier bien perecedero.</p>
<p>Siempre queda lugar para la esperanza. Gracias al empeño de ciertos periodistas en denunciar el error de “Planeta”, la editorial ha decidido finalmente no quemar las obras completas publicadas por el Círculo y ofrecer las mismas a la Biblioteca Nacional. También en “Fahrenheit 451” unos “reaccionarios”, amantes de los libros y de la libertad, consiguieron preservar el saber, memorizando las obras inmortales de la literatura y a partir de ese empeño se abrió la esperanza de reconstruir la sociedad. </p>
<p> </p>EL MEDIO RURAL MOTOR DEL CAMBIO ECONÓMICOtag:comunidadetnor.ning.com,2020-01-22:5374014:BlogPost:677012020-01-22T10:30:00.000ZRaúl Contreras Comechehttp://comunidadetnor.ning.com/profile/RaulContrerasComeche
<p>Cuántas veces no vemos la cosas porque socialmente las hemos hecho invisibles. Cuánto de esto sabemos todas las personas. Son muchos trabajos, esfuerzos, cuidados, aprendizajes… los que nunca son vistos ni reconocidos. Incluso en algunos casos, con una acción clara de visibilización, gran parte de la sociedad sigue sin reconocerlos. Explicar esta realidad pone en primera línea al sistema patriarcal neoliberal. Si el mercado no te valora, la ocultación está asegurada incluso en la cobertura…</p>
<p>Cuántas veces no vemos la cosas porque socialmente las hemos hecho invisibles. Cuánto de esto sabemos todas las personas. Son muchos trabajos, esfuerzos, cuidados, aprendizajes… los que nunca son vistos ni reconocidos. Incluso en algunos casos, con una acción clara de visibilización, gran parte de la sociedad sigue sin reconocerlos. Explicar esta realidad pone en primera línea al sistema patriarcal neoliberal. Si el mercado no te valora, la ocultación está asegurada incluso en la cobertura de las necesidades más básicas para la vida.</p>
<p></p>
<p>El medio rural sabe mucho de esto. Un montón de problemas acucian al medio rural mostrándolo en ocasiones como absolutamente abandonado pero este mensaje no es del todo cierto. Podemos hablar objetivamente de la despoblación, del abandono: de las inversiones públicas, del de la economía local, de la cultura de la aldea, del patrimonio cultural… pero sin embargo la tierra, el agua, el aire y todos los bienes que ellos generan, entre otros, no se abandonan en ningún caso sino que son apropiados por capital no local. Los frutos de los cuidados ambientales y sociales que producen los habitantes del medio rural tampoco son abandonados sino que son bien aprovechados por las ciudades que resuelven parte de sus problemas de esta manera, lo que no tiene por qué ser un problema si eso generara retornos para quien los produce.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;"><a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3830265558?profile=original" target="_blank" rel="noopener"><img src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3830265558?profile=RESIZE_710x" class="align-center" width="465" height="698"/></a><br clear="left"/>En los pueblos se han creado siempre valores sociales y ambientales que eran parte natural e indispensable de su gestión económica. Estos valores tenían un retorno dentro del mismo ámbito local y en una pequeña parte en el intercambio con las ciudades. Sin embargo, conforme el modelo industrial avanza en el núcleo urbano y en el rural estos valores no cuentan con el retorno de los propietarios del capital que avanzan con la industrialización. Se comportan como si no fueran valores necesarios, al contrario de como actúan ellos y las personas que siguen utilizando estos para cubrir sus necesidades.</p>
<p></p>
<p align="left">El mercado, claramente obsoleto e intervenido, utiliza al medio rural para exportar costes y extraer valores sin retornos. La ecuación económica está incompleta cuando solo habla de la rentabilidad financiera, debe incorporar los valores sociales y ambientales, como se hacía en los pueblos, dentro del modelo económico. Hoy estamos dotados de conocimiento para poder cuantificar y monetizar esos valores y por lo tanto introducirlos en la ecuación sin ningún problema.</p>
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<p>¿Por qué no crear empresas que sepan gestionar los tres valores y por lo tanto evitar la exportación de costes y conseguir retornos sobre los valores aportados a la sociedad global?</p>
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<p>Se trata de una innovación socioeconómica que se fundamenta en la realidad que ya existió y que a duras penas podemos reconocer hoy en día. Construir sin volver a inventar la rueda aunque aportando innovación para poder adaptar un modelo pasado a una realidad del siglo XXI.</p>
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<p>Esta propuesta está en el fundamento de ERESS, ciclo formativo y de convivencia para el emprendimiento social en el mundo rural, que propone crear empresas sociales que consigan generar retornos sobre todos los valores que el medio rural aporta. Es una propuesta de revitalización económica y social de los pueblos, de reversión del abandono económico al modelo de la nueva aldea que es el más sostenible. Es más, es una propuesta de solución a problemas urbanos desde la solución a problemas rurales. No existe contraposición entre ambos medios sino al contrario la cooperación es la única vía de solución a los grandes problemas del siglo como el cambio climático, la perdida de la biodiversidad o la desigualdad.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; font-variant: normal; letter-spacing: normal; font-style: normal; font-weight: normal; line-height: 100%;"><a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3830265306?profile=original" target="_blank" rel="noopener"><img src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3830265306?profile=RESIZE_710x" class="align-right" width="210" height="144"/></a></p>
<p><br clear="left"/>ERESS abre la posibilidad para que cualquier persona que quiera emprender de esta manera encuentre conocimiento, acompañamiento, red y apoyo para convertir la idea en realidad. En <a href="http://eress.net/">eress.net</a> encontramos la propuesta concreta a la que nos podemos sumar para crear un movimiento que consiga introducir los tres valores en una sola ecuación, provocando con ello el cambio del modelo económico.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;"><font color="#000000"><font face="Futura Lt BT"><b>Raúl Contreras</b></font></font></p>
<p style="margin-bottom: 0.2cm; line-height: 150%;" align="left"><font color="#000000"><font face="Futura Lt BT"><font style="font-size: 11pt;" size="2"><b>NITTÚA</b></font></font></font></p>Busquemos la inspiración en Elizabeth Warren*tag:comunidadetnor.ning.com,2019-12-30:5374014:BlogPost:670102019-12-30T10:22:51.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p align="justify" class="western"><font face="Calibri, sans-serif">La izquierda europea suele valorar de forma demasiado condescendiente los planteamientos políticos</font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>de la izquierda</span></font> <font face="Calibri, sans-serif">demócrata de EEUU. Seguramente, tiene razones sobradas para hacerlo. Pero es una actitud que en ocasiones impide apreciar adecuadamente iniciativas de interés, que podrían resultar inspiradoras en el viejo continente.…</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">La izquierda europea suele valorar de forma demasiado condescendiente los planteamientos políticos</font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>de la izquierda</span></font> <font face="Calibri, sans-serif">demócrata de EEUU. Seguramente, tiene razones sobradas para hacerlo. Pero es una actitud que en ocasiones impide apreciar adecuadamente iniciativas de interés, que podrían resultar inspiradoras en el viejo continente. Quizás sea uno de estos casos lo que viene proponiendo frente a las grandes corporaciones de su país la candidata a las primarias del Partido Demócrata Elizabeth Warren.</font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">No hace falta insistir, por evidente, en el peligro que para la democracia representa el crecimiento de la capacidad de condicionamiento de las grandes empresas. Una capacidad que -como también resulta patente- no se limita a la vertiente económica, sino que alcanza a prácticamente a todas las dimensiones de la vida. Pero que deriva ante todo del poder de mercado que las confiere su tamaño: un poder que</font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">viene aumentando intensamente a lo largo de las últimas décadas,</font></font> <font face="Calibri, sans-serif">como incluso la literatura académica ortodoxa atestigua cada vez más rotundamente (ver, por ejemplo,</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/economia/2018/10/11/actualidad/1539268027_010900.html"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif">y</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.nber.org/papers/w23687.pdf"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">).</font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Ciertamente, abundan también -y desde hace no poco tiempo- las llamadas de atención frente a ese peligro multidimensional (pueden verse ejemplos cercanos</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://icariaeditorial.com/archivo/libros.php?id=1567"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">aquí</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">y</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://icariaeditorial.com/archivo/libros.php?id=1632"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">aquí</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">), que se vienen haciendo en nuestros días particularmente frecuentes en el caso de las grandes corporaciones tecnológicas: tanto por la propia rapidez de su crecimiento como por los específicos problemas sociales -que entran en el terreno de las más negras distopías- que pueden provocar (ver a este respecto un ejemplo reciente</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/elpais/2019/10/04/ideas/1570189971_000536.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">aquí</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">). Pero es algo, no obstante, que todavía se refleja muy débilmente -salvo en facetas concretas, como la problemática fiscal- en los programas políticos de los partidos progresistas que tienen más posibilidad de gobernar (¿quizás porque es una posibilidad que se alejaría si afrontaran este problema con mayor decisión?).</font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Curiosamente, las excepciones más notables en este panorama se encuentran en dos países en los que la izquierda ha venido siendo sensiblemente acomodaticia con la gran empresa. Son los casos del Partido Laborista en el Reino Unido -que ha hecho de esta cuestión un</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.eldiario.es/internacional/Partido-Laborista-Reino-Unido-socialdemocracia_0_968003862.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">elemento central de su programa</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- y de algunos de los pre-candidatos a la presidencia en las elecciones de 2020 en Estados Unidos del habitualmente tan comedido Partido Demócrata: especialmente, Bernie Sanders -el más abiertamente crítico con el sistema- y</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>-como ha destacado en más de una ocasión</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-10-16/la-mujer-que-esta-plantado-cara-a-quienes-mueven-los-hilos_1460780/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Esteban Hernández</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>-, la más moderada Elizabeth Warren</span></font></font><font color="#1A1A1A"><font face="ArialMT, sans-serif"><font size="2"><span>.</span></font></font></font> <font color="#1A1A1A"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Una veterana mujer que parece surgida del cine de Frank Capra: como su inolvidable “</span></font></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.filmaffinity.com/es/film880623.html"><font color="#1A1A1A"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">caballero sin espada</font></font></font></a></u></span></font><font color="#1A1A1A"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>”, de origen humilde, ejemplo de autosuperación y armada sólo de coraje, rectitud y buenos argumentos. Y además, brillante y exitosa pese a las dificultades, senadora, ex-profesora de Derecho de la Universidad de Harvard y siempre combativa, aunque alejada de todo extremismo. Pero</span></font></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>con una radicalidad analítica que no deja de asombrar en una figura política de su talante. Una mujer, por otra parte, que reivindica ante todo en este terreno algo tan aparentemente compatible con la economía de mercado como la defensa de la competencia. Pero tan subversivo del orden dominante. En esa medida, y dada la pujanza de su candidatura, no está de más reparar en su programa.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Un programa centrado en un incremento de la intervención pública en la economía que produce espanto en la derecha republicana, pero también en los sectores demócratas más conservadores, y que pilota en torno a la gratuidad sanitaria y educativa, a notables mejoras laborales, al fortalecimiento del sindicalismo y a subidas impositivas y lucha contra la evasión fiscal de grandes fortunas y grandes empresas. Pero que concede una importante atención también a la necesidad de frenar el poder y de modificar la lógica de funcionamiento de las mayores corporaciones, así como la influencia que en ellas ejercen los mercados de capitales y los inversores institucionales. Aspectos todos que se apoyan en buena parte en el sólido trabajo reflexivo de uno de los muchos think-tanks demócratas, el</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://rooseveltinstitute.org/about/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Instituto Roosevelt</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>, que -como he apuntado en</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.eldiario.es/zonacritica/Nuevas-propuestas-economicas-cuna-Imperio_6_904019608.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">otra ocasión</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>- viene desarrollando sobre estos temas una muy sólida línea analítica y propositiva. Argumentos, por otra parte, y en ello estriba la profundidad de sus implicaciones, que no se centran únicamente en el poder de mercado: el problema no radica sólo en el tamaño, sino en el carácter de las grandes corporaciones y en la íntima imbricación que establecen con los mercados de capitales y los inversores institucionales.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Es un carácter que viene determinado por la soberanía que en ellas tienen los accionistas mayoritarios, que imponen sistemas de gobierno corporativo dominados casi absolutamente por ellos y focalizados hacia la persecución desequilibrada de sus intereses, que suelen coincidir con la maximización continua -y frecuentemente forzada- del beneficio, para impulsar permanentemente el valor de la acción. Algo de lo que derivan estrategias muchas veces ultracortoplacistas -aunque en este punto, alguna gran tecnológica es una excepción-, que marginan y perjudican sistemáticamente los intereses de los restantes agentes implicados en su actividad y los del conjunto de la sociedad.</font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Se trata de una forma de gobierno y de unas estrategias que se ven impulsadas por las pautas de financiación en que cada vez más claramente se apoyan las grandes empresas: pautas en las que la financiación bancaria tradicional se ve crecientemente sustituida por la financiación a través del mercado de capitales -de la bolsa-, vía inversión accionarial y en deuda, y por la destacada participación que en esa inversión asumen los grandes inversores institucionales (fundamentalmente, los grandes fondos de inversión). Inversores inevitablemente cortoplacistas, porque tienen que perseguir obligadamente la maximización permanente del valor patrimonial de las inversiones de sus partícipes, con lo que refuerzan y potencian acusadamente la estrategia accionarial de las grandes empresas.</font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Pues bien, las propuestas de Warren se dirigen a este doble problema:</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><b>poder de mercado</b></span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><b>modelo de gobierno y de funcionamiento</b></span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>de las grandes empresas.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><b>Poder de mercado</b></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>En cuanto a la primera faceta</span></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>,</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>la senadora ha denunciado con claridad meridiana cómo el poder monopolista u oligopolista de las mayores empresas está pervirtiendo las reglas del juego de las economías de mercado, desvirtuando la competencia: asfixiando a empresas rivales, frenando la consolidación y expansión de otras empresas, imponiendo precios y salarios, condicionando la actuación de competidores, proveedores y clientes, eludiendo el pago de impuestos y distorsionando el funcionamiento general del mercado. Efectos todos que, sumados a la destrucción de empleo y al deterioro de las condiciones de trabajo para lo que en no pocos casos utilizan las grandes corporaciones las innovaciones tecnológicas -como recordaba hace poco el profesor</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/economia/2019/10/24/actualidad/1571927180_458378.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Costas</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>-, contribuyen decisivamente a la demolición del pacto social en que se ha asentado el progreso de las economías desarrolladas desde el final de la II Guerra Mundial y a la erosión de la propia democracia. Frente a ello, Warren defiende con contundencia la necesidad de incrementar la regulación y la tributación de las grandes empresas, de dificultar las adquisiciones y fusiones que respondan prioritariamente a la ambición de aumentar dimensión y -particularmente para el caso de las grandes tecnológicas- de trocear los conglomerados empresariales en diferentes empresas que se dediquen a los diferentes segmentos de negocio que integran.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><b>Modelo de gobierno</b></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Son propuestas que se complementan -y que alcanzan su pleno sentido- con el segundo de los problemas mencionados: el modelo de gobierno, de funcionamiento y de financiación de las grandes empresas. Por una parte, frente a la capacidad de influencia que en ellas -y en todas las empresas cotizadas- llegan a adquirir los grandes inversores institucionales, la senadora Warren ha promovido un importante proyecto de ley, de título que en España parecería producto del izquierdismo más radical: “</span></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.warren.senate.gov/imo/media/doc/2019.7.17%20Stop%20Wall%20Street%20Looting%20Act%20Text.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>Stop Wall Street Looting Act</i></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>” (“Proyecto de Ley para frenar el saqueo de Wall Street”), que persigue ante todo mitigar la facilidad con que las empresas recompran sus propias acciones y la capacidad de los fondos de inversión y de alto riesgo para adquirir participaciones sustanciales en las empresas para extraer de ellas la máxima rentabilidad especulativa -las máximas plusvalías- en el menor tiempo posible. Formas de actuación, ambas, que suelen aparejar drásticos procesos de reducción de costes y de inversiones con el objetivo de incrementar al máximo y cuanto antes el valor de la acción: para aumentar los rendimientos inmediatos de los accionistas y para que los inversores puedan vender en cuanto sea económicamente rentable esas participaciones. Todo a riesgo de afectar muy negativamente la solvencia y la sostenibilidad de las empresas en cuestión y de debilitar gravemente el conjunto del tejido productivo nacional.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Todo ello se complementa con una línea de acción paralela que está en la base de otro proyecto de ley presentado por la senadora: “</span></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.congress.gov/bill/115th-congress/senate-bill/3348/text"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>Accountable Capitalism Act</span></i></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>” (“Proyecto de Ley para un capitalismo responsable”). Un proyecto en el que Warren, entre otras cosas, propone un cambio radical en el gobierno de las grandes empresas (las que superen la cifra de negocio de mil millones de dólares). En esencia, una modificación sustancial en la composición de los consejos de administración de este tipo de compañías, para que obligatoriamente un 40% de sus miembros sean empleados elegidos por el conjunto de la plantilla, sin necesidad de que adquieran previamente acciones de la empresa y sin mediaciones de la dirección ni del accionariado. Es decir, un cambio fundamental en el ógano básico de gobierno de las grandes corporaciones, en línea con los modelos de cogestión más avanzados de algunos países europeos. Desde luego, es algo que no supone automáticamente una revolucionaria democratización plena de las empresas (que, entre otras cosas, requeriría también el acceso a los órganos de gobierno de otros agentes básicos en la actividad empresarial) ni su transformación en entidades decididamente solidarias con la sociedad. Pero sí, sin duda, un impulso decisivo en esa dirección, en la medida en que posibilitaría un sistema de gobierno más participativo, la reducción de la unilateralidad de las decisiones y una menor obsesión por la maximización cortoplacista del valor de la acción (y de todos los desequilibrios que tanto a nivel interno como a nivel macro genera). Y que permitiría también avanzar hacia la paulatina conformación de empresas más responsables y sostenibles, porque</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>la presencia signficativa de representantes de los trabajadores en los órganos de gobierno corporativo puede paliar la polarización de la gestión empresarial hacia el exclusivo interés de los accionistas y de los altos directivos e impulsar formas de gestión más sensibles con el largo plazo, más sostenibles y más responsables hacia todas las partes afectadas y hacia el conjunto de la sociedad: horizontes y objetivos frente a los que los empleados son normalmente mucho más receptivos que los grandes accionistas y altos directivos. Horizontes y objetivos más propicios, en definitiva, para que las grandes empresas se orienten hacia la búsqueda de un valor más compartido y equilibrado para la comunidad. Y seguramente también para que pueda reducirse el enorme grado de desigualdad en las retribuciones que existe en el interior de estas grandes corporaciones y para que, incluso, pueda mitigarse el inmenso poder de condicionamiento político que tienen en la actualidad, porque los intereses políticos de los accionistas mayoritarios y de los altos directivos se controlarían y compensarían internamente -al menos, en alguna medida- por los intereses de los trabajadores.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><b><span>Buenas razones</span></b></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Algo, por otra parte, que no implicaría inevitablemente -como el poder empresarial y la Economía dominante postulan- el descontrol y la ineficiencia de las empresas que adoptaran este modelo de gobierno. Por una parte, una cada vez más sólida literatura académica sostiene lo contrario (ver mi colaboración en el</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-32-Reivindicando-la-democracia-en-la-empresa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>nº 32 de Dossieres EsF</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>): algo a lo que ha hecho notables aportaciones el citado Instituto Roosevelt</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>(pueden verse dos referencias especialmente interesantes</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://rooseveltinstitute.org/wp-content/uploads/2019/04/Roosevelt-Institute_2021-Report_Digital-copy.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>aquí</span></font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3309431"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>aquí</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>). Por otra, porque una ya profusa evidencia empírica demuestra que los numerosos casos de empresas que adoptan modelos de gobierno en los que participan los trabajadores (sea voluntariamente o por leyes que en determinados casos obligan a ello) no presentan mayoritariamente comportamientos peores en términos económicos que las empresas convencionales. Al contrario, son considerables los indicios -aunque ciertamente no determinantes- que inducen a valorar muy positivamente este tipo experiencias, tanto para para las propias empresas y la economía general como para los trabajadores, las comunidades locales y el conjunto de la sociedad (pueden verse numerosas referencias</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.efesonline.org/LIBRARY/2018/Employee%20share%20ownership%20-%20Benefits%20and%20risks%20-%20Facts%20and%20policies.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>aquí</span></font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.nceo.org/article/research-employee-ownership"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>aquí</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>).</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Por todo ello, no estaría de más que el todavía hipotético (a la fecha en que se escribe este artículo) gobierno de coalición de nuestro país dedicara a estas cuestiones alguna atención. Aunque no resulte extraño que no figuren entre sus prioridades, dada su debilidad, no debería olvidarse que buena parte de nuestro futuro económico y político -de nuestra calidad de vida, de nuestra democracia y de nuestras libertades- depende de ellas.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify">* Artículo publicado en Contexto, el 24/12/2019.</p>Al Gobierno no le importas, sólo eres un voto con límite de vidatag:comunidadetnor.ning.com,2019-11-26:5374014:BlogPost:673062019-11-26T11:50:46.000ZRoberto Gordillohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/RobertoGordillo
<p><strong>¿Sabes lo que es el Amianto?</strong> También llamado asbestos, es un mineral que se extrae de la naturaleza la cual tiene unas características perfectas para la construcción: Buena capacidad para aguantar calor, impermeabilizante, y resistente. Además de ser un material abundante, lo que lo hace barato.</p>
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<p>Por tanto, fue un material utilizado en <strong>EXCESO</strong> durante un siglo en España para básicamente todo lo que te puedas imaginar: Frenos de coches, trajes de…</p>
<p><strong>¿Sabes lo que es el Amianto?</strong> También llamado asbestos, es un mineral que se extrae de la naturaleza la cual tiene unas características perfectas para la construcción: Buena capacidad para aguantar calor, impermeabilizante, y resistente. Además de ser un material abundante, lo que lo hace barato.</p>
<p></p>
<p>Por tanto, fue un material utilizado en <strong>EXCESO</strong> durante un siglo en España para básicamente todo lo que te puedas imaginar: Frenos de coches, trajes de bomberos, tuberías, depósitos del agua que bebemos <em>(Hasta el traje de Espinete estaba hecho de Amianto)</em>.</p>
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<p>Bien, todo suena bien, ¿no? Hasta que te das cuenta que es un material que trae cáncer a lo largo de los años, tanto en su manipulación como en su fase de degradación. ¡Perfecto! Acabas de envenenar al país, no pasa nada...</p>
<p></p>
<p>Entonces podemos entrar en la perspectiva de la buena fe y pensar, que "no lo sabían", pero ya te lo digo yo "error".</p>
<p></p>
<p>Si seguimos la <a href="https://gestiondelamianto.com/historia-amianto-asbestos/" target="_blank" rel="follow noopener">historia del amianto</a>, según ciertos documentos históricos ya encontraron evidencias que los mineros que extraían este mineral <em>"les costaba respirar y acababan muriendo"</em>, por lo que ya en la época de los romanos ya teníamos pistas.</p>
<p></p>
<p>Pero seamos positivos, no había evidencias científicas demostrables, bien pues nos vamos al siglo XX, poco después de la segunda revolución industrial en Inglaterra se producia en masa, por lo que el asbestos fue la solución más a mano factible, era barato y era un componente comodín para toda la maquinaría de la industria textil.</p>
<p></p>
<p>En el 1906, el <a href="https://gestiondelamianto.com/historia-curiosidades-asbestos/" target="_blank" rel="follow noopener">doctor Montague Murray</a> redacta el primer documento que encuentra una relación entre ciertas enfermedades y los que trabajan con amianto. Aunque no fue hasta 1924 que la muerte de Nellie Kershaw activara las alarmas y ya en el 31 se comenzó con la primera regulación del amianto.</p>
<p></p>
<p>¡Bien! Tienen un peligro inminente y lo solucionaron, pues en España no es tan bonito...</p>
<p></p>
<p>Se prohibió el amianto en 2001, por lo que todos los edificios construidos antes del 2000 pueden tener uralita. </p>
<p></p>
<p>Y ahora vamos con el presente, después de conocer el contexto histórico en el que nos situamos, ahora podemos comentar la situación actual.</p>
<p></p>
<p>¿Sabes cuánto te puede costar retirar un <a href="https://gestiondelamianto.com/retirada-uralita-malaga/" target="_blank" rel="folloe noopener">depósito de amianto en Málaga</a>? desde 800 €, sin embargo, nos vamos a Valencia y de los 1500 € no te bajará . ¿La razón? Porque se considera residuo peligroso y debe llevarse a vertederos homologados, hacerse análisis de las muestras del entorno de trabajo , encapsulamiento... En fin un longevo proceso que te hace pensar "Oye, se lo están tomando esto muy en serio".</p>
<p></p>
<p>Hasta que descubres que el proceso de eliminación del amianto es.... ¡Enterramiento!, ya que quemarlo sale muy caro.</p>
<p></p>
<p>Luego podemos pelearnos con lo que es el Instituto de Higiene y Seguridad del Trabajo, que en España funciona de una manera, pero en Valencia de otra, en Asturias de otra.... En fin todo una divertida película ¿no? Ya que todo lo que no esté regido por el IHST le costará al particular MÁS DEL DOBLE que en otra CCAA por los trámites administrativos <em>(No existe plan único, que es lo que daba juego a que al particular le saliera más barato)</em>.</p>
<p></p>
<p>¡Guau! ¿Entonces al menos aunque nos estrangulen , hayan metido al enemigo en casa y hagan un poco lo que quieran.... nos subvencionarán... ¿No? </p>
<p></p>
<p>Pues no es así, las subvenciones son escasas, las que hay son de una duración muy limitada <em>(1 mes máximo), y con una financiación máxima de 3000 € (Introducido en adaptación, osea ser, la subvención estaría más bien metida en ITE, pero algo tenían que hacer con este tema e hicieron el parchecito)</em>.</p>
<p></p>
<p>Ahora bien, después de leer todo esto. <strong>¿Qué piensas? </strong></p>
<p></p>Una empresa participativa para una economía más democrática y mejor *tag:comunidadetnor.ning.com,2019-11-23:5374014:BlogPost:672012019-11-23T16:19:05.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se hace cada día más evidente la constatación de las limitaciones del modelo económico dominante. Y frente a ello, surgen -por fortuna- cada vez más propuestas acerca de la necesidad de replantear la economía desde perspectivas alternativas, que posibiliten una economía mejor: con mayores niveles de democracia, equidad, justicia y sostenibilidad. Parece obvio que una de las dimensiones imprescindibles de ese necesario replanteamiento tiene que…</font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se hace cada día más evidente la constatación de las limitaciones del modelo económico dominante. Y frente a ello, surgen -por fortuna- cada vez más propuestas acerca de la necesidad de replantear la economía desde perspectivas alternativas, que posibiliten una economía mejor: con mayores niveles de democracia, equidad, justicia y sostenibilidad. Parece obvio que una de las dimensiones imprescindibles de ese necesario replanteamiento tiene que ver con el gobierno de las empresas, y muy especialmente de las grandes.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Recordemos, en este sentido, que el modelo de gobierno más extendido -y considerado óptimo- en la gran empresa cotizada de nuestro tiempo es el accionarial, basado en la soberanía de los accionistas, que controlan abrumadoramente los órganos de gobierno en las empresas convencionales. Una soberanía frecuentemente teórica, porque los altos directivos suelen influir decisivamente en ese gobierno, condicionándolo en su favor, a menudo en el contexto de una innegable alianza cortoplacista con los grandes accionistas, no pocas veces a costa de la sostenibilidad de la empresa en el medio y largo plazos.</font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Es un modelo caracterizado, así, por una visión patrimonialista de la empresa y por el rechazo a la participación de los trabajadores (y de otros agentes básicos), que se ha venido consolidando desde finales de la década de 1970, en el marco de la ofensiva neoliberal -de la que constituye un pilar fundamental- y de los intereses de los mercados financieros, crecientemente condicionadores de la estrategia de las grandes empresas y crecientemente alineados</font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>con la maximización del valor accionarial como criterio indiscutible de gestión.</span></font> <font face="Calibri, sans-serif">Un modelo, además, consagrado por la teoría económica ortodoxa como el más eficiente y justo (en un ejemplar ejercicio de justificación del orden dominante).</font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se trata de una pretensión que choca con la vocación intuitiva de extender la democracia a la empresa que ha caracterizado a amplios sectores del pensamiento progresista y del movimiento obrero. Una pretensión, también, frente a la que se viene afirmando desde finales del pasado siglo una sólida contra-argumentación teórica que defiende lo contrario: que lo justo, legítimo e incluso más eficiente es una forma participativa de gobierno corporativo en la que estén representados todos los agentes esenciales en la vida de la empresa, y muy especialmente los trabajadores, en cuanto que actores particularmente fundamentales y más directamente intervinientes en y afectados por su actividad. Una forma participativa de gobierno que apunta hacia un modelo claramente alternativo y democratizador de la empresa.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Son varias las razones que fundamentan esta reacción. Apunto a continuación las principales.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>1. Razones jurídico-políticas</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Ante todo, es preciso rechazar la falacia de que la gran corporación es un objeto de propiedad de sus accionistas, que por eso tendrían derecho exclusivo a gobernarla. A diferencia de la pequeña empresa particular, en la grande los accionistas son simplemente los propietarios de las acciones de una sociedad (limitada o anónima) que sirve de instrumento para la inversión del capital financiero que -entre otros capitales- necesita la empresa para su funcionamiento, pero no son sus “dueños”: la empresa es algo mucho más amplio que una sociedad accionarial y no tiene propiedad exclusiva. Por eso, y muy especialmente en el caso de grandes empresas, su gobierno -como sucede con los Estados- debe ser ejercido por todos aquellos que intervienen directamente en ella y que se ven afectados significamente por su actividad. Es un derecho de ciudadanía que no tiene por qué limitarse a la esfera pública.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Un derecho, por otra parte, que no puede reducirse al ámbito de la gestión concreta del proceso de trabajo, sino que se extiende al ámbito de los fines:</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>a cuáles y cómo se persiguen y a cómo se reparten los resultados del proceso productivo.</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>Un derecho, además, que no puede ser restringido por la objeción de que permitirlo conduciría a la participación en el gobierno de la empresa de agentes sin el conocimiento apropiado para desempeñar esa función. Al margen de que es un derecho que puede ser delegable y de que ese presunto desconocimiento seguramente es menor que el de muchos accionistas, el argumento podría ser esgrimido también para combatir la democracia política, y, sensu contrario, para que quienes la defienden lo hagan también en el ámbito empresarial. Sea como fuere, es algo que recuerda que la democracia laboral sólo podrá ser eficaz si se da una serie de precondiciones básicas: particularmente, que los trabajadores dispongan de la capacidad asociativa y de la motivación, disponibilidad y formación necesarias.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>2. Razones microeconómicas</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Para la teoría económica dominante, el gobierno de la empresa debe corresponder a los accionistas porque desempeñan una función excepcional en ella. Excepcionalidad que -desechado el argumento de la propiedad- deriva, en esencia -</span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/de-la-rse-a-la-democracia-en-la-empresa-un-objetivo-de-progreso/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>como ya he comentado en estas mismas páginas en alguna otra ocasión</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>-, de algunas de las siguientes características: ser los únicos agentes que tienen contratos incompletos (los que no permiten cubrir todas las incidencias que se pueden presentar a lo largo de su duración); ser los únicos que realizan inversiones específicas (las orientadas de forma muy concreta a la empresa y que perderían parte de su valor en usos alternativos) y los únicos que asumen riesgos residuales (los que surgen en caso de mal funcionamiento del proyecto empresarial ) -o quienes realizan esas inversiones y asumen esos riesgos de forma esencial-; o ser los agentes a cuyo mando se minimizan los costes de transacción en la empresa.</span></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Son esas excepcionalidades las que explicarían la posición especialmente frágil -por arriesgada- de los accionistas -que hay que proteger especialmente- o su capacidad de liderazgo diferencial y las que justificarían que se les compense con el monopolio del gobierno de la empresa y con la apropiación del beneficio residual. La base, por tanto, del pretendido fundamento teórico del modelo de empresa accionarial.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Pero, son argumentaciones frente a las que se viene consolidando una crítica teórica crecientemente firme, basada en</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>la muy cuestionable verosimilitud de las hipótesis en que se basan las justificaciones apuntadas (ver sobre esto mi colaboración en</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-32-Reivindicando-la-democracia-en-la-empresa.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Dossieres EsF nº 32</span></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>.</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Ante todo, por la evidencia de que ni la empresa se crea sólo con el capital accionarial ni es este capital el único que contribuye a la generación de valor: también contribuyen otros, y muy especialmente el aportado por el factor trabajo. Por otra parte, por el irrealismo de la hipótesis de los contratos completos, que implicarían condiciones perfectas para su firma (igualdad de condiciones, simetría informativa, exacta justicia de las retribuciones, absoluta libertad para el acuerdo...), lo que hace prácticamente imposible su existencia en la realidad: antes bien, todos los contratos en la empresa son incompletos -y desde luego, los laborales-. En tercer lugar, porque resulta muy difícil aceptar que sean únicamente los accionistas quienes asumen riesgos residuales. Y no sólo porque esos riesgos son cada vez menores para ellos, a medida que aumenta la posibilidad de diversificación de carteras y los mercados financieros permiten unas crecientes negociabilidad y liquidez del capital aportado. También porque es innegable que otros colectivos asumen crecientemente ese tipo de riesgos, y muy especialmente los trabajadores, a los que la mala evolución o la crisis del proyecto empresarial puede afectar frecuentemente más que a los propios accionistas; y tanto más cuanto que habitualmente tienen menos capacidad de salida que éstos. Finalmente, porque tampoco es creíble que sean sólo los accionistas quienes realizan inversiones específicas o porque sean las suyas las únicas esenciales: también lo son las que realizan otros agentes, y particularmente las de los trabajadores en capital humano y en compromiso general con la empresa.</font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">En definitiva, la pretendida justificación de la soberanía de los accionistas no respondería</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>a más excepcionalidad que la que deriva de su mayor poder negociador previo. Algo que desbarata la justificación de su presunto derecho exclusivo al gobierno de la empresa y que abre paso a la legitimación económica de modelos de gobierno plurales, particularmente en lo que respecta a la</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>participación de los trabajadores, en cuanto que agentes más claramente equiparables -inversores en factor trabajo- a los accionistas en los derechos de gobierno.</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Frente a las tesis neoliberales, por tanto, hay sólidos argumentos para pensar que los modelos participativos son los que mejor recompensan las aportaciones de las diferentes partes implicadas en la vida empresarial y, por ello, los más justos.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>3. Razones de eficiencia</b></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Como parece ya difílcimente cuestionable, el modelo de gobierno accionarial -pretendidamente óptimo- genera no pocos problemas prácticos, que derivan, en general, del cortoplacismo que muy habitualmente propicia, generado por su absorbente obsesión por la maximización permanente del valor de la acción. Problemas que se manifiestan tanto en el interior de las propias empresas como a nivel general y que acaban provocando graves ineficiencias a la larga y serias distorsiones económicas y sociales. Frente a ello, y aunque no deje de plantear otros inconvenientes, la empresa participativa</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>puede aportar ventajas significativas: mejoras en el control de la gestión, desincentivos al cortoplacismo y a la asunción de riesgos excesivos, freno a la discrecionalidad de los altos directivos, incremento del compromiso de las partes implicadas y de la confianza entre ellas e impulso del aprendizaje colectivo, de la productividad, de la calidad y del capital social, al margen de las mejoras que puede aportar en términos sociales (desigualdad retributiva, bienestar, salud y riesgos de los trabajadores...). Ventajas que</span></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>, cuando menos, debilitan las críticas a este modelo de empresa por razones de eficiencia, en cuanto que puede incentivar mejor en todos los agentes la realización de inversiones específicas, la asunción de riesgos, el compromiso con el proyecto empresarial y las condiciones de trabajo.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>4. Razones de sostenibilidad</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Se trata, además, de un modelo de gobierno empresarial que puede tener una virtualidad más general, mitigando su cortoplacismo y fomentando comportamientos socialmente más responsables y ambientalmente más sostenibles. En efecto, parece razonable pensar que la presencia activa de representantes de los trabajadores -y de las restantes partes afectadas- en los órganos de gobierno corporativo puede evitar la persecución del exclusivo interés de los accionistas, para propiciar la búsqueda de objetivos de más largo plazo, más sostenibles y más equilibrados, en los que muchos de los agentes implicados -y de nuevo particularmente los trabajadores- estarán más interesados: la búsqueda de un valor realmente compartido e incluso general para la comunidad. Por otra parte, en la medida en que este modelo de gobierno se aplicara sobre todo a las grandes corporaciones, podría ayudar sustancialmente a mitigar su inmensa capacidad de condicionamiento político, contribuyendo así a depurar muchas de las deficiencias actuales en la calidad de la democracia.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>5. Evidencia empírica</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Finalmente, existen ya numerosos procesos de participación de los trabajadores en el gobierno empresarial que posibilitan una evaluación objetiva: desde los promovidos por leyes que obligan a la presencia de representantes de los trabajadores en los órganos de gobierno en varios países europeos (las más conocidas son las de cogestión o codecisión de Alemania, pero tienen notable importancia también en países como Austria, Eslovenia, Suecia, Noruega o Francia) hasta los impulsados por iniciativas legales que obligan (Francia es el ejemplo más representativo, pero no el único) o fomentan voluntariamente (como en EE.UU. o el Reino Unido) la propiedad accionarial colectiva de los empleados, con los correspondientes derechos de representación. Aunque la evidencia empírica no sea ni suficiente ni determinante y existan opiniones contrapuestas, una nutrida literatura académica, de imposible reseña en estas líneas (pueden verse numerosas referencias al respecto</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.efesonline.org/LIBRARY/2018/Employee%20share%20ownership%20-%20Benefits%20and%20risks%20-%20Facts%20and%20policies.pdf"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif">y</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.nceo.org/Employee-Ownership-Corporate-Performance/pub.php/id/50"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif">), induce a valorar muy positivamente este tipo experiencias, tanto para para las propias empresas y la economía general como para los trabajadores y las comunidades locales.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Razones todas, en suma, que permiten pensar que la apuesta por la participación de los trabajadores en el gobierno de las grandes empresas y su consiguiente democratización no es ni una utopía irrealizable ni un insensato insulto a la razón (incluso a la pura razón económica). Todo lo contrario: puede ser un necesario</font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>freno compensador frente al irresponsable cortoplacismo habitual de grandes accionistas y altos directivos.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">* Artículo publicado en Ágora (6/11/2019). Una versión más reducida se ha publicado en</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2"><i>Le Monde Diplomatique en español</i></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">(noviembre de 2019), en el marco de un dossier promovido por la Fundación 1º de Mayo sobre “Repensar la economía con las trabajadoras y los trabajadores”.</font></font></p>Una empresa participativa para una economía más democrática y mejor *tag:comunidadetnor.ning.com,2019-11-08:5374014:BlogPost:666022019-11-08T11:35:11.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se hace cada día más evidente la constatación de las limitaciones del modelo económico dominante. Y frente a ello, surgen -por fortuna- cada vez más propuestas acerca de la necesidad de replantear la economía desde perspectivas alternativas, que posibiliten una economía mejor: con mayores niveles de democracia, equidad, justicia y sostenibilidad. Parece obvio que una de las dimensiones imprescindibles de ese necesario replanteamiento tiene que…</font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se hace cada día más evidente la constatación de las limitaciones del modelo económico dominante. Y frente a ello, surgen -por fortuna- cada vez más propuestas acerca de la necesidad de replantear la economía desde perspectivas alternativas, que posibiliten una economía mejor: con mayores niveles de democracia, equidad, justicia y sostenibilidad. Parece obvio que una de las dimensiones imprescindibles de ese necesario replanteamiento tiene que ver con el gobierno de las empresas, y muy especialmente de las grandes.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Recordemos, en este sentido, que el modelo de gobierno más extendido -y considerado óptimo- en la gran empresa cotizada de nuestro tiempo es el accionarial, basado en la soberanía de los accionistas, que controlan abrumadoramente los órganos de gobierno en las empresas convencionales. Una soberanía frecuentemente teórica, porque los altos directivos suelen influir decisivamente en ese gobierno, condicionándolo en su favor, a menudo en el contexto de una innegable alianza cortoplacista con los grandes accionistas, no pocas veces a costa de la sostenibilidad de la empresa en el medio y largo plazos.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Es un modelo caracterizado, así, por una visión patrimonialista de la empresa y por el rechazo a la participación de los trabajadores (y de otros agentes básicos), que se ha venido consolidando desde finales de la década de 1970, en el marco de la ofensiva neoliberal -de la que constituye un pilar fundamental- y de los intereses de los mercados financieros, crecientemente condicionadores de la estrategia de las grandes empresas y crecientemente alineados</font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>con la maximización del valor accionarial como criterio indiscutible de gestión.</span></font> <font face="Calibri, sans-serif">Un modelo, además, consagrado por la teoría económica ortodoxa como el más eficiente y justo (en un ejemplar ejercicio de justificación del orden dominante).</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se trata de una pretensión que choca con la vocación intuitiva de extender la democracia a la empresa que ha caracterizado a amplios sectores del pensamiento progresista y del movimiento obrero. Una pretensión, también, frente a la que se viene afirmando desde finales del pasado siglo una sólida contra-argumentación teórica que defiende lo contrario: que lo justo, legítimo e incluso más eficiente es una forma participativa de gobierno corporativo en la que estén representados todos los agentes esenciales en la vida de la empresa, y muy especialmente los trabajadores, en cuanto que actores particularmente fundamentales y más directamente intervinientes en y afectados por su actividad. Una forma participativa de gobierno que apunta hacia un modelo claramente alternativo y democratizador de la empresa.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Son varias las razones que fundamentan esta reacción. Apunto a continuación las principales.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>1. Razones jurídico-políticas</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Ante todo, es preciso rechazar la falacia de que la gran corporación es un objeto de propiedad de sus accionistas, que por eso tendrían derecho exclusivo a gobernarla. A diferencia de la pequeña empresa particular, en la grande los accionistas son simplemente los propietarios de las acciones de una sociedad (limitada o anónima) que sirve de instrumento para la inversión del capital financiero que -entre otros capitales- necesita la empresa para su funcionamiento, pero no son sus “dueños”: la empresa es algo mucho más amplio que una sociedad accionarial y no tiene propiedad exclusiva. Por eso, y muy especialmente en el caso de grandes empresas, su gobierno -como sucede con los Estados- debe ser ejercido por todos aquellos que intervienen directamente en ella y que se ven afectados significamente por su actividad. Es un derecho de ciudadanía que no tiene por qué limitarse a la esfera pública.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Un derecho, por otra parte, que no puede reducirse al ámbito de la gestión concreta del proceso de trabajo, sino que se extiende al ámbito de los fines:</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>a cuáles y cómo se persiguen y a cómo se reparten los resultados del proceso productivo.</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>Un derecho, además, que no puede ser restringido por la objeción de que permitirlo conduciría a la participación en el gobierno de la empresa de agentes sin el conocimiento apropiado para desempeñar esa función. Al margen de que es un derecho que puede ser delegable y de que ese presunto desconocimiento seguramente es menor que el de muchos accionistas, el argumento podría ser esgrimido también para combatir la democracia política, y, sensu contrario, para que quienes la defienden lo hagan también en el ámbito empresarial. Sea como fuere, es algo que recuerda que la democracia laboral sólo podrá ser eficaz si se da una serie de precondiciones básicas: particularmente, que los trabajadores dispongan de la capacidad asociativa y de la motivación, disponibilidad y formación necesarias.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Para la teoría económica dominante, el gobierno de la empresa debe corresponder a los accionistas porque desempeñan una función excepcional en ella. Excepcionalidad que -desechado el argumento de la propiedad- deriva, en esencia -</span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/de-la-rse-a-la-democracia-en-la-empresa-un-objetivo-de-progreso/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>como ya he comentado en estas mismas páginas en alguna otra ocasión</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>-, de algunas de las siguientes características: ser los únicos agentes que tienen contratos incompletos (los que no permiten cubrir todas las incidencias que se pueden presentar a lo largo de su duración); ser los únicos que realizan inversiones específicas (las orientadas de forma muy concreta a la empresa y que perderían parte de su valor en usos alternativos) y los únicos que asumen riesgos residuales (los que surgen en caso de mal funcionamiento del proyecto empresarial ) -o quienes realizan esas inversiones y asumen esos riesgos de forma esencial-; o ser los agentes a cuyo mando se minimizan los costes de transacción en la empresa.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Son esas excepcionalidades las que explicarían la posición especialmente frágil -por arriesgada- de los accionistas -que hay que proteger especialmente- o su capacidad de liderazgo diferencial y las que justificarían que se les compense con el monopolio del gobierno de la empresa y con la apropiación del beneficio residual. La base, por tanto, del pretendido fundamento teórico del modelo de empresa accionarial.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Pero, son argumentaciones frente a las que se viene consolidando una crítica teórica crecientemente firme, basada en</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>la muy cuestionable verosimilitud de las hipótesis en que se basan las justificaciones apuntadas (ver sobre esto mi colaboración en</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-32-Reivindicando-la-democracia-en-la-empresa.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Dossieres EsF nº 32</span></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>.</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Ante todo, por la evidencia de que ni la empresa se crea sólo con el capital accionarial ni es este capital el único que contribuye a la generación de valor: también contribuyen otros, y muy especialmente el aportado por el factor trabajo. Por otra parte, por el irrealismo de la hipótesis de los contratos completos, que implicarían condiciones perfectas para su firma (igualdad de condiciones, simetría informativa, exacta justicia de las retribuciones, absoluta libertad para el acuerdo...), lo que hace prácticamente imposible su existencia en la realidad: antes bien, todos los contratos en la empresa son incompletos -y desde luego, los laborales-. En tercer lugar, porque resulta muy difícil aceptar que sean únicamente los accionistas quienes asumen riesgos residuales. Y no sólo porque esos riesgos son cada vez menores para ellos, a medida que aumenta la posibilidad de diversificación de carteras y los mercados financieros permiten unas crecientes negociabilidad y liquidez del capital aportado. También porque es innegable que otros colectivos asumen crecientemente ese tipo de riesgos, y muy especialmente los trabajadores, a los que la mala evolución o la crisis del proyecto empresarial puede afectar frecuentemente más que a los propios accionistas; y tanto más cuanto que habitualmente tienen menos capacidad de salida que éstos. Finalmente, porque tampoco es creíble que sean sólo los accionistas quienes realizan inversiones específicas o porque sean las suyas las únicas esenciales: también lo son las que realizan otros agentes, y particularmente las de los trabajadores en capital humano y en compromiso general con la empresa.</font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">En definitiva, la pretendida justificación de la soberanía de los accionistas no respondería</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>a más excepcionalidad que la que deriva de su mayor poder negociador previo. Algo que desbarata la justificación de su presunto derecho exclusivo al gobierno de la empresa y que abre paso a la legitimación económica de modelos de gobierno plurales, particularmente en lo que respecta a la</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>participación de los trabajadores, en cuanto que agentes más claramente equiparables -inversores en factor trabajo- a los accionistas en los derechos de gobierno.</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Frente a las tesis neoliberales, por tanto, hay sólidos argumentos para pensar que los modelos participativos son los que mejor recompensan las aportaciones de las diferentes partes implicadas en la vida empresarial y, por ello, los más justos.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>3. Razones de eficiencia</b></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Como parece ya difílcimente cuestionable, el modelo de gobierno accionarial -pretendidamente óptimo- genera no pocos problemas prácticos, que derivan, en general, del cortoplacismo que muy habitualmente propicia, generado por su absorbente obsesión por la maximización permanente del valor de la acción. Problemas que se manifiestan tanto en el interior de las propias empresas como a nivel general y que acaban provocando graves ineficiencias a la larga y serias distorsiones económicas y sociales. Frente a ello, y aunque no deje de plantear otros inconvenientes, la empresa participativa</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>puede aportar ventajas significativas: mejoras en el control de la gestión, desincentivos al cortoplacismo y a la asunción de riesgos excesivos, freno a la discrecionalidad de los altos directivos, incremento del compromiso de las partes implicadas y de la confianza entre ellas e impulso del aprendizaje colectivo, de la productividad, de la calidad y del capital social, al margen de las mejoras que puede aportar en términos sociales (desigualdad retributiva, bienestar, salud y riesgos de los trabajadores...). Ventajas que</span></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>, cuando menos, debilitan las críticas a este modelo de empresa por razones de eficiencia, en cuanto que puede incentivar mejor en todos los agentes la realización de inversiones específicas, la asunción de riesgos, el compromiso con el proyecto empresarial y las condiciones de trabajo.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>4. Razones de sostenibilidad</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Se trata, además, de un modelo de gobierno empresarial que puede tener una virtualidad más general, mitigando su cortoplacismo y fomentando comportamientos socialmente más responsables y ambientalmente más sostenibles. En efecto, parece razonable pensar que la presencia activa de representantes de los trabajadores -y de las restantes partes afectadas- en los órganos de gobierno corporativo puede evitar la persecución del exclusivo interés de los accionistas, para propiciar la búsqueda de objetivos de más largo plazo, más sostenibles y más equilibrados, en los que muchos de los agentes implicados -y de nuevo particularmente los trabajadores- estarán más interesados: la búsqueda de un valor realmente compartido e incluso general para la comunidad. Por otra parte, en la medida en que este modelo de gobierno se aplicara sobre todo a las grandes corporaciones, podría ayudar sustancialmente a mitigar su inmensa capacidad de condicionamiento político, contribuyendo así a depurar muchas de las deficiencias actuales en la calidad de la democracia.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>5. Evidencia empírica</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Finalmente, existen ya numerosos procesos de participación de los trabajadores en el gobierno empresarial que posibilitan una evaluación objetiva: desde los promovidos por leyes que obligan a la presencia de representantes de los trabajadores en los órganos de gobierno en varios países europeos (las más conocidas son las de cogestión o codecisión de Alemania, pero tienen notable importancia también en países como Austria, Eslovenia, Suecia, Noruega o Francia) hasta los impulsados por iniciativas legales que obligan (Francia es el ejemplo más representativo, pero no el único) o fomentan voluntariamente (como en EE.UU. o el Reino Unido) la propiedad accionarial colectiva de los empleados, con los correspondientes derechos de representación. Aunque la evidencia empírica no sea ni suficiente ni determinante y existan opiniones contrapuestas, una nutrida literatura académica, de imposible reseña en estas líneas (pueden verse numerosas referencias al respecto</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.efesonline.org/LIBRARY/2018/Employee%20share%20ownership%20-%20Benefits%20and%20risks%20-%20Facts%20and%20policies.pdf"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif">y</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.nceo.org/Employee-Ownership-Corporate-Performance/pub.php/id/50"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif">), induce a valorar muy positivamente este tipo experiencias, tanto para para las propias empresas y la economía general como para los trabajadores y las comunidades locales.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Razones todas, en suma, que permiten pensar que la apuesta por la participación de los trabajadores en el gobierno de las grandes empresas y su consiguiente democratización no es ni una utopía irrealizable ni un insensato insulto a la razón (incluso a la pura razón económica). Todo lo contrario: puede ser un necesario</font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>freno compensador frente al irresponsable cortoplacismo habitual de grandes accionistas y altos directivos.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">*</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">Artículo publicado en Ágora (6/11/2019).</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">Una versión más reducida se ha publicado en</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2"><i>Le Monde Diplomatique en español</i></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">(noviembre de 2019), en el marco de un dossier promovido por la Fundación 1º de Mayo sobre “Repensar la economía con las trabajadoras y los trabajadores”.</font></font></p>Democracia versus Demagogia.tag:comunidadetnor.ning.com,2019-10-04:5374014:BlogPost:665092019-10-04T17:47:54.000ZLUIS SUAREZ MARIÑOhttp://comunidadetnor.ning.com/profile/LUISSUAREZMARINO
<p><strong>Cómo defender los valores democráticos frente a los peligros que acechan a la Democracia.</strong></p>
<p><strong> </strong></p>
<p>Ante la incertidumbre e inquietud que supone la presidencia de Donald Trump si nos atenemos a sus constantes y provocativas declaraciones, a las ideas políticas que trata de imponer y a su propia historia personal y empresarial, quién más y quién menos, se planteará los peligros que encierra la democracia como sistema…</p>
<p><strong>Cómo defender los valores democráticos frente a los peligros que acechan a la Democracia.</strong></p>
<p><strong> </strong></p>
<p>Ante la incertidumbre e inquietud que supone la presidencia de Donald Trump si nos atenemos a sus constantes y provocativas declaraciones, a las ideas políticas que trata de imponer y a su propia historia personal y empresarial, quién más y quién menos, se planteará los peligros que encierra la democracia como sistema político.</p>
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<p>Como afirma Todorov en “Los enemigos íntimos de la Democracia” (Galaxia Gutenberg 2012) «determinados usos de la libertad pueden suponer un peligro para la democracia», y aunque «hoy en día ningún modelo de sociedad no democrática se presenta como rival de la democracia, en contrapartida, la democracia genera por sí misma fuerzas que la amenazan, y la novedad de nuestro tiempo es que esas fuerzas son superiores a las que la atacan desde fuera. Luchar contra ellas y neutralizarlas resulta mucho más difícil, puesto que también ellas reivindican el espíritu democrático, y por lo tanto parecen legítimas».</p>
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<p>Desde luego la historia nos enseña cómo fueron aupados a las más altas jerarquías de los estados, personas, cuyas políticas fueron realmente horrendas para el bien común, no ya de sus conciudadanos sino de toda la humanidad. El ejemplo paradigmático fue el de Hitler, cuyo partido nazi alcanzó el poder con el 33 por ciento de los votos - más que cualquier otro partido- con un discurso de apoyo a la clase obrera y de defensa de la unidad y la grandeza alemanas en un momento de profunda crisis, en que la inflación y el paro eran problemas acuciantes.</p>
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<p>La primera pregunta que nos surge es si, en momentos de crisis, es el pueblo quien crea al “líder” o el “líder” aparece porque el pueblo demanda su aparición.</p>
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<p>La segunda pregunta que nos hacemos es si el voto de la mayoría, puede legitimar el advenimiento de un líder o partido despótico o tiránico.</p>
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<p>La tercera si tiene el elegido algún límite o debería tenerlo, e igualmente si lo tiene o debe de tenerlo el elector.</p>
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<p>Sin duda son todas ellas cuestiones que, nos planteamos no solo escuchando al estrafalario político americano, sino también comprobando a ciertos líderes europeos que predican ideas que entendíamos,felizmente, superadas.</p>
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<p>Aristóteles ya conceptualizó la demagogia, como la «forma corrupta o degenerada de la Democracia» y consideró que cuando en los gobiernos populares la ley es subordinada al capricho de las mayorías, surgen los demagogos que halagan a los ciudadanos, dan máxima importancia a sus sentimientos y orientan la acción política en función de los mismos. Aristóteles define, al demagogo como “adulador del pueblo”, que lo instrumentaliza para sus propios fines. Desde esta perceptiva resulta más que factible que la demagogia se torne en tiranía, donde el demagogo sea el indiscutido y despótico jefe, tal como ocurrió con Hitler.</p>
<p> </p>
<p><strong>La historia nos demuestra que la Democracia como forma de gobierno no tiene garantizada su estabilidad y su permanencia y que, en momentos de crisis económica, el riesgo de desestabilización es mucho mayor,</strong> pues la legalidad democrática precisa del refrendo social, y éste solo se logra, si la sociedad en su conjunto tiene una cultura de respeto a la Ley y a los derechos humanos capaz de sobreponerse a los intereses individuales.</p>
<p> </p>
<p>Cómo mantuviera Hannah Arendt en “Los orígenes del totalitarismo” (Alianza Editorial, 2006) “los derechos y las libertades, así como la democracia y el Estado de Derecho democrático no tienen vigencia simplemente mediante su establecimiento y reconocimiento constitucional, sino que son las formas de la convivencia y la cultura y hábitos de los ciudadanos los que le dan vigencia y garantía”.</p>
<p> </p>
<p>La democracia es un sistema frágil que –tal como alertaron sus fundadores atenienses- se encuentra amenazada por la demagogia, que hoy encarnan no pocos “líderes”, que frente a problemas cómo la destrucción de puestos de trabajo, el cambio climático y sobre explotación de los recursos naturales, las oleadas migratorias, las nuevas formas de terrorismo etc., ofrecen soluciones simplistas, reduccionistas, arbitrarias e injustas, contrarias a la racionalidad y el respeto a los derechos humanos.</p>
<p> </p>
<p>Ahora bien, insisto en que <strong>una población formada en una “cultura democrática de respeto a la Ley y a los derechos humanos”, consciente de su responsabilidad ciudadana evitaría la aparición de esta clase de líderes.</strong></p>
<p> </p>
<p><strong>La cuestión por tanto se centra en cómo dotar al ciudadano de esa cultura y en si resulta aconsejable mantener un estatus de ciudadanía gratuito donde la atribución del derecho de sufragio activo</strong> <strong>sea</strong> “<strong>automática” llegada la mayoría de edad.</strong></p>
<p> </p>
<p>¿Se podría plantear siquiera que dicha carta de ciudadanía tuviera que obtenerse a partir de la asunción por parte del sujeto de ciertos compromisos, al menos formales, de respeto a la Constitución y a las leyes, empezando por la Declaración Universal de Derechos Humanos?. </p>
<p> </p>
<p>Desde que se implantará el derecho de sufragio universal en los estados democráticos, las condiciones sociales y culturales de la población han cambiado sustancialmente.</p>
<p> </p>
<p>Si hoy, por ejemplo en España, se garantiza la enseñanza obligatoria hasta los 16 años y fuese igualmente obligatoria una asignatura de educación para la ciudadanía, donde se enseñase Constitución, derechos fundamentales y cultura democrática, ¿qué inconveniente habría para que el derecho de sufragio activo incluso se adelantase a los 16 años, al término de la enseñanza obligatoria, y que al finalizar la misma se exigiese a los jóvenes un previo y formal compromiso de respeto a los valores democráticos, derechos fundamentales, a la Constitución y a las leyes, como requisito para su inscripción en el censo electoral.</p>
<p> </p>
<p>Cuando en palabras de Hannah Arendt “no nacemos iguales (basta ver un informativo para comprobarlo), sino que nos convertimos en iguales como miembros de un grupo por la fuerza de la decisión de garantizarnos mutuamente iguales derechos”, ¿no deberíamos de tener –por ello- la obligación de asumir formalmente el respeto a la Ley y a los derechos humanos?. ¿No debería de ser ese, en definitiva, el sinalagma del contrato social?.</p>
<p> </p>
<p><strong>No se trata de limitar el derecho de sufragio universal sino de hacer al ciudadano consciente de lo que el mismo significa mediante el compromiso formal (juramento o promesa) de acatar formalmente los valores constitucionales y respetar los derechos fundamentales, la Constitución y las leyes.</strong> Un rito, sí, pero en definitiva la civilización y la cultura - también la cultura política y democrática- se hacen comprensibles y se integran a través de ritos, cuya eficacia, finalmente dependería –en este concreto caso- de la formación ético cívica alcanzada por el ciudadano a través de los años de educación obligatoria.</p>
<p> </p>
<p><strong>Dicha “cultura de respeto a la Ley y a los derechos y libertades fundamentales” debería de ser la base de una “educación para la ciudadanía”,</strong> -asignatura nunca como ahora tan necesaria- que debería de imponerse en la enseñanza obligatoria y ello porque no debemos dar por supuesto que la Democracia y el respeto a los derechos fundamentales son algo que nos venga gratuitamente dado, sino que exige una continua participación cívica y una continua vigilancia.</p>
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<p>Merece la pena leer “El mundo de ayer” de Stefan Zweig (El Acantilado, 2012), -libro que, por sus enseñanzas, debería de ser de lectura obligatoria en el bachillerato- en él que, el gran escritor austriaco, nos narra, en primera persona el convulso periodo que va desde los años previos a la primera guerra mundial hasta después de terminada la segunda, para convenir que no podemos dar nada por seguro, porque nada lo es.</p>
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<p>“Si busco una fórmula práctica –escribió Zweig- para definir la época antes de la primera guerra mundial, la época en que crecí y me crie, confió en haber encontrado la más concisa al decir que fue la edad de oro de la seguridad. Todo en nuestra monarquía austriaca casi milenaria parecía asentarse sobre el fundamento de la duración, y el propio estado parecía la garantía suprema de esta estabilidad”. Cómo sabemos en pocos años el panorama cambió de forma radical y Europa se vio inmersa en el periodo más negro de su historia.</p>
<p> </p>
<p>Hoy en día el peligro del advenimiento de una nueva era de gobiernos despóticos y no respetuosos con los derechos humanos, no es menor. <strong>Los problemas económicos y sociales que nos acechan son el caldo de cultivo para que líderes demagógicos se hagan con el poder y la Democracia y los derechos fundamentales se pongan en peligro.</strong> Conviene por tanto, además de fortalecer las instituciones y los contrapesos y límites que las propias Constituciones democráticas prevén para proteger su misma pervivencia, y además de exigir al Estado un mayor compromiso social en épocas de crisis, también como medio de proteger la propia supervivencia del sistema democrático, ser conscientes de que tal supervivencia solo se garantiza con el compromiso de los ciudadanos de respetarlo y protegerlo y que ese compromiso necesita de una imprescindible cultura democrática y educación cívica.</p>ARQUITECNIDOS HABITA PÁJAROS 1ª Etapa Museo Reina Sofia (Museo Situado) y FUAM (EAE) Coord Natalia Molinatag:comunidadetnor.ning.com,2019-08-24:5374014:BlogPost:663022019-08-24T10:37:24.000ZNatalia Molina de la Villahttp://comunidadetnor.ning.com/profile/NataliaMolinadelaVilla
<p>Memoria visual del proyecto en su fase piloto en el Museo Reina SOFIA (MNCARS) mayo y junio 2019.</p>
<p>Interesados en desarrollarlo en otros ámbitos o entidades pueden contactar con la Escuela en Arquitectura Eduactiva UAM con Santiago Atrio su director y con Natalia Molina la responsable del proyecto para replicarlo y continuar con la sensibilización ambiental desde la creación y el arte.</p>
<p><img class="align-center" height="308" src="https://i1.wp.com/arquitecturaeducativauam.es/wp-content/uploads/2019/07/AHP-s9-14-AEA.jpg?zoom=1.25&fit=1024%2C492&ssl=1" width="640"></img></p>
<p>Para ver memoria visual del proyecto:…</p>
<p></p>
<p>Memoria visual del proyecto en su fase piloto en el Museo Reina SOFIA (MNCARS) mayo y junio 2019.</p>
<p>Interesados en desarrollarlo en otros ámbitos o entidades pueden contactar con la Escuela en Arquitectura Eduactiva UAM con Santiago Atrio su director y con Natalia Molina la responsable del proyecto para replicarlo y continuar con la sensibilización ambiental desde la creación y el arte.</p>
<p><img src="https://i1.wp.com/arquitecturaeducativauam.es/wp-content/uploads/2019/07/AHP-s9-14-AEA.jpg?zoom=1.25&fit=1024%2C492&ssl=1" width="640" height="308" class="align-center"/></p>
<p>Para ver memoria visual del proyecto:</p>
<p><a href="https://arquitecturaeducativauam.es/arquitecnidos-habita-pajaros/" target="_blank" rel="noopener">https://arquitecturaeducativauam.es/arquitecnidos-habita-pajaros/</a></p>Educación Financiera: Responsabilidad para todos.tag:comunidadetnor.ning.com,2019-07-29:5374014:BlogPost:657262019-07-29T02:15:44.000ZClaudia Simontehttp://comunidadetnor.ning.com/profile/ClaudiaSimonte
<p>Comparto mi articulo sobre el desafío de la educación financiera: EL DISEÑO DE LOS PROGRAMAS.</p>
<p>La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) define a la educación financiera como “el proceso mediante el cual los individuos adquieren una mejor comprensión de los conceptos y productos financieros y desarrollan las habilidades necesarias para tomar decisiones informadas, evaluar riesgos y oportunidades financieras y mejorar su bienestar” (2005).</p>
<p>Ahora bien,…</p>
<p>Comparto mi articulo sobre el desafío de la educación financiera: EL DISEÑO DE LOS PROGRAMAS.</p>
<p>La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) define a la educación financiera como “el proceso mediante el cual los individuos adquieren una mejor comprensión de los conceptos y productos financieros y desarrollan las habilidades necesarias para tomar decisiones informadas, evaluar riesgos y oportunidades financieras y mejorar su bienestar” (2005).</p>
<p>Ahora bien, esta definición encierra interrogantes que la psicología del aprendizaje puede responder para obtener más y mejores resultados, por ejemplo: ¿Cuáles son las estrategias actitudinales, conductuales y cognitivas que potencian el vínculo entre la educación financiera y resultados financieros? y ¿cómo pueden traducirse en programas específicos?</p>
<p>Actualmente los Programas de Educación Financiera se destacan por contar con una amplia variedad de temas cubiertos, con alto énfasis en el medio de instrucción, entre otras dimensiones, pero no identifican o describen componentes específicos que contribuyen (o no) a la efectividad de un programa en particular. Sin la posibilidad de medir impacto a través del diseño de estrategias pedagógicas específicas, los responsables de la formulación de políticas o programas de educación financiera se enfrentan al riesgo de apoyar programas potencialmente ineficaces.</p>
<p>La exploración de qué variables facilitan la toma de decisiones económicas y cuáles potencian el vínculo entre educación financiera y resultados financieros, puede sentar las bases para el diseño.</p>
<p>India: Un caso de estudio<br/> Para investigar estos problemas, Carpena, Cole, Shapiro y Zia (2015) realizaron un estudio aleatorio con más de 1.300 personas en una ciudad urbana de la India. Dos tercios de esta muestra se seleccionaron al azar para recibir un “Programa de Educación Financiera”, que dura cinco semanas y es de alta calidad, basado en temáticas tradicionales tales como presupuesto, ahorros, crédito y seguros. Mientras que el tercio restante de la muestra recibió capacitación en salud, con un formato pedagógico similar, a fin de controlar los efectos de Hawthorne[1].</p>
<p>La hipótesis de los investigadores fue que las capacitaciones tradicionales de educación financiera pueden resultar insuficientes para las necesidades específicas de aprendizaje de los individuos, por esa razón diseñaron una propuesta con asesoramiento individual, la cual consistió en capacitación personalizada donde trabajaron en tareas concretas tales como preparar un presupuesto, abrir una cuenta bancaria, pagar un préstamo o comprar un seguro.</p>
<p>Tres claves para el diseño de un programa: Motivación, segmentar para personalizar y factores conductuales<br/> El rol de la motivación de los participantes de los programas de educación financiera puede ser una fuente de fracaso del mismo: inspirándose en la literatura educativa que ha encontrado mejoras significativas en los puntajes de los exámenes debido a los incentivos monetarios, los investigadores experimentaron variaciones en la motivación al ofrecer a la mitad de los participantes de la muestra incentivos en efectivo por las respuestas correctas en una prueba de conocimiento financiero (es decir, «pago por desempeño»). Si los hábitos financieros existentes de los individuos están profundamente arraigados o son «rígidos», es posible que no estén interesados en aprender nada de la capacitación financiera o que necesiten incentivos externos para hacerlo, por esa razón crear dentro del “Programa de Educación Financiera” estrategias de refuerzo, es un buen plan para captar la motivación y predisposición al cambio conductual.</p>
<p>Los programas tradicionales de educación financiera, especialmente aquellos implementados en un entorno grupal con un enfoque único, pueden resultar inadecuados para cerrar la brecha entre el conocimiento financiero y su posterior comportamiento. Aunque las personas puedan estar muy motivadas para aprender, los cursos tradicionales de educación financiera pueden ser insuficientes para desarrollar las habilidades necesarias. Las personas en situaciones diferentes necesitan enfoques diferentes, y esto se resuelve con una efectiva estrategia de segmentación previa al diseño de los programas. Los participantes deben estar agrupados preferentemente teniendo en cuenta variables tales como: situación socio-económica, estudios alcanzados, edad o momento del ciclo vital. Asimismo, sostengo, es de suma importancia establecer como ancla comunicacional – post segmentación- estrategias de lenguaje claro para el desarrollo y diseño de los talleres, presentaciones, ejemplos, manuales, folletos e instructivos destinado al segmento más vulnerable.</p>
<p>Para ejemplificar en el caso de estudio de referencia, los investigadores diseñaron un plan de educación financiera personalizado orientado a la prestación de servicios financieros adicionales a la mitad del grupo de tratamiento, los participantes del taller obtuvieron además un tutorial individual sobre los pasos generales para redactar un presupuesto, por ejemplo y contaron con soporte o asistencia post taller. Cabe destacar que la efectividad de este abordaje ha sido bien comprobada en los campos de la salud médica y mental.</p>
<p>Finalmente, el tercer tratamiento exploró las barreras de cambio de comportamiento que interrumpen el vínculo entre el conocimiento y los resultados financieros. Tal y como lo investigaron Mullainathan y Shafir (2013), las personas pueden tener la motivación para aprender y pueden incluso contar con herramientas para tomar decisiones financieras, pero aun así pueden enfrentar limitaciones de comportamiento para convertir sus conocimientos financieros en acciones concretas. Por esa razón y a fin de eliminar estos impedimentos comportamentales, en India se alentó a la mitad de los participantes en el grupo de tratamiento de educación financiera a establecer objetivos financieros a corto plazo, visibles y alcanzables.</p>
<p>Al solicitar a los participantes que designen fechas para completar los objetivos de planificación financiera (por ejemplo, comenzar a ahorrar dinero cada semana), se pudo proporcionar dirección, motivar y afectar la persistencia entre los participantes reduciendo significativamente la postergación que generalmente puede afectar la conversión del conocimiento financiero en resultados financieros positivos.</p>
<p>Entonces, ¿qué debe tener un programa de educación financiera para ser exitoso?<br/> No existen recetas infalibles, pero la literatura académica nos invita a pensar que existen “pasos” confiables para alcanzar los objetivos:</p>
<p>1- Motivar el aprendizaje.<br/> 2- Segmentar y crear diseños por grupo.<br/> 3- Establecer objetivos financieros a corto plazo, visibles y alcanzables para los participantes.</p>
<p>Los talleres, capacitaciones o conferencias de educación financiera como encuentros aislados parecen mejorar solamente la conciencia y las actitudes financieras, pero no logran influir en el comportamiento a largo plazo. En comparación, la planificación de Programas de Educación Financiera transversales puede producir mejoras significativas en el conocimiento y el comportamiento financiero cuando se presta suficiente atención al diseño, realizando un correcto seguimiento a las metas establecidas para cada plan.</p>
<p>La educación financiera tradicional por sí sola tiene capacidad limitada para afectar el comportamiento financiero a largo plazo, mientras que diseñar un programa transversal que incluya planes de formación personalizados según las necesidades de cada población, construyendo como estrategia refuerzos motivadores, pueden conducir a un cambio de comportamiento sostenible en los resultados y así, finalmente, desarrollar las habilidades necesarias para tomar decisiones informadas, evaluar riesgos y oportunidades financieras y mejorar el bienestar.</p>
<p>Claudia Simonte.</p>Talleres de creación sensibilización en MNCARS desarrollado por Natalia Molina sobre los pájaros, para generar habitat que mejoren sus condiciones de vida en la ciudadtag:comunidadetnor.ning.com,2019-07-04:5374014:BlogPost:661042019-07-04T09:30:00.000ZNatalia Molina de la Villahttp://comunidadetnor.ning.com/profile/NataliaMolinadelaVilla
<p>Talleres de creación sensibilización desarrollado por Natalia Molina en colaboración con el MNCARS y la FUAM, (Escuela en Arquitectura educativa. El proyecto Arquitecnidos Habita-pájaros comenzó en el Museo Reina Sofía, <a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3445203917?profile=original" rel="noopener" target="_blank"><img class="align-center" height="361" src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3445203917?profile=RESIZE_710x" width="244"></img></a> esta enfocado a generar habitat e infraestructuras que mejoren la vida de las aves en la ciudades, y fomentar el cuidado e interes por estos…</p>
<p>Talleres de creación sensibilización desarrollado por Natalia Molina en colaboración con el MNCARS y la FUAM, (Escuela en Arquitectura educativa. El proyecto Arquitecnidos Habita-pájaros comenzó en el Museo Reina Sofía, <a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3445203917?profile=original" target="_blank" rel="noopener"><img src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/3445203917?profile=RESIZE_710x" width="244" height="361" class="align-center"/></a>esta enfocado a generar habitat e infraestructuras que mejoren la vida de las aves en la ciudades, y fomentar el cuidado e interes por estos animales voladores tan monos . Participaron con motivación niños y niñas de 5 a 11 años. Serealizó en mayo y junio 2019. </p>
<p><a href="https://www.museoreinasofia.es/actividades/arquitecnidos-habita-pajaros" target="_blank" rel="noopener">https://www.museoreinasofia.es/actividades/arquitecnidos-habita-pajaros</a></p>Escuela Rural de Emprendimiento Socialtag:comunidadetnor.ning.com,2019-06-21:5374014:BlogPost:657152019-06-21T09:30:00.000ZRaúl Contreras Comechehttp://comunidadetnor.ning.com/profile/RaulContrerasComeche
<p>Son tantos los momentos, los recuerdos, las sensaciones y los sentimientos que afloran en todas las personas cuando el medio rural se cruza en nuestras vidas, tan siquiera un instante, que no tiene sentido no mirar.</p>
<p>Todas venimos de alguna manera de este medio y nos reconocemos en nuestras raíces y valores. Algunos de ellos enterrados por la ciudad y sus grandes luminosos.</p>
<p>No es un mundo de cuento sino que es real. Duro y amable, denostado y querido, señalado e idealizado,…</p>
<p>Son tantos los momentos, los recuerdos, las sensaciones y los sentimientos que afloran en todas las personas cuando el medio rural se cruza en nuestras vidas, tan siquiera un instante, que no tiene sentido no mirar.</p>
<p>Todas venimos de alguna manera de este medio y nos reconocemos en nuestras raíces y valores. Algunos de ellos enterrados por la ciudad y sus grandes luminosos.</p>
<p>No es un mundo de cuento sino que es real. Duro y amable, denostado y querido, señalado e idealizado, viejo y provocador. El medio rural posee soluciones a los problemas del medio urbano.</p>
<p class="has-text-color has-very-dark-gray-color">Aprovecha esta invitación a conocer y a participar de la <strong>Escuela Rural</strong> de <strong>Emprendimiento Social</strong>. Cuatro palabras que reúnen más contenido del que una sobremesa pueda absorber por más que el nivel de adultez sea elevado.</p>
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<p class="has-text-color has-very-dark-gray-color"><iframe src="https://www.youtube.com/embed/sZyad55Mhgs?wmode=opaque" allowfullscreen="" width="560" height="315" frameborder="0"></iframe>
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<p class="has-text-color has-very-dark-gray-color">Raúl Contreras</p>
<p class="has-text-color has-very-dark-gray-color">Nittúa</p>"LA LIBERTAD Y LA VIDA". DE THOREAU A CERVANTEStag:comunidadetnor.ning.com,2019-05-31:5374014:BlogPost:660112019-05-31T18:06:34.000ZLUIS SUAREZ MARIÑOhttp://comunidadetnor.ning.com/profile/LUISSUAREZMARINO
<p><em>“Quería vivir profundamente y chupar toda la médula de la vida, vivir tan fuerte y espartano como para prescindir de todo lo que no era vida”</em> <em> (H. D. Thoreau, "Walden o la vida en los bosques”.)</em></p>
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<p>A cierta edad uno toma conciencia de su propia finitud, de las limitaciones que le constriñen y de cómo ha administrado hasta la fecha el tiempo transcurrido. Hacer una “carrera”, tener tu propia casa, formar una familia y tener un trabajo estable,…</p>
<p><em>“Quería vivir profundamente y chupar toda la médula de la vida, vivir tan fuerte y espartano como para prescindir de todo lo que no era vida”</em> <em> (H. D. Thoreau, "Walden o la vida en los bosques”.)</em></p>
<p><strong> </strong></p>
<p>A cierta edad uno toma conciencia de su propia finitud, de las limitaciones que le constriñen y de cómo ha administrado hasta la fecha el tiempo transcurrido. Hacer una “carrera”, tener tu propia casa, formar una familia y tener un trabajo estable, es al fin y a la postre, el molde al que nuestros padres nos pretendieron ajustar, y es también aquel sobre el que pretendemos forjar la vida de nuestros hijos.</p>
<p>Es como el burrito al que día tras día le ponen un ronzal y unas anteojeras, con la finalidad de que de vueltas y vueltas a la noria a cambio de una porción de paja y un lecho donde recostarse derrotado, al ocaso del día. Sin embargo, el burro sueña con aquél tiempo en que pacía libremente y libre se tendía al sol.</p>
<p>La cuestión es que, en esta sociedad occidental, somos nosotros los que nos ponemos cada día, a la salida del sol, el ronzal y las anteojeras, y damos constantes y subyugantes vueltas a la misma noria, para hacer que el campo florezca, aun cuando –merced a las dichosas anteojeras- no lo veamos ni disfrutemos.</p>
<p>¿Por qué hemos de dar “al rey” la hacienda y la vida, cómo afirmase don Pedro Crespo, alcalde de Zalamea?</p>
<p>¿Qué honra ha de tener quien entrega sin rechistar toda su vida, sin vivirla?</p>
<p>Solo los más grandes han sido capaces de revelarse contra el destino y vivir la vida en su plenitud, a pesar de lo que les pesare.</p>
<p>Henry David Thoreau, escritor y filósofo de la naturaleza estadounidense, fue uno de los que si llevo hasta sus últimas consecuencias el deseo de libertad que todos, al fin y a la postre, en algún momento de nuestras vidas, soñamos ver cumplido.</p>
<p>A Thoreau se le suele conocer, especialmente, por dos episodios: Su retiro en los bosques donde quiso vivir solitario y de modo autosuficiente durante dos años en contacto con la naturaleza porque quería hacer frente a los hechos esenciales de la vida y no descubrir, al morir, que no había vivido, y su paso por la prisión, consecuencia de no haber pagado impuestos, en un acto de rebelión frente a la guerra de E.E.U.U. con México, y frente a la defensa de la esclavitud por parte del gobierno.</p>
<p> De ambos sucesos surgieron sus dos libros más conocidos <strong><em>La desobediencia civil</em></strong><strong> </strong>(1849) y <strong><em>Walden o la vida en los bosques</em></strong><em> </em>(1854), ambos geniales por la sinceridad que transmite quien escribe sobre lo vivido.</p>
<p>Precisamente, viviendo su vida de un modo excéntrico Thoreau demostró, como escribe Henry Miller en su prólogo al libro “Del deber de la desobediencia civil” (prólogo que se debería enmarcar y poner a la puerta de las escuelas), la futilidad y el absurdo de la vida de las “masas” y, ante la pregunta –tan actual hoy- de ¿qué puede valer vuestra fatiga, al fin y al cabo, si mañana junto a vuestros seres queridos podéis ser reducidos a migas por algún loco exaltado?, Thoreau decidió romper con los convencionalismos y vivir una vida profunda y rica, que le dio todas las satisfacciones, enriqueciéndole – como reconoció Henry Miller- mucho más que lo pueda enriquecerse el hombre moderno, atolondrado por dudosos lujos y comodidades.</p>
<p>“Las ocasiones de vivir”, afirmaba, “disminuyen en la medida en que crecen los llamados medios…”, porque los medios son, en definitiva una cadena, que aun cuando sea de oro, nos aferra y constriñe; nos limita a una vida mezquina, revoloteando de una obligación a la otra, inquietos, miserables, frustrados, buscando en vano el encontrar una salida.</p>
<p>Por todo ello resulta ineludible educar a los niños y jóvenes en libertad, explicarles –como escribiera <strong>Henry Miller</strong> en ese prólogo que podría proclamarse como un panegírico sobre el derecho fundamental a la libertad individual- "que la sociedad tal como está constituida no presenta salidas, que la solución está en nuestras manos y que sólo usándolas podremos obtenerla. Tenemos que abrirnos camino con el hacha. La verdadera jungla no está fuera, quién sabe dónde, sino en la ciudad, en la metrópolis, en aquella compleja telaraña en que hemos transformado la vida, y que sólo sirve para limitar, estorbar o inhibir a los espíritus libres.”</p>
<p>¡Qué responsabilidad tenemos los padres al mirar la vida de nuestros hijos desde nuestra, generalmente muy mediocre y limitada perspectiva, pretendiendo asegurarla, aun sacrificando el más preciado bien de la libertad individual, y la felicidad!.</p>
<p>“La libertad Sancho –como declamara <strong>Cervantes</strong> a través de don Quijote-, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, …, se puede y debe aventurar la vida”.</p>
<p>No hagamos pues a nuestros hijos cautivos, empujémosles a sacar de la vida todo su jugo y enseñémosles –como aconsejaba Thoreau- a vivir independientes de ataduras y libres de hipotecas.</p>
<p>La pretensión generalizada de que el Estado debe garantizarnos todas nuestras necesidades, y así exigirlo como un derecho adquirido, choca frontalmente con la filosofía de Thoreau que rechazaba pensar que algún día pudiera depender de la protección del Estado, y argumentaba:<em> ”</em>Si rechazo la autoridad del Estado y no pago impuestos (lo que el propio Thoreau hizo como protesta frente a la guerra de EEUU con México y la defensa de la esclavitud por parte del gobierno), pronto se apoderará de lo mío y gastará mis bienes y nos hostigará interminablemente a mí y a mis hijos. Esto es duro y hace que sea imposible vivir con honradez y al mismo tiempo con comodidad en la vida material", y concluyó: "No merece la pena acumular bienes. Es mejor cultivar una pequeña cosecha y consumirla cuanto antes.”</p>
<p> </p>
<p> Enseñemos pues a los jóvenes a vivir, como enseñaron Thoreau y los personajes de Cervantes, en absoluta libertad, careciendo de ataduras que premediten sus conductas, siendo dueños de su propia realidad e incluso animándoles a crearla.</p>
<p> </p>Ironíatag:comunidadetnor.ning.com,2019-05-30:5374014:BlogPost:657082019-05-30T16:57:08.000ZAntonio Tamayo Neyrahttp://comunidadetnor.ning.com/profile/AntonioTamayoNeyra
<p>¿Qué mayor ironía vivimos los habitantes de este planeta y particularmente de este país (México)? Andamos buscando como seres humanos el “paraíso perdido” llamado así religiosamente, cuando tenemos en este planeta todos los insumos o recursos necesarios para que toda la humanidad pueda llevar al menos una vida cómoda, económicamente hablando.</p>
<p>Y en este país (México), creo que la situación es peor desafortunadamente, nombrado alguna vez como el “cuerno de la abundancia” por su forma y…</p>
<p>¿Qué mayor ironía vivimos los habitantes de este planeta y particularmente de este país (México)? Andamos buscando como seres humanos el “paraíso perdido” llamado así religiosamente, cuando tenemos en este planeta todos los insumos o recursos necesarios para que toda la humanidad pueda llevar al menos una vida cómoda, económicamente hablando.</p>
<p>Y en este país (México), creo que la situación es peor desafortunadamente, nombrado alguna vez como el “cuerno de la abundancia” por su forma y todos sus recursos naturales, el nivel de bienestar y/o de riqueza no mejora y las expectativas para al menos el mediano plazo o lo que resta sexenio, no se perciben como muy positivas.</p>
<p>Tanto en el plano internacional como en el local, se argumentan un sinfín de razones para justificar la situación actual, pero concretamente “no pasa nada”.</p>
<p>Si viniera algún extraterrestre y viera en las condiciones en que nos encontramos, tanto social como económicamente, es muy probable que se sorprendería que a pesar de los avances en la ciencia y en la tecnología logrados en al menos los pasados cien años, las desigualdades sociales, que incluyen las económicas, crecen paulatina y constantemente; como una sombra que no hace ruido y se mueve de manera imperceptible.</p>
<p>Unas cifras para justificar lo antes dicho: Según Oxfam (confederación internacional formada por 17 organizaciones no gubernamentales nacionales que realizan labores humanitarias en 90 países); para el 2019, señala que 42 personas tenían tanto dinero como la mitad más pobre del mundo.</p>
<p>Una advertencia importante a los datos anteriores, es que la gente de la lista con menos dinero no necesariamente es pobre en absoluto: podrían ser profesionales altamente calificados con grandes cantidades de deuda estudiantil, por ejemplo, o personas con altos ingresos, pero con hipotecas enormes.</p>
<p>Considerando estos “considerandos”, no deja de ser impresionante la enorme desigualdad en el nivel de vida la población de este planeta.</p>
<p>Es patético que, a pesar de los grandes avances tecnológicos, de haber logrado importantes avances en la producción de alimentos, todavía haya gente que muere de hambre todos los días, tanto en la zona metropolitana de Monterrey, en México o en África, es una situación diaria y universal.</p>
<p>Si yo fuera el visitante del espacio antes mencionado, diría que es una verdadera ironía que tengamos todo para estar mejor, la desigualdad se mantiene como un paradigma, para seguir con la división racial, social y económica.</p>
<p>En con este entorno con el que nos topamos quienes hablamos de la responsabilidad social, que no queremos que sea vista como una utopía o un bello sueño que nunca podrá ser.</p>
<p>Las generaciones mayores que vamos ya de salida, pero más todavía las que ahora son ya adultas como los millenials, tienen la gran responsabilidad social para ellos y sus hijos; de lo contrario, cualquier virus o insecto tiene más derecho a vivir en relación a un “ser que tiene conciencia”.</p>
<p>Seguiremos platicando ….</p>
<p>Blog: <a href="http://ecologiasocial.com.mx/">http://ecologiasocial.com.mx/</a></p>¿Nuevas propuestas económicas en la cuna del Imperio?*tag:comunidadetnor.ning.com,2019-05-30:5374014:BlogPost:660102019-05-30T16:38:37.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Parece que soplan nuevos aires en el Partido Demócrata de Estados Unidos. Aires renovadores que buscan recuperar la mejor -y casi olvidada- tradición progresista de ese partido, reorientándole hacia posiciones de izquierda, ante la evidencia de su prolongado alineamiento con las élites económicas. Un alineamiento que ha comportado un paulatino alejamiento de las mayorías sociales (y muy especialmente, de los sectores más desfavorecidos), al…</font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Parece que soplan nuevos aires en el Partido Demócrata de Estados Unidos. Aires renovadores que buscan recuperar la mejor -y casi olvidada- tradición progresista de ese partido, reorientándole hacia posiciones de izquierda, ante la evidencia de su prolongado alineamiento con las élites económicas. Un alineamiento que ha comportado un paulatino alejamiento de las mayorías sociales (y muy especialmente, de los sectores más desfavorecidos), al tiempo que una cada vez más clara impotencia frente a los principales problemas sociales del país. Quizás este giro sea uno de los pocos efectos positivos que ha traído el inmenso desastre de la presidencia de Trump.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Así parecen consignarlo las propuestas de algunos de sus principales portavoces: desde los veteranos Bernie Sanders y Elizabeth Warren hasta algunas de las más jóvenes figuras que han salido a la palestra tras las elecciones de medio mandato, particularmente Kamala Harris y, sobre todo, Alexandria Ocasio-Cortez y su New Green Deal. Y así se refleja (y de una forma tan rotunda que no deja de sorprender en el panorama político estadounidense) en un reciente manifiesto de una de las instituciones más influyentes en la tupida red demócrata de laboratorios de ideas: el</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://rooseveltinstitute.org/about/"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Instituto Roosevelt</b></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><b>.</b></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>L</span></font><font face="Calibri, sans-serif">leva por título</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://rooseveltinstitute.org/new-rules-for-the-21st-century/"><font face="Calibri, sans-serif"><i><b>“New Rules for the 21 st Century”</b></i></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">y, con un prólogo del Nobel Joseph Stiglitz, aspira a sentar las directrices de un nuevo programa económico demócrata. Sintetiza así las bases de esta nueva sensibilidad ideológica que parece ir calando en sectores influyentes del partido, postulando ideas que -como el propio documento reconoce- hubiesen parecido impensables unos años atrás. Y ello pese a que no puedan considerarse en absoluto radicales, buscando asentarse siempre en el terreno del pragmatismo y del posibilismo, si bien trasciendan ampliamente el keynesianismo avanzado al que se remitían hasta hace no mucho las tendencias demócratas más progresistas.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Son ideas que parten de la constatación de la nada boyante realidad socio-económica del país (por más que determinadas variables macroeconómicas y los beneficios de las grandes empresas puedan hacer pensar lo contrario), caracterizado por muy graves problemas interconectados, que el manifiesto considera que sólo se puede combatir encarando de forma decidida los factores estructurales que los producen, fruto del “doble golpe” que las élites económicas fueron capaces de asestar y mantener desde mediados de la década de 1970. El doble golpe neoliberal constituido por la eliminación de controles a las grandes corporaciones y por la supeditación del sector público a sus fines, debilitando y desprestigiando su capacidad de intervención en la economía, cooptándole (y corrompiéndole) crecientemente y reorientando cada vez más explícitamente su actividad en favor de las mayores fortunas y las mayores empresas. Un doble golpe que ha posibilitado que ese poder económico incontrolado sea cada vez más capaz de hacer “... lo que hace mejor: replicarse y concentrarse”. Nada nuevo, desde luego, en el pensamiento progresista, pero sí, cuando menos, llamativo en uno de los más prestigiosos</font></font></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>think tanks</i></font></font></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">demócratas.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">No menos singular -por coherente- es la línea de actuación defendida frente a este doble golpe: ya que la concentración de poder en manos privadas está en el origen de los problemas, es imprescindible debilitar y redistribuir ese poder; es decir, modificar las estructuras de poder de forma que el sector público pueda disponer de una capacidad y una autonomía de actuación que hoy no tiene.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Lo que el manifiesto plantea frente a esta situación es ni más ni menos que un contundente “doble golpe” en sentido contrario, capaz de contrarrestar el dado por las élites: 1) reducir el poder corporativo y 2) fortalecer la capacidad de actuación del sector público en servicio del conjunto de la sociedad.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Razones de espacio me impiden entrar aquí en el segundo punto (por otra parte, el más débil, en mi opinión, del documento), pero creo que merece la pena detallar las líneas maestras del primero, que coinciden en buena medida con planteamientos a los que están llegando cada vez más muchos sectores de la izquierda europea, en lo que constituye un esperanzador punto de encuentro -al menos teórico-.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">1. Una política impositiva claramente enfrentada a los privilegios de las personas de mayores renta y riqueza y de las grandes empresas</font></font></span></b></font></font></font><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">: mayores impuestos de sucesiones, donaciones y patrimonio, elevación de los tipos marginales en los tramos más altos del impuesto sobre la renta, mayores tipos para las plusvalías y los rendimientos del capital y mayores impuestos a las grandes corporaciones.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">2. Severas limitaciones al control del poder económico sobre la economía.</font></font></span></b></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Frente al</font></font></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">desmedido crecimiento del grado de concentración empresarial (que genera no sólo desigualdad y concentración de poder, sino también problemas económicos múltiples y que resulta innegable ya para <a href="https://elpais.com/economia/2018/10/11/actualidad/1539268027_010900.html">la más sólida literatura económica</a>), el manifiesto propone cuatro líneas de actuación prioritarias:</font></font></span></font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- El endurecimiento de las</font></font></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">políticas de defensa de la competencia (anti monopolios y oligopolios) y de protección de consumidores y proveedores, reduciendo la carga de la prueba para las partes afectadas con menor poder en casos de abusos de mercado y denuncias de malas prácticas.</font></font></span></font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Un control mucho más exigente de las fusiones empresariales, tomando en consideración no sólo sus efectos en accionistas y consumidores, sino también en los trabajadores y restantes partes afectadas.</font></font></span></font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Una mayor regulación de las plataformas tecnológicas, que en muchos casos debieran ser entendidas como infraestructuras básicas para la vida actual y que se benefician de externalidades que no pagan (como la investigación de base que en muchos casos es costeada por el sector público, como viene poniendo de relieve</font></font></span></font></font></font> <a href="https://www.casadellibro.com/libro-el-estado-emprendedor/9788490562963/2379815"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><u>Mariana Mazzucato</u></font></font></span></font></font></font></a><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">) y cuyo crecimiento exponencial está consolidando monopolios de una dimensión y de un peligro como hasta ahora no se habían conocido.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">3. Debilitar el poder de los accionistas en las grandes empresas</font></font></span></b></font></font></font><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">: la ofensiva neoliberal ha comportado también una intensificación del peso de los mayores accionistas en el gobierno de las grandes empesas, que ha conducido a una cada vez más acusada reorientación de la gestión empresarial hacia la maximización inmediata del beneficio y del valor de la acción. Un objetivo que se consigue frecuentemente a expensas de los intereses de los demás partícipes en el proyecto empresarial y que viene empujando a las grandes empresas hacia un cortoplacismo creciente, que genera problemas muy graves para el conjunto de la economía y para la propia sostenibilidad empresarial a medio-largo plazo. Pero es algo que, además, implica una monopolización de los derechos de participación en el gobierno corporativo frente a todos los demás agentes que contribuyen de forma significativa en la generación de valor empresarial. Frente a ello, y aparte de una regulación más limitadora de las recompras de acciones, el manifiesto demócrata reivindica con firmeza la entrada de esos agentes -y particularmente, pero no sólo, de los trabajadores- en los órganos de gobierno y un decidido cambio en los incentivos de la alta dirección de las empresas para que enfoquen la gestión atendiendo al óptimo valor compartido de todos ellos y, en definitiva, al interés del conjunto de la empresa. Un planteamiento que comporta una clara tendencia a la democratización empresarial -fundamental para una profundización en el nivel de democracia general- y para el que hay ya abundante <a href="https://democraciaeconomicablog.wordpress.com/2019/02/11/empresa-neoliberal-vs-empresa-participativa-argumentos-economicos-para-la-democracia-en-la-empresa/#more-308">fundamentación</a>.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">4. Combatir el control de las finanzas en la economía</font></font></span></b></font></font></font><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">: la desregulación financiera ha estado en la base de un crecimiento explosivo y una intensa transformación del sector financiero que ha conducido a un condicionamiento creciente de la actividad empresarial (y sobre todo de las grandes empresas cotizadas) por los mercados financieros, con un protagonismo en aumento de los mercados de capitales y de los grandes inversores institucionales (fondos de inversión y similares), de los que depende cada vez más la financiación de las grandes empresas, cuyas estrategias condicionan crecientemente. Dado que estos mercados e inversores aspiran inevitablemente, por su propia naturaleza, a la maximización permanente del valor de sus inversiones, refuerzan intensamente la orientación empresarial cortoplacista hacia la maximización del valor accionarial (para un mayor detalle, ver</font></font></span></font></font></font> <a href="https://ctxt.es/es/20170307/Firmas/11532/economia-empresas-psoe-economistas-sin-fronteras-jose-angel-moreno.htm"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><u>aquí</u></font></font></span></font></font></font></a><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">). Al tiempo, buena parte de la actividad financiera se está autonomizando de la actividad productiva para orientarse a prácticas de intermediación puramente especulativas, en las que se consiguen tasas de beneficio mucho mayores, pero que aportan poco o nada a la sociedad y que incrementan poderosamente los niveles de endeudamiento y riesgo. Algo, todo ello, frente a lo que el manifiesto propone una profunda intervención pública en el sistema financiero, fortaleciendo la capacidad regulatoria y supervisora pública, controlando con mayor rigor los niveles de eficiencia, endeudamiento y riesgo de las entidades financieras (y muy especialemte de la llamada “banca en la sombra”), reorientando su actividad hacia el sector productivo (con particular atención a las pymes), combatiendo la exclusión financiera, frenando la concentración bancaria y reduciendo el tamaño de las entidades sistémicas.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">5. Fortalecer el poder y los derechos de los trabajadores:</font></font></span></b></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">garantizando la cobertura de la legislación laboral a todos los trabajadores, potenciando el poder compensador de los sindicatos y ampliando la sindicalización y el alcance de los acuerdos colectivos, restaurando plenamente el derecho de huelga -muy limitado en EE.UU.- e impulsando la participación de los trabajadores en los órganos de gobierno de las empresas.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En definitiva, se trata de un llamamiento a la necesidad de revertir la abrumadora concentración de poder económico, que se considera el núcleo central que impide construir una economía y una sociedad más prósperas, equilibradas y sostenibles y que es cada día más capaz de condicionar estrechamente el carácter y la orientación de las políticas públicas, provocando problemas y peligros crecientes para la sana evolución de la economía, para la cohesión social, para el imprescindible afrontamiento de la problemática ambiental y para la propia calidad de la democracia.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Ciertamente, son planteamientos tras los que late una -quizás inevitable- contradicción: la reducción de la concentración de poder económico requiere cambios fundamentales en el funcionamiento de las instituciones públicas; instituciones que, sin embargo, ese poder penetra y condiciona profundamente. Por eso, como advierte lúcidamente un</font></font></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><a href="https://www.vox.com/policy-and-politics/2019/5/10/18527233/democrats-2020-power-sanders-warren-socialism-money"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><u>artículo reciente</u></font></font></span></a></b></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">sobre el documento, sería necesario previamente reducir esa determinante influencia en las instituciones. Es el perverso círculo vicioso de todo planteamiento transformador, que seguramente no tiene una solución perfecta, pero que, desde el pragmatismo político, exige la dosis de optimismo necesaria para confiar en que, al menos en alguna medida, el cículo puede romperse.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Sea como fuere, desde luego parecería ingenuo pensar que las ideas del Instituto Roosevelt van a conformar las líneas maestras del nuevo programa demócrata frente a las próximas elecciones presidenciales: el conservadurismo del ecosistema político norteamericano es muy fuerte. Pero no es imposible que -en el clima de indudable inclinación hacia la izquierda de sectores representativos del partido- permee en alguna medida sus planteamientos. Si así fuera, no debería dejar de ser recibido con algún grado de ilusión: tanto por lo que pudiera contribuir a mejorar la situación económica, social y política del país como por lo que pudiera ayudar a asentar muchas de estas ideas en los programas de la izquierda europea con posibilidades de acceder a (o influir en) los gobiernos. Ideas compartidas en la teoría en muchos casos, pero frente a cuyo planteamiento en la práctica siguen existiendo demasiadas reticencias.</font></font></span></font></font></font></p>
<p class="western">* Artículo publicado en eldiario.es (28/5/2019).</p>¿DE QUIÉN ERES?tag:comunidadetnor.ning.com,2019-05-18:5374014:BlogPost:658042019-05-18T04:04:45.000ZRaúl Contreras Comechehttp://comunidadetnor.ning.com/profile/RaulContrerasComeche
<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">Qué difíciles son los vacíos que estuvieron llenos. Una tremenda tristeza envuelve la mirada que entra en el foso de donde hubo. No, no estoy derrotado pero si triste. Ya es la cuarta vez que salgo a la calle con la esperanza de encontrar lo que estuvo y no está. Se lo llevaron todo.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">La primera vez sabía como llenar el vacío y la rabia…</p>
<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">Qué difíciles son los vacíos que estuvieron llenos. Una tremenda tristeza envuelve la mirada que entra en el foso de donde hubo. No, no estoy derrotado pero si triste. Ya es la cuarta vez que salgo a la calle con la esperanza de encontrar lo que estuvo y no está. Se lo llevaron todo.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">La primera vez sabía como llenar el vacío y la rabia fue fuerza y decisión para plantar cara. El vacío no llego a serlo pues fue provocación y fue respuesta. En horas todo había vuelto a donde estaba aunque sabíamos que había ocurrido. Ésta vez no es igual, no tenemos reservas de las que tirar. No es la primera y sabemos que fácilmente no sea la última.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">Tan difícil es entender que es de todas que no estás excluida de ese grupo y que él existe en ti.</p>
<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">Lo común no encuentra su espacio en la calle. No lo entiende quien lo roba ni quien debería protegerlo. O es tuyo o del sistema ordenado, si no es de nadie, por ser de todas, no saben que hacer.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;"><a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2643894316?profile=original" target="_blank" rel="noopener"><img src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2643894316?profile=RESIZE_710x" class="align-full"/></a></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">Así se expresó la guardia civil cuando ante el vandalismo fascista denunciábamos la destroza de libros por hablar de refugiadas o estar escritos en catalán. Nada se puede hacer si no son tuyos o del ayuntamiento, nos decía.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">Tras años de defensa del común que es un almacén de relatos, viajes y sueños, nuestra biblioteca colectiva fue vaciada. Triunfadores nos levantamos ante tal salvajada pues los libros volvían a llenar su frescos lugares en las vestidas neveras que los albergan sobre la acera de donde vivo. Hace ya una semana que, por segunda vez, ha ocurrido. La falta de sensibilidad y cariño por los libros ha vuelto a dejar desierta la biblioteca. Con los libros se han ido algunas cosas más y ha venido el silencio de quienes a su alrededor conversaban.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">Las volveremos a llenar pero esta vez nos ha de costar más, porque no tenemos reserva y porque la tristeza exige un tiempo de pensar. No hemos de ceder pero queremos pensar en el vacío y disfrutar como poco a poco lo hemos de romper.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">Parece lógico pensar que esto ha de volver a pasar pues por más irracional e incomprensible que pueda parecer, alguien se los lleva para venderlos, creo. Una ridícula cantidad de euros será la recompensa del tal mal hacer.</p>
<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">No ha valido la pena robar los libros para lo que has conseguido. Tu beneficio es ínfimo al lado de nuestra perdida. Además, no nos equivoquemos, nuestra perdida nos refuerza en lo colectivo en lo común, tus evaporables beneficios no te sacan de la miseria en la que vives.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">No vamos a dejarlo así, sin decir que el responsable último no es quien se los lleva para mal vender sino un sistema desigual e injusto que no deja espacio para muchas personas y les empuja a cometer actos tan sangrantes como este de robar los libros de una biblioteca que es de todas. Estas personas victimas de la ignorancia y de la necesidad son en realidad los peor parados de esta historia. Jodida realidad la suya que le lleva a semejante acto.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">Mientras, continuamos en la lucha contra la gran máquina de excluir personas y llevarlas a realizar actos tan injustificables. Pensad que al final esto sucede porque nosotras compramos luego libros muy baratos por ahorranos unos pocos euros. No se robaría si no tuvieran comprador.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;"><a href="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2643892489?profile=original" target="_blank" rel="noopener"><img src="https://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/2643892489?profile=RESIZE_710x" class="align-center"/></a><br clear="left"/></p>
<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;" align="center">Este sello lo llevan todos lo libros</p>
<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;" align="center">en una de las primeras páginas ya impresas.</p>
<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;" align="center">NO COMPRES LO QUE NO ESTÁ EN VENTA</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">El vacío no ha de durar mucho pero mientras ahí esté conviviremos con él desde la firmeza y la resolución de mantener viva la biblioteca colectiva que ya tiene más de cuatro años.</p>
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<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">Raúl Contreras</p>
<p style="margin-bottom: 0cm; line-height: 100%;">NITTÚA</p>