Los posts de José Ángel Moreno Izquierdo - Comunidad ÉTNOR2024-03-28T13:43:06ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdohttp://storage.ning.com/topology/rest/1.0/file/get/66440211?profile=RESIZE_48X48&width=48&height=48&crop=1%3A1http://comunidadetnor.ning.com/profiles/blog/feed?user=1xu56l0267ol8&xn_auth=noUna distopía digital: Alex Pentland*tag:comunidadetnor.ning.com,2021-04-06:5374014:BlogPost:1647702021-04-06T12:03:06.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Probablemente muchos coincidirán en que un aspecto fundamental para el progreso social radica en conseguir que las personas adopten los comportamientos más adecuados para el interés general. Algunos han argumentado que la mejor forma de lograrlo es dejar libertad para que cada cual persiga su interés individual, actuando el libre mercado como una “mano invisible” que conducirá inevitablemente los comportamientos individuales al…</font></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Probablemente muchos coincidirán en que un aspecto fundamental para el progreso social radica en conseguir que las personas adopten los comportamientos más adecuados para el interés general. Algunos han argumentado que la mejor forma de lograrlo es dejar libertad para que cada cual persiga su interés individual, actuando el libre mercado como una “mano invisible” que conducirá inevitablemente los comportamientos individuales al óptimo bien común. Otros han defendido que, por el contrario, la única vía para avanzar hacia ese objetivo es la dirección centralizada y autoritaria. Y otros, que –a la la luz de la experiencia- lo mejor es una vía intermedia que equilibre libertad y mercado con intervención pública, acentuando el papel nuclear de la educación. Pues bien, frente a todos estos planteamientos, entre algunos tecnólogos de mucho prestigio está consolidándose en los últimos años una opción radicalmente diferente: ni libertad ni coacción ni persuasión ni educación ni políticas públicas: la clave estriba en incentivar la modificación inconsciente de las conductas.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>¿Una nueva paparrucha de mala ciencia ficción propia de iluminados? Pues parece que no. Así lo asegura una muy reconocida profesora emérita de Sociología de la Universidad de Harvard en un libro reciente y de éxito, seguramente discutible, pero importante:</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.marcialpons.es/media/pdf/44333_La_era_del_capitalismo_de_la_vigilancia.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>La era del capitalismo de la vigilancia</span></i></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>. Una extensa obra dedicada al inmenso poder económico e inmensa capacidad de condicionamiento que están adquiriendo las grandes empresas tecnológicas y a cómo, por eso, se están convirtiendo en una amenaza de primer orden para la autonomía de los individuos y para la propia democracia.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Aunque es un tema colateral en el libro, tiene mucho interés la referencia que, al hilo de su foco central, hace Zuboff a los discursos teóricos sobre el carácter y el futuro de la economía digital que están desarrollando académicos, científicos y tecnólogos formalmente independientes de las grandes corporaciones tecnológicas, pero en la práctica -directa o indirectamente- estrechamente vinculados a ellas. Discursos, en este sentido, que pueden estar abriendo campos de desarrollo para estas corporaciones y marcando el camino por el que quizás avancen. Y es en este punto en el que me topé con la alternativa mencionada al comienzo, planteada con toda crudeza por un investigador que -confieso mi ignorancia- no conocía, pero que tiene un relevancia de primer orden en el mundo de las nuevas tecnologías, tanto en el ámbito académico como en el empresarial:</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://en.wikipedia.org/wiki/Alex_Pentland"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><b>Alex Pentland</b></span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>. Director del Human Dynamics Lab del MIT, asesor del Foro Económico Mundial, del programa de Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y de numerosas empresas de primera fila mundial, receptor de financiación de muchas de ellas, colaborador en líneas de producción con algunas y difundido en España por el portal de divulgación científica</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.bbvaopenmind.com/autores/alex-sandy-pentland/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>Open Mind</span></i></font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>de BBVA</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote1anc" href="#sdfootnote1sym" id="sdfootnote1anc">1</a></span></font></font></sup> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y por la</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.fundaciontelefonica.com/noticias/17_01_2014_esp_6370-1700/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Fundación Telefónica</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>, Pentland parece haberse constituido -en opinión de Zuboff- en el tecnólogo que probablemente esté contribuyendo de forma más relevante -y con mayor influencia entre las grandes empresas tecnológicas- a construir una teoría con pretensiones científicas sobre la naturaleza y las potencialidades de la sociedad digital. Hasta el punto de pretender nada menos que la formulación de las bases de una nueva ciencia de la sociedad: una “ciencia social computacional”, basada en las matemáticas, en el</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>big data</span></i></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y en la inteligencia artificial, que ha llamado -rememorando a Auguste Comte- Física Social -</span></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.penguinrandomhouse.com/books/314230/social-physics-by-alex-pentland/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>título también de su libro más destacado</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>-. Una ciencia que, presuntamente, superaría las carencias de las ciencias sociales tradicionales, derivadas, básicamente, de su débil base cuantitativa y de su imposibilidad de experimentación. Una ciencia cuantitativa cuasi matemática que, gracias a la información que suministran las múltiples fuentes de captación de datos personales ya existentes -teléfonos móviles, redes sociales, correo electrónico, tarjetas de crédito, Internet de las cosas...-, permitiría no sólo un conocimiento mucho más completo y fidedigno de la sociedad que el que aportan las ciencias sociales tradicionales -y particularmente, la Sociología, la Psicología Social y la Economía-, sino también una capacidad predictiva incomparablemente superior de los comportamientos humanos y sociales. Se trata de una capacidad que aumentará considerablemente con toda seguridad a medida que se extiendan los sistemas de interacción donde se generan los datos personales, pero que está disponible ya en buena parte gracias a la información que posibilitan dichos sistemas, y muy especialmente las redes sociales. La inmensa cantidad de datos personales que extraen y aportan es la base de una “minería de la realidad” que posibilita detectar estadísticamente pautas de comportamiento de sorprendente exactitud, que ya han testado Pentland y sus colaboradores en entornos laborales y que tiene un evidente interés comercial, pero que son -en su opinión-perfectamente aplicables a nivel general. “En definitiva, ahora disponemos -escribía ya en 2011- de la capacidad de recopilar y analizar datos sobre las personas con una amplitud y una profundidad antes inconcebibles”</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote2anc" href="#sdfootnote2sym" id="sdfootnote2anc">2</a></span></font></font></sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Las redes sociales, en este sentido, constituyen su campo de prueba preferente, en la medida en que permiten comprobar la potencialidad en nuestro tiempo de una ley esencial de la nueva Física Social, que está en la base de su radical replanteamiento de la concepción del progreso: el “principio de la influencia social”</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote3anc" href="#sdfootnote3sym" id="sdfootnote3anc">3</a></span></font></font></sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>. Es decir, el pretendidamente revolucionario descubrimiento de que los individuos toman decisiones no tanto por el interés racional, la persuasión o la coacción, sino fundamentalmente por la influencia y la imitación de las personas con las que se relacionan, que son para Pentland, más que la educación, la reflexión o el diálogo, la base fundamental del aprendizaje social. Una influencia y una imitación cuya intensidad crecen con el aumento de la dimensión del marco relacional y de la intensidad de las relaciones que en él se desarrollan. De forma que la incentivación necesaria se centraría en movilizar presiones de cambio que estimularan ”... el flujo de ideas requerido para que los individuos tomen decisiones correctas y desarrollen normas de conducta útiles”</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote4anc" href="#sdfootnote4sym" id="sdfootnote4anc">4</a></span></font></font></sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>. Ideas que activaran los deseables patrones de influencia y vectores de imitación, en vez de esforzarse en el vano intento de pretender que las personas cambien conscientemente de valores y de prioridades. Y las redes sociales constituyen en la actualidad para Pentland el entorno en el que esa presión orientadora puede ser más fácilmente implementada, dirigida y controlada, como la realidad de las principales redes existentes permite constatar.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Pero las redes permitirían también orientar los comportamientos hacia objetivos “adecuados” a través de la introducción de incentivos apropiados -lo que Pentland llama “afinar la red”-, de forma que -incidiendo en los aspectos cruciales y en los individuos con mayor capacidad de influencia- se vayan extendiendo paulatinamente las conductas deseadas, en un proceso que se retroalimenta, en el que se diluyen los liderazgos y en el que todos aprenden de todos y todos influyen en todos, gracias a la mano oculta y sabia que mece la red. Algo que convertiría a la sociedad en un sistema altamente predecible, controlable y transformable.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Desde luego, Pentland y sus seguidores anticipan siempre que su único interés es el interés general de la sociedad, el mayor bien común posible, para lo que hacen falta caminos nuevos ante la gravedad creciente de los problemas y los desafíos ante los que se enfrenta la humanidad. Problemas y desafíos que requieren no sólo políticas correctas, sino, sobre todo, actuaciones de todos los individuos coincidentes con ese interés general. Nada mejor para ello que extender e intensificar el flujo de interacciones en las redes sociales -y en otros sistemas de interacción que permitan la apropiación de datos personales-, ayudando inconscientemente a que predominen las influencias apropiadas y se generalicen las decisiones y las conductas correctas; es decir, ayudando filantrópicamente a que las personas colaboren eficaz y voluntariamente en el bien común.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Es un panorama cuyo control Pentland parece creer que podría estar en manos de tecnólogos y científicos preocupados sólo por ese bien común, control que dejarían en última instancia en manos de la sociedad y que podría suponer así el fin de la política, reemplazada por el afán altruista de ayudar a la humanidad a actuar correctamente de los abnegados apóstoles de la nueva Física Social. Ciertamente, todo ello implicaría -como él mismo reconoce- una “instrumentación sin precedentes”</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote5anc" href="#sdfootnote5sym" id="sdfootnote5anc">5</a></span></font></font></sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>, pero que respondería únicamente al objetivo científicamente determinado de acelerar al máximo el camino a la mejor situación posible para la humanidad.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">No haría falta extenderse demasiado, por evidentes, en los peligros de este tipo de utopías tecnocráticas, pero la importancia que están adquiriendo las propuestas de Pentland merece que se recalquen. Ante todo, una sociedad de este tipo puede presentar inconvenientes en términos de privacidad que no se le escapan a Pentland, pero que considera que serían insignificantes frente a las ventajas posibles: paz, estabilidad, orden, seguridad, progreso en todos los aspectos, bienestar general...: en definitiva -en una expresión al gusto de Pentland y reveladora de sus prioridades-, en la optimización de la eficiencia social. Al margen de que piensa que esos inconvenientes podrían compensarse con un pacto social que -como muchos sugieren ya- protegiera la propiedad individual de los datos en paralelo a la obligatoriedad de una cesión con contrapartida económica; es decir, la mercantilización de la individualidad.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Pero, como es obvio, hay un peligro aún mayor, porque la utopía distópica de Pentland se convierte en un despotismo ilustrado absoluto que supondría -como Zuboff advierte reiteradamente- la muerte de la autonomía, de la individualidad y de la libertad, en el marco de una sociedad de máximo control en la que todos actúan con arreglo a las pautas que algunos -que no concreta nunca- fueran capaces de inducir, pastoreando así una especie que Pentland considera eminentemente social y que actúa con una racionalidad determinada absolutamente por el entorno.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Porque, ciertamente, no es creíble la hipótesis de que puedan ser tecnólogos benevolentes e independientes que responden ante la sociedad quienes puedan dirigir ese macroproceso permanente de detección, predicción y orientación de los comportamientos. Como parece patente -y resulta insultante que Pentland no reflexione con mínima seriedad sobre ello-, el problema estriba en quién definiría qué es el interés general y el objetivo hacia el que deben confluir los comportamientos individuales y en quién dispondría de los recursos necesarios para generar los incentivos apropiados que conduzcan a esa deseable confluencia. Capacidad de definición y de recursos que sólo puede radicar en una instancia con autoridad suficiente. En sociedades autoritarias avanzadas, esa instancia podría ser el Estado -China es el caso paradigmático-, pero no es insensato pensar que en las sociedades capitalistas esa capacidad puede -como teme Zuboff- decantarse del lado de las grandes corporaciones dominantes, que son las propietarias de los medios productivos en que se basan los sistemas digitales de interacción. No es fácil, en definitiva, apasionarse por semejante panorama: en cualquiera de las dos alternativas, se trataría de una sociedad en la que los comportamientos individuales estarían absorbentemente encauzados.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Sea como fuere, no es algo que preocupe en exceso a Pentland, que parece confiar idílicamente -y sin explicar por qué- en que las virtualidades compensadoras y limitadoras de la democracia y de la competencia evitarán una concentración del poder -político o económico- semejante. Y probablemente tenga razón en un aspecto: la situación oligopólica de la economía digital -y de los restantes sectores básicos en la economía mundial- quizás impida una sociedad capitalista de dominación digital centralizada, pero sí puede permitir un escenario en el que unos cuantos grandes actores competidores lleguen a acuerdos de reparto del mercado de control de las conductas -al estilo de los múltiples pactos de reparto del mercado característicos de la economía de nuestro tiempo-.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Pero aún si fuera así, es un escenario que, desde luego, no resulta menos preocupante, porque ese control competido y acordado no dejaría de ser asfixiante, al tiempo que impediría la utopía de estabilidad, orden y paz de Pentland: la competencia oligopólica siempre es fuente de inestabilidad y de violencia. Pero preocupante sobre todo por las propias características del sistema de conducción de las conductas que Pentland considera la base del progreso y de la superación de los problemas de la humanidad. Porque, por excéntricas que puedan parecer sus ideas , son muchos los expertos y los sectores empresariales que -como el propio libro de Zuboff atestigua- consideran que sus previsiones sobre la capacidad de apropiación de información y de previsión y condicionamiento de los comportamientos son fundamentadas, verídicas y posibles ya en nuestro tiempo.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Con todo, sea esto cierto o no, lo que genera un motivo de preocupación aún más inquietante es la calurosa acogida que muchas grandes empresas tecnológicas están concediendo a sus planteamientos. Una recepción que revela una sintonía de fondo que no puede dejar de producir desasosiego. Porque puede estar esbozando una vía por la que quizás no disgustaría transitar a las de mayor ambición y recursos, al tiempo que un diseño de sociedad que pueden considerar conveniente, y aún deseable, para sus objetivos de largo plazo.</font></font></p>
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<p class="western">* <em>Artículo publicado en Ágora (12/3/21): </em></p>
<p class="western"><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/una-distopia-digital-alex-pentland/">https://www.agorarsc.org/una-distopia-digital-alex-pentland/</a></u></span></font></p>
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<div id="sdfootnote1"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote1sym" href="#sdfootnote1anc" id="sdfootnote1sym">1</a><font face="Calibri, sans-serif">En el portal de</font> <font face="Calibri, sans-serif"><i>Open Mind</i></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>pueden encontrarse dos artículos relevantes de Pentland: “Datos para una nueva Ilustración”, <a href="https://www.bbvaopenmind.com/articulos/datos-para-una-nueva-ilustracion/">https://www.bbvaopenmind.com/articulos/datos-para-una-nueva-ilustracion/</a> , y “Las raíces de la innovación”, <a href="https://www.bbvaopenmind.com/wp-content/uploads/2011/01/BBVA-OpenMind-INNOVACION_Perspectivas_para_el_siglo_XXI.pdf">https://www.bbvaopenmind.com/wp-content/uploads/2011/01/BBVA-OpenMind-INNOVACION_Perspectivas_para_el_siglo_XXI.pdf</a></span></font></p>
</div>
<div id="sdfootnote2"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote2sym" href="#sdfootnote2anc" id="sdfootnote2sym">2</a><a href="http://dspace.mit.edu/handle/1721.1/66256"><font face="Calibri, sans-serif">http://dspace.mit.edu/handle/1721.1/66256</font></a></p>
</div>
<div id="sdfootnote3"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote3sym" href="#sdfootnote3anc" id="sdfootnote3sym">3</a><font face="Calibri, sans-serif">Desarrollado en el texto citado en la nota anterior.</font></p>
</div>
<div id="sdfootnote4"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote4sym" href="#sdfootnote4anc" id="sdfootnote4sym">4</a><i>Social Physics</i><span>, op. cit. Sobre esto también:</span> <a href="https://www.bbvaopenmind.com/articulos/datos-para-una-nueva-ilustracion/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>https://www.bbvaopenmind.com/articulos/datos-para-una-nueva-ilustracion/</span></font></a></p>
</div>
<div id="sdfootnote5"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote5sym" href="#sdfootnote5anc" id="sdfootnote5sym">5</a><i>Social Physics</i>, op. cit.</p>
</div>El dudoso compromiso de las grandes empresas con la sociedad*tag:comunidadetnor.ning.com,2021-03-25:5374014:BlogPost:1648162021-03-25T12:48:19.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Todo parece indicar que los durísimos efectos económicos de la pandemia de la covid-19 van a exigir un peso notablemente mayor y un papel sensiblemente más activo del Estado y del sector público en la economía. El consenso –esperanzado o resignado– al respecto es cada vez mayor. Y no lo rechazan en absoluto en estos momentos las grandes empresas. Naturalmente, porque la negra situación que está provocando la crisis les hace desear…</font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Todo parece indicar que los durísimos efectos económicos de la pandemia de la covid-19 van a exigir un peso notablemente mayor y un papel sensiblemente más activo del Estado y del sector público en la economía. El consenso –esperanzado o resignado– al respecto es cada vez mayor. Y no lo rechazan en absoluto en estos momentos las grandes empresas. Naturalmente, porque la negra situación que está provocando la crisis les hace desear fervientemente una mayor intervención pública –lo que en muchos casos es ciertamente imprescindible para su supervivencia–. Pero una intervención sólo para ayudarlas: orientada fundamentalmente a suministrar liquidez, seguridad, capital y sostenimiento de su demanda. Y que dure cuanto más mejor, pero, desde luego, sin exigencias que puedan distorsionar el mercado.</font></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Como gran contrapartida corporativa, empiezan a proliferar de nuevo –como en la crisis de 2008– firmes declaraciones –y algunas moderadas materializaciones– de su mayor compromiso con la sociedad, porque la pandemia habría revelado presuntamente (una vez más) la necesidad de que las grandes corporaciones se replanteen profundamente su misión, sus valores y su relación con la sociedad, desde el convencimiento (ahora sí que sí) de que su responsabilidad social es un elemento imprescindible para una recuperación económica que debe ser más justa, equilibrada y sostenible (</font></font></span><em><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">sic</font></font></span></em><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">).</font></font></span> <a href="https://elpais.com/economia/2020-05-23/el-contrato-social-en-la-era-pospandemia.html"><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Como se señala en</font></font></span></u></span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">un artículo muy representativo de esta sensibilidad</font></font></span></u></span></font></a><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">, “... lo que está haciendo la situación ocasionada por la covid-19 es dar un gran impulso a esta tendencia”, que puede estar en la base de un nuevo “contrato social” “guiado por la promesa de una vida mejor para todos”. Pero, eso sí, sin que suponga mayores control y regulación para las empresas.</font></font></span></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Es verdad que se están produciendo casos de solidaridad empresarial en medio de la tragedia: algunos, sin duda, muy encomiables. Pero en líneas generales, suena a algo ya muchas veces prometido y pocas realmente cumplido: de nuevo la vieja canción de la responsabilidad social empresarial (RSE). Una canción que no se ha olvidado con la crisis –como sugería recientemente</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/ideas/2020-05-29/que-fue-de-baby-jane.html" target="_blank" rel="noopener"><span><font color="#000000">Joaquín Estefanía</font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">–, sino, muy al contrario, que cambia de contenido de acuerdo con las circunstancias, adaptándose a las cambiantes necesidades corporativas: en la crítica situación actual, acentuando las virtualidades de su presunto compromiso con la sociedad. Pero una canción que –como recuerdan permanentemente las grandes empresas– sólo puede desplegar sus virtudes sanadoras si se entona libre y voluntariamente.</font></font></span></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Así la han entendido siempre, desde que apreciaron su funcionalidad a mediados de la década de 1990, en plena vorágine de la ideología neoliberal, cuando empezaron a ondear entusiásticamente su bandera virginal al tiempo que desarrollaban en la práctica comportamientos absolutamente opuestos a lo que la RSE dice defender: cortoplacismo, fortalecimiento del gobierno de los accionistas, maximización del valor accionarial, desigualdad, deterioro de las condiciones y de los derechos laborales, prácticas muy cuestionables, aumento de las externalidades negativas, generalización de la externalización, de la subcontratación y de la deslocalización de la producción...</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">No deja de ser paradójica esta adhesión simultánea a las estrategias vorazmente neoliberales y, a la vez, al educado discurso de la RSE. Una clamorosa contradicción –que los defensores de la RSE suelen pasar por alto– entre lo que se hace y lo que se dice. Salvo que la contradicción sea sólo aparente. Es decir, salvo que el discurso se utilice básicamente para hacer más digeribles por la sociedad los comportamientos reales: para justificar su necesidad, para mitigar las críticas y resistencias, para dulcificar sus efectos a través de las compensaciones que la RSE –pretendidamente– aporta. Como un lavado general de imagen. Pero también como un mensaje dirigido a los gobiernos: como promesa de cambio, si se permite que el discurso empresarial de la RSE fructifique.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">No está de más, en este sentido, recordar el contenido esencial de ese discurso. Un discurso que las grandes empresas –y toda su corte de expertos, asesores, consultores, verificadores, etc.– han planteado siempre en términos radicalmente económicos y siempre también cara al futuro –invariablemente indefinido–. Un discurso basado en dos elementos:</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">1. Que –según dicen– han llegado al convencimiento de que la gestión socialmente responsable fortalece a medio y largo plazo no sólo la reputación, sino, sobre todo, el desempeño económico de la empresa que la asume con integralidad; que, aunque a corto plazo pueda suponer costes, a larga se trata de un juego en el que todos ganan: desde luego la sociedad, pero también las empresas. Y por eso la asumen: no por convencimiento moral, sino por puro pragmatismo, por inteligencia (por “egoísmo ilustrado”). Desde luego, es un convencimiento puramente retórico, nunca asumido de verdad en la realidad, entre otras cosas, porque es un oxímoron insuperable: porque ni es suficientemente comprobable ni, aunque lo fuera, podría ser una guía para la gestión, en la medida en que la empresa –sobre todo la gran empresa cotizada– no puede nunca permitirse el lujo de condicionar de forma sustancial el beneficio presente a un hipotético futuro mejor.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">2. Que incorporado ese criterio a la retórica empresarial –como el nuevo discurso políticamente correcto–, la gran empresa lo convierte en un argumento adicional para reforzar su resistencia al intervencionismo público, en una pirueta dialéctica verdaderamente espectacular. Como las empresas más avanzadas en la integración de la RSE van a ir demostrando paulatinamente su mayor competitividad en el mercado, las restantes tratarán de imitar sus comportamientos, incluyendo también criterios responsables en su gestión. De forma tal que la RSE se irá extendiendo milagrosamente, automáticamente, casi inevitablemente, por simple imitación, gracias a la pura inercia del libre funcionamiento del mercado, conduciendo a un tejido empresarial progresivamente más responsable, más sostenible y mejor. Pero sólo, claro, con una condición: que se deje funcionar libremente al mercado; es decir, que el Estado no entorpezca esta mágica dinámica con una intervención excesiva.</font></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Es así cómo esta filosofía dominante de la RSE (economicista, instrumentalista, voluntarista y unilateral) se coordina bien –pese a lo que podría parecer a primera vista– con</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.ehu.eus/ojs/index.php/Lan_Harremanak/article/download/10537/9783" target="_blank" rel="noopener"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">el proyecto neoliberal</font></font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">, alimentando su argumentación contra el control y la intervención pública en la economía y contra la regulación de la actividad empresarial (o en favor de formas moderadas de regulación, que a veces se acuerdan y se gestionan con las propias empresas, con modelos que se aproximan sensiblemente a la autorregulación): especialmente, en materia de derechos humanos, relaciones laborales y medio ambiente. Y ello tanto en el ámbito nacional como, sobre todo, en la operativa internacional y en las cadenas de valor globales, que las grandes firmas desarrollan crecientemente no sólo para abaratar costes y flexibilizar la producción, sino también para no responsabilizarse de las condiciones laborales, sociales y ambientales a que obligan a las empresas subcontratadas y proveedoras. Algo que permite, de facto, la desregulación de vertientes cada vez mayores de la actividad de las grandes empresas.</font></font></span></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Por descontado, se trata de un discurso anti-intervencionista que ha contado con una amplia complicidad estatal y de los principales organismos económicos internacionales que, desde mediados de los años 90, han venido desarrollando una activa producción de recomendaciones, códigos, guías y directrices de diferente calidad, pero siempre en el marco de una intocable voluntariedad. Todo ha formado parte de esa “nueva gobernanza” de la economía que ha sido un vector central del paradigma neoliberal, caracterizada por una corresponsabilidad creciente entre Estados, organismos internacionales y grandes empresas, en la que éstas últimas han asumido un papel decisivo.</font></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Una voluntariedad que contrasta escandalosamente con el rigor jurídico de la legislación internacional sobre propiedad intelectual y con las garantías legales –y ante tribunales privados– que ofrecen los numerosos</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><span><a href="https://blogs.publico.es/juantorres/2020/05/25/tratados-indignos-en-tiempos-de-pandemia/" target="_blank" rel="noopener"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">acuerdos internacionales de comercio e inversión llamados de segunda generación</font></font></a></span></u></span></font> <span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">a los derechos de las empresas transnacionales frente a decisiones gubernamentales que aquellas puedan considerar unilateralmente perjudiciales para sus intereses.</font></font></span></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">En definitiva, la RSE ha sido para las grandes corporaciones un instrumento para debilitar, suavizar y acomodar a sus intereses el control público, ayudando a que se sustituya o se complemente en parte con recomendaciones voluntarias y con criterios de actuación establecidos por las propias empresas, en un proceso desregulatorio en el que, sobre todo en el ámbito internacional, llega a producirse en cierta medida –en expresión de</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://revistas.ucm.es/index.php/CRLA/article/view/CRLA0909120077A/32243" target="_blank" rel="noopener"><span><font color="#000000">una prestigiosa jurista francesa</font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">– un auténtico proceso de apropiación e instrumentalización del derecho por parte de las mayores empresas.</font></font></span></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Por tanto, convendría contemplar con prudencia las renovadas profesiones de responsabilidad social de las grandes firmas que, en la ciertamente terrible situación actual, se vean necesitadas del apoyo –directo o indirecto– de las Administraciones Públicas. Vaya por delante que creo que es un apoyo que, bien analizado y siempre que se disponga de recursos, no se debería negar, porque está en juego como nunca antes la supervivencia de buena parte del tejido empresarial y, en consecuencia, de la economía y de los medios de vida de amplios sectores de la población. Pero que no debería ser incondicional.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Ante todo, porque será muy difícil para muchas empresas cumplir esas promesas en la realidad, ya que, por la propia dureza de la situación económica, se intensificarán muy severamente las presiones para reducir costes y mejorar ventas y beneficios como sea –ya tenemos ejemplos cercanos muy claros–. Y en esa tesitura, que va a ser muy general, la calidad de la RSE y del compromiso voluntario de las empresas con la sociedad va a enfrentarse a poderosas dificultades.</font></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Nada mejor para sortearlas que supeditar las necesarias ayudas a la aceptación de una condicionalidad exigente. Una condicionalidad –como recordaba hace unos días</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://blogs.publico.es/fernando-luengo/2020/05/31/el-rentable-mito-de-la-empresa-somos-todos/" target="_blank" rel="noopener"><span><font color="#000000">Fernando Luengo</font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">– en términos tales como el empleo, las relaciones y los derechos laborales, el impacto ambiental, la inversión y la innovación, la distribución más equitativa de los beneficios, un gobierno corporativo más responsable ante la sociedad y –en definitiva– una aportación más positiva al interés general. Sin olvidar, cuando se trate de compañías extranjeras, de una mayor garantía de permanencia o de compensaciones apropiadas si no la respetan.</font></font></span></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Condicionalidad que no tiene por qué implicar la asfixia de la iniciativa privada o la nacionalización de la economía, sino que puede ser compatible con una mayor eficiencia empresarial, en absoluto inviable dentro de las coordenadas de un contrato más equilibrado entre los sectores privado y público. Un contrato capaz de contribuir al dinamismo empresarial impulsando la innovación y la competitividad, pero no en base a precariedad laboral, bajos costes salariales y permisividad ante las externalidades negativas. Algo sólo posible en el marco de un replanteamiento general del modelo económico que propicie una economía más equilibrada, justa, sostenible y autónoma en torno a una presencia más proactiva del sector público. De forma que –para decirlo con palabras de</font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/economia/2020-04-25/mariana-mazzucato-los-cambios-en-el-capitalismo-solo-se-dan-si-el-gobierno-los-fuerza.html" target="_blank" rel="noopener"><span><font color="#000000">Mariana Mazzucato</font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">– “no se limite a ser un mero regulador, sino que pase a ser un referente y un creador junto al sector privado”. El derrumbe económico que está provocando la pandemia, así como el ambiente intelectual que está generando, pueden permitir –por vez primera en mucho tiempo– un momento propicio para intentarlo.</font></font></span></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">* Publicado en Contexto, el 18/6/2020 (</font></font></span><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><span><a href="https://ctxt.es/es/20200601/Firmas/32596/responsabilidad-social-empresarial-pandemia-intervencion-publica-moreno-izquierdo.htm"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">https://ctxt.es/es/20200601/Firmas/32596/responsabilidad-social-empresarial-pandemia-intervencion-publica-moreno-izquierdo.htm</font></font></a></span></u></span></font> <span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">)</font></font></span></p>La ¿imparable? oligopolización de la economía*tag:comunidadetnor.ning.com,2021-03-09:5374014:BlogPost:1648112021-03-09T08:47:32.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p align="justify" class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>La adquisición de Bankia por CaixaBank ha vuelto a poner de actualidad en nuestro país un fenómeno permanente en todas las latitudes: la creciente conformación de grandes oligopolios en prácticamente todos los sectores de la economía. Es decir, muy grandes empresas que concentran en conjunto una cuota de mercado claramente dominante en su correspondiente sector. Empresas, además,…</span></font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>La adquisición de Bankia por CaixaBank ha vuelto a poner de actualidad en nuestro país un fenómeno permanente en todas las latitudes: la creciente conformación de grandes oligopolios en prácticamente todos los sectores de la economía. Es decir, muy grandes empresas que concentran en conjunto una cuota de mercado claramente dominante en su correspondiente sector. Empresas, además,</span></font> <font face="Calibri, sans-serif">que colaboran frecuentemente entre sí -a través de acuerdos explícitos o tácitos- para imponer precios y consensuar otras condiciones de mercado, para establecer barreras de entrada lo más elevadas posible y para garantizar beneficios superiores a los posibles en condiciones más competitivas. Algo que acaba provocando un deterioro de la calidad general de la competencia, como muchos de los análisis sobre la reciente fusión bancaria se han apresurado a poner de relieve.</font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">La evidencia empírica -tanto del crecimiento del grado de concentración como de los efectos que produce- es incuestionable:</font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>los márgenes de beneficio en las grandes empresas -un indicador fiel del grado de concentración y de poder mercado- vienen aumentando tendencialmente a lo largo de las últimas décadas. Es la razón primordial que está en la base de muchas fusiones.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Se trata, en este sentido, de un fenómeno que entraña -o cuando menos, pretende- la generación de beneficios extraordinarios: rentas, en el lenguaje económico. Algo que la evidencia también avala: los mayores rendimientos vienen coincidiendo en las firmas con mayor poder de mercado. El último libro de Stiglitz (</span></font><font face="Calibri, sans-serif"><i><span>Capitalismo progresista</span></i></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>) lo explica con claridad meridiana, en base a una nutrida serie de trabajos empíricos. Beneficios extraordinarios que, si se mantienen en el tiempo, son reflejo indudable de una capacidad de extracción de riqueza que no deriva del simple funcionamiento del mercado; es decir, que es fruto de posiciones de poder que posibilitan mecanismos de explotación a terceros -clientes, otras empresas del sector, suministradores...-.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Efectos económicos y sociales negativos</b></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Es algo que está en la base de las múltiples disfunciones que el crecimiento de la oligopolización de la economía suele comportar: no sólo perjuicios directos para los consumidores o clientes, sino también relevantes efectos negativos adicionales en el conjunto de la economía (y en muchas otras vertientes de la sociedad).</font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Ante todo -como también han destacado muchas primeras impresiones de la fusión bancaria mencionada- pérdidas de empleo. Al tiempo, los mayores beneficios conseguidos vía poder de mercado desincentivan la inversión y la innovación, debilitando así la eficiencia, la productividad y el potencial de crecimiento económico y su calidad. Sobre todo ello gira el último número de la publicación trimestral de Economistas sin Fronteras</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><i><b>Dossieres EsF</b></i></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>,</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>de cuyo contenido se destacan en lo que sigue algunos aspectos.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Una cuestión central -destaca el artículo de</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Antón Costas</b></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>- es la incidencia de los oligopolios en el aumento de la desigualdad que vienen experimentando la mayoría de las economías nacionales a lo largo de las últimas décadas, a través de la presión a la baja que aquéllos son capaces de ejercer sobre el nivel salarial . Una capacidad que deriva de su poder en el mercado laboral, que posibilita a estas empresas establecer salarios menores que los que se formarían en mercados más competitivos. También en este ámbito, la evidencia empírica que vincula la concentración empresarial creciente y los beneficios extraordinarios con la caída de los salarios -explica el profesor Costas- es cada vez más concluyente</span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>: mayoritariamente, los oligopolios con mayores beneficios son los que han experimentado menores crecimientos salariales.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Es una presión sobre los salarios que estas empresas imponen inicialmente en sus propias plantillas, pero que -por su propio peso económico- acaba trasladándose a todo su sector y al conjunto de la economía nacional, provocando</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>un permanente efecto depresivo en la demanda agregada global, afectando negativamente de forma adicional en el ritmo de crecimiento.</span></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>Algo a lo que se suman -recuerda</span></span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>Carlos Cruzado</b></span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>- los efectos negativos sobre ese potencial que añade la erosión de ingresos públicos -y, en consecuencia, de margen de maniobra de la política económica- producida por la terrible elusión fiscal que vienen desplegando por diferentes vías las grandes empresas.</span></span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>La concentración en el sector financiero</b></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Estamos, por tanto, ante un problema de múltiples aristas -y desde luego, no sólo económicas-. Un problema que afecta de forma especialmente intensa a sectores nucleares en el funcionamiento de la economía. Uno de ellos, sin duda, es el financiero, quizás todavía no tan concentrado como otros -en parte porque partía de una situación de mucha mayor dispersión y porque las legislaciones nacionales siguen ejerciendo sobre él un control muy reacio a la concentración transnacional-. No obstante, el crecimiento del grado de concentración en él está siendo particularmente intenso. Según afirma</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Juan Torres</b></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>-en un artículo escrito con anterioridad al anuncio de la fusión CaixaBank-Bankia y que adquiere con ella particular actualidad-, se ha producido</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>“</span></font></font><font face="Calibri, serif"><font size="3"><span>con más fuerza y con efectos aún más</span></font></font> <font face="Calibri, serif"><font size="3"><span>negativos para la eficiencia de los mercados y para el bienestar social”. Es una concentración que se viene produciendo a lo largo de las últimas décadas -y aceleradamente desde la crisis 2008- y que está teniendo una repercusión general cada vez mayor al producirse en el contexto de la paralelamente creciente financiarización de la economía (es decir, de la creciente influencia del sector en el conjunto de la economía).</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, serif"><font size="3">Como se está viendo con motivo de la fusión bancaria actual, se trata de un proceso que muchos académicos, profesionales y expertos consideran inevitable y deseable, porque sería supuestamente la vía inapelable para aumentar las economías de escala y la eficiencia y para reducir los riesgos de las entidades y del conjunto del sector. Un mito que -como desvela el artículo del profesor Torres con profusión de datos- no resiste el análisis objetivo de la realidad. La concentración financiera no es un producto necesario de la lógica económica, sino de la persecución del beneficio y de la capacidad de condicionamiento sobre el resto de la economía de las entidades dominantes, y se ha visto facilitada por una legislación mayoritariamente muy favorecedora, alineada con la ideología desreguladora imperante. Y no está conduciendo a mejoras de eficiencia unilaterales, sino que comporta también considerables efectos negativos. Por una parte, el aumento de dimensión de las entidades entorpece la superación de sus problemas cuando surgen y provoca una mayor capacidad para trasladarlos al conjunto de la economía. Por otra, como los datos atestiguan, conduce, en general, al crecimiento del endeudamiento de empresas y hogares, al empeoramiento de las condiciones de acceso al crédito de las pequeñas empresas y de las personas desfavorecidas e incluso a dificultar la accesibilidad bancaria de éstas. Al tiempo que, finalmente, tampoco conduce al incremento general de la eficiencia del sector. El coste de la intermediación financiera -recuerda Torres- no es en la actualidad menor en términos reales en las economías avanzadas que lo era a finales del siglo XIX.</font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, serif"><font size="3"><b>Oligopolios y monopolios digitales</b></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, serif"><font size="3"><span>No son menores -aunque sí muy diferentes- los problemas que plantea la concentración empresarial en el sector que capitanea el dinamismo actual de la economía y el cambio hacia un nuevo modelo productivo -y probablemente, de sociedad-: el sector de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Un sector en el que -como explica</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, serif"><font size="3"><b>Ignacio Muro</b></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, serif"><font size="3"><span>- coinciden dos características poderosamente diferenciales con el resto de sectores y que rompen con la lógica de la microeconomía convencional: la existencia de costes marginales decrecientes -lo que implica la ausencia de límites económicos al aumento de la escala productiva- y de utilidades marginales crecientes -porque el valor del uso social de muchos de sus productos aumenta con el número de usuarios, incrementando la utilidad individual de los productos/servicios más utilizados-. Características que hacen rentable un aumento continuo del volumen de producción y que incentivan un aumento también continuo de la demanda, fomentando un crecimiento particularmente intenso de la concentración empresarial, hasta el punto de inducir a la consolidación de gigantescos oligopolios globales en períodos de tiempo extraordinariamente breves. Una</span></font></font> <font color="#343434"><font face="Calibri, serif"><font size="3"><span>tendencia que se ve reforzada por la potencia financiera de las mayores empresas, capaces de establecer crecientemente nuevas y drásticas barreras de entrada a través de adquisiciones de todas aquellas empresas/tecnologías incipientes que puedan afectar a su actividad y suponer una competencia futura.</span></font></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, serif"><font size="3">Pero más allá de ese nuevo impulso de la concentración empresarial, estamos -considera Muro- asistiendo a la consolidación de un nuevo modelo de acumulación, de una nueva variante del capitalismo, en el que las nuevas tecnologías están imponiendo nuevas también formas de depreciación y precarización del trabajo, en el marco de una crisis radical de la relación salarial y del trabajo asalariado tradicional, a través de la expansión de formas de trabajo falsamente autónomo que no hacen sino reflejar “nuevas formas de dependencia humana”.</font></font></p>
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<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Poder corporativo global</b></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>Lo que recuerda que el desmedido y creciente poder oligopólico no sólo afecta a la economía, sino que incide decisivamente también en el poder político (sobre sus vinculaciones con él en el caso español no debe dejar de verse el artículo de</span></span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>Rubén Juste</b></span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>) y en prácticamente todas las dimensiones de la vida. No debe extrañar, por eso, que esa incidencia multifacética se vea afectada sensiblemente por la crisis global producida por la Covid-19, que puede comportar considerables efectos en su inmensa capacidad de condicionamiento general. Ya es posible atisbar, de hecho -señala</span></span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>Gonzalo Fernández</b></span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>-, las respuestas que están apuntando los más potentes con vistas a fortalecer su hegemonía a través del control de la transición a un nuevo modelo productivo. Una transición seguramente liderada por las grandes empresas tecnológicas y en la que desempeñarán un papel también protagónico las finanzas, el capitalismo verde y el complejo industrial-militar: el núcleo central del nuevo poder corporativo global,</span></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>“empeñado en imponer la mercantilización y corporativización definitiva de la vida como respuesta a la crisis actual”. Un proceso, además, enmarcado en límites de los recursos naturales y problemas ambientales cada día más acusados, en el que se agudizarán las tensiones distibutivas y que muy probablemente será inevitablemente doloroso y conflictivo, tanto a nivel nacional como internacional. Y que probablemente exigirá del nuevo poder corporativo avances decididos en su ascendiente -en su captura- de los Estados, que en la nueva normalidad post-coronavirus previsiblemente asumirán un papel estratégico más activo en el insoslayable replanteamiento económico; pero un papel, también, crecientemente subordinado a la supremacía corporativa. En definitiva, podríamos estar así ante un panorama nada halagüeño, por mucho que se pudieran superar los efectos más dramáticos de la crisis actual: “un capitalismo ultra-centralizado, convulso y en conflicto permanente, que nos conduce a marchas aceleradas a un callejón sin salida”.</span></span></font></font></p>
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<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><b>Recordando soluciones</b></font></font></p>
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<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En definitiva, un panorama frente al que parece urgente buscar alternativas. Muchas se vienen planteando ya por el pensamiento económico heterodoxo desde largo tiempo atrás. Algunas de las principales se recuerdan también en la publicación citada de Economistas sin Fronteras:</font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Impulso público de mayores niveles de competenecia en los mercados.</font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Mayor rigor impositivo y regulatorio sobre las grandes empresas, que para ser adecuadamente efectivo debería estar coordinado a nivel transnacional.</font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Control particularmente severo -y con mayor presencia pública- de los sectores financiero, energético y tecnológico, por su capacidad de condicionar comportamientos en el conjunto de la economía y su papel crucial en la reorientación hacia un modelo productivo más euilibrado, equitativo y sostenible.</font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Potenciación del poder negociador de los trabajadores -y, por tanto, fortalecimiento de los sindicatos-, para mitigar las presiones a la baja de los salarios de los mercados oligopolísticos</font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>- Reformas legales de los sistemas de gobierno corporativo para garantizar una participación significativa en los órganos de gobierno de los trabajadores -y de otros partícipes básicos en la actividad empresarial-, lo que -como pone de relieve el artículo final de</span></span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/2020/09/Dossieres-EsF-39-La-oligopolizaci%C3%B3n-de-la-econom%C3%ADa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span><b>José Miguel Rodríguez</b></span></span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>- abriría el camino a una progresiva democratización de la empresa que puede suponer una de las vías más eficaces para mitigar el cortoplacismo, las malas prácticas y las externalidades negativas de las grandes empresas y el poder desequilibrado en ellas de los mayores accionistas,</span></span></font></font></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"></p>
<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Aspectos todos que sólo pueden ser factibles en el marco de una revitalización de la democracia y de la capacidad de movilización de los sectores mayoritarios de la población, de forma que se posibilite la consolidación de poderes públicos capaces de impulsar el avance hacia esos objetivos. Nada nuevo, por otra parte: el freno del poder los grandes oligopolios es una cuestión eminentemente política.</font></font></p>
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<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">*<i>Artículo publicado en Contexto:</i> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a class="western" href="https://ctxt.es/es/20201101/Firmas/33718/"><i>https://ctxt.es/es/20201101/Firmas/33718/</i></a></u></span></font></font></font></p>
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<p lang="es-ES" class="western" align="justify" xml:lang="es-ES"></p>Eficiencia económica y participación laboral en el gobierno de la empresa*tag:comunidadetnor.ning.com,2021-03-04:5374014:BlogPost:1648072021-03-04T16:39:18.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>La pandemia de la covid-19 nos ha enseñado o ratificado -con demasiado dolor- no pocas cosas. Entre otras, y particularmente en España, que es necesario y urgente construir una economía más sólida, resiliente, sostenible y autocentrada, para lo que es preciso avanzar decicididamente, aunque sea de forma inevitablemente paulatina, hacia un nuevo modelo productivo. Pero es una imprescindible reorientación que no sólo requiere -como…</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>La pandemia de la covid-19 nos ha enseñado o ratificado -con demasiado dolor- no pocas cosas. Entre otras, y particularmente en España, que es necesario y urgente construir una economía más sólida, resiliente, sostenible y autocentrada, para lo que es preciso avanzar decicididamente, aunque sea de forma inevitablemente paulatina, hacia un nuevo modelo productivo. Pero es una imprescindible reorientación que no sólo requiere -como por fortuna reconoce la Unión Europea y una gran mayoría de expertos y políticos- un enorme esfuerzo de inversión y estímulo en los sectores, energías y actividades con mayor futuro, más capacidad de arrastre y más compatibles con la sostenibilidad ambiental. Como destaca un reciente</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/covid19-un-cuatrimestre-decisivo-reformar-el-modelo-empresarial-para-cambiar-el-modelo-productivo/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>comunicado de la Plataforma por la Democracia Económica</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>, r</span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>equiere también una profunda reforma del modelo empresarial. Entre otras razones, como también señala el mismo comunicado, porque</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><span>en buena medida “</span></font></font><font face="Calibri, serif"><span>es el modelo empresarial el que define los cambios en el modelo productivo, ya que</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><span>es en el interior de las empresas donde se juega la batalla de la innovación”. Es necesario para ello que esa</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>reforma se plantee en muchas dimensiones, debiendo aspirar paralelamente a fortalecer la eficiencia y la sostenibilidad en la empresa, pero también la justicia y la equidad.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Desde esta perspectiva, una de esas dimensiones de la necesaria reforma integral del modelo de empresa adquiere particular relevancia en nuestro país: la participación -obligada y regulada legalmente- de representantes de los trabajadores en los órganos de gobierno de las grandes empresas (la problemática de las pymes es muy diferente); aunque fuera sólo al nivel existente en muchos de los principales países europeos, a cuyas mejores prácticas deberíamos acercarnos con la mayor rapidez posible. Una vieja reivindicación sindical y de la izquierda que, tras un largo paréntesis,</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>está volviendo con intensidad creciente a la palestra política, laboral y académica en nuestros días, y tanto más ante la debacle provocada por la covid-19 y los retos que plantea. Y que no excluye (sino todo lo contrario) la posibilidad de participación de otros actores básicos en la actividad de la empresa, en el marco de una democratización aún más ambiciosa.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Sin duda, laten tras esta reivindicación relevantes razones morales y políticas. Pero no debería olvidarse que existen también sólidos argumentos económicos que la sustentan. Una nutrida literatura académica viene insistiendo en ellos con rotundidad y aval de la evidencia empírica cada vez mayores. Simplemente, quiero recordarlos en este artículo.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Por una parte -y sólo puedo apuntarlo aquí-, la investigación crítica está desvelando de forma difílmente cuestionable la insostenibilidad de la fundamentación microeconómica de las presuntas legitimidad y optimalidad de la soberanía accionarial en la empresa con que la Economía dominante ha venido justificando el monopolio por los accionistas del gobierno empresarial</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif">(puede verse un panorama de esta cuestión</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.revistaeconomiacritica.org/sites/default/files/JAMoreno_empresa-accionarial-participativa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif">).</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Por otra, y en un terreno mucho más práctico, son cada vez mayores los indicios de que los modelos de empresa basados en una participación laboral significativa en el sistema de gobierno corporativo pueden contribuir decisivamente a fortalecer la eficiencia y la calidad de las empresas -al margen de potenciar sus aportaciones positivas a la sociedad-, ayudando a superar o mitigar muchos de los problemas a los que está conduciendo el modelo de gran empresa dominante (sobre todo en las grandes firmas cotizadas, que son las más condicionadas por los mercados financieros y de capitales y, por ello, las más orientadas a la maximización permanente del valor accionarial) (puede verse un análisis contundente de estos problemas en</span></font></font> <cite><span><a href="https://www.gmo.com/globalassets/articles/white-paper/2014/jm_the-worlds-dumbest-idea_12-14.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">https://www.gmo.com/globalassets/articles/white-paper/2014/jm_the-worlds-dumbest-idea_12-14.pdf</font></font></font></a></span></cite> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>). En esencia, esta contribución positiva en términos económicos de la participación laboral se basa en cinco razones: los cinco siguientes vectores de impulso de la eficiencia (para todo esto es muy recomendable el libro de J. M. Rodríguez</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.casadellibro.com/libro-el-gobierno-de-la-empresa-un-enfoque-alternativo/9788446020738/924530"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>El gobierno de la empresa: un enfoque alternativo</span></i></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>).</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><b>1. Fortalecimiento del compromiso de los trabajadores, de sus inversiones específicas en la empresa y de su asunción de riesgos</b></i></font></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Los trabajadores -y no sólo los accionistas- realizan también inversiones específicas en la empresa: las orientadas de forma muy concreta a una finalidad y que perderían parte de su valor en usos alternativos. Inversiones en capital humano y en apuestas por la continuidad en la empresa cuya importancia tiende a aumentar con la duración de su relación laboral, su formación y su especialización, aumentando con ellas los costes de salida y, en consecuencia, los riesgos que asumen por su implicación en la empresa. Riesgos, por otra parte, que los trabajadores no pueden diversificar ni garantizar con mecanismos de salida, como sí pueden los accionistas. Se trata de una inversión y, en definitiva, un compromiso que resultan decisivos para el éxito de la empresa a medio y largo plazo: y tanto más más cuanto mayor es la importancia del capital humano en la actividad empresarial y en el conjunto de la economía. Parece fuera de duda que una</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>vía para potenciarlos radica en dotar a los trabajadores de garantías adicionales que posibiliten proteger la estabilidad de su relación laboral y el valor de sus inversiones. Algo a lo que parece incuestionable que puede contribuir -entre otras medidas- la participación efectiva de los trabajadores en los órganos de gorbierno de las empresas, como instrumento crucial para la defensa de sus intereses, pero como factor también para el impulso de la eficiencia empresarial.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><i><b>2. Fortalecimiento del capital relacional</b></i></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">También es generalizado el consenso en torno a la impiortancia de la confianza entre el colectivo laboral y quienes desempeñan las funciones de gobierno y dirección de la empresa como elemento esencial para potenciar la innovación, la eficiencia y la competitividad. Una confianza que aumenta con la certeza acerca de la seguridad de la duración temporal de la relación y con la valoración que las partes hagan de la equidad y de la justicia de los resultados -las retribuciones- que con ella consigan. Es lo que se ha denominado “capital relacional” o “social”, un capital intangible que reduce los costes de transacción, potencia la asunción de riesgos y la realización de inversiones específicas por los trabajadores, impulsa la formación, el aprendizaje y el conocimiento, facilita la cooperación y la coordinación y, por supuesto, mejora el clima laboral y la calidad general de relaciones en la organización. Y además, aumenta con el uso. Frente a las dificultades que para auspiciar este capital esencial supone la carga de jerarquía y autoritarismo del sistema de gobierno accionarial, el gobierno participativo puede contribuir muy positivamente a incentivarlo, reforzando con ello el potencial de desarrollo de la empresa a medio y largo plazo.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><i><b>3. Fortalecimiento de la capacidad cognitiva de la empresa</b></i></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Un tercer factor -claramente complementario de los anteriores- que justifica la participación laboral en el sistema de gobierno corporativo es la importancia -crecientemente determinante y que nadie discute- de la capacidad de generación de conocimiento de la empresa para la creación de valor y para impulsar el potencial de innovación, la competitividad y, por tanto, el éxito. Algo que acrecienta la relevancia del fomento continuo del aprendizaje, de la formación y del capital humano especializado. Es uno de los objetivos prioritarios de las empresas innovadoras. Un objetivo para el que, inevitablemente, resulta decisivo también el papel de los trabajadores: la colaboración voluntaria y proactiva de la plantilla y su voluntad y capacidad de acumular el capital humano apropiado. Colaboración, voluntad y capacidad que se incentivan cuando los sujetos de los procesos de formación y aprendizaje participan en el control de los recursos cognitivos y de las políticas de cualificación colectiva y cuando sus intereses se alinean todo lo posible con los intereses de la empresa. De nuevo, no parecen para ello en absoluto adecuados los modelos de gobierno corporativo convencionales: el conocimiento y el talento son recursos para los que resulta muy poco efectivo el control autoritario. Antes bien, hace falta reorientar decididamente el sistema de toma de decisiones estratégicas, para posibilitar que quienes tienen que realizar esa inversión en capital humano participen significativamente en ellas y en el control de su ejecución. Es decir, se requiere avanzar hacia la óptima participación posible de los trabajadores en el sistema de gobierno de las empresas.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><i><b>4. Fortalecimiento</b></i></font> <font face="Calibri, sans-serif"><i><span><b>de la productividad</b></span></i></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Desde luego, todos los</span></font> <span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">aspectos anteriores influyen positivamente en la productividad, una variable crucial que viene mostrando desde hace décadas una preocupante tendencia al estancamiento ampliamente generalizado en las economías de mercado desarrolladas. No pocas razones apuntan a que se trata de un problema en el que ha podido influir sensiblemente el propio modelo de empresa -y de gobierno empresarial- que el neoliberalismo ha propiciado. Es muy fuerte la evidencia empírica de los efectos negativos en la productividad de muchas de las disfunciones características de este modelo de empresa: el horizonte acusadamente cortoplacista, la tendencia a reducir todo lo posible los fondos propios, la prioridad cada vez mayor al crecimiento de los dividendos, al apalancamiento y al crecimiento del valor de la acción y las pulsiones depresivas en la inversión -especialmente en I+D- que todo ello ha favorecido, así como la mayor capacidad de las empresas -a través del debilitamiento sindical y de la regulación laboral- de comprimir los costes salariales o la desmotivación que inevitablemente produce en muchos trabajadores el empeoramiento continuo de las condiciones y de los derechos laborales, la desenfrenada cuantía de las retribuciones de los altos directivos y el abismal ensanchamiento de las desigualdades. Nada de todo esto puede favorecer a la productividad. Por eso, avanzar hacia modelos de gobierno participativo puede ser un camino idóneo para impulsarla a medio y largo plazo, como parecen mostrar las experiencias de cogestión europeas más avanzadas.</font></font></font></span></p>
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<p class="western"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><b>5. Fortalecimiento de la calidad de gestión</b></i></font></font></font></span></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Por supuesto, la Economía que domina mayoritariamente en el mundo académico discute con dureza todos los efectos mencionados, pero acusa con particular intensidad a los modelos de gobierno participativos de impedir una buena gestión empresarial: básicamente, por la heterogeneidad de criterios y conflictividad que introduciría en los consejos de administración</span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>,</span></font></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>por la d</span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>ificultad de concreción de un principio alternativo a la</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>maximización del beneficio y/o del valor de la acción para orientar la gestión de la empresa</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y por los obstáculos a la atracción de capital cuando no priman los intereses de los accionistas e inversores. Sin negar estos inconvenientes, abundantes experiencias prácticas apuntan, sin embargo, en dirección contraria. Algo que puede responder -de acuerdo con muchos analistas- a una virtualidad diferencial: la existencia de un poder compensador en los órganos de gobierno que posibilita un control más efectivo de la gestión, que limita la absoluta discrecionalidad de los grandes accionistas y de la alta dirección para manejar la empresa según sus exclusivos intereses, que atenúa las disfunciones del habitual cortoplacismo consecuente y que fortalece el compromiso de los trabajadores, así como la resiliencia de la empresa frente a situaciones difíciles.</span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><b>En conclusión</b></span></font></font></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Todo lo anterior, en definitiva, apoya la convicción de que la participación de los trabajadores y las trabajadoras en el control y en el gobierno de la actividad empresarial -legitimada en virtud de su contribución esencial en ella- resulta decisiva para impulsar la eficiencia y la capacidad de innovación internas, aparte de sus virtualidades cara a la consolidación de empresas más positivas para la sociedad. Una convicción, además, que no responde a la pura especulación teórica. La refrendan, aparte de notables trabajos empíricos, abundantes experiencias prácticas (aunque las hay de todo tipo): desde cooperativas y empresas que voluntariamente aplican sistemas de participación accionarial del personal hasta grandes empresas con sistemas de cogestión obligatoria en muchos países europeos de economía avanzada; experiencias que en muchos casos muestran niveles punteros de eficiencia y desempeño económico que las empresas convencionales, al margen de -en general- mejores impactos en la sociedad. Y que, sin ser el paraíso, esbozan un horizonte posible hacia el que avanzar en España. Un horizonte, por otra parte, alineado en buena medida con lo que vienen proponiendo reiteradamente desde hace años la Comisión y el Parlamento europeos -si bien con propuestas centradas siempre en el fomento de procesos participativos de aceptación voluntaria por parte de las empresas-.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Naturalmente, es un objetivo al que se enfrentan con toda radicalidad los actores que ejercen un dominio hegemónico en los sistemas de gobierno corporativo -los grandes accionistas e inversores ante todo, pero también los altos directivos y las entidades que financian la actividad empresarial-, porque esa posición hegemónica les permite extraer sistemáticamente del proceso productivo un valor muy superior al que se corresponde a su contribución real</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>(puede verse una excelente argumentación sobre esto</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ec.europa.eu/futurium/en/system/files/ged/ind_corp_change-2013-lazonick-1093-128_0.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span>aquí</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>). Una posición que, al margen de la injusticia sistémica que supone, socava profundamente la potencialidad de desarrollo de las propias empresas a largo plazo. Y con ello, del conjunto de la economía nacional.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify">* Publicado originalmente en Ágora (<a href="https://www.agorarsc.org/eficiencia-economica-y-participacion-laboral-en-el-gobierno-de-la-empresa/">https://www.agorarsc.org/eficiencia-economica-y-participacion-laboral-en-el-gobierno-de-la-empresa/</a>)</p>¿Conversión milagrosa de las grandes empresas a un capitalismo guay?*tag:comunidadetnor.ning.com,2020-03-26:5374014:BlogPost:677272020-03-26T10:45:29.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>Este artículo ha sido redactado a comienzos de marzo, antes de la extensión en España de la pandemia del coronavirus. La gravedad de la situación y la urgencia de alinear a todos los colectivos sociales en su afrontamiento ratifican -en opinión de quien esto escribe- la convicción acerca de la insuficiencia de los planteamientos voluntaristas de responsabilidad social de las grandes empresas -aunque puedan ser útiles cuando…</i></font></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>Este artículo ha sido redactado a comienzos de marzo, antes de la extensión en España de la pandemia del coronavirus. La gravedad de la situación y la urgencia de alinear a todos los colectivos sociales en su afrontamiento ratifican -en opinión de quien esto escribe- la convicción acerca de la insuficiencia de los planteamientos voluntaristas de responsabilidad social de las grandes empresas -aunque puedan ser útiles cuando son sinceros- y de la exigencia paralela de una regulación pública más severa para exigirla.</i></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Como se ha destacado abundantemente, se han venido produciendo desde el pasado verano diversas manifestaciones de importantes plataformas y líderes empresariales que parecen reflejar un punto de inflexión en torno a la misión de la empresa: una arrobada toma de conciencia de la necesidad de cambiar de criterios y comportamientos, para apostar -ahora ya de forma realmente decidida y auténtica- por una mayor responsabilidad social y por la ilusionante conversión a lo que denominan un “capitalismo de</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>stakeholders</i></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">”. Es decir una concepción de la empresa que se oriente no sólo hacia la maximización del beneficio de los accionistas, sino hacia la óptima creación de valor para todas sus partes interesadas, así como a minimizar los impactos negativos en el medio ambiente y la sociedad. Es ése el sustrato común de la declaración de 181 presidentes o consejeros delegados de grandes empresas miembros del Business Rountable</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>(“</span></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://opportunity.businessroundtable.org/wp-content/uploads/2019/08/BRT-Statement-on-the-Purpose-of-a-Corporation-with-Signatures.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>Statement on the Purpose of a Corporation</span></i></font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>”</span></i></font></font></font><font color="#416738"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>)</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y del</span></font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://es.weforum.org/agenda/2019/12/manifiesto-de-davos-2020-el-proposito-universal-de-las-empresas-en-la-cuarta-revolucion-industrial/"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Manifiesto del Foro Económico Mundial de Davos</span></font></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>, complementados por</span></font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/economia/2019/12/01/actualidad/1575223867_871176.html"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>artículos en el mismo sentido del Presidente del Foro (Klaus Schwab)</span></font></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">y por una nueva carta anual (</font></font></font><a href="https://www.blackrock.com/corporate/investor-relations/larry-fink-ceo-letter"><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">“</font></font></font></u></span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>A fundamental reshaping of finance</i></font></font></font></u></span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">”</font></font></font></u></span></font></a><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">) del CEO de BlackRock (una de las mayores gestoras de fondos de inversión del mundo) a los máximos ejecutivos de las empresas en que invierte, aconsejando determinantemente replanteamientos estratégicos en la dirección señalada.</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Desde luego, no se trata de nada nuevo: todo forma parte de la filosofía de la responsabilidad social empresarial (RSE) en su versión más convencional, y además con una considerable carga de inconcreción y ambigüedad. Pero numerosos informadores y analistas han creído apreciar en esta concatenación de declaraciones y en su rotundidad la generalización de un convencimiento mayor en torno a la necesidad -y no sólo la conveniencia- de esta orientación, que estaría marcando el camino de un nuevo modelo de empresa y de capitalismo, más consciente de los peligros a que aboca el modelo dominante y de las oportunidades que podría propiciar para todos (y para las propias empresas) el nuevo modelo. Algo que muchos observadores -incluso alguno habitualmente crítico con las malas prácticas empresariales- han valorado como</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/economia/2020/01/29/actualidad/1580317687_361260.html"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">“un cambio fundamental”</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">, en cuanto que estaría anunciando una firme incorporación dela RSE en el propósito y en la misión de las empresas.</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Ciertamente, no se debe desechar sin más la importancia de estas manifestaciones -tanto por lo que dicen como por quiénes lo dicen, como ha escrito</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.enriquedans.com/2019/08/friedman-enterrado-y-pisoteado-redefiniendo-la-funcion-de-la-empresa.html"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Enrique Dans</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- ni los posibles aspectos positivos de este aparente cambio de rumbo. Pero no es posible contemplarlas sin escepticismo: es difícil no pensar que se limitarán a ser una más de las innumerables maniobras de reputación-marketing-lavado de imagen a las que tan acostumbrados nos tienen las grandes empresas y sus plataformas promocionales (son muy recomendables al respecto los artículos que han dedicado al tema</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/la-declaracion-de-los-ceos-norteamericanos-el-comienzo-del-fin-del-friedman/"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Helena Ancos</span></font></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">y Antonio Vives -</font></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/el-proposito-de-la-empresa-responsable-punto-de-inflexion-se-consolida/"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">éste</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">,</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://cumpetere.blogspot.com/2020/01/capitalismo-de-los-stakeholders-surge.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed:+PromocinDeLaResponsabilidadSocialDeLaEmpresaEnIberoamrica+(Mirada+cr%C3%ADtica+a+la+Responsabilidad+Social+de+la+Empresa+en+Iberoam%C3%A9rica)"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">éste</font></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">y</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://cumpetere.blogspot.com/2020/01/proposito-proposito-y-mas-proposito-la.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed:+PromocinDeLaResponsabilidadSocialDeLaEmpresaEnIberoamrica+(Mirada+cr%C3%ADtica+a+la+Responsabilidad+Social+de+la+Empresa+en+Iberoam%C3%A9rica)"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">éste</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><u>-</u></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">). Convendría, en este sentido, no olvidar que todos los documentos mencionados parten de una premisa compartida, que es la que subyace a la concepción dominante de la RSE: una incuestionable voluntariedad de las empresas para poner en práctica la reorientación que pretendidamente propugnan, descartando toda intervención pública que obligue a ello. Una voluntariedad, por otra parte, absolutamente unilateral: se trata de atender mejor los intereses de todas las partes interesadas y de retribuir más justamente su contribución al valor generado a través, todo lo más, del diálogo con ellas, pero reservándose siempre la empresa la decisión de lo que debe hacerse. Un propósito que -por mucho que se lo revista de responsabilidad social- recuerda no poco al más puro despotismo ilustrado: “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”, desde la perspectiva de que la empresa sabrá interpretar lo que la sociedad necesita y quiere y sabrá satisfacerlo de forma equilibrada y justa. Y naturalmente, quien dice la empresa dice quien manda en ella: los grandes accionistas , en alianza con los máximos ejecutivos. Todo, además, en el marco de una hipótesis que no deja de ser discutible: la presunta convicción de que la búsqueda del óptimo valor equilibrado para todas las partes interesadas acabará optimizando a la larga el valor generado para los accionistas, en un permanente e idílico ejercicio de “</font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>win-win</i></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">” en el que todos ganan, porque la renuncia de los accionistas al máximo beneficio a corto plazo permanente para ofrecer mejores retribuciones a las restantes partes interesadas -una inversión- permitiría la optimización de la evolución del beneficio a la larga.</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">El problema, claro, es que este discurso tiene muchas sombras (</font></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://diarioresponsable.com/opinion/23261-los-limites-de-la-rse-moreno-izquierdo"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">a las que ya me he referido en alguna ocasión</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">).</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Ante todo, porque la presunción de que todos -y también la propia empresa- pueden ganar con una actuación corporativa siempre socialmente responsable es una hipótesis sobre la que dista de existir evidencia empírica sólida. Hay casos en que, sin duda, sí se cumple, pero hay muchos otros en que no está nada claro. Y en estos últimos, lo que la evidencia muestra es que, si la empresa dispone de suficiente margen de maniobra (de suficiente poder de mercado) y si no hay capacidad reguladora que se lo impida, deja inapelablemente de lado todo prurito de responsabilidad con sus partes interesadas para buscar su beneficio. Por eso la irresponsabilidad suele ir de la mano con la dimensión, porque la gran empresa dispone frecuentemente del poder necesario para no atender responsablemente a los colectivos con los que se relaciona. En definitiva, el “</font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>win-win</i></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">” puede funcionar cuando resulta evidente para la empresa, pero en caso contrario, persigue sólo ganar ella, caiga quien caiga.</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En segundo lugar, no caben menos dudas de que pueda generalizarse entre accionistas y directivos esa inteligencia a largo plazo en que se basa la hipótesis: supone en la práctica</font></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>una recompensa demasiado lejana y etérea frente a las incontenibles urgencias del presente. En el implacable mundo de la empresa, el largo plazo es demasiado largo. Es muy difícil para la empresa -y especialmente para la cotizada- disponer de la paciencia necesaria para esperar con templanza los benéficos efectos que a la larga pudiera rendir la RSE, dejando de lado los beneficios extraordinarios que pueden conseguirse en el corto plazo merced a la utilización de criterios menos exigentes. No es de extrañar, así, que la voluntad de RSE se limite habitualmente a aspectos poco relevantes que no puedan poner en cuestión los resultados del ejercicio, por mucho que pudieran fortalecer a largo plazo su reputación y su solidez económica.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En tercer lugar, es que, aunque las empresas quisieran actuar siempre con criterios de responsabilidad y de inteligencia largoplacista, el ecosistema en el que viven lo hace a menudo muy difícil. Porque, frente a lo que la hipótesis presume, el mercado no siempre premia rápida y significativamente los comportamientos responsables. Es más, hay segmentos relevantes del mercado que sistemáticamente hacen lo contrario: muy especialmente, determinados agentes de los mercados financieros, como muchos inversores institucionales, en muchos casos inevitablemente cortoplacistas y cada día con mayor capacidad para condicionar decisivamente las decisiones empresariales (sobre todo, en el caso de las grandes empresas cotizadas). Agentes, por eso, que incentivan decisiones empresariales también cortoplacistas y que, en consecuencia, penalizan las decisiones basadas en criterios de largo plazo, de sostenibilidad y de responsabilidad social.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Son las debilidades básicas de la concepción empresarial de la RSE, al margen de las que derivan de su muy frecuente utilización torticera sólo con criterios cosméticos-publicitarios. Debilidades que siguen afectando de lleno a las mencionadas declaraciones recientes sobre el “capitalismo de</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>stakeholders</span></i></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>”, que no dejan de ser -como ha escrito</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ctxt.es/es/20200203/Firmas/30756/Manuel-Gari-davos-suiza-foro-economico-mundial-capitalismo.htm"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Manuel Garí</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>- una simple “retahíla de consejos morales y de buenas prácticas empresariales sin reflexión sobre las causas de los problemas”. Por una parte, porque resulta difícil confiar en la sinceridad de esos buenos propósitos, a la vista de la realidad de muchas de las empresas que dicen apoyarlos. Ni siquiera Larry Fink aplica con una mínima radicalidad sus recomendaciones en la política inversora de BlackRock. Pero, por otra, porque, aunque creyéramos en su sinceridad, ¿quién nos asegura que van a llevarla a la práctica cuando surja alguno de los inconvenientes que apuntaba antes?</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Sólo una mayor exigencia reguladora y un mayor rigor supervisor -no sólo sobre las empresas, también sobre los mercados financieros que incentivan el cortoplacismo- puede garantizar que las empresas -y sobre todo las muy grandes- se comporten de una forma socialmente responsable, les resulte rentable o no a corto plazo. Y sólo se podrá tener cierta seguridad de que atenderán más adecuada y justamente los intereses de las diferentes partes interesadas, y les darán voz y capacidad de influencia, si la ley obligara a las empresas a incluir a dichos patícipes en los procesos de toma de decisiones y en los órganos de gobierno.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Por eso, frente a los discursos bien intencionados o simplemente reputacionales-legitimadores, quienes aspiren de verdad a que las empresas sean más positivas para todos los actores que contribuyen a su actividad, así como para la sociedad y para el medio ambiente, deben exigir también -sin descartar e incentivar la buena voluntad- leyes más exigentes. Y entre ellas, las que abran el camino a una participación más efectiva de los partícipes básicos en sus sistemas de gobierno: es decir, reformas legales que posibiliten el progreso hacia una democratización efectiva de las empresas, y fundamentalmente de las grandes, que son las que producen mayores externalidades negativas y mayores impactos nocivos en la sociedad y en el medio ambiente. Aunque sean ideas que exasperan a las élites económicas, no dejan de ser posibilistas y desde luego posibles. En muchos países europeos hay medidas que obligan a una -modesta- participación laboral en el gobierno de las empresas y no se han hundido sus economías: todo lo contrario, son las más sólidas y menos desiguales (como lo recuerda M. Pikkety en</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>Capital e ideología</span></i></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>, que considera que avanzar en esa dirección es uno de los requisitos esenciales para el progreso social y para superar el impasse de la socialdemocracia actual). Es, también, lo que viene defendiendo para Estados Unidos -y muy consistentemente- una persona tan moderada, pero tan lúcida, como</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ctxt.es/es/20191225/Politica/30164/elizabeth-warren-multinacionales-partido-democrata-gobierno-coalicion.htm"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Elizabeth Warren</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Desde luego, una nutridísima serie de analistas y teóricos, directivos, medios de comunicación y grupos de presión han venido alertando desde hace mucho -con abrumador respaldo académico e institucional y enorme apoyo de los grandes intereses económicos- acerca de la insensatez jurídica, económica y empresarial de propuestas de este tenor. Pero no está de más añadir que cada día es mayor la evidencia de los desastres a que está conduciendo en la práctica el modelo empresarial dominante, así como mayores son también el cuestionamiento de la prioridad de los accionistas en la empresa y la solidez de los argumentos de quienes defienden la legitimidad jurídica y económica de la participación en el sistema de gobierno corporativo de los agentes que contribuyen a la generación de valor empresarial de forma más significativa (doy detalles de esto</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://revistaeconomiacritica.org/sites/default/files/JAMoreno_empresa-accionarial-participativa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>aquí</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>).</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En conclusión, frente a las proclamas del Business Roundtable, del Foro de Davos y similares, quizás sea hora ya de discutir abiertamente la falsa idea de que los accionistas son los dueños exclusivos de las empresas (o, cuando menos, el colectivo más importante en su actividad) y de que, por tanto, éstas deben estar gobernadas únicamente por ellos y perseguir ante todo sus intereses. ¿Lo aceptarán voluntariamente los grandes acionistas?</font></font></p>
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<p class="western">* Artículo publicado en "<em>Ágora</em>": </p>
<p class="western"><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/conversion-milagrosa-de-las-grandes-empresas-a-un-capitalismo-guay/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>https://www.agorarsc.org/conversion-milagrosa-de-las-grandes-empresas-a-un-capitalismo-guay/</span></font></font></a></u></span></font></p>
<p class="western"></p>Busquemos la inspiración en Elizabeth Warren*tag:comunidadetnor.ning.com,2019-12-30:5374014:BlogPost:670102019-12-30T10:22:51.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p align="justify" class="western"><font face="Calibri, sans-serif">La izquierda europea suele valorar de forma demasiado condescendiente los planteamientos políticos</font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>de la izquierda</span></font> <font face="Calibri, sans-serif">demócrata de EEUU. Seguramente, tiene razones sobradas para hacerlo. Pero es una actitud que en ocasiones impide apreciar adecuadamente iniciativas de interés, que podrían resultar inspiradoras en el viejo continente.…</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">La izquierda europea suele valorar de forma demasiado condescendiente los planteamientos políticos</font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>de la izquierda</span></font> <font face="Calibri, sans-serif">demócrata de EEUU. Seguramente, tiene razones sobradas para hacerlo. Pero es una actitud que en ocasiones impide apreciar adecuadamente iniciativas de interés, que podrían resultar inspiradoras en el viejo continente. Quizás sea uno de estos casos lo que viene proponiendo frente a las grandes corporaciones de su país la candidata a las primarias del Partido Demócrata Elizabeth Warren.</font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">No hace falta insistir, por evidente, en el peligro que para la democracia representa el crecimiento de la capacidad de condicionamiento de las grandes empresas. Una capacidad que -como también resulta patente- no se limita a la vertiente económica, sino que alcanza a prácticamente a todas las dimensiones de la vida. Pero que deriva ante todo del poder de mercado que las confiere su tamaño: un poder que</font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">viene aumentando intensamente a lo largo de las últimas décadas,</font></font> <font face="Calibri, sans-serif">como incluso la literatura académica ortodoxa atestigua cada vez más rotundamente (ver, por ejemplo,</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/economia/2018/10/11/actualidad/1539268027_010900.html"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif">y</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.nber.org/papers/w23687.pdf"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">).</font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Ciertamente, abundan también -y desde hace no poco tiempo- las llamadas de atención frente a ese peligro multidimensional (pueden verse ejemplos cercanos</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://icariaeditorial.com/archivo/libros.php?id=1567"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">aquí</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">y</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://icariaeditorial.com/archivo/libros.php?id=1632"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">aquí</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">), que se vienen haciendo en nuestros días particularmente frecuentes en el caso de las grandes corporaciones tecnológicas: tanto por la propia rapidez de su crecimiento como por los específicos problemas sociales -que entran en el terreno de las más negras distopías- que pueden provocar (ver a este respecto un ejemplo reciente</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/elpais/2019/10/04/ideas/1570189971_000536.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">aquí</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">). Pero es algo, no obstante, que todavía se refleja muy débilmente -salvo en facetas concretas, como la problemática fiscal- en los programas políticos de los partidos progresistas que tienen más posibilidad de gobernar (¿quizás porque es una posibilidad que se alejaría si afrontaran este problema con mayor decisión?).</font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Curiosamente, las excepciones más notables en este panorama se encuentran en dos países en los que la izquierda ha venido siendo sensiblemente acomodaticia con la gran empresa. Son los casos del Partido Laborista en el Reino Unido -que ha hecho de esta cuestión un</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.eldiario.es/internacional/Partido-Laborista-Reino-Unido-socialdemocracia_0_968003862.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">elemento central de su programa</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- y de algunos de los pre-candidatos a la presidencia en las elecciones de 2020 en Estados Unidos del habitualmente tan comedido Partido Demócrata: especialmente, Bernie Sanders -el más abiertamente crítico con el sistema- y</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>-como ha destacado en más de una ocasión</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-10-16/la-mujer-que-esta-plantado-cara-a-quienes-mueven-los-hilos_1460780/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Esteban Hernández</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>-, la más moderada Elizabeth Warren</span></font></font><font color="#1A1A1A"><font face="ArialMT, sans-serif"><font size="2"><span>.</span></font></font></font> <font color="#1A1A1A"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Una veterana mujer que parece surgida del cine de Frank Capra: como su inolvidable “</span></font></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.filmaffinity.com/es/film880623.html"><font color="#1A1A1A"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">caballero sin espada</font></font></font></a></u></span></font><font color="#1A1A1A"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>”, de origen humilde, ejemplo de autosuperación y armada sólo de coraje, rectitud y buenos argumentos. Y además, brillante y exitosa pese a las dificultades, senadora, ex-profesora de Derecho de la Universidad de Harvard y siempre combativa, aunque alejada de todo extremismo. Pero</span></font></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>con una radicalidad analítica que no deja de asombrar en una figura política de su talante. Una mujer, por otra parte, que reivindica ante todo en este terreno algo tan aparentemente compatible con la economía de mercado como la defensa de la competencia. Pero tan subversivo del orden dominante. En esa medida, y dada la pujanza de su candidatura, no está de más reparar en su programa.</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Un programa centrado en un incremento de la intervención pública en la economía que produce espanto en la derecha republicana, pero también en los sectores demócratas más conservadores, y que pilota en torno a la gratuidad sanitaria y educativa, a notables mejoras laborales, al fortalecimiento del sindicalismo y a subidas impositivas y lucha contra la evasión fiscal de grandes fortunas y grandes empresas. Pero que concede una importante atención también a la necesidad de frenar el poder y de modificar la lógica de funcionamiento de las mayores corporaciones, así como la influencia que en ellas ejercen los mercados de capitales y los inversores institucionales. Aspectos todos que se apoyan en buena parte en el sólido trabajo reflexivo de uno de los muchos think-tanks demócratas, el</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://rooseveltinstitute.org/about/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Instituto Roosevelt</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>, que -como he apuntado en</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.eldiario.es/zonacritica/Nuevas-propuestas-economicas-cuna-Imperio_6_904019608.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">otra ocasión</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>- viene desarrollando sobre estos temas una muy sólida línea analítica y propositiva. Argumentos, por otra parte, y en ello estriba la profundidad de sus implicaciones, que no se centran únicamente en el poder de mercado: el problema no radica sólo en el tamaño, sino en el carácter de las grandes corporaciones y en la íntima imbricación que establecen con los mercados de capitales y los inversores institucionales.</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Es un carácter que viene determinado por la soberanía que en ellas tienen los accionistas mayoritarios, que imponen sistemas de gobierno corporativo dominados casi absolutamente por ellos y focalizados hacia la persecución desequilibrada de sus intereses, que suelen coincidir con la maximización continua -y frecuentemente forzada- del beneficio, para impulsar permanentemente el valor de la acción. Algo de lo que derivan estrategias muchas veces ultracortoplacistas -aunque en este punto, alguna gran tecnológica es una excepción-, que marginan y perjudican sistemáticamente los intereses de los restantes agentes implicados en su actividad y los del conjunto de la sociedad.</font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Se trata de una forma de gobierno y de unas estrategias que se ven impulsadas por las pautas de financiación en que cada vez más claramente se apoyan las grandes empresas: pautas en las que la financiación bancaria tradicional se ve crecientemente sustituida por la financiación a través del mercado de capitales -de la bolsa-, vía inversión accionarial y en deuda, y por la destacada participación que en esa inversión asumen los grandes inversores institucionales (fundamentalmente, los grandes fondos de inversión). Inversores inevitablemente cortoplacistas, porque tienen que perseguir obligadamente la maximización permanente del valor patrimonial de las inversiones de sus partícipes, con lo que refuerzan y potencian acusadamente la estrategia accionarial de las grandes empresas.</font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Pues bien, las propuestas de Warren se dirigen a este doble problema:</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><b>poder de mercado</b></span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><b>modelo de gobierno y de funcionamiento</b></span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>de las grandes empresas.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><b>Poder de mercado</b></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>En cuanto a la primera faceta</span></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>,</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>la senadora ha denunciado con claridad meridiana cómo el poder monopolista u oligopolista de las mayores empresas está pervirtiendo las reglas del juego de las economías de mercado, desvirtuando la competencia: asfixiando a empresas rivales, frenando la consolidación y expansión de otras empresas, imponiendo precios y salarios, condicionando la actuación de competidores, proveedores y clientes, eludiendo el pago de impuestos y distorsionando el funcionamiento general del mercado. Efectos todos que, sumados a la destrucción de empleo y al deterioro de las condiciones de trabajo para lo que en no pocos casos utilizan las grandes corporaciones las innovaciones tecnológicas -como recordaba hace poco el profesor</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/economia/2019/10/24/actualidad/1571927180_458378.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Costas</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>-, contribuyen decisivamente a la demolición del pacto social en que se ha asentado el progreso de las economías desarrolladas desde el final de la II Guerra Mundial y a la erosión de la propia democracia. Frente a ello, Warren defiende con contundencia la necesidad de incrementar la regulación y la tributación de las grandes empresas, de dificultar las adquisiciones y fusiones que respondan prioritariamente a la ambición de aumentar dimensión y -particularmente para el caso de las grandes tecnológicas- de trocear los conglomerados empresariales en diferentes empresas que se dediquen a los diferentes segmentos de negocio que integran.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><b>Modelo de gobierno</b></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Son propuestas que se complementan -y que alcanzan su pleno sentido- con el segundo de los problemas mencionados: el modelo de gobierno, de funcionamiento y de financiación de las grandes empresas. Por una parte, frente a la capacidad de influencia que en ellas -y en todas las empresas cotizadas- llegan a adquirir los grandes inversores institucionales, la senadora Warren ha promovido un importante proyecto de ley, de título que en España parecería producto del izquierdismo más radical: “</span></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.warren.senate.gov/imo/media/doc/2019.7.17%20Stop%20Wall%20Street%20Looting%20Act%20Text.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>Stop Wall Street Looting Act</i></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>” (“Proyecto de Ley para frenar el saqueo de Wall Street”), que persigue ante todo mitigar la facilidad con que las empresas recompran sus propias acciones y la capacidad de los fondos de inversión y de alto riesgo para adquirir participaciones sustanciales en las empresas para extraer de ellas la máxima rentabilidad especulativa -las máximas plusvalías- en el menor tiempo posible. Formas de actuación, ambas, que suelen aparejar drásticos procesos de reducción de costes y de inversiones con el objetivo de incrementar al máximo y cuanto antes el valor de la acción: para aumentar los rendimientos inmediatos de los accionistas y para que los inversores puedan vender en cuanto sea económicamente rentable esas participaciones. Todo a riesgo de afectar muy negativamente la solvencia y la sostenibilidad de las empresas en cuestión y de debilitar gravemente el conjunto del tejido productivo nacional.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Todo ello se complementa con una línea de acción paralela que está en la base de otro proyecto de ley presentado por la senadora: “</span></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.congress.gov/bill/115th-congress/senate-bill/3348/text"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>Accountable Capitalism Act</span></i></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>” (“Proyecto de Ley para un capitalismo responsable”). Un proyecto en el que Warren, entre otras cosas, propone un cambio radical en el gobierno de las grandes empresas (las que superen la cifra de negocio de mil millones de dólares). En esencia, una modificación sustancial en la composición de los consejos de administración de este tipo de compañías, para que obligatoriamente un 40% de sus miembros sean empleados elegidos por el conjunto de la plantilla, sin necesidad de que adquieran previamente acciones de la empresa y sin mediaciones de la dirección ni del accionariado. Es decir, un cambio fundamental en el ógano básico de gobierno de las grandes corporaciones, en línea con los modelos de cogestión más avanzados de algunos países europeos. Desde luego, es algo que no supone automáticamente una revolucionaria democratización plena de las empresas (que, entre otras cosas, requeriría también el acceso a los órganos de gobierno de otros agentes básicos en la actividad empresarial) ni su transformación en entidades decididamente solidarias con la sociedad. Pero sí, sin duda, un impulso decisivo en esa dirección, en la medida en que posibilitaría un sistema de gobierno más participativo, la reducción de la unilateralidad de las decisiones y una menor obsesión por la maximización cortoplacista del valor de la acción (y de todos los desequilibrios que tanto a nivel interno como a nivel macro genera). Y que permitiría también avanzar hacia la paulatina conformación de empresas más responsables y sostenibles, porque</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>la presencia signficativa de representantes de los trabajadores en los órganos de gobierno corporativo puede paliar la polarización de la gestión empresarial hacia el exclusivo interés de los accionistas y de los altos directivos e impulsar formas de gestión más sensibles con el largo plazo, más sostenibles y más responsables hacia todas las partes afectadas y hacia el conjunto de la sociedad: horizontes y objetivos frente a los que los empleados son normalmente mucho más receptivos que los grandes accionistas y altos directivos. Horizontes y objetivos más propicios, en definitiva, para que las grandes empresas se orienten hacia la búsqueda de un valor más compartido y equilibrado para la comunidad. Y seguramente también para que pueda reducirse el enorme grado de desigualdad en las retribuciones que existe en el interior de estas grandes corporaciones y para que, incluso, pueda mitigarse el inmenso poder de condicionamiento político que tienen en la actualidad, porque los intereses políticos de los accionistas mayoritarios y de los altos directivos se controlarían y compensarían internamente -al menos, en alguna medida- por los intereses de los trabajadores.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><b><span>Buenas razones</span></b></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Algo, por otra parte, que no implicaría inevitablemente -como el poder empresarial y la Economía dominante postulan- el descontrol y la ineficiencia de las empresas que adoptaran este modelo de gobierno. Por una parte, una cada vez más sólida literatura académica sostiene lo contrario (ver mi colaboración en el</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-32-Reivindicando-la-democracia-en-la-empresa.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>nº 32 de Dossieres EsF</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>): algo a lo que ha hecho notables aportaciones el citado Instituto Roosevelt</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>(pueden verse dos referencias especialmente interesantes</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://rooseveltinstitute.org/wp-content/uploads/2019/04/Roosevelt-Institute_2021-Report_Digital-copy.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>aquí</span></font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3309431"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>aquí</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>). Por otra, porque una ya profusa evidencia empírica demuestra que los numerosos casos de empresas que adoptan modelos de gobierno en los que participan los trabajadores (sea voluntariamente o por leyes que en determinados casos obligan a ello) no presentan mayoritariamente comportamientos peores en términos económicos que las empresas convencionales. Al contrario, son considerables los indicios -aunque ciertamente no determinantes- que inducen a valorar muy positivamente este tipo experiencias, tanto para para las propias empresas y la economía general como para los trabajadores, las comunidades locales y el conjunto de la sociedad (pueden verse numerosas referencias</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.efesonline.org/LIBRARY/2018/Employee%20share%20ownership%20-%20Benefits%20and%20risks%20-%20Facts%20and%20policies.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>aquí</span></font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.nceo.org/article/research-employee-ownership"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>aquí</span></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>).</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Por todo ello, no estaría de más que el todavía hipotético (a la fecha en que se escribe este artículo) gobierno de coalición de nuestro país dedicara a estas cuestiones alguna atención. Aunque no resulte extraño que no figuren entre sus prioridades, dada su debilidad, no debería olvidarse que buena parte de nuestro futuro económico y político -de nuestra calidad de vida, de nuestra democracia y de nuestras libertades- depende de ellas.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify">* Artículo publicado en Contexto, el 24/12/2019.</p>Una empresa participativa para una economía más democrática y mejor *tag:comunidadetnor.ning.com,2019-11-23:5374014:BlogPost:672012019-11-23T16:19:05.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se hace cada día más evidente la constatación de las limitaciones del modelo económico dominante. Y frente a ello, surgen -por fortuna- cada vez más propuestas acerca de la necesidad de replantear la economía desde perspectivas alternativas, que posibiliten una economía mejor: con mayores niveles de democracia, equidad, justicia y sostenibilidad. Parece obvio que una de las dimensiones imprescindibles de ese necesario replanteamiento tiene que…</font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se hace cada día más evidente la constatación de las limitaciones del modelo económico dominante. Y frente a ello, surgen -por fortuna- cada vez más propuestas acerca de la necesidad de replantear la economía desde perspectivas alternativas, que posibiliten una economía mejor: con mayores niveles de democracia, equidad, justicia y sostenibilidad. Parece obvio que una de las dimensiones imprescindibles de ese necesario replanteamiento tiene que ver con el gobierno de las empresas, y muy especialmente de las grandes.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Recordemos, en este sentido, que el modelo de gobierno más extendido -y considerado óptimo- en la gran empresa cotizada de nuestro tiempo es el accionarial, basado en la soberanía de los accionistas, que controlan abrumadoramente los órganos de gobierno en las empresas convencionales. Una soberanía frecuentemente teórica, porque los altos directivos suelen influir decisivamente en ese gobierno, condicionándolo en su favor, a menudo en el contexto de una innegable alianza cortoplacista con los grandes accionistas, no pocas veces a costa de la sostenibilidad de la empresa en el medio y largo plazos.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Es un modelo caracterizado, así, por una visión patrimonialista de la empresa y por el rechazo a la participación de los trabajadores (y de otros agentes básicos), que se ha venido consolidando desde finales de la década de 1970, en el marco de la ofensiva neoliberal -de la que constituye un pilar fundamental- y de los intereses de los mercados financieros, crecientemente condicionadores de la estrategia de las grandes empresas y crecientemente alineados</font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>con la maximización del valor accionarial como criterio indiscutible de gestión.</span></font> <font face="Calibri, sans-serif">Un modelo, además, consagrado por la teoría económica ortodoxa como el más eficiente y justo (en un ejemplar ejercicio de justificación del orden dominante).</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se trata de una pretensión que choca con la vocación intuitiva de extender la democracia a la empresa que ha caracterizado a amplios sectores del pensamiento progresista y del movimiento obrero. Una pretensión, también, frente a la que se viene afirmando desde finales del pasado siglo una sólida contra-argumentación teórica que defiende lo contrario: que lo justo, legítimo e incluso más eficiente es una forma participativa de gobierno corporativo en la que estén representados todos los agentes esenciales en la vida de la empresa, y muy especialmente los trabajadores, en cuanto que actores particularmente fundamentales y más directamente intervinientes en y afectados por su actividad. Una forma participativa de gobierno que apunta hacia un modelo claramente alternativo y democratizador de la empresa.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Son varias las razones que fundamentan esta reacción. Apunto a continuación las principales.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>1. Razones jurídico-políticas</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Ante todo, es preciso rechazar la falacia de que la gran corporación es un objeto de propiedad de sus accionistas, que por eso tendrían derecho exclusivo a gobernarla. A diferencia de la pequeña empresa particular, en la grande los accionistas son simplemente los propietarios de las acciones de una sociedad (limitada o anónima) que sirve de instrumento para la inversión del capital financiero que -entre otros capitales- necesita la empresa para su funcionamiento, pero no son sus “dueños”: la empresa es algo mucho más amplio que una sociedad accionarial y no tiene propiedad exclusiva. Por eso, y muy especialmente en el caso de grandes empresas, su gobierno -como sucede con los Estados- debe ser ejercido por todos aquellos que intervienen directamente en ella y que se ven afectados significamente por su actividad. Es un derecho de ciudadanía que no tiene por qué limitarse a la esfera pública.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Un derecho, por otra parte, que no puede reducirse al ámbito de la gestión concreta del proceso de trabajo, sino que se extiende al ámbito de los fines:</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>a cuáles y cómo se persiguen y a cómo se reparten los resultados del proceso productivo.</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>Un derecho, además, que no puede ser restringido por la objeción de que permitirlo conduciría a la participación en el gobierno de la empresa de agentes sin el conocimiento apropiado para desempeñar esa función. Al margen de que es un derecho que puede ser delegable y de que ese presunto desconocimiento seguramente es menor que el de muchos accionistas, el argumento podría ser esgrimido también para combatir la democracia política, y, sensu contrario, para que quienes la defienden lo hagan también en el ámbito empresarial. Sea como fuere, es algo que recuerda que la democracia laboral sólo podrá ser eficaz si se da una serie de precondiciones básicas: particularmente, que los trabajadores dispongan de la capacidad asociativa y de la motivación, disponibilidad y formación necesarias.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>2. Razones microeconómicas</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Para la teoría económica dominante, el gobierno de la empresa debe corresponder a los accionistas porque desempeñan una función excepcional en ella. Excepcionalidad que -desechado el argumento de la propiedad- deriva, en esencia -</span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/de-la-rse-a-la-democracia-en-la-empresa-un-objetivo-de-progreso/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>como ya he comentado en estas mismas páginas en alguna otra ocasión</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>-, de algunas de las siguientes características: ser los únicos agentes que tienen contratos incompletos (los que no permiten cubrir todas las incidencias que se pueden presentar a lo largo de su duración); ser los únicos que realizan inversiones específicas (las orientadas de forma muy concreta a la empresa y que perderían parte de su valor en usos alternativos) y los únicos que asumen riesgos residuales (los que surgen en caso de mal funcionamiento del proyecto empresarial ) -o quienes realizan esas inversiones y asumen esos riesgos de forma esencial-; o ser los agentes a cuyo mando se minimizan los costes de transacción en la empresa.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Son esas excepcionalidades las que explicarían la posición especialmente frágil -por arriesgada- de los accionistas -que hay que proteger especialmente- o su capacidad de liderazgo diferencial y las que justificarían que se les compense con el monopolio del gobierno de la empresa y con la apropiación del beneficio residual. La base, por tanto, del pretendido fundamento teórico del modelo de empresa accionarial.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Pero, son argumentaciones frente a las que se viene consolidando una crítica teórica crecientemente firme, basada en</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>la muy cuestionable verosimilitud de las hipótesis en que se basan las justificaciones apuntadas (ver sobre esto mi colaboración en</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-32-Reivindicando-la-democracia-en-la-empresa.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Dossieres EsF nº 32</span></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>.</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Ante todo, por la evidencia de que ni la empresa se crea sólo con el capital accionarial ni es este capital el único que contribuye a la generación de valor: también contribuyen otros, y muy especialmente el aportado por el factor trabajo. Por otra parte, por el irrealismo de la hipótesis de los contratos completos, que implicarían condiciones perfectas para su firma (igualdad de condiciones, simetría informativa, exacta justicia de las retribuciones, absoluta libertad para el acuerdo...), lo que hace prácticamente imposible su existencia en la realidad: antes bien, todos los contratos en la empresa son incompletos -y desde luego, los laborales-. En tercer lugar, porque resulta muy difícil aceptar que sean únicamente los accionistas quienes asumen riesgos residuales. Y no sólo porque esos riesgos son cada vez menores para ellos, a medida que aumenta la posibilidad de diversificación de carteras y los mercados financieros permiten unas crecientes negociabilidad y liquidez del capital aportado. También porque es innegable que otros colectivos asumen crecientemente ese tipo de riesgos, y muy especialmente los trabajadores, a los que la mala evolución o la crisis del proyecto empresarial puede afectar frecuentemente más que a los propios accionistas; y tanto más cuanto que habitualmente tienen menos capacidad de salida que éstos. Finalmente, porque tampoco es creíble que sean sólo los accionistas quienes realizan inversiones específicas o porque sean las suyas las únicas esenciales: también lo son las que realizan otros agentes, y particularmente las de los trabajadores en capital humano y en compromiso general con la empresa.</font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">En definitiva, la pretendida justificación de la soberanía de los accionistas no respondería</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>a más excepcionalidad que la que deriva de su mayor poder negociador previo. Algo que desbarata la justificación de su presunto derecho exclusivo al gobierno de la empresa y que abre paso a la legitimación económica de modelos de gobierno plurales, particularmente en lo que respecta a la</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>participación de los trabajadores, en cuanto que agentes más claramente equiparables -inversores en factor trabajo- a los accionistas en los derechos de gobierno.</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Frente a las tesis neoliberales, por tanto, hay sólidos argumentos para pensar que los modelos participativos son los que mejor recompensan las aportaciones de las diferentes partes implicadas en la vida empresarial y, por ello, los más justos.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>3. Razones de eficiencia</b></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Como parece ya difílcimente cuestionable, el modelo de gobierno accionarial -pretendidamente óptimo- genera no pocos problemas prácticos, que derivan, en general, del cortoplacismo que muy habitualmente propicia, generado por su absorbente obsesión por la maximización permanente del valor de la acción. Problemas que se manifiestan tanto en el interior de las propias empresas como a nivel general y que acaban provocando graves ineficiencias a la larga y serias distorsiones económicas y sociales. Frente a ello, y aunque no deje de plantear otros inconvenientes, la empresa participativa</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>puede aportar ventajas significativas: mejoras en el control de la gestión, desincentivos al cortoplacismo y a la asunción de riesgos excesivos, freno a la discrecionalidad de los altos directivos, incremento del compromiso de las partes implicadas y de la confianza entre ellas e impulso del aprendizaje colectivo, de la productividad, de la calidad y del capital social, al margen de las mejoras que puede aportar en términos sociales (desigualdad retributiva, bienestar, salud y riesgos de los trabajadores...). Ventajas que</span></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>, cuando menos, debilitan las críticas a este modelo de empresa por razones de eficiencia, en cuanto que puede incentivar mejor en todos los agentes la realización de inversiones específicas, la asunción de riesgos, el compromiso con el proyecto empresarial y las condiciones de trabajo.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>4. Razones de sostenibilidad</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Se trata, además, de un modelo de gobierno empresarial que puede tener una virtualidad más general, mitigando su cortoplacismo y fomentando comportamientos socialmente más responsables y ambientalmente más sostenibles. En efecto, parece razonable pensar que la presencia activa de representantes de los trabajadores -y de las restantes partes afectadas- en los órganos de gobierno corporativo puede evitar la persecución del exclusivo interés de los accionistas, para propiciar la búsqueda de objetivos de más largo plazo, más sostenibles y más equilibrados, en los que muchos de los agentes implicados -y de nuevo particularmente los trabajadores- estarán más interesados: la búsqueda de un valor realmente compartido e incluso general para la comunidad. Por otra parte, en la medida en que este modelo de gobierno se aplicara sobre todo a las grandes corporaciones, podría ayudar sustancialmente a mitigar su inmensa capacidad de condicionamiento político, contribuyendo así a depurar muchas de las deficiencias actuales en la calidad de la democracia.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>5. Evidencia empírica</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Finalmente, existen ya numerosos procesos de participación de los trabajadores en el gobierno empresarial que posibilitan una evaluación objetiva: desde los promovidos por leyes que obligan a la presencia de representantes de los trabajadores en los órganos de gobierno en varios países europeos (las más conocidas son las de cogestión o codecisión de Alemania, pero tienen notable importancia también en países como Austria, Eslovenia, Suecia, Noruega o Francia) hasta los impulsados por iniciativas legales que obligan (Francia es el ejemplo más representativo, pero no el único) o fomentan voluntariamente (como en EE.UU. o el Reino Unido) la propiedad accionarial colectiva de los empleados, con los correspondientes derechos de representación. Aunque la evidencia empírica no sea ni suficiente ni determinante y existan opiniones contrapuestas, una nutrida literatura académica, de imposible reseña en estas líneas (pueden verse numerosas referencias al respecto</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.efesonline.org/LIBRARY/2018/Employee%20share%20ownership%20-%20Benefits%20and%20risks%20-%20Facts%20and%20policies.pdf"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif">y</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.nceo.org/Employee-Ownership-Corporate-Performance/pub.php/id/50"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif">), induce a valorar muy positivamente este tipo experiencias, tanto para para las propias empresas y la economía general como para los trabajadores y las comunidades locales.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Razones todas, en suma, que permiten pensar que la apuesta por la participación de los trabajadores en el gobierno de las grandes empresas y su consiguiente democratización no es ni una utopía irrealizable ni un insensato insulto a la razón (incluso a la pura razón económica). Todo lo contrario: puede ser un necesario</font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>freno compensador frente al irresponsable cortoplacismo habitual de grandes accionistas y altos directivos.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">* Artículo publicado en Ágora (6/11/2019). Una versión más reducida se ha publicado en</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2"><i>Le Monde Diplomatique en español</i></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">(noviembre de 2019), en el marco de un dossier promovido por la Fundación 1º de Mayo sobre “Repensar la economía con las trabajadoras y los trabajadores”.</font></font></p>Una empresa participativa para una economía más democrática y mejor *tag:comunidadetnor.ning.com,2019-11-08:5374014:BlogPost:666022019-11-08T11:35:11.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se hace cada día más evidente la constatación de las limitaciones del modelo económico dominante. Y frente a ello, surgen -por fortuna- cada vez más propuestas acerca de la necesidad de replantear la economía desde perspectivas alternativas, que posibiliten una economía mejor: con mayores niveles de democracia, equidad, justicia y sostenibilidad. Parece obvio que una de las dimensiones imprescindibles de ese necesario replanteamiento tiene que…</font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se hace cada día más evidente la constatación de las limitaciones del modelo económico dominante. Y frente a ello, surgen -por fortuna- cada vez más propuestas acerca de la necesidad de replantear la economía desde perspectivas alternativas, que posibiliten una economía mejor: con mayores niveles de democracia, equidad, justicia y sostenibilidad. Parece obvio que una de las dimensiones imprescindibles de ese necesario replanteamiento tiene que ver con el gobierno de las empresas, y muy especialmente de las grandes.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Recordemos, en este sentido, que el modelo de gobierno más extendido -y considerado óptimo- en la gran empresa cotizada de nuestro tiempo es el accionarial, basado en la soberanía de los accionistas, que controlan abrumadoramente los órganos de gobierno en las empresas convencionales. Una soberanía frecuentemente teórica, porque los altos directivos suelen influir decisivamente en ese gobierno, condicionándolo en su favor, a menudo en el contexto de una innegable alianza cortoplacista con los grandes accionistas, no pocas veces a costa de la sostenibilidad de la empresa en el medio y largo plazos.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Es un modelo caracterizado, así, por una visión patrimonialista de la empresa y por el rechazo a la participación de los trabajadores (y de otros agentes básicos), que se ha venido consolidando desde finales de la década de 1970, en el marco de la ofensiva neoliberal -de la que constituye un pilar fundamental- y de los intereses de los mercados financieros, crecientemente condicionadores de la estrategia de las grandes empresas y crecientemente alineados</font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>con la maximización del valor accionarial como criterio indiscutible de gestión.</span></font> <font face="Calibri, sans-serif">Un modelo, además, consagrado por la teoría económica ortodoxa como el más eficiente y justo (en un ejemplar ejercicio de justificación del orden dominante).</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se trata de una pretensión que choca con la vocación intuitiva de extender la democracia a la empresa que ha caracterizado a amplios sectores del pensamiento progresista y del movimiento obrero. Una pretensión, también, frente a la que se viene afirmando desde finales del pasado siglo una sólida contra-argumentación teórica que defiende lo contrario: que lo justo, legítimo e incluso más eficiente es una forma participativa de gobierno corporativo en la que estén representados todos los agentes esenciales en la vida de la empresa, y muy especialmente los trabajadores, en cuanto que actores particularmente fundamentales y más directamente intervinientes en y afectados por su actividad. Una forma participativa de gobierno que apunta hacia un modelo claramente alternativo y democratizador de la empresa.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Son varias las razones que fundamentan esta reacción. Apunto a continuación las principales.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>1. Razones jurídico-políticas</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Ante todo, es preciso rechazar la falacia de que la gran corporación es un objeto de propiedad de sus accionistas, que por eso tendrían derecho exclusivo a gobernarla. A diferencia de la pequeña empresa particular, en la grande los accionistas son simplemente los propietarios de las acciones de una sociedad (limitada o anónima) que sirve de instrumento para la inversión del capital financiero que -entre otros capitales- necesita la empresa para su funcionamiento, pero no son sus “dueños”: la empresa es algo mucho más amplio que una sociedad accionarial y no tiene propiedad exclusiva. Por eso, y muy especialmente en el caso de grandes empresas, su gobierno -como sucede con los Estados- debe ser ejercido por todos aquellos que intervienen directamente en ella y que se ven afectados significamente por su actividad. Es un derecho de ciudadanía que no tiene por qué limitarse a la esfera pública.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Un derecho, por otra parte, que no puede reducirse al ámbito de la gestión concreta del proceso de trabajo, sino que se extiende al ámbito de los fines:</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>a cuáles y cómo se persiguen y a cómo se reparten los resultados del proceso productivo.</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>Un derecho, además, que no puede ser restringido por la objeción de que permitirlo conduciría a la participación en el gobierno de la empresa de agentes sin el conocimiento apropiado para desempeñar esa función. Al margen de que es un derecho que puede ser delegable y de que ese presunto desconocimiento seguramente es menor que el de muchos accionistas, el argumento podría ser esgrimido también para combatir la democracia política, y, sensu contrario, para que quienes la defienden lo hagan también en el ámbito empresarial. Sea como fuere, es algo que recuerda que la democracia laboral sólo podrá ser eficaz si se da una serie de precondiciones básicas: particularmente, que los trabajadores dispongan de la capacidad asociativa y de la motivación, disponibilidad y formación necesarias.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>2. Razones microeconómicas</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Para la teoría económica dominante, el gobierno de la empresa debe corresponder a los accionistas porque desempeñan una función excepcional en ella. Excepcionalidad que -desechado el argumento de la propiedad- deriva, en esencia -</span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/de-la-rse-a-la-democracia-en-la-empresa-un-objetivo-de-progreso/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>como ya he comentado en estas mismas páginas en alguna otra ocasión</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>-, de algunas de las siguientes características: ser los únicos agentes que tienen contratos incompletos (los que no permiten cubrir todas las incidencias que se pueden presentar a lo largo de su duración); ser los únicos que realizan inversiones específicas (las orientadas de forma muy concreta a la empresa y que perderían parte de su valor en usos alternativos) y los únicos que asumen riesgos residuales (los que surgen en caso de mal funcionamiento del proyecto empresarial ) -o quienes realizan esas inversiones y asumen esos riesgos de forma esencial-; o ser los agentes a cuyo mando se minimizan los costes de transacción en la empresa.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Son esas excepcionalidades las que explicarían la posición especialmente frágil -por arriesgada- de los accionistas -que hay que proteger especialmente- o su capacidad de liderazgo diferencial y las que justificarían que se les compense con el monopolio del gobierno de la empresa y con la apropiación del beneficio residual. La base, por tanto, del pretendido fundamento teórico del modelo de empresa accionarial.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Pero, son argumentaciones frente a las que se viene consolidando una crítica teórica crecientemente firme, basada en</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>la muy cuestionable verosimilitud de las hipótesis en que se basan las justificaciones apuntadas (ver sobre esto mi colaboración en</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-32-Reivindicando-la-democracia-en-la-empresa.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Dossieres EsF nº 32</span></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>.</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Ante todo, por la evidencia de que ni la empresa se crea sólo con el capital accionarial ni es este capital el único que contribuye a la generación de valor: también contribuyen otros, y muy especialmente el aportado por el factor trabajo. Por otra parte, por el irrealismo de la hipótesis de los contratos completos, que implicarían condiciones perfectas para su firma (igualdad de condiciones, simetría informativa, exacta justicia de las retribuciones, absoluta libertad para el acuerdo...), lo que hace prácticamente imposible su existencia en la realidad: antes bien, todos los contratos en la empresa son incompletos -y desde luego, los laborales-. En tercer lugar, porque resulta muy difícil aceptar que sean únicamente los accionistas quienes asumen riesgos residuales. Y no sólo porque esos riesgos son cada vez menores para ellos, a medida que aumenta la posibilidad de diversificación de carteras y los mercados financieros permiten unas crecientes negociabilidad y liquidez del capital aportado. También porque es innegable que otros colectivos asumen crecientemente ese tipo de riesgos, y muy especialmente los trabajadores, a los que la mala evolución o la crisis del proyecto empresarial puede afectar frecuentemente más que a los propios accionistas; y tanto más cuanto que habitualmente tienen menos capacidad de salida que éstos. Finalmente, porque tampoco es creíble que sean sólo los accionistas quienes realizan inversiones específicas o porque sean las suyas las únicas esenciales: también lo son las que realizan otros agentes, y particularmente las de los trabajadores en capital humano y en compromiso general con la empresa.</font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">En definitiva, la pretendida justificación de la soberanía de los accionistas no respondería</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>a más excepcionalidad que la que deriva de su mayor poder negociador previo. Algo que desbarata la justificación de su presunto derecho exclusivo al gobierno de la empresa y que abre paso a la legitimación económica de modelos de gobierno plurales, particularmente en lo que respecta a la</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>participación de los trabajadores, en cuanto que agentes más claramente equiparables -inversores en factor trabajo- a los accionistas en los derechos de gobierno.</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Frente a las tesis neoliberales, por tanto, hay sólidos argumentos para pensar que los modelos participativos son los que mejor recompensan las aportaciones de las diferentes partes implicadas en la vida empresarial y, por ello, los más justos.</span></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>3. Razones de eficiencia</b></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Como parece ya difílcimente cuestionable, el modelo de gobierno accionarial -pretendidamente óptimo- genera no pocos problemas prácticos, que derivan, en general, del cortoplacismo que muy habitualmente propicia, generado por su absorbente obsesión por la maximización permanente del valor de la acción. Problemas que se manifiestan tanto en el interior de las propias empresas como a nivel general y que acaban provocando graves ineficiencias a la larga y serias distorsiones económicas y sociales. Frente a ello, y aunque no deje de plantear otros inconvenientes, la empresa participativa</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>puede aportar ventajas significativas: mejoras en el control de la gestión, desincentivos al cortoplacismo y a la asunción de riesgos excesivos, freno a la discrecionalidad de los altos directivos, incremento del compromiso de las partes implicadas y de la confianza entre ellas e impulso del aprendizaje colectivo, de la productividad, de la calidad y del capital social, al margen de las mejoras que puede aportar en términos sociales (desigualdad retributiva, bienestar, salud y riesgos de los trabajadores...). Ventajas que</span></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>, cuando menos, debilitan las críticas a este modelo de empresa por razones de eficiencia, en cuanto que puede incentivar mejor en todos los agentes la realización de inversiones específicas, la asunción de riesgos, el compromiso con el proyecto empresarial y las condiciones de trabajo.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>4. Razones de sostenibilidad</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Se trata, además, de un modelo de gobierno empresarial que puede tener una virtualidad más general, mitigando su cortoplacismo y fomentando comportamientos socialmente más responsables y ambientalmente más sostenibles. En efecto, parece razonable pensar que la presencia activa de representantes de los trabajadores -y de las restantes partes afectadas- en los órganos de gobierno corporativo puede evitar la persecución del exclusivo interés de los accionistas, para propiciar la búsqueda de objetivos de más largo plazo, más sostenibles y más equilibrados, en los que muchos de los agentes implicados -y de nuevo particularmente los trabajadores- estarán más interesados: la búsqueda de un valor realmente compartido e incluso general para la comunidad. Por otra parte, en la medida en que este modelo de gobierno se aplicara sobre todo a las grandes corporaciones, podría ayudar sustancialmente a mitigar su inmensa capacidad de condicionamiento político, contribuyendo así a depurar muchas de las deficiencias actuales en la calidad de la democracia.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>5. Evidencia empírica</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Finalmente, existen ya numerosos procesos de participación de los trabajadores en el gobierno empresarial que posibilitan una evaluación objetiva: desde los promovidos por leyes que obligan a la presencia de representantes de los trabajadores en los órganos de gobierno en varios países europeos (las más conocidas son las de cogestión o codecisión de Alemania, pero tienen notable importancia también en países como Austria, Eslovenia, Suecia, Noruega o Francia) hasta los impulsados por iniciativas legales que obligan (Francia es el ejemplo más representativo, pero no el único) o fomentan voluntariamente (como en EE.UU. o el Reino Unido) la propiedad accionarial colectiva de los empleados, con los correspondientes derechos de representación. Aunque la evidencia empírica no sea ni suficiente ni determinante y existan opiniones contrapuestas, una nutrida literatura académica, de imposible reseña en estas líneas (pueden verse numerosas referencias al respecto</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.efesonline.org/LIBRARY/2018/Employee%20share%20ownership%20-%20Benefits%20and%20risks%20-%20Facts%20and%20policies.pdf"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif">y</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.nceo.org/Employee-Ownership-Corporate-Performance/pub.php/id/50"><font face="Calibri, sans-serif">aquí</font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif">), induce a valorar muy positivamente este tipo experiencias, tanto para para las propias empresas y la economía general como para los trabajadores y las comunidades locales.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Razones todas, en suma, que permiten pensar que la apuesta por la participación de los trabajadores en el gobierno de las grandes empresas y su consiguiente democratización no es ni una utopía irrealizable ni un insensato insulto a la razón (incluso a la pura razón económica). Todo lo contrario: puede ser un necesario</font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>freno compensador frente al irresponsable cortoplacismo habitual de grandes accionistas y altos directivos.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">*</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">Artículo publicado en Ágora (6/11/2019).</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">Una versión más reducida se ha publicado en</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2"><i>Le Monde Diplomatique en español</i></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">(noviembre de 2019), en el marco de un dossier promovido por la Fundación 1º de Mayo sobre “Repensar la economía con las trabajadoras y los trabajadores”.</font></font></p>¿Nuevas propuestas económicas en la cuna del Imperio?*tag:comunidadetnor.ning.com,2019-05-30:5374014:BlogPost:660102019-05-30T16:38:37.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Parece que soplan nuevos aires en el Partido Demócrata de Estados Unidos. Aires renovadores que buscan recuperar la mejor -y casi olvidada- tradición progresista de ese partido, reorientándole hacia posiciones de izquierda, ante la evidencia de su prolongado alineamiento con las élites económicas. Un alineamiento que ha comportado un paulatino alejamiento de las mayorías sociales (y muy especialmente, de los sectores más desfavorecidos), al…</font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Parece que soplan nuevos aires en el Partido Demócrata de Estados Unidos. Aires renovadores que buscan recuperar la mejor -y casi olvidada- tradición progresista de ese partido, reorientándole hacia posiciones de izquierda, ante la evidencia de su prolongado alineamiento con las élites económicas. Un alineamiento que ha comportado un paulatino alejamiento de las mayorías sociales (y muy especialmente, de los sectores más desfavorecidos), al tiempo que una cada vez más clara impotencia frente a los principales problemas sociales del país. Quizás este giro sea uno de los pocos efectos positivos que ha traído el inmenso desastre de la presidencia de Trump.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Así parecen consignarlo las propuestas de algunos de sus principales portavoces: desde los veteranos Bernie Sanders y Elizabeth Warren hasta algunas de las más jóvenes figuras que han salido a la palestra tras las elecciones de medio mandato, particularmente Kamala Harris y, sobre todo, Alexandria Ocasio-Cortez y su New Green Deal. Y así se refleja (y de una forma tan rotunda que no deja de sorprender en el panorama político estadounidense) en un reciente manifiesto de una de las instituciones más influyentes en la tupida red demócrata de laboratorios de ideas: el</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://rooseveltinstitute.org/about/"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Instituto Roosevelt</b></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><b>.</b></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>L</span></font><font face="Calibri, sans-serif">leva por título</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://rooseveltinstitute.org/new-rules-for-the-21st-century/"><font face="Calibri, sans-serif"><i><b>“New Rules for the 21 st Century”</b></i></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">y, con un prólogo del Nobel Joseph Stiglitz, aspira a sentar las directrices de un nuevo programa económico demócrata. Sintetiza así las bases de esta nueva sensibilidad ideológica que parece ir calando en sectores influyentes del partido, postulando ideas que -como el propio documento reconoce- hubiesen parecido impensables unos años atrás. Y ello pese a que no puedan considerarse en absoluto radicales, buscando asentarse siempre en el terreno del pragmatismo y del posibilismo, si bien trasciendan ampliamente el keynesianismo avanzado al que se remitían hasta hace no mucho las tendencias demócratas más progresistas.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Son ideas que parten de la constatación de la nada boyante realidad socio-económica del país (por más que determinadas variables macroeconómicas y los beneficios de las grandes empresas puedan hacer pensar lo contrario), caracterizado por muy graves problemas interconectados, que el manifiesto considera que sólo se puede combatir encarando de forma decidida los factores estructurales que los producen, fruto del “doble golpe” que las élites económicas fueron capaces de asestar y mantener desde mediados de la década de 1970. El doble golpe neoliberal constituido por la eliminación de controles a las grandes corporaciones y por la supeditación del sector público a sus fines, debilitando y desprestigiando su capacidad de intervención en la economía, cooptándole (y corrompiéndole) crecientemente y reorientando cada vez más explícitamente su actividad en favor de las mayores fortunas y las mayores empresas. Un doble golpe que ha posibilitado que ese poder económico incontrolado sea cada vez más capaz de hacer “... lo que hace mejor: replicarse y concentrarse”. Nada nuevo, desde luego, en el pensamiento progresista, pero sí, cuando menos, llamativo en uno de los más prestigiosos</font></font></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>think tanks</i></font></font></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">demócratas.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">No menos singular -por coherente- es la línea de actuación defendida frente a este doble golpe: ya que la concentración de poder en manos privadas está en el origen de los problemas, es imprescindible debilitar y redistribuir ese poder; es decir, modificar las estructuras de poder de forma que el sector público pueda disponer de una capacidad y una autonomía de actuación que hoy no tiene.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Lo que el manifiesto plantea frente a esta situación es ni más ni menos que un contundente “doble golpe” en sentido contrario, capaz de contrarrestar el dado por las élites: 1) reducir el poder corporativo y 2) fortalecer la capacidad de actuación del sector público en servicio del conjunto de la sociedad.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Razones de espacio me impiden entrar aquí en el segundo punto (por otra parte, el más débil, en mi opinión, del documento), pero creo que merece la pena detallar las líneas maestras del primero, que coinciden en buena medida con planteamientos a los que están llegando cada vez más muchos sectores de la izquierda europea, en lo que constituye un esperanzador punto de encuentro -al menos teórico-.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">1. Una política impositiva claramente enfrentada a los privilegios de las personas de mayores renta y riqueza y de las grandes empresas</font></font></span></b></font></font></font><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">: mayores impuestos de sucesiones, donaciones y patrimonio, elevación de los tipos marginales en los tramos más altos del impuesto sobre la renta, mayores tipos para las plusvalías y los rendimientos del capital y mayores impuestos a las grandes corporaciones.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">2. Severas limitaciones al control del poder económico sobre la economía.</font></font></span></b></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Frente al</font></font></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">desmedido crecimiento del grado de concentración empresarial (que genera no sólo desigualdad y concentración de poder, sino también problemas económicos múltiples y que resulta innegable ya para <a href="https://elpais.com/economia/2018/10/11/actualidad/1539268027_010900.html">la más sólida literatura económica</a>), el manifiesto propone cuatro líneas de actuación prioritarias:</font></font></span></font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- El endurecimiento de las</font></font></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">políticas de defensa de la competencia (anti monopolios y oligopolios) y de protección de consumidores y proveedores, reduciendo la carga de la prueba para las partes afectadas con menor poder en casos de abusos de mercado y denuncias de malas prácticas.</font></font></span></font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Un control mucho más exigente de las fusiones empresariales, tomando en consideración no sólo sus efectos en accionistas y consumidores, sino también en los trabajadores y restantes partes afectadas.</font></font></span></font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">- Una mayor regulación de las plataformas tecnológicas, que en muchos casos debieran ser entendidas como infraestructuras básicas para la vida actual y que se benefician de externalidades que no pagan (como la investigación de base que en muchos casos es costeada por el sector público, como viene poniendo de relieve</font></font></span></font></font></font> <a href="https://www.casadellibro.com/libro-el-estado-emprendedor/9788490562963/2379815"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><u>Mariana Mazzucato</u></font></font></span></font></font></font></a><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">) y cuyo crecimiento exponencial está consolidando monopolios de una dimensión y de un peligro como hasta ahora no se habían conocido.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">3. Debilitar el poder de los accionistas en las grandes empresas</font></font></span></b></font></font></font><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">: la ofensiva neoliberal ha comportado también una intensificación del peso de los mayores accionistas en el gobierno de las grandes empesas, que ha conducido a una cada vez más acusada reorientación de la gestión empresarial hacia la maximización inmediata del beneficio y del valor de la acción. Un objetivo que se consigue frecuentemente a expensas de los intereses de los demás partícipes en el proyecto empresarial y que viene empujando a las grandes empresas hacia un cortoplacismo creciente, que genera problemas muy graves para el conjunto de la economía y para la propia sostenibilidad empresarial a medio-largo plazo. Pero es algo que, además, implica una monopolización de los derechos de participación en el gobierno corporativo frente a todos los demás agentes que contribuyen de forma significativa en la generación de valor empresarial. Frente a ello, y aparte de una regulación más limitadora de las recompras de acciones, el manifiesto demócrata reivindica con firmeza la entrada de esos agentes -y particularmente, pero no sólo, de los trabajadores- en los órganos de gobierno y un decidido cambio en los incentivos de la alta dirección de las empresas para que enfoquen la gestión atendiendo al óptimo valor compartido de todos ellos y, en definitiva, al interés del conjunto de la empresa. Un planteamiento que comporta una clara tendencia a la democratización empresarial -fundamental para una profundización en el nivel de democracia general- y para el que hay ya abundante <a href="https://democraciaeconomicablog.wordpress.com/2019/02/11/empresa-neoliberal-vs-empresa-participativa-argumentos-economicos-para-la-democracia-en-la-empresa/#more-308">fundamentación</a>.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">4. Combatir el control de las finanzas en la economía</font></font></span></b></font></font></font><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">: la desregulación financiera ha estado en la base de un crecimiento explosivo y una intensa transformación del sector financiero que ha conducido a un condicionamiento creciente de la actividad empresarial (y sobre todo de las grandes empresas cotizadas) por los mercados financieros, con un protagonismo en aumento de los mercados de capitales y de los grandes inversores institucionales (fondos de inversión y similares), de los que depende cada vez más la financiación de las grandes empresas, cuyas estrategias condicionan crecientemente. Dado que estos mercados e inversores aspiran inevitablemente, por su propia naturaleza, a la maximización permanente del valor de sus inversiones, refuerzan intensamente la orientación empresarial cortoplacista hacia la maximización del valor accionarial (para un mayor detalle, ver</font></font></span></font></font></font> <a href="https://ctxt.es/es/20170307/Firmas/11532/economia-empresas-psoe-economistas-sin-fronteras-jose-angel-moreno.htm"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><u>aquí</u></font></font></span></font></font></font></a><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">). Al tiempo, buena parte de la actividad financiera se está autonomizando de la actividad productiva para orientarse a prácticas de intermediación puramente especulativas, en las que se consiguen tasas de beneficio mucho mayores, pero que aportan poco o nada a la sociedad y que incrementan poderosamente los niveles de endeudamiento y riesgo. Algo, todo ello, frente a lo que el manifiesto propone una profunda intervención pública en el sistema financiero, fortaleciendo la capacidad regulatoria y supervisora pública, controlando con mayor rigor los niveles de eficiencia, endeudamiento y riesgo de las entidades financieras (y muy especialemte de la llamada “banca en la sombra”), reorientando su actividad hacia el sector productivo (con particular atención a las pymes), combatiendo la exclusión financiera, frenando la concentración bancaria y reduciendo el tamaño de las entidades sistémicas.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">5. Fortalecer el poder y los derechos de los trabajadores:</font></font></span></b></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">garantizando la cobertura de la legislación laboral a todos los trabajadores, potenciando el poder compensador de los sindicatos y ampliando la sindicalización y el alcance de los acuerdos colectivos, restaurando plenamente el derecho de huelga -muy limitado en EE.UU.- e impulsando la participación de los trabajadores en los órganos de gobierno de las empresas.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En definitiva, se trata de un llamamiento a la necesidad de revertir la abrumadora concentración de poder económico, que se considera el núcleo central que impide construir una economía y una sociedad más prósperas, equilibradas y sostenibles y que es cada día más capaz de condicionar estrechamente el carácter y la orientación de las políticas públicas, provocando problemas y peligros crecientes para la sana evolución de la economía, para la cohesión social, para el imprescindible afrontamiento de la problemática ambiental y para la propia calidad de la democracia.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Ciertamente, son planteamientos tras los que late una -quizás inevitable- contradicción: la reducción de la concentración de poder económico requiere cambios fundamentales en el funcionamiento de las instituciones públicas; instituciones que, sin embargo, ese poder penetra y condiciona profundamente. Por eso, como advierte lúcidamente un</font></font></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><b><a href="https://www.vox.com/policy-and-politics/2019/5/10/18527233/democrats-2020-power-sanders-warren-socialism-money"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><u>artículo reciente</u></font></font></span></a></b></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">sobre el documento, sería necesario previamente reducir esa determinante influencia en las instituciones. Es el perverso círculo vicioso de todo planteamiento transformador, que seguramente no tiene una solución perfecta, pero que, desde el pragmatismo político, exige la dosis de optimismo necesaria para confiar en que, al menos en alguna medida, el cículo puede romperse.</font></font></span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Proxima Nova Black, serif"><font size="7"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Sea como fuere, desde luego parecería ingenuo pensar que las ideas del Instituto Roosevelt van a conformar las líneas maestras del nuevo programa demócrata frente a las próximas elecciones presidenciales: el conservadurismo del ecosistema político norteamericano es muy fuerte. Pero no es imposible que -en el clima de indudable inclinación hacia la izquierda de sectores representativos del partido- permee en alguna medida sus planteamientos. Si así fuera, no debería dejar de ser recibido con algún grado de ilusión: tanto por lo que pudiera contribuir a mejorar la situación económica, social y política del país como por lo que pudiera ayudar a asentar muchas de estas ideas en los programas de la izquierda europea con posibilidades de acceder a (o influir en) los gobiernos. Ideas compartidas en la teoría en muchos casos, pero frente a cuyo planteamiento en la práctica siguen existiendo demasiadas reticencias.</font></font></span></font></font></font></p>
<p class="western">* Artículo publicado en eldiario.es (28/5/2019).</p>REIVINDICANDO LA DEMOCRACIA EN LA EMPRESAtag:comunidadetnor.ning.com,2019-03-13:5374014:BlogPost:652092019-03-13T17:03:26.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p align="left" class="western"><font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></font></span></a></u></span></font> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>acaba de publicar un nuevo número (el 32)…</b></span></font></font></span></p>
<p class="western" align="left"><font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></font></span></a></u></span></font> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>acaba de publicar un nuevo número (el 32)</b></span></font></font></span> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">de su publicación trimestral digital</span></font></font></span> <font color="#800000"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ecosfron.org/publicaciones/dossieres-esf/"><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><i><b>Dossieres EsF</b></i></span></font></font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, dedicado a impulsar el debate sobre la necesidad de avanzar hacia mayores niveles de democracia económica, afrontando muy especialmente su profundización en la empresa. El</span></font></font></span> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">dossier, que lleva por título</span></font></font></span> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>“Reivindicando la democracia en la empresa”</b></span></font></font></span><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, ha sido realizado por el colectivo de reciente creación</span></font></font></span> <font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://democraciaeconomicablog.wordpress.com/"><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>Plataforma por la Democracia Económica</b></span></font></font></span></a></u></span></font> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">y se ha publicado con la colaboración de la Fundación 1º de Mayo. Puede verse y descargarse</span></font></font></span> <font color="#800000"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-32-Reivindicando-la-democracia-en-la-empresa.pdf"><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>aquí</b></span></font></font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">.</span></font></font></span></p>
<p class="western"><font size="3">Como se recuerda en la presentación del documento,</font> <font color="#000000"><font size="3"><span>el impulso democrático de la transición española se ha encallado en un aspecto muy relevante para la mejora del bienestar de la mayoría de la población: la democratización de las empresas. Un aspecto esencial manifiestamente deficitario en nuestro país y que, sin embargo, la propia Constitución recoge: en su artículo 129.2 dice que “Los poderes públicos (...) establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción”.</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">Se rata de un deficit que no sólo se limita a los trabajadores, sino que se extiende a los restantes grupos de interés significativos de la empresa, y que puede tener una notable relación con las considerables</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">dificultades para generar valor y empleo sostenible por parte del tejido empresarial y para incrementar su productividad. Un deficit que en otros países europeos se ha venido tratando de mitigar con una decisión sensiblemente mayor. En buena parte de ellos se ha venido produciendo desde hace años</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>una paulatina evolución desde</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">viejos modelos autoritarios de gestión de recursos humanos</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>hacia otros más participativos y transparentes, basados en una nueva cultura del diálogo, la negociación y la participación de los trabajadores, y de otros agentes, al tiempo que se ha reforzado la legitimidad y eficacia de la intervención sindical en las empresas.</span></span></font></font></p>
<p align="justify"><font size="5"><font color="#000000"><font size="3">En este contexto, se ha venido también fomentando en el marco del Derecho europeo, ya desde dos décadas atrás, la participación de los trabajadores en el capital y en el gobierno de las empresas. Una participación que</font></font> <font color="#000000"><font size="3">puede beneficiar considerablemente a las empresas en clave de competitividad, así como contribuir a que las relaciones laborales sean menos conflictivas, mejorando la calidad de su gestión al menos en tres aspectos:</font></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">- Impulsa una a</span></font></font><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">mpliación de la relación entre valor y coste de sus productos</span></font></font><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">. De esta forma, la empresa puede hacer frente a los mayores salarios que se derivan de la mayor productividad generada por el talento y compromiso que los trabajadores incorporan a la empresa</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">- Genera relaciones de mayor confianza entre empresarios y trabajadores, que fomentan el</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">aprendizaje colectivo en las empresas</span></font></font><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">, socializando las habilidades y capacidades individuales, de forma que se crea un clima social propicio para la transmisión del conocimiento.</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">- Desarrolla una mayor</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">capacidad para alcanzar consensos internos en los conflictos de intereses</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">que surgen entre accionistas, directivos, trabajadores, proveedores, clientes e incluso con las comunidades donde se ubica las instalaciones mayores de las empresas. Capacidad que en muchas ocasones es la clave para obtener mejoras de productividad, muy especialmente en empresas que no fabrican productos homogéneos y estandarizados.</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>Sin embargo, en nuestro país, al calor de las últimas reformas laborales, hemos tomado la dirección contraria. En palabras de</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">María Emilia Casas</span></font></font><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>, catedrática de Derecho del Trabajo y expresidenta del Tribunal Constitucional, ha habido un claro intento de “reinstalar en nuestro sistema jurídico la concepción de la empresa como un territorio de exclusiva gestión de los empresarios, rescatando del baúl de la memoria (…) la</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">figura del empresario como el Señor de su casa</span></font></font><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>, figura ésta ligada a concepciones autoritarias de los sistemas de relaciones laborales”.</span></span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>A este reto de modernización social y económica, pero también de justicia, responde la creación de la mencionada Plataforma por la Democracia Económica (PxDE), que nace con el objetivo básico de impulsar este debate en la agenda política y social en la sociedad española, así como de promover los cambios legislativos que permitan que la democracia no se detenga ante la puerta de las empresas.</span></span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span>Un reto al que no quiere dejar de contribuir Economistas sin Fronteras y al que responde el número de Dossieres EsF aquí comentado. Los textos que en él se recogen constituyen la expresión de reflexiones y propuestas iniciales de miembros del colectivo PxDE sobre la democratizacion económica, particularmente centrados en el ámbito de la empresa.</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span>Se inician con tres artículos de carácter introductorio. En el primero (“Democracia económica, el momento es ahora”)</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><b><span>Ignacio Muro</span></b></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>(Unversidad Carlos III)</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>apunta algunas de las razones por las que vuelve a plantearse el debate sobre la democracia económica, y más específicamente, en la empresa, tras décadas de olvido impuesto por la hegemonía neoliberal. En un marco decisivamente transformado por la globalización y por la limitación del margen de maniobra que impone a la política, se revaloriza la centralidad de la reflexión sobre la esencia del proceso de</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>generación y distribución del valor económico y social y sobre las batallas micro referidas a lo productivo y, por tanto, al mundo de la empresa. Es decir, la reflexión sobre la necesidad de encontrar “formas diferentes</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>de abordar la gestión del sistema productivo y del poder económico”.</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>Un debate que se hace en la actualidad imprescindible</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>para superar en un sentido progresista buena parte de las contradicciones y barreras a las que se enfrenta en nuestro tiempo la izquierda. El debate, en definitiva, sobre la necesidad y la posibilidad de avanzar hacia la democracia económica.</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span>En el segundo artículo (“¿De qué hablamos cuando hablamos de democracia económica?”),</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><b><span>Félix García</span></b></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>(Universidad Autónma de Madrid)</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>examina, al hilo de un recorrido histórico de las relaciones entre capitalismo y democracia, el contenido y las implicaciones del concepto de democracia económica, como horizonte superador de algunas de las limitaciones de la simple democracia política: como elemento esencial de una</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>constante vigilancia necesaria para fragmentar y disolver las relaciones de poder que siempre se generan en las relaciones entre los seres humanos, posibilitando avanzar hacia un empoderamiento individual y comunitario que limite toda forma de opresión en la actividad económica.</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>El autor examina la secuencia de los intentos de transformación de las relaciones sociales de producción con ese horizonte, destacando la proliferación actual de propuestas diversas, que considera valiosas siempre que no olviden la doble necesidad de aspirar a</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>la fragmentación total del poder y al reparto equitativo de la riqueza generada. Objetivos, destaca</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>también, que encaran considerables dificultades, agravadas en nuestro tiempo por una situación en la que se produce “una</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3">clara degradación de requisitos elementales para un funcionamiento equitativo de la economía y para aplicar soluciones democráticas a los grandes riesgos existenciales”.</font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><b><span>Bruno Estrada</span></b></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>(Comisiones Obreras) sostiene en el tercero (“Religión, capitalismo, democracia y sindicatos”) que</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>la democracia ha sido el mejor instrumento que ha encontrado el ser humano a lo largo de su historia para incrementar la cooperación social, que es el vector colectivo que determina a la larga el éxito evolutivo de las sociedades humanas. En esta perspectiva, la creación de sociedades más libres y menos desiguales en el siglo XXI -sociedades de “libertad de alta sociabilidad”- exige no sólo una profundización en el Estado de Bienestar y en la lucha contra las desigualdades, sino también avanzar en la democratización de la economía. Algo que requiere, ineludiblemente, hacerlo en el seno de la empresa, impulsando la participación de los trabajadores en los órganos de dirección y gobierno, con el concurso esencial de los sindicatos.</span></span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>Tras este primer bloque, se recoge un segundo conjunto de artículos que analizan de forma más concreta diferentes aspectos y dimensiones de la democracia en el interior de la empresa. En primer lugar,</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b><span>José Ángel Moreno</span></b></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>(Economistas sin Fronteras) recuerda en su artículo (“Empresa neoliberla vs. empresa participativa. Argumentos económicos para la democracia en la empresa”) la estrecha conexión del modelo dominante de gran empresa cotizada con la revolución neoliberal y la larga y sofisticada serie de argumentos teóricos que la economía académica ortdoxa ha planteado para justificar la optimalidad de ese modelo, presidido por la teórica soberanía accionarial. Frente a ello, destaca cómo se viene consolidando una corriente crítica cada vez más consistente que está desvelando las debilidades y contradicciones de esas argumentaciones, construyendo en su lugar una justificación económica de las mayores eficiencia y justicia de una concepción alternativa de la empresa, basada en una participación significativa en su sistema de gobierno no sólo de los accionistas y directivos, sino también de los trabajadores y de todos los restantes agentes que contribuyen a la creación de valor en la empresa y que padecen más sustancialmente las externalidades negativas de su actividad. Una concepción, por tanto, claramente orientada hacia la democratización empresarial.</span></span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>A continuación,</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b><span>Sandra Salsón</span></b></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>(REAS Madrid)</span></span></font></font><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b><span>, Fernando Sabín</span></b></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>(Cooperativa Andaira)</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b><span>y Marcos de Castro</span></b></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>(ex-Presidente de CEPES)</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>pasan revista a la empresa cooperativa (“Una persona trabajadora, un voto: la empresa cooperativa”): su génesis, evolución, requisitos, problemas y potencialidades. Un análisis que pone de relieve su inequívoca dimensión democrática y su voluntad decidida de constituirse como entidad económica alternativa a la empresa capitalista: es decir, como empresa que no tiene como finalidad prioritaria el beneficio y que pone en el centro de su actividad a las personas que en ella participan. Tras ello, destacan la revitalización de la inspiración cooperativista en los ultimos años -y particularmente desde el estallido de la última gran crisis- en las múltiples iniciativas que conforman la llamada economía social y solidaria, destacando sus características básicas y su vocación de construcción de redes y de transformación social.</span></span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>Por su parte,</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b><span>Mario del Rosal</span></b></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>(Universidad Complutense de Madrid)</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>y</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b><span>Sara Lafuente</span></b></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>(Instituto Sindical Europeo) dedican su artículo (“Codecisión y fondos de inversión de los asalariados: los casos de Alemania y Suecia”) al examen de dos experiencias prácticas de democratización empresarial desarrolladas a escala nacional en dos países europeos a impulso de gobiernos socialdemócratas : Suecia y Alemania. Ambas de evidente interés, aunque sometidas a poderosas limitaciones, que el artículo destaca. En el primer caso -abolido en la actualidad-, se trata de los fondos de inversión colectiva propiedad de los trabajadores y gestionados por los sindicatos, constituidos por la obligación legal de que las empresas de mayor dimensión distribuyeran nuevas acciones a sus trabajadores con cargo a un determinado porcentaje de los beneficios, de forma que los asalariados pudieran ir acumulando una participación creciente en la propiedad -y por tanto en los sistemas de decisión- de las empresas. En el segundo caso, se examina el sistema de cogestión o codecisión puesto en práctica en Alemania y después extendido, con diferentes variantes en cada caso, a otros países europeos. El sistema alemán se basa en</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>la participación de los trabajadores en el gobierno empresarial a través de un órgano paralelo al consejo de administración convencional (el consejo ejecutivo): el llamado consejo de vigilancia, con funciones de supervisión e inspección y que tiene capacidad de solicitar todo tipo de información al consejo ejecutivo.</span></span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>En el último artículo del dossier (“Otras miradas para entender lo económico y la institución empresarial”),</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b><span>Amparo M</span></b></span></font></font><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b><span>e</span></b></span></font></font><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b><span>rino</span></b></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>(universidad Pontificia de Comillas)</span></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b><span>y Gaël Carrero</span></b></span></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>(Universidad Autónoma de Madrid) reflexionan sobre otras formas de entender la economía y otros modelos de empresa que quedan claramente fuera de la mirada de la lógica económica dominante y que pretenden enfrentarse a los costes externos, insostenibles a medio-largo plazo, que el capitalismo está generando.</span></span></font></font> <font size="3">Otras formas de hacer empresa que no persiguen el beneficio y que buscan superar las contradicciones sociales y ambientales derivadas del conflicto capital-vida inherentes al modelo imperante, compartiendo -dentro de su diversidad- el rechazo a convertir a los seres humanos y a la naturaleza en factores productivos.</font> <font size="3"><span>Formas de empresa que se alinean en el ámbito</span></font> <font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>de la economía social y solidaria, ecológica y feminista y que se fundamentan (e impulsan) en la</span></span></font></font> <font size="3"><span>democratización de la economía, entendida -como señalan las autoras- “en un sentido amplio, como un proceso de revisión crítica de nuestras formas de</span></font> <font size="3">gobernanza, de relación con la naturaleza y de organización de la vida en común”.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font size="3">Se complementa el dossier con un anexo en el que se recoge el manifiesto fundacional de la</font> <font size="3"><span>Plataforma por la Democracia Económica y con las habituales secciones de</span></font> <font size="3"><i><span>Dossieres EsF</span></i></font> <font size="3"><span>de “El libro recomendado” (en este caso,</span></font> <font size="3"><i><span>La revolución tranquila</span></i></font><font size="3"><span>, de Bruno Estrada) y “Para saber más”.</span></font></p>
<p class="western" align="justify"><br/><br/></p>DEMOCRATIZACIÓN EMPRESARIAL Y MARIANA MAZZUCATO*tag:comunidadetnor.ning.com,2018-11-27:5374014:BlogPost:639122018-11-27T09:58:52.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p align="justify" class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Regresan al debate político y económico -por fortuna- ideas que parecían no hace mucho olvidadas y que pueden tener una nada despreciable importancia: estupenda noticia. Ideas que -desde diferentes perspectivas- tratan de afrontar la cada vez mayor evidencia de los graves efectos negativos a que conduce el modelo dominante de gran empresa (cortoplacismo, desigualdad creciente, elusión y evasión fiscales, condiciones laborales…</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Regresan al debate político y económico -por fortuna- ideas que parecían no hace mucho olvidadas y que pueden tener una nada despreciable importancia: estupenda noticia. Ideas que -desde diferentes perspectivas- tratan de afrontar la cada vez mayor evidencia de los graves efectos negativos a que conduce el modelo dominante de gran empresa (cortoplacismo, desigualdad creciente, elusión y evasión fiscales, condiciones laborales deleznables, gestión imprudente, irresponsabilidad social, externalizaciones y deslocalizaciones innecesarias, cooptación por los altos directivos, ingerencia en la Administración Pública...).</font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Por una parte, en el ámbito político, sectores de la izquierda vuelven a retomar la bandera de la participación de los asalariados en el gobierno de la empresa (como es el caso reciente del</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/internacional/2018/09/24/actualidad/1537792305_071408.html"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Partido Laborista británico</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>), fortaleciendo así la tendencia de países en que esa participación tiene ya, en mayor o menor medida, fuerza legal (Alemania, Suecia, Francia...). Una tendencia que apunta, siquiera sea lenta y modestamente, hacia la profundización de la democracia, para la que las empresas no deben suponer una barrera insuperable. Porque, como la izquierda más consciente siempre ha sabido, si en ellas -y muy especialmente en las mayores y más poderosas- la democracia no penetra, inevitablemente se debilita, resiente y deteriora.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Por otra, se hace oir cada vez más en el mundo académico una corriente analítica que cuestiona con creciente solvencia los argumentos teóricos en que se sustenta el modelo de empresa basado en la soberanía accionarial y en la maximización del valor de la acción. Una corriente que aporta una consistente fundamentación en defensa de una concepción participativa de la empresa (sobre todo, de la gran sociedad anónima cotizada): es decir, en defensa de la participación efectiva en su gobierno de los principales agentes que contribuyen de manera más decisiva a la actividad de las grandes corporaciones (accionistas y directivos, desde luego, pero también restantes empleados, proveedores y contratistas estratégicos, clientes especialmente fidelizados o dependientes, comunidades locales que padecen particularmente las externalidades negativas...). Una fundamentación basada en buena medida en el desarrollo lógico de los argumentos con los que, desde la ortodoxia académica dominante, se ha pretendido defender la primacía accionarial. Frente a ésta, el enfoque emergente argumenta que todos los mencionados agentes son esenciales en la generación del valor empresarial y que todos -y no sólo los accionistas- tienen contratos incompletos, asumen riesgos residuales y aportan inversiones específicas imprescindibles. Razones por las que todos ellos (aunque no necesariamente de la misma forma) deben encontrar un espacio de protección de sus intereses en los órganos de gobierno de la empresa y deben participar activamente en ellos (y muy especialmente, en el consejo de administración), procurando el bien común de la entidad a través del acuerdo de sus diferentes intereses. Un planteamiento, en definitiva, que aporta materiales esenciales para la justificación económica (y no sólo ya moral) de la democratización de la empresa: para el avance hacia un nuevo modelo de empresa cuyo gobierno plural debe aspirar no sólo a la maximización de los intereses de los accionistas, sino al óptimo valor compartido de todos los agentes que contribuyen más significativamente al beneficio y que padecen más severamente los costes de su actividad (puede verse una explicación más detallada</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/de-la-rse-a-la-democracia-en-la-empresa-un-objetivo-de-progreso/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>aquí</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>).</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Por supuesto, son consideraciones que no dejan de ser combatidas por el pensamiento económico convencional, pero sobre las que el debate -como se señalaba al principio- ya está desatado, incluso fuera de los estrictos ámbitos académicos.</font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Pues bien, lo que aquí se quiere apuntar es que merece la pena reparar en lo que a este debate puede aportar la sugestiva línea de trabajo que viene desarrollando una de las figuras de la economía progresista de mayor proyección en la actualidad: la italo-estadounidense</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Mariana_Mazzucato"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Mariana Mazzucato</b></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>, profesora en la Universidad de Sussex y en el University College de Londres y autora -aparte de numerosos artículos- de dos libros de referencia en el debate actual de la economía de la izquierda (</span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.marcialpons.es/libros/el-estado-emprendedor/9788490562963/"><font face="Calibri, sans-serif"><i><span>El Estado emprendedor</span></i></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>y</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.publicaffairsbooks.com/titles/mariana-mazzucato/the-value-of-everything/9781610396745/"><font face="Calibri, sans-serif"><i><span>The value of everything</span></i></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>). Particularmente, el primero tiene una importante relación con la cuestión aquí tratada.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Su argumento central es ya ampliamente conocido: constituye una decidida reivindicación de la esencial contribución que, en los países más avanzados (el libro analiza sobre todo el caso de Estados Unidos, paradigma de la limitación de la intervención pública en la economía), realiza el Sector Público -tan frecuentemente tachado de ser un lastre para el crecimiento- a la innovación productiva que materializan en la práctica las empresas más punteras. Aparte de suministrar y/o facilitar elementos básicos para la actividad empresarial, como la justicia, la seguridad, infraestructuras esenciales o educación y sanidad, el Sector Público realiza una labor fundamental que desde el sector privado frecuentemente se silencia o se niega: la</span></font> <font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>ejecución directa de investigación de base en las etapas iniciales y la aportación de recursos imprescindibles para la realización por el sector privado de investigación en ámbitos decisivos para el impulso de la innovación productiva y de nuevas tecnologías.</span></font></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Como demuestra con abundantes ejemplos,</span></font> <font face="PalatinoLinotype-Roman, serif"><font size="3">“</font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>d</i></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>esde Internet a la nanotecnología, la mayoría de los avances fundamentales, tanto en la investigación básica como en la comercialización en sentido descendente, fueron financiados por el gobierno, y las empresas entraron en el juego sólo una vez que los resultados estuvieron claramente a la vista”. "Todas las tecnologías radicales detrás del iPhone fueron financiadas por el gobierno: Internet, GPS, pantalla táctil e incluso el asistente personal Siri activado por voz".</i></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>Algo, además, que -pese a lo que suele considerarse- se ha ido intensificando -al menos en algunos países- con la orientación cada vez más cortoplacista y financiarizada de la gran empresa, pues más imprescindibles resultan entonces los apoyos del Sector Público a la investigacion y la innovación en esas fases inciales del desarrollo de nuevas tecnologías.</span></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><span>En esta medida, y contra la pretensión neoliberal,</span></font> <font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>“</span></font></font></font><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>una inversión estratégica activa por parte del sector público</i></font></font></font> <font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>-reitera en un artículo posterior-</span></font></font></font> <font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>es esencial para el crecimiento. Por eso todas las grandes revoluciones tecnológicas (ya sea en medicina, informática o energía) fueron posibles gracias a la actuación del Estado como inversor de primera instancia</i></font></font></font><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">”</font></font></font> <font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>(“</span></font></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.project-syndicate.org/commentary/economy-value-private-public-investment-by-mariana-mazzucato-2018-09/spanish"><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>¿Quién crea realmente valor en una economía?</span></font></font></font></a></u></span></font><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>”).</span></font></font></font> <font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">La innovación productiva más puntera de nuestro tiempo no está siendo, por ello, resultado exclusivo de la mano invisible del libre mercado, sino, en parte esencial, producto también de la intervención pública: es decir, del esfuerzo colectivo. Una intervención que comparte riesgos básicos con el sector privado en la cadena de innovación y que debe ser, en consecuencia, considerada a todos los efectos “</font></font></font><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>cocreadora de valor</i></font></font></font><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">”.</font></font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">El Sector Público, así,</font></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">asume riesgos decisivos de buena parte de la actividad empresarial más innovadora, pero sin compensación adecuada por ello. Se trata de una relación evidentemente ventajosa para las empresas que más se benefician de esa aportación pública: una relación que genera una clara situación de injusticia cara al conjunto de la ciudadanía, que es quien, en última instancia, suministra los recursos. Por ello, sería también cuestión de justicia plantear mecanismos de compensación para esa contribución. Como señala nuestra autora en una</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ctxt.es/es/20180926/Politica/21886/Stephen-J-Dubner-economia-entrevista-Mariana-Mazzucato-EEUU-libre-mercado.htm"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">entrevista reciente</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">:</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">“</font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>s</i></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>i las empresas quieren un libre mercado total, estupendo, que lo tengan, pero que no reciban un solo céntimo del Estado. Pero si vas a recibir esas enormes cantidades de dinero del Estado, entonces habría que imponer algunas condiciones para la obtención de valor público, porque de lo contrario, solo se trata de valor privado</i></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">”.</font></font></p>
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<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Son ideas que ya están levantando polvareda y que, por descontado, están encontrando fuertes críticas: desde quienes minusvaloran la importancia de la contribución pública en este ámbito hasta quienes, aceptándola, consideran que está suficientemente compensada y retribuída por la vía impositiva; o quienes consideran que supondría enormes problemas de gestión para el Sector Público y no menos graves desincentivos para la inversión privada en las empresas más intensivas en I+D. Las últimas son objeciones a tomar en consideración, pero no necesariamente insuperables. En cuanto a la primera, resulta difícilmente sostenible a la luz de la evidencia, en tanto que la segunda parece harto discutible ante la deriva regresiva y crecientemente complaciente con las grandes empresas -y con sus posibilidades de optimización fiscal- que las estructuras impositivas de casi todos los países avanzados vienen experimentando a lo largo de las últimas décadas.</font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Por eso, la izquierda no debería desdeñar las implicaciones que las ideas de la Mazzucato pueden tener cara a esa más justa compensación del papel del Sector público en la I+D+i que luego rentabilizan -¡y cómo!- muchas empresas. Una búsqueda de vías de compensación que podría tener también consecuencias</font></font> <font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">en el tema que nos ocupa: en el gobierno corporativo de las empresas, y muy especialmente de las grandes empresas más punteras tecnológicamente, que son muy probablemente hacia las que fluye mayoritariamente el resultado de la previa inversión publica en investigación en I+D+i. Porque lo que defiende la profesora italo-americana implica ante todo que la generación de valor empresarial es una “</font></font></font><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i>creación colectiva</i></font></font></font><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">” en la que contribuyen -como antes se apuntaba- no sólo accionistas y directivos, sino también otros colectivos básicos para la actividad empresarial. Y, entre ellos, frecuentemente -y en muchas ocasiones de forma decisiva- también el Sector Público.</font></font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Desde esta perspectiva, no parecen fantasiosos los argumentos para que el Sector Público -en las empresas a cuyo valor más claramente contribuye- sea una más de las partes interesadas que -de forma proporcional a su aportación en cada empresa- debieran participar en el gobierno empresarial, y fundamentalmente en las grandes empresas. Algo que -si la intervención pública respeta criterios de calidad de la gestión y no acaba imponiéndose a los otros agentes (no podemos olvidar lo que ha pasado en España con las cajas de ahorros)- puede resultar de considerable relevancia tanto para avanzar hacia la democratización empresarial como para un mayor -y muchos pensamos que necesario- control público de muchas grandes corporaciones, sin que ello suponga necesariamente ninguna pretensión nacionalizadora.</font></font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Corporaciones, recuérdese, que son entidades sustancialmente diferentes de las restantes empresas: no sólo más grandes. Ya desde los años 30 al menos, pensadores nada transgresores -como Keynes- las consideraban -por su dimensión, importancia general y capacidad de influencia- más cercanas a grandes organismos públicos que a las pequeñas y medianas empresas (“una institución -al decir de un coetáneo del economista británico- que se asemeja, en su naturaleza misma, al propio Estado”</font></font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote1anc" href="#sdfootnote1sym" id="sdfootnote1anc"><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">1</font></font></font></a></sup><font color="#333333"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">), por lo que deberían ser permeables a formas de gobierno más coherentes con la inspiración democrática en que deben sustentarse esos organismos.</font></font></font></p>
<div id="sdfootnote1"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote1sym" href="#sdfootnote1anc" id="sdfootnote1sym">1</a><font face="Calibri, sans-serif">La frase es del industrial y político alemán Walther Rathenau. Cita recogida de Aglietta, M., y Rebérioux, A.,</font> <font face="Calibri, sans-serif"><i>Dérives du capitalisme financier</i></font><font face="Calibri, sans-serif">, Albin Michel, París, 2004.</font></p>
<p class="sdfootnote-western"></p>
<p class="sdfootnote-western"><font face="Calibri, sans-serif">* Artículo publicado en Cuarto Poder el 23/11/18.</font></p>
</div>Conmemorando (es un decir) el Plan Nacional de Empresas y Derechos Humanos*tag:comunidadetnor.ning.com,2018-10-22:5374014:BlogPost:639022018-10-22T11:54:54.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Hace poco más de un año (el 28 de julio de 2017) de la aprobación por el Gobierno de España del denominado</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><a href="http://www.exteriores.gob.es/Portal/es/PoliticaExteriorCooperacion/DerechosHumanos/Documents/170714%20PAN%20Empresas%20y%20Derechos%20Humanos.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Plan de Acción Nacional de Empresas y Derechos…</span></font></a></span></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Hace poco más de un año (el 28 de julio de 2017) de la aprobación por el Gobierno de España del denominado</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><a href="http://www.exteriores.gob.es/Portal/es/PoliticaExteriorCooperacion/DerechosHumanos/Documents/170714%20PAN%20Empresas%20y%20Derechos%20Humanos.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Plan de Acción Nacional de Empresas y Derechos Humanos</span></font></a></span></font><font face="Calibri, sans-serif">: un plan que respondía a las recomendaciones en tal sentido que la Unión Europea (UE) había planteado a los países miembros y que las organizaciones de la sociedad civil preocupadas por este tema venían demandandando con insistencia. Se trata de un plazo, por tanto, que parecería muy apropiado para hacer un balance de su funcionamiento.</font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Vano propósito, por supuesto, porque el Plan no ha llegado a desplegar ni la más mínima actividad. En todo caso, y dado que tenemos un gobierno diferente, no está de más aprovechar el aniversario para reflexionar sobre el carácter del Plan y tratar de apuntar alguna alternativa frente a su absoluta inoperancia.</font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Debe recordarse, ante todo, que el Plan -y las recomendaciones de la UE- derivan directamente de los</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><a href="https://www.ohchr.org/documents/publications/guidingprinciplesbusinesshr_sp.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Principios Rectores sobre las empresas y los derechos humanos</span></font></font></a></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>aprobados por Naciones Unidas en 2011 y elaborados por un equipo dirigido por John Ruggie. Principios que supusieron el -por el momento- desenlace decididamente voluntarista del largo debate que en este ámbito se venía produciendo entre partidarios de regulación obligatoria de las empresas y defensores de simples indicaciones de buenas prácticas de aplicación voluntaria. Aunque parten de los criterios de la obligación de los Estados de proteger los Derechos Humanos y de la paralela obligación de las empresas de respetarlos, los Principios, en efecto, se caracterizan básicamente por la ausencia de nuevas normas legales para las empresas: una ausencia totalmente asumida a nivel supranacional, si bien no descartada, e incluso tímidamente recomendada, a nivel de cada Estado para su ámbito de competencia.</span></font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Desde esta perspectiva, y al calor del impulso de la Comisión Europea y de lo que otros países comunitarios estaban haciendo, el Gobierno español -a través de la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación- inició los trabajos preparatorios del Plan a principios de 2013, con una proclamada voluntad de diálogo con expertos, empresas y organizaciones sociales. Tras dos borradores, en los que tanto la calidad del documento como el diálogo con la sociedad se fueron debilitando progresivamente, y en medio de una considerable falta de transparencia final, se publicó finalmente -en junio de 2014- un tercer y último borrador que se elevó al Consejo de Ministros ya sin ninguna posibilidad de debate. Y desde ese momento transcurrieron tres largos años sin la menor noticia, hasta que en julio del pasado año se publicó el documento definitivo: probablemente -</span></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><a href="https://www.lamarea.com/2017/05/28/derechos-humanos-y-empresas-los-deberes-pendientes-del-gobierno-espanol/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>como varias organizaciones señalaron en su momento</span></font></font></a></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>- por la pretensión del Gobierno de España de ingresar en el Consejo de Derechos Humanos de NNUU -lo que, dicho sea de paso, consiguió-.</span></font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>En este contexto, y después de tanta espera y del no escaso secretismo postrero, parece incuestionable que el Plan ha conseguido al menos un objetivo rotundo y nada fácil: poner de acuerdo a prácticamente todas las organizaciones de la sociedad civil en torno a su inconsistencia (frente a la inocultable satisfacción con que lo ha contemplado el mundo empresarial). En efecto, los matices en la valoración no empañan una práctica unanimidad de fondo: algunas organizaciones -Ecologistas en Acción, OMAL, ODG, Hegoa, Justicia Almentaria, Alba-Sud, RETS, Entrepueblos...- lo han rechazado de pleno porque cuestionan radicalmente la metodología de los Principios Rectores en que se inspira; las restantes -merece recordar entre las que han opinado a entidades como la CONGDE, Amnistía Internacional, Greenpeace, Cáritas, Manos Unidas, Justicia y Paz, Coordinadora Estatal de Comercio Justo, Federación de Asociaciones de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, Comisiones Obreras, Observatorio de RSC y</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><a href="https://observatoriorsc.org/inicio/quienes-somos/miembros/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>todas sus organizaciones miembros</span></font></font></a></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>...-, y aún sin rechazarlo en su totalidad en algunos casos, han puesto de relieve ante todo sus numerosas insuficiencias, que lo hacen inútil, cuando no seriamente perjudicial, en la práctica. Aunque resumir estas insuficiencias -por su cantidad- no es tarea fácil, se pueden agrupar en dos tipos: procedimentales y de fondo.</span></font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Entre las primeras, cabe destacar la ausencia de diagnóstico previo, la debilidad en el proceso de consulta a las partes interesadas (si bien quepa sospechar que con la excepción de las organizaciones empresariales) y -si es que se puede considerar defecto de procedimiento- un clamoroso silencio sobre los recursos económicos disponibles (salvo en la declaración inicial -claramente reveladora de la importancia que el Gobierno confería al Plan- de que “</span></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>t</span></font></font></font><font color="#000000"><span><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2">odos los compromisos que se deriven de la aplicación de las medidas de este Plan quedan condicionados a las disponibilidades presupuestarias existentes en cada ejercicio y a los objetivos de estabilidad presupuestaria fijada por el Gobierno y no podrán suponer aumento neto de los gastos de personal al servicio de la Administración”). Frente a ellas, una nota aparentemente positiva: el planteamiento de una Comisión de Seguimiento encargada del seguimiento, de la evaluación y de la posible reformulación futura del Plan, que debía constititurse en un plazo no superior a tres meses, pero de la que nunca se ha sabido nada (al margen de la reducida participación que abría a las organizaciones de la sociedad civil).</font></font></span></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Respecto a los defectos de fondo, la síntesis -por su número y gravedad- es aún más compleja:</font></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">perspectiva desenfocada (por el excesivo hincapié en la contribución del respeto de los Derechos Humanos a la competitividad empresarial, más que en la obligación esencial de respetarlos); inconcreción general (particularmente en torno a las obligaciones estatales y al contenido de los procesos de diligencia debida que se recomienda a las empresas); indefinición absoluta sobre aspectos esenciales en lo que debe ser un plan estratégico (indicadores, fases, plazos, etapas, objetivos secuenciales, responsabilidades...); falta de rigor en la formulación de las medidas planteadas (en muchos casos, simple repetición literal de lo consignado en los Principios Rectores); carencia de todo carácter vinculante y de todo asomo de sanción por incumplimientos, en el marco de una exclusiva “vocación de sensibilización y promoción, en línea con el voluntarismo de los Principios Rectores y excluyendo toda referencia a las reformas legales que serían necesarias para dotar al Plan de una mayor exigibilidad; generalidades sólo sobre la necesidad de coherencia de las diferentes políticas públicas que pueden afectar a la cuestión, sin ni siquiera establecer un sistema riguroso para garantizar el respeto de los Derechos Humanos en las empresas públicas y en las que reciban algún tipo de ayuda pública o que participen en contratos con las AA.PP.; no reconocimiento operativo de la responsabilidad central de las grandes empresas en toda su cadena de valor; inconcreción total respecto a la extraterritorialidad (a la exigencia de respeto de los Derechos Humanos en la operativa fuera del territorio nacional); ausencia de referencias a la necesidad de sancionar los incumplimientos en materia de Derechos Humanos, a la garantía del acceso a la justicia por las víctimas de vulneraciones y a la obligatoriedad empresarial del remedio y la reparación...</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En definitiva, un Plan innegablemente malo, elaborado sin los requisitos previos necesarios, sin recursos para su implementación, muy insuficientemente coordinado con otros programas relacionados (Ley de Economía Sostenible, Estrategia Nacional de RSE, Plan Director de Cooperación, Plan Nacional de Derechos Humanos, trasposición de la Directiva de la UE sobre información no financiera...), con abrumadoras carencias y que ni siquiera se ha empezado a aplicar. Aspectos todos que revelan una patente falta de compromiso real y de voluntad política para evitar o mitigar de forma sustancial la nada infrecuente ni en absoluto baladí vulneración empresarial de Derechos Humanos.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Porque, no lo olvidemos, de eso se trata: de algo tan obvio como que las empresas -y sobre todo las grandes,</font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>que son las que más frecuente y gravemente los vulneran</span></font></font><font face="Calibri, sans-serif">- estén obligadas -como todos- a respetar de verdad los Derechos Humanos. De que no los condicionen, como tan frecuentemente sucede, a los resultados económicos, sino que, por el contrario, deban considerarlos ineludiblemente -por utilizar palabras de Adela Cortina- como “una obligación de justicia básica, no una opción voluntaria”: una exigencia absoluta e incondicional, que tiene que cumplirse tanto en la actividad directa como en la indirecta inducida, que no puede ser dejada al libre albedrío de las empresas y que no puede eludirse o relativizarse, aunque perjudique al negocio, porque no puede permitirse un proyecto empresarial cuya viabilidad dependa de que estos derechos no se respeten rigurosamente. Y ello aunque implique problemas serios para la producción o el empleo, si bien siempre pueda acometerse paulatinamente y pueda acompañarse de medidas compensadoras.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Frente a esa exigencia moral, bien están, por supuesto, las medidas de fomento y promoción para que las empresas que quieran aceptarla la conozcan y la cumplan lo mejor posible, pero eso no puede ser óbice para otro tipo de medidas para las empresas que no quieran asumirla: y parece, desde luego, que haberlas, haylas; y no pocas y con incumplimientos muy graves.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Sin duda, se trata de un objetivo de muy difícil consecución y hacia el que sólo podría avanzarse de forma significativa en el marco de un consenso internacional que no parece cercano (pese a las esperanzas que suscita</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/derechos-humanos-tendremos-pronto-un-tratado-internacional-vinculante-para-multinacionales/"><font face="Calibri, sans-serif">el proyecto de tratado vinculante que se está debatiendo en el marco de NNUU</font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif">). Pero es algo a lo que un Estado que pretenda ser decente no puede dejar de aspirar con la máxima prioridad. Porque</font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">-aunque no siempre se puedan impedir las violaciones empresariales de Derechos Humanos- ningún Estado decente puede dejar de considerar a las empresas que los vulneren gravemente no sólo como irresponsables e indeseables, sino también como nítidamente ilegales.</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Esa voluntad política firme -incluso aunque no fuese posible aplicarla plenamente en la realidad- es lo que muchos desearíamos ver en un Plan Nacional de Empresas y Derechos Humanos y lo que ante todo echamos en falta en el actual.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Quizás, por ello, no debiera ser objeto de lamentaciones su no entrada en vigor, porque de haberlo hecho, habría sido no sólo inútil frente a ese objetivo fundamental, sino probablemente contraproducente, haciendo más difícil todavía implementar medidas eficaces en el futuro. Y por eso, quizás la mejor forma de conmemorar su primer aniversario sea, precisamente, celebrar su falta de aplicación.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Desde esta perspectiva, la inoperancia del Plan facilita las cosas para que el nuevo Gobierno haga borrón y cuenta nueva y se plantee un Plan totalmente diferente, que supere sus muchas insuficiencias y que suponga una guía estratégica para las numerosas reformas legales necesarias para avanzar de forma significativa hacia un control efectivo de los comportamientos de las empresas -y, repito, muy especialmente de las grandes-.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Reformas que -en opinión de quien esto escribe- deberían empezar con un imprescindible proyecto de ley para imponer procesos rigurosos de vigilancia y de diligencia debida en la gestión de los riesgos de vulneración de Derechos Humanos en las grandes empresas, respetando al menos lo que -entre otras muchas entidades- hace pocos meses</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><a href="https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/naciones-unidas-vuelve-a-senalar-los-deficits-de-espana-en-la-proteccion-del-derecho-a-la-vivien/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>recomendaba para España el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas</span></font></font></a></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y en línea -pero con mayor ambición- con la</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><a href="https://observatoriorsc.org/francia-aprueba-la-ley-deber-vigilancia-las-empresas/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>ley francesa de 2017</span></font></font></a></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>y con las propuestas similares que se están elaborando en otros países. Alguna formación política y varias organizaciones sociales están ya trabajando en su impulso.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">En todo caso, y detalles al margen, no olvidemos lo esencial: se trata de empezar a tomarse en serio algo tan razonable como que esa exigencia moral incondicional que es evitar que se vulneren los derechos por las empresas se convierta también en una exigencia legal. Algo -y perdonen la insistencia- que no debería dejar de intentar -y a lo que no debería dejar de contribuir en la medida de sus fuerzas- todo gobierno que se considere decente.</font></font></p>
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<p class="western">* Artículo publicado en <em>Ágora</em> el 30/9/2018.</p>De la RSE a la democracia en la empresa: un objetivo de progreso *tag:comunidadetnor.ning.com,2018-05-03:5374014:BlogPost:630292018-05-03T07:01:35.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Pese a su difusión, es difícil negar que la idea dominante de la responsabilidad social empresarial o corporativa (RSE en adelante) -tal como la conciben las grandes empresas y el tinglado de expertos que gira en su torno- presenta en la práctica resultados muy discutibles: tanto por su forma de aplicarla como por su propio carácter (puede verse una opinión…</span></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Pese a su difusión, es difícil negar que la idea dominante de la responsabilidad social empresarial o corporativa (RSE en adelante) -tal como la conciben las grandes empresas y el tinglado de expertos que gira en su torno- presenta en la práctica resultados muy discutibles: tanto por su forma de aplicarla como por su propio carácter (puede verse una opinión</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://diarioresponsable.com/opinion/23261-los-limites-de-la-rse-moreno-izquierdo"><font face="Calibri, sans-serif"><span>aquí</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>). De hecho, son ya numerosos los observadores independientes que la cuestionan abiertamente: y no sólo por lo menguado de sus efectos reales en los comportamientos empresariales, sino porque muchos la consideran</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.ecosfron.org/wp-content/uploads/DOSSIERES-EsF-14-RSC-Para-superar-la-ret%C3%B3rica.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span>un discurso eminentemente retórico</span></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>que, más allá de sus fines aparentes, persigue ante todo mejorar la imagen y la reputación de las grandes empresas y</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://openaccess.city.ac.uk/6095/8/criticalsociologyfinal.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span>fortalecer su posición dominante en la escena económica</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>. Las opiniones y análisis al respecto, tanto académicas como periodísticas y de organizaciones sociales, son cada vez más abundantes (si bien también, desde luego, lo son las posiciones favorables, como no podría dejar de suceder en un asunto que se ha convertido en estratégico para las grandes corporaciones).</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Es una opinión que no implica necesariamente la minusvaloración de la idea original, que surgió precisamente en sectores que consideraban fundamental conseguir combatir las malas prácticas de todo tipo y los impactos sociales y ambientales negativos de las grandes empresas: una idea eminentemente crítica que éstas han sabido reconvertir de forma magistral en una farisaica filosofía a su servicio. Pero el objetivo de quienes discrepan de esa concepción empresarial sigue vigente, y para su implantación se han venido reclamando, en esencia, dos fórmulas complementarias: una mayor presión de la sociedad civil -en todos los campos: también en el mercado, penalizando la irresponsabilidad y premiando las buenas prácticas- y una regulación y supervisión públicas más exigentes, que superen el carácter esencialmente voluntarista con el que conciben las empresas la RSE, para convertir en obligatorias pautas de conducta adicionales a las actualmente reguladas (y particularmente en el escenario internacional, donde son mayores las lagunas legales).</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Como se ha destacado ampliamente, uno de los ámbitos en los que más efectiva puede ser esa mayor severidad regulatoria es el sistema de gobierno corporativo: el conjunto de instituciones, normas y procedimientos en el que radican la estrategia y las decisiones fundamentales de la empresa, así como el control de su gestión. Conjunto en el que desempeña una función clave el consejo de administración, que constituye la piedra angular del gobierno empresarial. Por eso, se han planteado ya desde hace años diferentes recomendaciones de buenas prácticas sobre su carácter y funcionamiento en parte orientadas a contribuir a una mejor implementación de la RSE en las grandes empresas: básicamente en la línea de implicar más claramente a los consejos (y a los consejeros) en la estrategia de RSE de sus organizaciones.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">No obstante, mucha menos atención se ha venido dedicando en los últimos años a otra línea de reforma del gobierno corporativo que puede ser sensiblemente más efectiva no sólo para avanzar hacia una RSE más auténtica, sino, más aún, para impulsar la consolidación de modelos empresariales mejores en todos los aspectos: más equitativos, justos y éticos, pero también más eficientes. Una línea sobre la que -desde otras perspectivas- se debatió profusamente en los años 70 y primeros 80 del siglo pasado, pero que desde entonces ha desaparecido casi totalmente de la agenda política.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Me refiero a las medidas legales que pueden abrir el paso en las grandes empresas a sistemas de gobierno más plurales: que no estén dominados abrumadoramente por los representantes de los accionistas, sino en los que participen otros colectivos también esenciales en la vida empresarial. Medidas que, para el ámbito de los trabajadores, ya existen en muchos países europeos -liderados por Alemania, Suecia y los restantes países nórdicos- y que defiende decididamente -al menos, en la teoría- la Unión Europea, particularmente desde la publicación en 2017 del</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://ec.europa.eu/commission/priorities/deeper-and-fairer-economic-and-monetary-union/european-pillar-social-rights/european-pillar-social-rights-20-principles_es"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Pilar Europeo sobre Derechos Sociales</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>. Pero medidas que no tienen por qué limitarse a los asalariados -aunque sea éste un colectivo crucial y preferente-, sino que en buena lógica podrían extenderse también a los restantes grupos de interés más significativos en cada empresa: aquéllos que contribuyen de forma más determinante en el proceso de generación de valor.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Es algo que posibilitaría avanzar hacia mejores comportamientos empresariales en todos los aspectos y hacia una RSE más auténtica y práctica, porque la presencia de los diferentes colectivos en el órgano básico de gobierno implicaría que la empresa dejaría de perseguir el exclusivo interés de uno de ellos -el accionariado-, para orientarse hacia la búsqueda de objetivos de más largo plazo, más sostenibles y más equilibrados, en los que todas las partes implicadas encontraran una satisfacción válida: la búsqueda de un valor realmente compartido. Un valor en cuya composición -si la representación en el sistema de gobierno fuera adecuada- deberían estar presentes también intereses sociales generales. Una forma participativa de entender el sistema de gobierno en la que el consejo de administración dejaría de ser la representación de un sector y el instrumento por el cual este sector gobierna y controla la estrategia y la actividad de la empresa, para pasar a ser una cámara de compensación y de búsqueda de consenso entre los diferentes intereses que en ella intervienen de forma más decisiva.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Por supuesto, son ideas que la ortodoxia económica dominante califica de esotéricas, desde su convicción de que el único modelo de gobierno empresarial sensato, justo y eficiente es el que se basa en la soberanía accionarial. Una convicción que coincide con los intereses de buena parte de los mercados financieros -crecientemente alineados con la maximización del valor accionarial como criterio indiscutible de gestión- y que, en el marco de la ofensiva neoliberal, ha venido defendiendo una literatura académica de dimensiones hiperbólicas -sobre todo desde la década de 1980- y de fuerte sofisticación formal, elevada por los sectores dominantes en la empresa y en la universidad al altar de las verdades incuestionables (</span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://law.harvard.edu/programs/olin_center/papers/pdf/280.pdf"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">“el fin de la historia” en el gobierno corporativo</font></font></font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">).</font></font></font></span></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Para ello se han utilizado -por toda una legión de académicos del máximo prestigio- numerosas -y a veces contrapuestas- razones: desde los derechos que corresponden a los accionistas por la supuesta propiedad de la empresa -cuando no son más que propietarios de participaciones en la sociedad mercantil que la sirve de soporte jurídico- hasta las presuntas justicia y optimalidad económica que corresponden a un modelo de empresa en el que los accionistas tienen todos los derechos de gobierno, de control y de apropiación del beneficio. Razones que, por sintetizar, se basan en alguna forma de excepcionalidad del papel de los accionistas en la empresa: ya sea por ser los únicos agentes que tienen contratos incompletos (los que no permiten cubrir todas las incidencias que se pueden presentar a lo largo de su duración), por ser los únicos que realizan inversiones específicas (las orientadas de forma muy concreta a la empresa y que perderían parte de su valor en usos alternativos) y los únicos que asumen riesgos residuales (los que surgen en caso de que el proyecto empresarial quiebre), ya por ser quienes realizan esas inversiones y asumen esos riesgos de forma esencial o ya porque, aunque nada de lo anterior fuera cierto, son los agentes a cuyo mando se minimizan los costes de transacción en la empresa. Son esas -diferentes- excepcionalidades, de las que se derivarían una posición especialmente frágil (!) o una capacidad de liderazgo diferencial, las que justificarían que se compensase a los accionistas con el monopolio del gobierno de la empresa y de la apropiación del beneficio residual.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Son argumentos todos en los que se ha sustentado sucesivamente el fundamento teórico del modelo de gran empresa característico de nuestro tiempo: la que -presuntamente- gobiernan los accionistas, contratando para su gestión a los directivos como agentes al servicio de sus objetivos y a quienes tratan de alinear con sus intereses por medio de remuneraciones que les incentivan -con frecuencia desmesuradamente- a priorizar ante todo la maximización del beneficio y del valor de la acción.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Por sus propias características definitorias -y por la creciente influencia en el accionariado de las grandes empresas de entidades financieras fuertemente orientadas al corto plazo, particularmente las instituciones de inversión colectiva-, se trata de un modelo de empresa que -como muestra una evidencia empírica ya muy abundante- genera problemas considerables, tanto en el interior de las empresas como a nivel de la economía general. Uno de ellos es que conduce a un enfrentamiento inevitable con los criterios esenciales de la RSE, por mucho que la gran mayoría de las grandes empresas digan defenderla. En la práctica, los objetivos empresariales prioritarios y los objetivos de la RSE se contraponen, por lo que éstos últimos se marginan, convirtiendo a la RSE en ese discurso comunicativo, reputacional y pretendidamente legitimatorio que comentaba al principio.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Pero -¡aleluya!- en toda esta problemática hay una buena noticia: frente a la apabullante artillería académica dominante, está surgiendo -sobre todo desde finales de los años 90- una literatura teórica crítica cada vez más amplia y cada vez más firme. Una literatura que -desde diferentes perspectivas y con diferentes procedencias- está revelando la inconsistencia de fondo de las diferentes apologías en favor de la soberanía accionarial, desmontando el irrealismo de sus argumentos, recordando que el papel de los acionstas no responde a más excepcionalidad que la que deriva de su mayor poder negociador y aportando materiales crecientemente sólidos para la justificación en términos económicos de la pertinencia de modelos plurales de gobierno empresarial (ver</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.agorarsc.org/ante-el-nuevo-codigo-de-buen-gobierno-mas-alla-de-la-economia/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>aquí</span></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>y</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://diarioresponsable.com/opinion/24938-la-maximizacion-del-valor-accionarial"><font face="Calibri, sans-serif"><span>aquí</span></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>dos comentarios algo más detallados).</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Frente a las tesis neoliberales, lo que esta línea de investigación sostiene es que los modelos de empresa participativos son los que mejor recompensan los derechos de las diferentes partes implicadas en la vida empresarial y, al tiempo, los que mejor impulsan la eficiencia y el dinamismo de las empresas, porque son los que mejor incentivan en todos los agentes la realización de inversiones específicas, la asunción de riesgos y, en definitiva, el compromiso con el proyecto empresarial. Razones que deberían inducir a considerar la conveniencia de avanzar hacia su implantación práctica.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Claro está que se trata de</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>un planteamiento que no está de ninguna forma exento de problemas</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>-como la delimitación de los grupos que deben participar en el consejo o la forma de participación- y que introduce grados considerables de complejidad, frente a la simplicidad de la subordinación de las decisiones a un único criterio. Pero -como lo justifican los trabajos teóricos mencionados y como lo muestra la experiencia de muchas empresas europeas- no implica necesariamente peores resultados económicos. Al contrario, puede aportar ventajas significativas: entre otras, mejoras en el control de la gestión, desincentivos al cortoplacismo y a la asunción de riesgos excesivos, freno a la discrecionalidad y a la cooptación por parte de los altos directivos, incremento del compromiso de las partes implicadas y de la confianza entre ellas e impulso -al calor del fomento de las inversiones específicas- del aprendizaje colectivo, de la productividad, de la calidad y del capital social.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Estamos ante una línea de razonamiento que -como antes se apuntaba- se refiere ante todo a los empleados, cuya inversión formativa es en buena medida específica y cuyos riesgos ante el futuro de la empresa son en muchos casos superiores a los de los accionistas -que sólo exponen el valor de sus acciones, además cada vez más líquidas-. Pero también a todos los agentes que realizan ese tipo de inversiones y que asumen ese tipo de riesgos: clientes y proveedores estratégicos, que dependen en buena medida de la empresa en cuestión y cuya estructura productiva está fuertemente condicionada por ella, desarrollando inversiones directamente relacionadas con ella y asumiendo en consecuencia riesgos evidentes; clientes no estratégicos, pero para los que la adquisición en la empresa es -por las razones que fueran- prioritaria; determinados colectivos y comunidades locales severamente afectados por externalidades negativas de la empresa, que la empresa no compensa y que, por tanto, están contribuyendo involuntariamente -a veces decisivamente- al abaratamiento de los costes productivos.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Todos ellos, junto a accionistas y directivos, por supuesto, contribuyen de forma insustituible a la generación de valor empresarial y todos lo hacen desarrollando compromisos y asumiendo riesgos muy por encima de lo que sus respectivos contratos garantizan. Todos, por eso, son depositarios de derechos frente a la empresa comparables a los de los propietarios del capital accionarial. Todos, en consecuencia, tienen derecho a intervenir en alguna medida -no igual, desde luego- en su gobierno y en su control, como también todos tienen derecho a participar en la distribución del beneficio de forma proporcional a su aportación.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Es un modelo de gobierno participativo que se corresponde con una concepción de la empresa sustancialmente diferente a la convencional. Una concepción para la que la empresa no es -como en la visión tradicional- una simple asociación legal constituida por el capital social, nutrido por las aportaciones de los socios/accionistas, sino una asociación mucho más compleja y real, formada por diferentes capitales (recursos): el capital accionarial y financiero, ciertamente, pero también el capital humano, cognoscitivo, organizacional y relacional aportado por directivos y empleados, el productivo y distributivo aportado por la cadena de valor y la clientela, el reputacional y estructural aportado por todos los que en ella colaboran, el que se materializa en las externalidades que soportan determinados colectivos... Una entidad, por tanto, que no puede ser entendida como un simple objeto de propiedad de los accionistas (una mercancía), con el que -como dueños y señores- pueden hacer lo que quieran, sino como una entidad de naturaleza asociativa con identidad diferenciada,</span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>en la que la cooperación de todos los partícipes es esencial y que debe aspirar al óptimo valor compartido de todos ellos</span></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><i><span>.</span></i></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>Una complicada red de aportaciones y derechos que es de muchos, y que debe ser gobernada de forma proporcional y justa por todos aquéllos a los que, en mayor o menor medida, pertenece.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Y como antes señalaba, se trata de un modelo de la empresa que -sin ser la imposible panacea- automáticamente impulsaría hacia objetivos más compartidos y equilibrados y más coherentes con la sostenibiidad y la RSE. Es más, es un enfoque que -como ha señalado</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.wipo.uni-freiburg.de/tagungen/vfs-tagung/brink_normative_theory_of_the_firm.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><span>A. Brink</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>- permite avanzar hacia una fundamentación económica de la ética empresarial y de la RSE radicalmente diferente de la basada en el interés instrumental que puede tener para la empresa (el llamado “</span></font><font face="Calibri, sans-serif"><i><span>business case</span></i></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>”). Por eso, frente a una concepción de la RSE que está siendo cada vez más cooptada por el considerablemente hipócrita discurso empresarial -eminentemente voluntarista, unilateral, economicista y en última instancia condicionado siempre al beneficio-, algunos pensamos que hace falta dar un paso decidido y empezar a reclamar lo que sí nos parece innegablemente positivo para la sociedad y realmente transformador:</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><b>la democracia en la empresa</b></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>. Porque de esto se trata: de que la democracia no se pare en las puertas de las empresas (al menos, de las mayores y menos personales); de repensar la economía desde la democracia, como no hace mucho reclamaba</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ctxt.es/es/20180228/Firmas/18109/marx-sindicalismo-capitalismo-estado-del-bienestar-bruno-estrada-subcontratas.htm"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Bruno Estrada</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>. Algo que, dado el enorme poder de las grandes corporaciones y su inmensa capacidad de condicionamiento en todos los ámbitos, podría contribuir sustancialmente a mitigar la unilateralidad de ese poder y a profundizar en el nivel general de democracia.</span></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Es verdad que</span></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>los consejos de administración participativos y plurales no son el único requisito para avanzar hacia una democracia empresarial efectiva, como lo prueba la diferente eficacia de las experiencias europeas en curso (véase</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.etui.org/fr/Publications2/Policy-Briefs/European-Economic-Employment-and-Social-Policy/Les-droits-de-participation-en-pratique-quels-sont-les-fondements-du-pouvoir-des-representants-des-travailleurs-au-conseil-d-administration-ou-de-surveillance"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>aquí</span></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><span>un documento de mucho interés al respecto). Pero son una condición imprescindible. Una condición, además, y es lo que aquí se ha querido destacar, que no es una simple ensoñación utópica, sino sobre la que existe ya una considerable fundamentación económica.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Aunque no se puede negar, desde luego, que sí parecen más propias del terreno de los sueños estas cuestiones desde la perspectiva del lúgubre panorama político actual de nuestro país, ante un gobierno que ha hecho causa primera del debilitamiento del poder sindical y de la omnipotencia de accionistas y altos directivos en el seno de las empresas y en un entorno en el que la correlación de fuerzas social y política no parece favorecer en modo alguno este tipo de planteamientos. Pero sin olvidar la cruda realidad, no deberíamos olvidar tampoco la importancia que tiene refutar en la teoría la falsa inapelabilidad de los argumentos en que se basa el paradigma dominante: empezar a ganar la batalla de las ideas es el paso ineludible para poder aspirar a cambiar la realidad.</font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">* Artículo publicado en Ágora (<a href="https://www.agorarsc.org/de-la-rse-a-la-democracia-en-la-empresa-un-objetivo-de-progreso/">https://www.agorarsc.org/de-la-rse-a-la-democracia-en-la-empresa-un-objetivo-de-progreso/</a>)</font></p>
<p class="western"></p>Sobre la responsabilidad social de las finanzas (y sobre su insoportable levedad)*tag:comunidadetnor.ning.com,2018-03-07:5374014:BlogPost:632202018-03-07T07:57:24.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Informaciones recientes parecen ratificar el compromiso formal de los mayores bancos españoles con la responsabilidad social:</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font face="Calibri, sans-serif"><span><a href="https://diarioresponsable.com/noticias/25957-rse-ana-botin-en-banco-santander-tenemos-que-lograr-que-la-banca-responsable-este-en-el-centro-de-todo">el Banco Santander reitera su…</a></span></font></u></span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Informaciones recientes parecen ratificar el compromiso formal de los mayores bancos españoles con la responsabilidad social:</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font face="Calibri, sans-serif"><span><a href="https://diarioresponsable.com/noticias/25957-rse-ana-botin-en-banco-santander-tenemos-que-lograr-que-la-banca-responsable-este-en-el-centro-de-todo">el Banco Santander reitera su compromiso con la banca responsable</a> y</span></font></u></span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://diarioresponsable.com/noticias/25988-la-estrategia-de-cambio-climatico-y-desarrollo-sostenible-de-bbva-movilizara-100-000-millones-de-euros"><font face="Calibri, sans-serif"><span>BBVA informa de su nueva y ambiciosa estrategia de desarrollo sostenible</span></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>, noticias a las que debe sumarse el hecho de que</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://www.elconfidencial.com/empresas/2016-07-07/caixabank-elegida-mejor-banca-responsable-en-europa-por-euromoney_1229649/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>CaixaBank fue galardonado no hace mucho como el “mejor banco responsable de Europa”</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Aunque deben ser recibidas con precaución, porque en este campo del dicho al hecho hay demasiado trecho, son noticias que -al menos en parte- son desde luego positivas: fundamentalmente porque -políticas de imagen al margen- reflejan la cada vez mayor exigencia social de responsabilidad en el negocio bancario y el eco creciente que, poco a poco, esa demanda está requiriendo en las entidades financieras. Está muy bien, sin duda. Pero convendría profundizar un poco más en esta cuestión: la valoración de estas informaciones no puede quedarse en este punto, porque eso supondría dejar de lado consideraciones imprescindibles.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">En efecto, cuando hablamos de responsabilidad en el negocio financiero no deberíamos olvidar las múltiples dimensiones que este concepto tiene en este ámbito: su carácter distintivo frente al que tiene en el resto de sectores económicos. Algo que deriva de la propia importancia y centralidad del sector financiero y de su intensa y múltiple influencia en el conjunto de la actividad económica. Una importancia, una centralidad y una influencia diferenciales que imponen una exigencia de responsabilidad también diferencial.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Por eso creo que en este terreno -en el conjunto de los mercados financieros, no sólo en la banca-, y en lo que respecta a grandes empresas, no basta con cumplir con los tres niveles que</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://diarioresponsable.com/opinion/25940-rsc-devolver-o-contribuir"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Alberto Andreu consideraba recientemente -en estas mismas páginas-</span></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>como los requisitos esenciales de la responsabilidad social empresarial (cumplir las leyes, minimizar los impactos negativos de la actividad y maximizar los positivos). No es que eso sea moco de pavo, por supuesto: pocas empresas grandes -si es que alguna- hay que los aprueben con mínima seriedad. Criterios, además, que en el caso del sector financiero implican algo que suele tener mucha menos importancia en otros sectores, pero que en el caso de las finanzas afecta al núcleo central de la actividad de muchas grandes entidades: que deben minimizarse los impactos negativos y maximizarse los positivos no sólo de la actividad directa, sino también de la indirecta. Es decir, de los efectos que genera la actividad de las empresas y proyectos financiados o participados por el sector. Si en la incidencia directa es ya muy cuestionable el nivel de la responsabilidad de las grandes entidades, en lo que respecta a la indirecta las insuficiencias son de una enorme -y con frecuencia devastadora- dimensión (pese al presunto compromiso con la RSC y a la firma de todo tipo de adhesiones para el respeto de los impactos sociales y ambientales de su actividad financiera).</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Pero incluso, como apuntaba, tampoco bastaría con buenas prácticas en este aspecto. La responsabilidad social del sector tiene otras connotaciones todavía más amplias. Dimensiones frecuentemente olvidadas en las disquisiciones sobre la RSC, que rebasan el nivel estrictamente individual de cada entidad, que se refieren al conjunto del sector y que han provocado continuos problemas sociales de gravedad difícilmente minusvalorable. Dos de ellas, al menos, merecerían una reflexión detenida.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Fomento del cortoplacismo</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">La primera tiene que ver con el fortísimo poder de condicionamiento que los mercados financieros tienen sobre las empresas. Un condicionamiento que no sólo se limita a la tradicional capacidad de la banca para discriminar a las empresas a las que financia, sino que se viene haciendo cada vez mayor con la creciente importancia del papel de los mercados de capitales y de los inversores institucionales (sobre todo, fondos de inversión y de pensiones en sus diferentes modalidades). Mercados y agentes -detrás de los que a menudo está la gran banca convencional- que se han convertido en financiadores e inversores fundamentales en las grandes empresas y que -sobre todo los segundos- son inherentemente cortoplacistas, porque buscan maximizar permanentemente el valor patrimonial de sus inversiones y frecuentemente no aspiran a fortalecer la solidez económica de las empresas en las que invierten o financian, sino el incremento rápido de su valor accionarial, para materializar lo antes posible plusvalías. Con su creciente intervención financiera inducen así un estilo de gestión que está condicionando de forma cada día más acusada los objetivos y las estrategias de las empresas (especialmente de las grandes empresas cotizadas, las más influenciables por los mercados de capitales y los inversores institucionales), empujándolas continuamente hacia la intensificación del cortoplacismo, hacia la maximización permanente del valor de la acción y hacia la consiguiente búsqueda de beneficios que batan al mercado (es decir, extraordinarios).</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se trata de un fomento del cortoplacismo que implica el incentivo de las estrategias menos compatibles con la sostenibilidad y la RSC, y, por contra, el desaliento de las que podrían favorecer más consecuentemente estos objetivos: una aunténtica penalización de la RSC. Algo que se extiende inevitablemente en todo el tejido empresarial -porque es muy difícil resistir la competencia de las empresas con altas rentabilidades a corto plazo- y que tiene su correlato trágico en el tipo de modelo productivo que estas estrategias cortoplacistas están impulsando a nivel macroeconómico: prioridad a las inversiones financieras en perjuicio de las productivas, propensión al endeudamiento y a la reducción del peso de los fondos propios -porque así se intensifica la rentanbilidad del capital-, incentivo a fusiones y adquisiciones con criterios de corto plazo -pero ineficientes a la larga-, fomento de fenómenos como la subcontratación, la externalización y la deslocalización, generalización de políticas laborales dirigidas a la reducción de costes salariales, a la flexibilidad contractual y a la marginación de la negociación colectiva, deterioro de la productividad, incremento del paro y de la desigualdad, debilidad del consumo... Un modelo, en definitiva, frágil, ineficiente y propenso al desequilibrio- tanto a nivel interno de las empresas como a nivel general-, de inequívocos efectos negativos a largo plazo para la sostenibilidad empresarial y para el conjunto de la economía y que ha provocado costes y quebrantos notables en muchas familias y empresas y en la situación fianciera del sector público. Un modelo, hay que recordarlo, en cuya consolidación ha tenido una considerable responsabilidad el sector financiero.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Propensión a la inestabilidad</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>La segunda dimensión tiene un alcance tan más general o más que la anterior y deriva de rasgos inmanentes al sector financiero, pero que se han ido agudizando intensamente durante la larga etapa de debilitamiento de la regulación (desde la década de 1980 hasta la crisis). Parece ya difícil -después de todo lo sucedido- cuestionar las características que el ahora tan recordado -pero durante tanto tiempo tan olvidado-</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://es.wikipedia.org/wiki/Hyman_Minsky"><font face="Calibri, sans-serif"><span>Hyman Minsky</span></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>destacara en el sector financiero: su incontenible tendencia a la inestabilidad, al exceso, a las burbujas de crédito y al cortoplacismo que le caracterizan en etapas de crecimiento si no se le constriñe suficientemente con un adecuado control público. Tendencia que genera una correspondiente propensión al incremento del riesgo financiero sistémico y a las crisis recurrentes, tanto más graves cuanto mayor es el tamaño del sector y sus imbricaciones en el conjunto de la economía. Lo que, evidentemente, produce consecuencias muy graves en la sociedad, y particularmente en los colectivos más vulnerables.</span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Es algo que se ha visto poderosamente agravado por las transformaciones experimentadas en el sector financiero y en la propia banca a lo largo de las últimas décadas, especialmente con el mencionado aumento del protagonismo de los mercados de capitales y de los inversores institucionales en la financiación empresarial y con la reducción sustancial de la tradicional función de la banca de intermediadora crediticia con las empresas no financieras, en beneficio del aumento de una actividad cada vez más centrada en los propios mercados financieros (en muchos casos, de carácter fuertemente cortoplacista y muy cercana a la pura especulación). Una reorientación que, al margen de la intensificación de la tendencia a la inestabilidad y al riesgo que propicia, produce con harta frecuencia consecuencias severamente negativas en muchos países y colectivos: como las habituales oscilaciones bruscas en los tipos de cambio y en los precios de materias primas y cereales, que generan daños patentes en las finanzas de muchos países y en las condiciones de vida de millones de personas.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>En resumen</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Cuando los responsables de las grandes entidades financieras se asombran de la escasa credibilidad que mayoritariamente producen sus renovados compromisos con las responsabilidad social y la sostenibilidad, habría que recordarles la responsabilidad general del sector financiero en los problemas anteriormente citados: los problemas que recurrentemente provoca su forma de actuar en el conjunto de la economía -y que han padecido y padecen amplios sectores de la sociedad-, cuya última manifestación ha sido la crisis todavía no digerida, en la que la culpabilidad de las finanzas ha sido inmensa. Algo, seguramente, que rebasa la pura esfera de la responsabilidad de cada entidad en particular, pero en lo que han influido decididamente todas las grandes entidades del sector, porque esa forma de entender el negocio financiero les ha reportado enormes beneficios. Y que podrían haber al menos mitigado, de haber actuado como entidades que se responsabilizaran verdaderamente de sus efectos en la sociedad. Por eso, en ese difícil cómputo entre los cuantiosos beneficios contables y los incontables dolores producidos radica también, no lo debemos olvidar, la responsabilidad del que ha sido durante mucho tiempo -y probablemente sigue siendo- el sector hegemónico de la economía mundial.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">* Artículo publicado en Diario Responsable el 6/3/18</font></p>
<p class="western"></p>El leviatán de nuestro tiempo*tag:comunidadetnor.ning.com,2018-02-02:5374014:BlogPost:632082018-02-02T09:23:12.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>No es, desde luego, nada original traer a colación el inmenso poder de las grandes empresas transnacionales en casi todas las esferas de la vida, pero el recién finalizado 2017 nos ha seguido dejado abundantes señales que obligan a tenerlo muy presente (…</span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://consumidoresorganicos.org/2017/11/03/la-fusion-bayer-monsanto-catastrofica/"></a></u></span></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>No es, desde luego, nada original traer a colación el inmenso poder de las grandes empresas transnacionales en casi todas las esferas de la vida, pero el recién finalizado 2017 nos ha seguido dejado abundantes señales que obligan a tenerlo muy presente (</span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://consumidoresorganicos.org/2017/11/03/la-fusion-bayer-monsanto-catastrofica/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>fusión Bayer-Monsanto</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>,</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/elpais/2017/09/18/ciencia/1505727503_033081.html"><font face="Calibri, sans-serif"><span>estimaciones de las muertes producidas por el “dieselgate” de Vokswagen</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>, nuevas revelaciones de</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.agorarsc.org/con-un-poco-de-azucar-los-intereses-creados-en-torno-al-azucar/"><font face="Calibri, sans-serif"><span>prácticas cuestionables en la industria alimentaria</span></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><span>y de</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://elpais.com/economia/2017/08/31/actualidad/1504187252_022398.html"><font face="Calibri, sans-serif"><span>fraudes bancarios</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>,</span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.eldiario.es/theguardian/industria-farmaceutica-politicos-alimentan-Unidos_0_698881032.html"><font face="Calibri, sans-serif"><span>financiación a políticos por la industria farmacéutica</span></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><span>... ). Aunque quizás ninguna tan ilustrativa como la materializada por la tercera sesión del grupo de trabajo intergubernamental que, en el marco de Naciones Unidas, tuvo lugar en Ginebra entre el 23 y el 27 de octubre, con el objetivo de elaborar un instrumento jurídico</span></font> <span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">vinculante a nivel internacional para regular la obligatoriedad de que las empresas (y sobre todo las transnacionales) respeten realmente los derechos humanos. Una reunión que, una vez más, evidenció de forma inocultable los denodados esfuerzos de los gobiernos de los países más desarrollados por frustrar el proyecto y evitar cualquier forma de control público firme a las grandes empresas en este terreno: por no limitar su cuasi impunidad práctica. Buena metáfora de dónde reside el poder. Adoración Guamán dejó constancia de ello en</font></font></font></span> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ctxt.es/es/20171101/Politica/15885/impunidad-violacion-derechos-humanos-transnacionales-ONU-Adoracion-Guaman-ctxt.htm"><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">un revelador relatorio en estas mismas páginas.</font></font></font></span></a></u></span></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Es un poder, sin duda, que supone un problema nuclear de nuestro tiempo: un problema, además, que se ha venido acentuando a lo largo de las últimas décadas, al calor de la intensificación del proceso de globalización. Porque la indudable pérdida de margen de maniobra de los Estados que la globalización propicia ha permitido a las grandes corporaciones transnacionales incrementar radicalmente su autonomía, su influencia, su capacidad de utilizar en su favor las diferentes regulaciones nacionales y su poder de control en la economía y en la sociedad. Algo que comporta también evidentes problemas para la democracia: caminamos a pasos agigantados hacia una economía crecientemente autonomizada del control público y de los contrapoderes sociales y, por ello, crecientemente hegemonizada por los agentes que mejor han sabido reaccionar al proceso globalizador y desenvolverse en la arena internacional. Asistimos, así, a un salto cualitativo en la supremacía económica, social, política e incluso cultural de las grandes empresas. Un salto que nos acerca cada vez más a distopías que hasta hace no mucho nos parecían simples relatos de ciencia ficción.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">No hay -insisto- nada de novedoso en esto: es una cuestión sobre la que se viene escribiendo y dabatiendo largo y tendido desde hace mucho. Pero sí quisiera reparar en la incidencia que en este fortalecimiento del poder coprorativo están teniendo tres fenómenos que, aunque tampoco estrictamente nuevos, sí son especialmente característicos de nuestro tiempo.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>1. Absorción del poder político por el poder corporativo</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">En primer lugar, el hecho de que estamos ante un proceso que no sólo supone un condicionamiento creciente del poder político por el empresarial, sino una invasión -y una hibridación- cada vez mayor de este poder en el poder político: tanto en los Estados nacionales como en los organismos públicos internacionales. No faltan las manifestaciones: la obscena influencia de los lobbies empresariales en los ámbitos de decisión pública, el incremento de la dependencia de políticos y altos funcionarios respecto de las grandes empresas, el paralelo aumento de la irrupción de directivos empresariales en el mundo de la política y de la Administración Pública...</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><span>De forma tal que se viene produciendo una progresiva pérdida de identidad propia del poder político: una dilución de su carácter diferencial, cada día más controlado -por múltiples vías- por las grandes corporaciones. Por eso empieza a resultar falsa la diferenciación entre ambos poderes: el corportivo enguye crecientemente al político. Es lo que Wolin ha llamado “totalitarismo invertido”: un sistema en el que</span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>“el poder corporativo se despoja finalmente</span></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">de su identificación como fenómeno puramente económico, confinado principalmente al terreno interno de la empresa privada, y evoluciona hasta transformarse en una coparticipación globalizadora con el Estado</font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>”</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote1anc" href="#sdfootnote1sym" id="sdfootnote1anc">1</a></span></font></font></sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Y repárese en que es una colonización que se extiende así mismo al ámbito supranacional, tanto en los principales organismos internacionales como en procesos integradores. Por eso, las agendas globales que promueven esos organismos son muchas veces reflejo claro de los intereses de las grandes corporaciones transnacionales. Algo a lo que no es ajena la Unión Europea.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><b>2. Activismo empresarial en foros globales</b></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>También a lo largo de las dos últimas décadas se ha venido produciendo otro fenómeno clave en la consolidación de la hegemonía corporativa: la participación creciente de grandes empresas en instituciones mixtas público-privadas y en plataformas y alianzas multiactores -en ocasiones impulsadas por Naciones Unidas y otros organismos internacionales- que se crean para afrontar problemas globales cuya gravedad parece exigir un afrontamiento plural. Marcos de reflexión y decisión que se empiezan a consolidar desde mediados del pasado siglo, pero que se expanden con rapidez desde finales de la década de los 90, al calor de la intensificación de la propia globalización, y que desde entonces se vienen convocando con frecuencia creciente para que las diferentes partes más claramente afectadas por el problema concreto (empresas, sindicatos, organizaciones sociales, Estados, organismos internacionales, expertos...) puedan adoptar presuntamente planteamientos rigurosos, enfoques comunes y soluciones consensuadas. Instancias presentes ya en numerosos campos de la economía (comercio, inversión, sector financiero, sector agrario, economía digital...) y particularmente ante grandes problemas socio-económicos globales (desarrollo, salud, alimentación, cambio climático...) que las grandes empresas transnacionales han sabido valorar como esenciales para la promoción de sus intereses y en las que han venido incrementando decididamente su participación y su activismo. El reciente proceso de establecimiento de la Agenda de Desarrollo 2030 constituye un ejemplo muy característico</span></font></font><sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote2anc" href="#sdfootnote2sym" id="sdfootnote2anc">2</a></span></font></font></sup><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Tanto es así que muchas grandes empresas empiezan a apreciar cada vez más explícitamente este tipo de plataformas como el eje vertebral de un nuevo sistema de gobernanza global de claro interés para ellas. Una forma de gobernanza a través de supuestos acuerdos multi-partes que puede presentar aspectos socialmente positivos en teoría, pero en la que son evidentes peligros en la práctica. Ante todo, porque se trata de procesos de muy débil formalización, con reglas diferentes en cada caso, que suelen establecerse con escasa intervención intergubernamental, al margen de los procedimientos establecidos en el marco de Naciones Unidas y en los que existe muy poca transparencia en torno los mecanismos de decisión, los sistemas de selección de actores participantes, el equilibrio entre ellos, los recursos disponibles o las obligaciones que asume cada parte. Procesos, además, en los que claramente el peso y la influencia de las grandes empresas es manifiestamente mayor que el de las organizaciones de la sociedad civil. No puede extrañar, por ello, que el tipo de acuerdos que se vienen adoptando tenga un claro sesgo en favor de los intereses de las grandes empresas ni que este tipo de planteamientos genere riesgos muy serios para los intereses populares y para el propio sistema democrático, contribuyendo a debilitar aún más el papel de los gobiernos y de los organismos internacionales en la gobernanza global.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Algo que no implica rechazar el compromiso de las grandes empresas frente a los problemas de nuestro mundo. Pero sí recordar que se trata de una responsabilidad que debe estar regulada y controlada siempre por poderes democráticos. Ese mayor compromiso es deseable y necesario, pero, como prevenía el liberal</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a href="http://en.wikipedia.org/wiki/William_Baumol">W. J. Baumol</a></span></font></font></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>ya en 1991, sería lamentable permitir que gracias a él aumente “... el poder de interferencia sobre nuestras vidas” de las grandes empresas, que “... es, probablemente, la última cosa que querrían aquellos que reclaman una mayor responsabilidad de éstas”</span></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote3anc" href="#sdfootnote3sym" id="sdfootnote3anc"><sup>3</sup></a></span></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><b>3. Mayor influencia en las reglas globales</b></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Todo lo anterior se está materializando en la consolidación de unas normas de funcionamiento de la economía internacional -en materia comercial, financiera y de inversiones- cada vez más favorable para las grandes empresas: nuevos marcos de regulación supranacional acordes a sus intereses. Es lo que se ha llamado la “</span></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><i><span>lex mercatoria</span></i></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>”: una normativa -canalizada en buena medida a través de los acuerdos internacionales de comercio e inversión de segunda generación- que garantiza con severidad los derechos de las empresas en su operativa en el exterior, en tanto que contempla con mucha más suavidad el cumplimiento de sus obligaciones, permitiéndolas en muchos casos incluso demandar a los Estados que desarrollen legislaciones que puedan empeorar sus condiciones de actividad ante tribunales privados de arbitraje (formados por expertos presuntamente neutrales, pero en los que aquéllas tienen una manifiesta influencia).</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>Toma cuerpo así una “arquitectura de la impunidad” notablemente opaca, insuficientemente controlada por los poderes parlamentarios y que empuja además continuamente a la baja la normativa de protección social y ambiental y la presencia pública en la economía de todos los países firmantes, en cuanto que puede perjudicar los derechos -y los beneficios- empresariales. Una arquitectura, por eso, que no sólo potencia el poder de las grandes empresas, sino que establece límites estrictos a la capacidad de actuación de los Estados y a la propia operatividad de la democracia: que abre el paso a una nueva capacidad normativa de las grandes empresas</span></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">.</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><span>La economía se va regulando paulatinamente, así, mediante un ordenamiento jurídico progresivamente dependiente de las grandes empresas y crecientemente alejado de la pretendida independencia de la Ley. Es el orden legal de la globalización: un Derecho Corporativo Global cada día más extendido, exigente y efectivo.</span></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3"><b>Coda final</b></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">No parece, por tanto, fruto de radicalismos trasnochados pensar que el poder de este Leviatán corporativo constituye un reto básico para todo proyecto de avanzar hacia una sociedad más democrática, equitativa, justa, respetuosa de la vida y sostenible. No es posible en nuestro tiempo una política inzquierda que no afronte en todas sus dimensiones este reto. Lo que implica-dicho sea de paso- afrontar también la necesidad de desmontar el discurso con el que las grandes empresas pretenden legitimar su hegemonía: el discurso de una determinada concepción -voluntarista y unilateral- de la responsabilidad social corporativa (RSC), que presuntamente ennoblece y llena de sentido a su misión, pero que en la práctica cumple funciones esenciales para la estrategia corporativa: no sólo mejorar la imagen y la reputación de las grandes empresas, sino también potenciar su capacidad de actuación y negociación y legitimar su posición dominante en el funcionamiento de la economía. Todo al tiempo que refuerza su pretensión de escapar de la regulación pública. No cabe extrañarse, por tanto, de que esa forma mistificada de entender la RSC haya podido ser reivincada sin el menor rubor por grandes empresas que al mismo tiempo exacerbaban sus malas prácticas y sus impactos sociales y ambientales negativos. Por eso, la búsqueda de un orden alternativo y mejor implica también una concepción radicalmente diferente de la responsabilidad social empresarial.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="3">Quizás parte de la falta de claridad programática que manifiestan algunas fuerzas políticas que se reclaman de izquierda derive precisamente de sus ambigüedades frente a este -nada fácil- desafío.</font></font></p>
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<p class="western"></p>
<p class="western" align="left"><em><span><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2"><i>Economistas sin Fronteras no se identifica necesariamente con la opinión del autor.</i></font></font></font></span></em></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2"><span>* Artículo publicado previamente en <em>Contexto</em>. </span></font></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2"><span>Una versión más amplia y con algunas diferencias de este artículo se ha publicado en el nº 28 (invierno de 2018) de la publicación de Economistas sin Fronteras</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/dossieres-esf/"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2"><i><span>Dossieres EsF</span></i></font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2"><span>, que lleva por título genérico</span></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><a href="http://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-28-El-gobierno-de-la-globalizaci%C3%B3n.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2"><span>“El gobierno de la globalización”</span></font></font></a></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font size="2"><span>.</span></font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"></p>
<div id="sdfootnote1"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote1sym" href="#sdfootnote1anc" id="sdfootnote1sym">1</a>S. S. Wolin, <font face="Liberation Serif, Times New Roman, serif"><font size="2"><i>Democracia S.A.</i></font></font><font face="Liberation Serif, Times New Roman, serif"><font size="2">, Katz, Buenos Aires/ Madrid, 2008</font></font><font face="Liberation Serif, Times New Roman, serif"><font size="1">.</font></font></p>
</div>
<div id="sdfootnote2"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote2sym" href="#sdfootnote2anc" id="sdfootnote2sym">2</a>Puede verse sobre esto L. Pingeot, “ <a href="http://www.2015ymas.org/centro-de-documentacion/publicaciones/2014/1586/#.VDJcM2dCVU8"><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font size="2"><i>La influencia empresarial en el proceso post-</i></font></u></span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font size="2">2015</font></u></span></font></a><font size="2">, Plataforma 2015 y más, Madrid, 2014.</font></p>
</div>
<div id="sdfootnote3"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote3sym" href="#sdfootnote3anc" id="sdfootnote3sym">3</a> <span lang="en-US" xml:lang="en-US">W. J. Baumol y S. A. Batey Blackman,</span> <i>Mercados perfectos y virtud natural</i>, Colegio de Economistas de Madrid-Celeste Ediciones, Madrid, 1993.</p>
</div>EL GOBIERNO DE LA GLOBALIZACIÓN Nuevo número de Dossieres EsFtag:comunidadetnor.ning.com,2018-01-11:5374014:BlogPost:630022018-01-11T09:04:58.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p align="left" class="western"><font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></font></span></a></u></span></font> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>acaba de publicar un nuevo número (el 28) de su publicación trimestral digital…</b></span></font></font></span></p>
<p class="western" align="left"><font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></font></span></a></u></span></font> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>acaba de publicar un nuevo número (el 28) de su publicación trimestral digital</b></span></font></font></span> <font color="#800000"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/dossieres-esf/"><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><i><b>Dossieres EsF</b></i></span></font></font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, dedicado a</span></font></font></span> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>“El gobierno de la globalización”</b></span></font></font></span><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">. Coordinado por</span></font></font></span> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>José Manuel García de la Cruz</b></span></font></font></span> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">(Universidad Autónoma de Madrid) y</span></font></font></span> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>José Ángel Moreno</b></span></font></font></span> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">(Economistas sin Fronteras)</span></font></font></span> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">,</span></font></font></span> <span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">el dossier puede verse y descargarse</span></font></font></span> <font color="#800000"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-28-El-gobierno-de-la-globalizaci%C3%B3n.pdf"><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">aquí</span></font></font></span></a></u></span></font><span><font color="#000000"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">.</span></font></font></span></p>
<p class="western"><br/><font size="3">La literatura sobre el carácter del fenómeno que ha dado en llamarse globalización es ya inabarcable. En este número de</font> <font size="3"><i>Dossieres EsF</i></font> <font size="3">no se pretende, por ello, tanto una nueva vuelta de tuerca para profundizar en su significado general como tratar de bucear en uno de sus aspectos más problemáticos y esenciales: sopesar si se está dirigiendo y gobernando de algún modo y, si así fuera, delimitar los agentes que pueden estar haciéndolo -o pretendiéndolo hacer-.</font></p>
<p class="western"><font size="3">Claro está que el objetivo señalado lleva implícita la hipótesis de que así está sucediendo: que la globalización no es un proceso al menos enteramente anárquico y descontrolado, sino que determinados actores están tratando de gobernarlo:</font> <font color="#000000"><font size="3">de regular sus principales manifestaciones y de establecer formas de afrontar los problemas básicos que -cada día en mayor medida- genera este complejo proceso de intensificación de las relaciones de todo tipo a nivel mundial. Asunto distinto es que los resultados sean discutibles, como la proliferación y el agravamiento de los problemas muestra.</font></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font size="3">Porque ciertamente, todo parece indicar que se está consolidando una forma de gobierno, una gobernanza global, significativamente diferente a la</font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>característica</span></font></font> <font color="#000000"><font size="3">de la ejercida hasta hace poco por los Estados nacionales, con una estructura jerárquica piramidal muy clara, con instituciones</font></font> <font size="3">nítidamente -al menos en la teoría- perfiladas y con funciones perfectamente definidas para contribuir a ese modelo de gobierno. Poco de esto se ha conseguido construir frente a la globalización, cuyo control plenamente estructurado exigiría un consenso o una autoridad de muy difícil materialización y que no parece divisarse en el horizonte. Algo que no implica la inexistencia de una notable influencia de decisiones políticas en el rumbo de la globalización y que no impide</font> <font color="#000000"><font size="3">que hayan surgido innumerables mecanismos, instrumentos, foros, principios, reglas -de considerable complejidad en muchos casos- para tratar de ordenar en alguna medida muchas de las vertientes en las que el fenómeno globalizador se manifiesta y muchos de los desafíos que plantea. Pero, en general, se trata de instancias parciales, escasamente coordinadas entre sí, insuficientemente formalizadas y débilmente aceptadas por todas las partes afectadas. Instancias de regulación en las que intervienen muchas de estas partes, a veces a través de acuerdos -explícitos o no-, pero en las que casi siempre se produce también una indisimulable competencia. Frente al carácter eminentemente centralizado del modelo de gobierno de los Estados nacionales, nos enfrentamos ahora a un modelo esencialmente multipolar, asimétrico, en buena medida competitivo, conformado por una compleja red de acuerdos y disputas entre múltiples intervinientes -organismos internacionales, Estados nacionales, grandes empresas, organizaciones sindicales y sociales, entidades subestatales...- extremadamente enrevesada. Una red, sin duda, que es también un campo de enfrentamientos entre inte</font></font><font size="3">reses encontrados, en cuyo control se dirime la hegemonía en la economía mundial.</font></p>
<p class="western"><font size="3">No se trata, por tanto, de un gobierno establecido e institucionalizado, sino de</font> <font color="#000000"><font size="3">una difícil y conflictiva construcción. Una gobernanza enmarañada y</font></font> <font color="#1A181C"><font size="3">policéntrica, caracterizada por complejas redes que engloban a los agentes oficiales, empresas y organizaciones de la sociedad civil. Pero una serie de redes en las que no todos los participantes tienen la misma capacidad de actuación y de influencia. Es un proceso en el que no sólo se está tejiendo una complicada forma de generar orden, estabilidad y control en la economía global, sino también una nueva forma de supremacía. Un proceso en el que parece claro que algunos agentes están consiguiendo ventajas evidentes, a la luz de la considerable desigualdad en la distribución de renta, riqueza y poder de decisión que el fenómeno globalizador está impulsando. Nada extraño, desde luego, a la vista de los claros intereses (grandes transnacionales y mercados financieros internacionales) que están en la base de la intensificación de la globalización.</font></font></p>
<p class="western"><font color="#1A181C"><font size="3">A tratar de reflexionar sobre todo lo anterior se dirige este número de</font></font> <font color="#1A181C"><font size="3"><i>Dossieres EsF</i></font></font><font color="#1A181C"><font size="3">, que ha tomado como eje vertebrador el papel que en este proceso están asumiendo -o tratando de asumir- los principales actores en juego.</font></font> <font color="#000000"><font size="3">Se reúnen textos de contenido diverso y no siempre coincidentes que constituyen una buena muestra de la diversidad de ángulos desde los que cabe abordar el problema.</font></font></p>
<p class="western" align="justify"><br/><br/></p>
<p class="western" align="justify"><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Aparte de la presentación inicial de</span></font> <font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>José Manuel García de la Cruz y José Ángel Moreno</b></span></font><font size="3"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, el número cuenta con las siguientes colaboraciones:</span></font></p>
<p><a name="__DdeLink__46_110438456711"></a> <font size="3"><span>Instituciones y globalización</span></font> <font size="3"><b>J</b></font><font color="#000000"><font size="3"><b>osé Manuel García de la Cruz</b></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>(Universidad Autónoma de Madrid)</span></font></font></p>
<p><br/><br/></p>
<p><font color="#000000"><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>Procesos de gobernanza inclusivos: el Comité Mundial de Seguridad Alimentaria</span></span></font></font></p>
<p><a name="__DdeLink__117_1302170532"></a> <font size="3"><b>Yon Fernández de Larrinoa</b></font> <font size="3"><span>(e</span></font><span><font color="#000000"><font size="3">conomista, experto en seguridad alimentaria, FAO</font></font></span><font size="3"><span>)</span></font></p>
<p><br/><br/></p>
<p><font size="3"><span>Geopolítica y globalización: las grandes líneas de fuerza</span></font></p>
<p><font size="3"><b><span>Carlos Puente</span></b></font> <font size="3"><span>(analista político-económico; ex-funcionario de la Comisión Europea)</span></font></p>
<p><br/><br/></p>
<p><font size="3"><span>A vueltas con el trilema: Estado, democracia y globalización</span></font> <font size="3"><b>J</b></font><font size="3"><b>úlia Martí</b></font> <font size="3"><span>(Universidad del País Vasco y Colectivo RETS)</span></font></p>
<h1 lang="en-US" class="western" xml:lang="en-US"><br/><br/></h1>
<h1 lang="en-US" class="western" xml:lang="en-US"><font face="Calibri, serif"><font size="3"><span lang="es-EC" xml:lang="es-EC"><span>Globalización y trabajo: un siglo globalizando los derechos sindicales y laborales</span></span></font></font> <font face="Calibri, serif"><font size="3"><span lang="es-EC" xml:lang="es-EC"><b>B</b></span></font></font><font face="Calibri, serif"><font size="3"><span lang="es-EC" xml:lang="es-EC"><b>runo Estrada</b></span></font></font> <font face="Calibri, serif"><font size="3"><span lang="es-EC" xml:lang="es-EC"><span>(Comisiones Obreras)</span></span></font></font></h1>
<p><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>Las finanzas: la financiarización de la economía global</span></span></font></p>
<p><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>Juan Laborda</b></span></font> <font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>(Razona Estudio de Economía y Finanzas y Universidad Carlos III)</span></span></font></p>
<p><br/><br/></p>
<p><font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><span>¿Hacia un gobierno corporativo de la globalización?</span></span></font> <font size="3"><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>J</b></span></font><font color="#000000"><font size="3"><b>osé Ángel Moreno</b></font></font> <font color="#000000"><font size="3"><span>(Economistas sin Fronteras y Observatorio de RSC)</span></font></font></p>
<p><br/><br/></p>
<p><font size="3"><span>La regulación global de las empresas multinacionales</span></font> <font size="3"><b>Antonio Vives</b></font> <font size="3"><span>(Cumpetere y Universidad de Stanford)</span></font></p>
<p><br/><br/></p>
<p><font size="3"><span>La globalización de la compasión: el discurso de lo no gubernamental en el desgobierno de lo social</span></font> <font size="3"><b>Luis Enrique Alonso</b></font> <font size="3"><span>(Universidad Autónoma de Madrid)</span></font></p>
<p><br/><br/></p>
<p><font size="3"><span>La dinámica de las grandes ciudades en la globalización</span></font> <font size="3"><b>A</b></font><font size="3"><b>ntonio Vázquez Barquero</b></font> <font size="3"><span>(Universidad Autónoma de Madrid)</span></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font size="3">Y como es habitual en</font></font> <font color="#000000"><font size="3"><i>Dossieres EsF</i></font></font><font color="#000000"><font size="3">, se complementa todo lo anterior con una pequeña selección bibliográfica (“Para saber más”) y con la reseña (realizada por</font></font> <font color="#000000"><font size="3"><b>Eba Armendáriz</b></font></font><font color="#000000"><font size="3">) del libro que se ha considerado especialmente recomendable en esta cuestión:</font></font> <font color="#000000"><font size="3"><i>Estado del poder 2016</i></font></font><font color="#000000"><font size="3"><span>, una obra colectiva coordinada por N. Buxton y D. Eade.</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><br/><br/></p>EMPRESAS Y DERECHOS HUMANOS: NUEVOS MOVIMIENTOS*tag:comunidadetnor.ning.com,2017-10-26:5374014:BlogPost:620022017-10-26T07:59:07.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Aunque nadie se esperaba nada mucho mejor, la reciente aprobación del Plan Nacional de Empresas y Derechos Humanos ha confirmado la escasísima voluntad de nuestro gobierno de impulsar y garantizar de forma efectiva el cumplimiento de los Derechos Humanos por las empresas:…</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.agorarsc.org/el-nuevo-plan-de-empresa-y-derechos-humanos-un-paso-insuficiente/"></a></u></span></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Aunque nadie se esperaba nada mucho mejor, la reciente aprobación del Plan Nacional de Empresas y Derechos Humanos ha confirmado la escasísima voluntad de nuestro gobierno de impulsar y garantizar de forma efectiva el cumplimiento de los Derechos Humanos por las empresas:</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.agorarsc.org/el-nuevo-plan-de-empresa-y-derechos-humanos-un-paso-insuficiente/"><font face="Calibri, sans-serif">las insuficiencias y carencias del Plan han sido suficientemente destacadas</font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif">. Pero tampoco los restantes planes nacionales aprobados en la estela de los Principios Rectores de NNUU -aunque los hay, desde luego, mejores que el español- están posibilitando vías de mejora realmente esperanzadoras en este ámbito. Lo que viene a ratificar las dudas de quienes siempre sospecharon que la filosofía de los Principios (voluntarista y sin fuerza vinculante ni ante empresas ni ante gobiernos) no basta frente a las dimensiones del problema, así como la certeza de que -sin desecharlos- resulta necesario trabajar sin más dilación en esquemas que permitan avanzar de forma más consistente en esa dirección. P</font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>orque ni para las empresas más concienciadas, en general, el tema pasa de ser esencialmente una cuestión de riesgos y de reputación: una cuestión relativa que hay que ponderar a la vista de los costes que pueda generar su cumplimiento y que, por tanto, suele condicionarse con harta frecuencia a los resultados económicos.</font></font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Frente a esa visión esencialmente economicista, no debe olvidarse que el respeto de los Derechos Humanos es un imperativo moral básico que no puede supeditarse a ninguna otra consideración y que, por tanto, no puede dejarse en la esfera de la voluntariedad o de las recomendaciones de buenas prácticas:</font> <font face="Calibri, sans-serif">un requisito incondicional, indiscutible e innegociable en cualquier actividad. Un imperativo</font> <font face="Calibri, sans-serif">cuya vulneración consentida por Estados y organismos internacionales sólo puede ser considerada como un escándalo de primera magnitud, por difícil que resulte su exigencia eficaz en la práctica.</font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Es la dirección a la que apunta un reciente</font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://diarioresponsable.com/opinion/25380-por-una-norma-internacional-en-favor-de-los-derechos-humanos"><font face="Calibri, sans-serif">artículo de Ramón Jáuregui</font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif">, que parece reflejar un esperanzador cambio de opinión de los partidos socialistas europeos al respecto: la necesidad de que la comunidad internacional se dote “... de</font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>un instrumento jurídico vinculante para establecer un suelo mínimo de dignidad social y laboral en el mundo”. Un instrumento concretado en un Tratado Internacional Vinculante para el respeto empresarial de los Derechos Humanos, sobre el que -como el mismo artículo recuerda- viene ocupándose desde su aprobación en junio de 2014 un Grupo de Trabajo Intergubernamental en el seno del Consejo de Derechos Humanos de NNUU. Su tercera sesión de reuniones se celebra del 23 al 27 de este mes en Ginebra y para ella ha preparado la presidencia del Grupo un documento que debería servir para centrar los temas de debate y que puede verse en</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><a href="http://www.ohchr.org/Documents/HRBodies/HRCouncil/WGTransCorp/Session3/LegallyBindingInstrumentTNCs_OBEs.pdf?t=1&cn=ZmxleGlibGVfcmVjcw==&refsrc=email&iid=1ce3ca713e75449e9bade4bbe00b8f1a&uid=2871971363&nid=244+272699400">este enlace</a>.</font></font></font></u></span></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Con este motivo -para difundir y apoyar su actividad y aunar en torno a ella la acción de la sociedad civil de nuestro país-, ha tenido lugar el 18 de octubre una</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://docs.google.com/document/d/1zb-XIzior6YgTfTsdzr0-QhkpU56hSjWhMslAqe4Ebw/edit"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>jornada</font></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>sobre este tema en el Congreso de los Diputados, convocada por más de una treintena de organizaciones sociales que quieren erradicar la permisividad de las violaciones empresariales de los Derechos Humanos, tanto directamente como en sus cadenas de valor. Una permisividad -como se destacó en la jornada- estructural, basada en un orden legal internacional radicalmente asimétrico, que defiende con severidad los derechos de las grandes empresas transnacionales, pero que contempla sus obligaciones y sus actuaciones con mucha mayor indulgencia.</font></font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Se trata, claro está, de una propuesta a la que se enfrentan indisimuladamente las grandes empresas, los gobiernos de los países más desarrollados -en los que tienen su sede la mayor parte de las grandes transnacionales- y los principales organismos económicos internacionales: de hecho, la inmensa mayoría de los países ricos han mostrado un rechazo frontal en las dos primeras sesiones del Grupo de Trabajo Intergubernamental. No es nada nuevo. La necesidad de desarrollar mecanismos para avanzar en el respeto de los derechos humanos por parte de las empresas transnacionales lleva planteándose desde la década de 1970. Es, sin duda, un tema cargado de ideología, pero, más todavía, de grandes intereses económicos. No es improbable, por ello, que tampoco este intento acabe adecuadamente refrendado por las NNUU y que -menos aún- pueda aplicarse en la realidad con la contundencia y el rigor necesarios. No será, seguramente, el remedio final, pero sí una apuesta fundamental, que no puede dejar de afrontarse: que, si no la solución, puede ser un paso decisivo en su camino. El proyecto de Tratado, en este sentido, y sea cual fuere su éxito, puede desempeñar un papel de inocultable importancia: el de convertirse en un potente instrumento simbólico, emblemático y concienciador para una lucha de largo recorrido y que tiene que desarrollarse en muchos frentes.</font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En todo caso, el Tratado no podrá eliminar por sí sólo las lagunas regulatorias de las que se benefician las grandes empresas en la operativa internacional, irresolubles en tanto no se alcance un consenso internacional de una consistencia que parece inimaginable a la altura de nuestro tiempo y que trasciende al propio Tratado. E irresolubles también mientras no se consigan legislaciones nacionales más exigentes. Pero también aquí parece apuntar una brizna de esperanza y que el escenario está empezando tímidamente a cambiar: leyes con este propósito empiezan a ser ya más que una simple hipótesis, como ilustran el todavía modesto, pero relevante, ejemplo de</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><a href="http://www.agorarsc.org/francia-aprueba-la-ley-sobre-diligencia-debida-para-empresas/">Francia</a>,</font></font></font></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>los proyectos similares en otros países (Suiza, Holanda, Reino Unido, Australia...) e incluso las iniciativas en este sentido en el</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://comunicarseweb.com.ar/biblioteca/el-parlamento-europeo-pide-legislar-la-debida-diligencia-en-derechos-humanos"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Parlamento Europeo</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>. Por eso, porque ya empieza a ser un movimiento amplio, es el momento de empezar a reclamar con fuerza también en España una ley de este tipo que al menos obligue a las grandes empresas al establecimiento de procedimientos rigurosos de diligencia debida frente a los riesgos de violación (o de complicidad en la violación) de los Derechos Humanos y que posibilte vías de acceso eficaz a las demandas en caso de vulneraciones y canales apropiados de reparación justa a las víctimas ante incumplimientos probados.</font></font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>No se trata, por tanto, de simples fantasías. Es verdad que todo esto es enormemente complejo y que los obstáculos son indudables: desde los derivados de la propia diversidad de los derechos incluidos genéricamente en los Derechos Humanos (que no son todos de la misma importancia y que -como ha recordado sensatamente más de una vez</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://cumpetere.blogspot.com.es/2015/11/debe-regularse-el-respeto-los-derechos.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed:+PromocinDeLaResponsabilidadSocialDeLaEmpresaEnIberoamrica+(Mirada+cr%C3%ADtica+a+la+Responsabilidad+Social+de+la+Empresa+en+Iberoam%C3%A9rica)"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Antonio Vives</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>- no deberían quizás tener el mismo grado de exigibilidad) hasta los que brotan de la dificultad de aplicar en la práctica este tipo de obligatoriedad legal. Y muy especialmente, en la escena internacional, en la que -sin un acuerdo global amplio y consistente- las solas leyes nacionales pueden resultar a menudo poco eficaces para actuaciones de empresas nacionales en el exterior. Pero no es imposible: al menos, así lo consideran muchos expertos jurídicos. Hay ya un considerable cuerpo de doctrina que está revelando la existencia de márgenes notables para muchos de los problemas que se suelen esgrimir como insuperables, como la extraterritorialidad o la responsabilidad de las matrices sobre sus filiales y subsidiarias e incluso en su cadena de valor. Y los márgenes son mayores aún frente a problemas que dependen en buena medida de la voluntad política gubernamental, como las trabas judiciales a las demandas, los innumerables problemas de tipo práctico a los que se enfrentan las víctimas -información, tiempo, costes económicos...- o la falta de formación específica en los profesionales de la Justicia que tienen la obligación de atenderles y de investigar y enjuiciar las posibles vulneraciones empresariales.</font></font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Nada de todo ello es inevitablemente insuperable. Y ninguna de estas dificultades debería impedir, al menos, avanzar hacia un afrontamiento más decidido de la impunidad de las grandes empresas en este terreno. Un problema que, por la gravedad de sus implicaciones, no puede quedar al albur de las buenas intenciones o de las valoraciones de costes y beneficios de las empresas. Al margen de que, sin duda, sea positivo que se pongan en funcionamiento esquemas voluntarios en la línea de los Principios Rectores de NNUU, como también que los gobiernos fomenten e incentiven la puesta en marcha de esos mecanismos -que es todo lo que plantea, y pacatamente, el Plan Nacional español-: ojalá todas las empresas estuvieran de acuerdo en hacerlo con el rigor necesario. Pero como no todas parecen dispuestas -según muchas se empeñan tozudamente en demostrar-, son imprescindibles procedimientos obligatorios, tanto a nivel internacional como nacional. Los dos niveles son necesarios y complementarios. Exijamos con decisión, en consecuencia, tanto un Tratado Internacional Vinculante como una ley española firme para mitigar todo lo posible las vulneraciones empresariales de los Derechos Humanos.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">* Artículo publicado previamente en Ágora, 19/10/2017.</font></p>¿Irresponsabilidad social empresarial en Cataluña?*tag:comunidadetnor.ning.com,2017-10-09:5374014:BlogPost:614052017-10-09T08:07:36.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Es inevitable que el cambio de sede social que están llevando a cabo varias empresas catalanas (y el que estudian muchas más) sea considerado por sectores independentistas como un claro reflejo de insolidaridad empresarial con su sociedad y con su patria. No pretendo defender a las empresas que lo están haciendo (más de una cuenta en su haber con prácticas no poco cuestionables), ni suponer que el dinero es solidario ni que tenga sentimientos.…</font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Es inevitable que el cambio de sede social que están llevando a cabo varias empresas catalanas (y el que estudian muchas más) sea considerado por sectores independentistas como un claro reflejo de insolidaridad empresarial con su sociedad y con su patria. No pretendo defender a las empresas que lo están haciendo (más de una cuenta en su haber con prácticas no poco cuestionables), ni suponer que el dinero es solidario ni que tenga sentimientos. Pero si se examina todo este lamentable asunto a la luz de la responsabilidad social, convendría hilar más fino.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Porque irresponsabilidad social ha habido mucha en todo este proceso de desencuentros entre Cataluña y el resto de España, pero no principalmente por parte de las empresas. Mucho más irresponsables han sido los gobiernos catalán y español, que han conducido a nuestra sociedad a una situación límite: en un caso, desde una enloquecida vulneración de la legalidad; en el otro, desde una pasividad y una rigidez suicidas. Y tampoco han estado sobrados de responsabilidad varios de los principales partidos políticos. Así que, si hablamos de irresponsabilidad social en este caso, no deberíamos ser especialmente severos con las empresas catalanas que quieren cambiar su sede; aunque no pueda dejarse de lado la irresponsabilidad derivada del miedo a explicar con rotundidad suficiente a los sectores independentistas y al gobierno catalán los riesgos económicos de la aventura y a plantear con claridad cuáles podrían ser sus decisiones en el caso de que se siguiera avanzando en ella.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Pero una vez aprobadas -de aquella manera- las leyes de desconexión y transitoriedad y celebrado el sucedáneo de referéndum, y una vez constatados también los errores apabullantes y la falta de voluntad de diálogo del gobierno central, no tiene sentido tachar de irresponsables socialmente las decisiones de cambio de sede. Ante todo, porque la responsabilidad social empresarial no está relacionada con sentimientos de pertenencia a una patria, que difícilmente pueden ser experimentados por personas jurídicas, sino con el compromiso que toda empresa debe tener frente a los colectivos a los que afecta más significativamente con su actividad y de los que más depende para poder desarrollarla adecuadamente y generar valor con ella: accionistas e inversores, empleados, clientes, proveedores y empresas asociadas a su cadena de valor, comunidades en las que desarrolla su actividad y sobre las que más directamente incide... Las decisiones de cambio de sede pueden responder, precisamente, a la necesidad -moral siempre y legal en muchos casos- de respetar ese compromiso: de defender los intereses de esos colectivos.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Claramente en el caso de accionistas e inversores, que contemplan la incertidumbre catalana con el temor reverencial que inevitablemente sienten frente a toda situación en que la seguridad jurídica -y por tanto su inversión- se ve amenazada. Y muy especialmente cuando las empresas afectadas son entidades bancarias, que en el caso hipotético de una independencia real, perderían la esencial cobertura del Banco Central Europeo y las vías de acceso a su liquidez. El cambio de sede sólo puede ser valorado positivamente por los accionistas, inversores y suministradores de financiación, que -aunque se trate de desalmados multimillonarios extranjeros u opacos inversores institucionales- en este caso actúan razonablemente en defensa de sus intereses y de los intereses de sus partícipes cuando impulsan -como lo están haciendo- los cambios de sede. Y para las empresas afectadas no es fácil ni sensato no tomar en consideración estas presiones, que sin duda están siendo decisivas en muchos casos.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Pero también son razonables las decisiones de cambio de sede para los empleados, clientes, proveedores y comunidades en las que se desarrolla la actividad empresarial, porque se trata de decisiones encaminadas a proteger la viabilidad de las empresas y no afectan negativamente en nada a estos colectivos. El cambio de sede es un procedimiento puramente formal, registral, que no tiene por qué implicar en absoluto traslados de instalaciones, oficinas o empleo a otros terriorios. Toda la actividad en Cataluña de las empresas que mudan su sede seguirá como siempre (al margen de la incidencia tributaria: modesta a corto plazo, pero fundamental en caso de independencia). Sólo que con la garantía jurídica que concede el Estado en el que se resitúan (y la de la Unión Europea, a la que de ninguna forma puede darse por hecha la pertenencia de un hipotético Estado catalán independiente).</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Algo a lo que se suman en muchos casos estrategias encaminadas a proteger a las empresas de campañas de boicot a productos y servicios de entidades catalanas que pueden desarrollarse en el resto de España. Estrategias que presumiblemente ponderarán el probable surgimiento en Cataluña de campañas en contra de las compañías que cambien de sede.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Por tanto, y al margen de las consecuencias económicas que todo esto puede generar en Cataluña y en España, no me parece justificado acusar de irresponsabilidad con la sociedad a las empresas catalanas que están tomando estas -sin duda dolorosas- decisiones por el hecho de tomarlas. Probablemente haya muchas otras razones para hacerlo, pero no por el cambio de sede.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Lo que no debe entenderse como despreocupación frente a los problemas económicos (y más aún extraeconómicos) que el conflicto catalán puede (ya lo está haciendo) provocar: y desde luego, no sólo en Cataluña. Problemas que se están alimentando insensatamente desde muchos ámbitos y ante los que lo imprescindible -creo- es lo que tan prudentemente recomienda Muñoz Molina: “Hay que parar. Es urgente una tregua. A cualquier precio hay que recobrar la cordura, o al menos dejar en suspenso tanta vehemencia... Lo urgente es establecer, improvisar, un espacio de concordia, por precario que sea, empezando por el logro mínimo de esforzarse uno mismo en no decir nada o hacer nada que pueda agravar el encono” (</font><font face="Calibri, sans-serif"><i>El</i></font> <font face="Calibri, sans-serif">País, 7/10/2017). Sólo</font> <font face="Calibri, sans-serif">desde esa tregua de mesura y desde esa voluntad de entendimiento será posible encontrar soluciones mínimamente válidas para todos. Eso -me parece- es lo socialmente responsable.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">* Artículo publicado en Diario Responsable, 8/10/2017</font></p>NUEVO NÚMERO DE DOSSIERES EsF: “LA INVERSIÓN DE IMPACTO”tag:comunidadetnor.ning.com,2017-10-03:5374014:BlogPost:615022017-10-03T11:54:29.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p align="justify" class="western"><font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>acaba de publicar un nuevo número (el 27) de su publicación trimestral digital…</b></span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>acaba de publicar un nuevo número (el 27) de su publicación trimestral digital</b></span></font></font> <font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><a href="http://ecosfron.org/ecosfron/wp-content/uploads/Dossieres-ESF-23.pdf"><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><i><span><b>Dossieres EsF</b></span></i></span></font></font></a></span></font><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, dedicado a la inversión de impacto. Coordinado por</span></font></font> <font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>Marta de la Cuesta</b></span></font></font> <font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">(profesora de la UNED y Presidenta de EsF),</span></font></font> <font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">el dossier puede verse y descargarse sin coste en</span></font></font> <font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/wp-content/uploads/DOSSIERES-EsF-27-La-inversi%C3%B3n-de-impacto-1.pdf"><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>http://ecosfron.org/wp-content/uploads/DOSSIERES-EsF-27-La-inversi%C3%B3n-de-impacto-1.pdf</b></span></font></font></a></u></span></font></p>
<p class="western" align="justify"><br/><br/></p>
<p class="western" align="justify"><a name="__DdeLink__67_660049102"></a> <font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Hasta las últimas décadas del siglo XX no se empiezan a desarrollar de forma significativa las metodologías de inversión orientadas a la lucha contra la pobreza, la desigualdad, el cambio climático o un desarrollo más sostenible y respetuoso con los derechos humanos. Es lo que se conoce como inversiones socialmente responsables (ISR) o finanzas sostenibles. Dentro de ellas, las inversiones de impacto son aquéllas que de forma directa tratan de incidir redirigiendo el dinero hacia proyectos con mayor impacto social o ambiental.</span></font> <font color="#000000"><font>La doble búsqueda de rentabilidad e impacto social/ambiental es lo que las diferencia.</font></font> <font color="#000000"><font>Son inversiones que están experimentando un intenso</font></font> <font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">crecimiento. No obstante, sigue existiendo considerable confusión sobre ellas. Este dossier, además de aclarar alguna de esas cuestiones conceptuales, pretende ofrecer ejemplos de instrumentos e iniciativas que han ido adquiriendo cada vez más relevancia en los últimos años.</span></font></p>
<p class="western" align="justify"><br/><br/></p>
<p class="western" align="justify"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Aparte de la presentación inicial de</span></font> <font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>Marta de la Cuesta</b></span></font><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, el número cuenta con las siguientes colaboraciones:</span></font></p>
<p class="western" align="justify">“<font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>Inversiones de impacto social: ¿que camino para la Unión Europea”</b></span></font><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, de</span></font> <font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>Mario La Torre</b></span></font> <font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">(Universidad La Sapienza), que aclara los conceptos básicos, dada la controversia</span></font> <font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">que existe en la definición del término impacto social, la falta de consenso claro sobre su definición y sobre incluso la denominación del término en sí.</span></font></p>
<p class="western" align="justify">“<font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>Inversiones de impacto: ampliando el concepto de rentabilizar la inversión”</b></span></font><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, de</span></font> <font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>Jorge Arenas</b></span></font> <font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">(colaborador de EsF), que centra su atención en los instrumentos más característicos de este mercado emergente, como los bonos verdes, los bonos sociales, los bonos de impacto social y las nuevas estructuras y plataformas de financiación alternativas, vinculadas en buena medida con la llamada economía colaborativa dirigidas a</span></font> <font>la canalización de recursos para la financiación de proyectos con alto impacto social.</font></p>
<p class="western" align="justify">“<font><b>La promoción de la inversión de impacto social en la Unión Europea”</b></font><font>,de</font> <font><b>Mercedes Valcárcel</b></font> <font>(Directora General de Fundación Tomillo y socia de EsF), que explica el impulso que la Comisión Europea está dedicando a algunos de estos instrumentos a través de los fondos europeos de emprendimiento social.</font></p>
<p class="western" align="justify">“<font><b>El proceso de la medición del impacto social y sus retos”</b></font><font>, de</font> <font><b>Cristina San Salvador</b></font> <font>(Universidad de Deusto), se centra en cómo medir el impacto social, un aspecto esencial para valorar el grado de éxito de los proyectos financiados y, por lo tanto, para su capacidad de atraer inversión. El artículo explica que, aunque actualmente existe un cierto consenso a nivel internacional</font> <font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">e</span></font><font>n cuanto al proceso a seguir en la medición del impacto social, no ocurre lo mismo en cuanto a la metodología concreta a emplear en las distintas fases de dicho proceso. En el artículo se describen los cinco pasos a seguir en el proceso y sus retos.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font>Los dos últimos artículos del dossier explican dos iniciativas consolidadas y de referencia internacional en el terreno de las inversiones de impacto</font><font color="#000000"><font>:</font></font> <font color="#000000"><font><b>el caso de Oikocredit</b></font></font><font color="#000000"><font>, a cargo de</font></font> <font color="#000000"><font><b>Jorge Berezo</b></font></font> <font color="#000000"><font>(Oikocredit Euskadi) y</font></font> <font color="#000000"><font><b>el sistema de evaluación socio-ambiental de Fiare</b></font></font><font color="#000000"><font>,</font></font> <font>por</font> <font color="#222222"><font><b>Alessandro Celoni</b></font></font> <font color="#222222"><font>(Responsable de Desarrollo de Fiare Banca Ética).</font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#222222"><font>Como es habitual en</font></font> <font color="#222222"><font><i>Dossieres EsF</i></font></font><font color="#222222"><font><span>, se complementa el número con una amplia lista de referencias de interés (“Para saber más”).</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><br/><br/></p>Tres razones por las que recordar a José Luis Sampedro*tag:comunidadetnor.ning.com,2017-08-22:5374014:BlogPost:609072017-08-22T10:51:59.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se cumple en este año el centenario del nacimiento de José Luis Sampedro: un buen pretexto, sin duda, para recordarle. No son pocos, desde luego, los motivos para hacerlo. Y no son los menores su extraordinaria personalidad y la calidad de su obra literaria. Pero en Economistas sin Fronteras…</font><sup><a class="sdfootnoteanc" href="#sdfootnote1sym" id="sdfootnote1anc" name="sdfootnote1anc"></a></sup></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Se cumple en este año el centenario del nacimiento de José Luis Sampedro: un buen pretexto, sin duda, para recordarle. No son pocos, desde luego, los motivos para hacerlo. Y no son los menores su extraordinaria personalidad y la calidad de su obra literaria. Pero en Economistas sin Fronteras</font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote1anc" href="#sdfootnote1sym" id="sdfootnote1anc"><font face="Calibri, sans-serif"><sup>1</sup></font></a></sup> <font face="Calibri, sans-serif">nos importa sobre todo reivindicar su obra económica, probablemente mucho menos presente que la literaria y, sin embargo -opinión personal y discutible-, quizás más relevante. Aunque también son muchas las razones en este ámbito, en mor de la brevedad obligada me atrevo a destacar las tres que me parecen esenciales.</font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>1. El análisis estructural de la economía</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Hacia mediados de la década de 1950, Sampedro era ya un economista de prestigio: catedrático desde 1955 y profesor de enorme predicamento entre sus estudiantes, había publicado trabajos notables de carácter aplicado, pero en los que latía una creciente desconfianza frente a la economía neoclásica, que fue convenciéndole paulatinamente de la necesidad de un enfoque diferente para entender la realidad económica. Enfoque que fue modelando al calor de sus clases y que partía de una aproximación eminentemente inductiva, basada en la observación de la realidad y cimentada en un sólido conocimiento empírico, pero también pertrechada de un arsenal científico interdisciplinar, porque la realidad no es sólo económica ni su dimensión económica es total y perfectamente diferenciable de sus restantes dimensiones; razones por las que resulta incomprensible si se la observa con un instrumental exclusivamente económico. Ésta es, sin duda, la gran aportación metodológica de José Luis Sampedro, que se materializa de forma integral en 1959 en su libro</font> <font face="Calibri, sans-serif"><i>Realidad económica y análisis estructural</i></font><font face="Calibri, sans-serif">, una obra que supuso una deslumbrante ruptura en el panorama económico español de la época y que fue completando a lo largo de los años siguientes hasta publicar en 1969, en colaboración con Rafael Martínez Cortiña,</font> <font face="Calibri, sans-serif"><i>Estructura Económica. Teoría básica y estructura mundial</i></font><font face="Calibri, sans-serif">, un apasionante manual a través del que muchos estudiantes de Económicas de este país pudimos intuir que otra forma de entender la Economía no sólo era posible, sino también más consistente, realista y eficaz para construir una sociedad mejor.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Su objetivo básico era desarrollar una forma más avanzada de observar e interpretar la realidad económica, que Sampedro modula a partir de múltiples enfoques previos, para plantear una aproximación que los integra en lo que constituye su análisis estructural. Una metodología con la que entender la estructura profunda de la realidad, que para Sampedro radicaba ante todo en las interacciones establecidas entre los principales actores colectivos de la economía. Interacciones en las que son esenciales las relaciones de poder y de cuya dinámica -y especialmente de la conflictividad que surge entre ellas- dependen las causas del cambio. Un planteamiento en el que no es difícil encontrar ecos del marxismo, pero diluido en la metodología de Sampedro con aportaciones de numerosos ámbitos (la geografía, la historia, la antropología, la sociología, la psicología, la tecnología...) y de una nutridísima serie de influencias de múltiple carácter, desde clásicos semiolvidados a los más modernos estructuralismos.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Una lista impresionante que Sampedro va entrelazando en su enfoque de una forma sólo posible en alguien de su apabullante cultura, revelando un esfuerzo descomunal por evidenciar la necesidad de una mirada profundamente interdisciplinar. Una de las (muchas) razones por las que tan querido nos resulta Sampedro en Economistas sin Fronteras: su visión de la Economía como una ciencia eminentemente social, que sólo tiene sentido y adecuada capacidad analítica en la medida en que tenga presentes las múltiples dimensiones de la realidad y en que sepa observarla de la mano de otras disciplinas imprescindibles para captarla de forma no reduccionista. Una Economía, en ese sentido, que quiere -también en el terreno conceptual- eliminar fronteras, que busca el enriquecimiento de diferentes perspectivas y que rechaza el autismo de quienes la perciben como un pensamiento único, centrado en sí mismo y, por ello, impotente para entender de forma consistente la realidad.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>2. El subdesarrollo y los límites del desarrollo.</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">La segunda gran aportación de Sampedro a la Economía se va consolidando a lo largo de la década de 1970, en el marco de un interés crecientemente centrado en el estudio del subdesarrollo y del proceso de desarrollo: el campo, también, en el que se canaliza más claramente el alejamiento de Sampedro del ámbito estricto de la Economía, su cada vez más decidida opción por la heterodoxia. En primer lugar, porque advierte la decisiva importancia de los factores sociales y políticos en el subdesarrollo, un fenómeno derivado -en su opinión- de la dependencia integral de los países llamados subdesarrollados. Pero también porque, paulatinamente, va percibiendo con claridad creciente que para entender cabalmente el subdesarrollo no basta con tomar en consideración variables sociales y políticas, porque el problema tiene raíces aún más profundas, que remiten al modelo de desarrollo dominante y al propio concepto de desarrollo en que se basa. Es -pensaba- ese mismo modelo el que genera inevitablemente subdesarrollo, y no sólo en los países “pobres”; también en los considerados “desarrollados”, aunque se trate de un subdesarrollo diferente: al margen de la pobreza y desigualdad también existente en ellos, un subdesarrollo eminentemente ambiental y cultural, que deriva del sesgo brutalmente materialista que le caracteriza. Porque es un desarrollo -un mal desarrollo- que sólo aspira al crecimiento económico y que, en esa medida, prioriza desequilibradamente la dimensión económica, pero a costa de otras vertientes esenciales tanto para la sociedad como para el ser humano, olvidando que el verdadero desarrollo debe entenderse como un contínuo “perfeccionamiento del hombre” y no como una absurda carrera que sólo tiene como objetivo la acumulación de mercancías.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">En ese sentido, consideraba Sampedro que este modelo de desarrollo -y la aspiración al crecimiento en el que se basa-, pese a inducir aumentos en los niveles de bienestar material -aunque muy desiguales-, ha generado tres empobrecimientos crecientes: pobreza masiva, empobrecimiento imparable de la naturaleza y empobrecimiento de la dimensión interior del ser humano. Empobrecimientos que comportan contradicciones cada vez más acusadas y límites cada vez más patentes (y cercanos) para el propio modelo de desarrollo, barreras cada vez más difícilmente franqueables para la sostenibilidad del crecimiento y del estilo de vida dominante. Una perspectiva en sintonía con el ecologismo político emergente en esos mismos años y con planteamientos paralelos en diferentes disciplinas, pero que Sampedro incorpora con especial claridad en el debate económico, anticipando cuestiones que se harán centrales unos cuantos años después en la polémica sobre el carácter del desarrollo, la inviabilidad del crecimiento permanente, las teorías sobre el decrecimiento y las concepciones alternativas del -y al- desarrollo.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><b>3. La necesidad de un cambio de rumbo</b></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">En ello radica la tercera de las aportaciones de Sampedro que querría recordar: la necesidad de una reorientación fundamental no sólo del modelo de desarrollo, sino del modelo de vida y del modelo de sociedad, porque las contradicciones mencionadas son las señales inequívocas de un inapelable agotamiento de la forma actual de vida. Un agotamiento que está en la base de la crisis estructural de nuestro tiempo, que sólo podría superarse -pensaba- desde un cambio cultural y de valores radical: cimentado en torno a una austeridad voluntaria y consciente que permitiera romper -o al menos debilitar- las cadenas mercantiles-consumistas que minimizan la autonomía del ser humano y que impiden plantear alternativas frente al caos al que el estilo de vida dominante conduce a la humanidad. Una austeridad liberadora -”aprender a vivir con más simplicidad, con lo esencial”, escribió- que debería convertirse en el eje de un nuevo modelo de economía y de vida, hacia el que sólo se podría avanzar dedicando una atención prioritaria a la vertiente cultural.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">No olvidaba, no obstante, que los problemas que genera el modelo de desarrollo dominante tienen su raíz en los intereses dominantes y que, en consecuencia, el cambio de rumbo que propugnaba era, ante todo, un problema eminentemente político. Pero un problema -pensó siempre- que sólo podría afrontarse adecuadamente desde una base esencialmente cultural y educativa, porque sólo podría solventarse en la medida en que cambiasen las ideas, los valores y los objetivos vitales de la sociedad.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Algo que implicaba para Sampedro la necesidad de trascender la economía. Es decir, la necesidad de afrontar los problemas económicos con pespectivas y finalidades no sólo económicas, porque las aspiraciones sociales no pueden depender exclusivamente de criterios económicos, aunque las condicionen severamente. A ello responde su reivindicación de lo que llamó “metaeconomía”: esa perspectiva más amplia que posibilita la conciencia de que, en momentos de crisis estructural como los actuales, no sólo hacen falta nuevos modelos de economía, sino también, y sobre todo, nuevos modelos de vida frente a los que impone la ciega racionalidad materialista: momentos -diría- en los que es necesario ante todo impulsar “una construcción interpretativa del mundo” diferente a la dominante y en los que, por ello, se hace particularmente urgente una labor previa de “descolonización cultural”.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Hasta aquí las tres aportaciones. De las tres, probablemente sólo pueda considerarse estrictamente original la primera, precursora y profundamente iluminadora. Pero no menos importantes son las otras dos: incluso aunque otros hayan defendido en su tiempo ideas parecidas, no es en absoluto irrelevante para su crédito que un economista del prestigio, del carisma y de la popularidad de Sampedro las haya defendido con el sentido común, la consistencia, la brillantez y la capacidad comunicativa con que él lo hizo. En buena medida, ahí radica su valor. No son, insisto, las únicas razones para recordar al gran y entrañable José Luis Sampedro. Pero sí son tres buenas razones para hacerlo.</font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western" align="left"><em><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>*</font></font></font></em> <em><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Ar</font></font></font></em><em><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>t</span></font></font></font></em><em><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><i>ículo publicado en eldiario.es, 18/8/2017</i></font></font></font></em></p>
<div id="sdfootnote1"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote1sym" href="#sdfootnote1anc" id="sdfootnote1sym">1</a>Que ya dedicó a su obra una publicación en 2016: “<font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-21-Recordando-a-Jos%C3%A9-Luis-Sampedro-1.pdf"><b>Recordando a José Luis Sampedro</b></a></u></span></font>”, <i>Dossieres EsF</i>, nº 21, primavera de 2016.</p>
</div>LA MAXIMIZACIÓN DEL VALOR ACCIONARIAL: III. APUNTANDO ALTERNATIVAS*tag:comunidadetnor.ning.com,2017-07-06:5374014:BlogPost:602012017-07-06T15:46:50.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
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<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Finaliza con esta entrega la serie de tres artículos dedicados al análisis del modelo de empresa presidido por el criterio de maximización del valor accionarial. Un modelo que los autores entienden como característico de la revolución neoliberal y cuyos rasgos básicos y principales consecuencias, tanto a nivel interno de la empresa como a nivel económico general, se han examinado en las dos primeras…</font></p>
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<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Finaliza con esta entrega la serie de tres artículos dedicados al análisis del modelo de empresa presidido por el criterio de maximización del valor accionarial. Un modelo que los autores entienden como característico de la revolución neoliberal y cuyos rasgos básicos y principales consecuencias, tanto a nivel interno de la empresa como a nivel económico general, se han examinado en las dos primeras partes.</font></p>
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<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>La necesidad de modelos empresariales diferentes</b></font></p>
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<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Todo lo señalado apunta a la necesidad de avanzar hacia modelos diferentes de empresa: modelos que permitan superar la lógica empresarial maximizadora del beneficio y que resulten más positivos para la sociedad (más socialmente responsables). Se esbozan a continuación dos líneas complementarias que se enmarcarían en un mismo proyecto de profundizar en la democracia económica: por un lado, impulsar la democratización de las grandes empresas convencionales; por otro, favorecer la consolidación de organizaciones basadas en lógicas diferentes a la prioridad del beneficio. Líneas ambas que sólo podrían tener sentido en el marco de una política económica capaz de orientar mucho más severamente no sólo el comportamiento de las grandes empresas, sino el del conjunto del sistema económico, de forma que se mitiguen las múltiples penalizaciones de dicho sistema a las empresas que no priorizan la maximización del beneficio.</font></p>
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<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Hacia un modelo de empresa como espacio de cooperación</b></font></p>
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<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Ante todo, y a la vista de las distorsiones que el modelo empresarial dominante produce, en el caso de la gran empresa cotizada (la problemática de las pymes es muy diferente), resulta imprescindible avanzar hacia formas de empresa en las que el derecho de gobierno y de control no descansen de forma tan absoluta en la propiedad del capital accionarial. Algo que pasa por repensar la empresa no como una simple agrupación de capital de los socios, sino -en sintonía con una cada vez más consistente línea de análisis económico- como una mucho más compleja agrupación de capitales (de recursos) de diferente orden (los aportados por los accionistas, sin duda, pero también financieros, físicos, humanos, cognoscitivos, organizacionales y relacionales), aportados por diferentes colectivos, que asumen inversiones y riesgos específicos en la empresa y que cooperan en función de un interés común que trasciende al interés de cada grupo (ver epígrafe 3.A del primer artículo de la serie). Colectivos de diferente carácter, pero unificados por su común interés en la actividad de la empresa y por su contribución a la generación de valor y que, por ello, deben ser considerados depositarios de derechos de gobierno en ella (aunque no necesariamente en el mismo grado). A ellos deben añadirse los que soportan las externalidades negativas que provocan las empresas, que suponen cargas para ellos que no son compensadas (o que lo son sólo muy parcialmente) por las empresas que las producen, para las que, por tanto, representan evidentes reducciones de costes, contribuyendo, en esa medida, a la generación de beneficio. Externalidades que implican responsabilidades de las empresas y derechos de los afectados, que -en la medida en que las soportan sin retribución ni compensación alguna (o sin compensación adecuada)- realizan una suerte de inversión en las empresas que las causan. Por eso, pueden ser percibidos como aportantes de un tipo de capital imprescindible para el funcionamiento de la empresa y, por lo tanto, deben ser también sujetos de derechos de gobierno en ella.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Es una forma de entender la realidad empresarial en la que los capitales tecnológicos, naturales, humanos e intelectuales se convierten crecientemente en activos tan esenciales como el capital de los socios y el capital financiero; y en la que ganan peso los factores intangibles, relacionales y cooperativos como expresiones de un capital social crucial para la buena marcha de la empresa. Una perspectiva en la que la empresa no es ya un simple objeto de propiedad privada (una mercancía), sino una entidad de naturaleza colectiva/asociativa y con personalidad propia. Una entidad en la que la cooperación de los diferentes partícipes es esencial y que debe aspirar al óptimo valor compartido de todos ellos.</font></p>
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<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">De ahí se deriva un replanteamiento radical del poder en el interior de la gran empresa</font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote1anc" href="#sdfootnote1sym" id="sdfootnote1anc"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><sup>1</sup></font></font></a></sup><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">, que debe recaer legalmente en el conjunto de la comunidad que la constituye, pasando el sistema de gobierno de ser un instrumento de los accionistas a un instrumento de esa comunidad: el ámbito de conformación del interés colectivo, la “cámara de compensación” de los diferentes intereses en juego, en la célebre expresión de Freeman</font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote2anc" href="#sdfootnote2sym" id="sdfootnote2anc"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><sup>2</sup></font></font></a></sup><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">. Un interés al que debe orientarse la misión de los directivos, como agentes fiduciarios de todos los partícipes: como coordinadores de todos los activos que confluyen en la constitución y en el funcionamiento de la empresa y como responsables de perseguir de forma equilibrada el óptimo interés común de la empresa. Algo que responde tanto a criterios de equidad y justicia como de eficiencia, porque es el criterio de gestión que mejor incentiva las inversiones específicas y que mejor compensa los riesgos residuales y el compromiso de todos con la empresa.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Se trata, en definitiva, de la justificación de sistemas de gobierno corporativo plurales y deliberativos, en los que deben participar de forma significativa -si bien en diferente medida y de forma condicionada por el contexto social- los representantes de los colectivos más significativos de la empresa: los que contribuyen al valor generado. Una alternativa, en consecuencia, democratizadora, que hace depender los objetivos de la empresa no de una finalidad inevitable y previa, sino de la construcción del interés colectivo a la que debe servir de cauce el sistema de gobierno de la empresa.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Sin duda, es un planteamiento que acarrea problemas notables -como la delimitación de los grupos que deben formar parte del gobierno empresarial o la forma de participación- y que introduce grados considerables de complejidad en el proceso, frente a la simplicidad de la subordinación de las decisiones a un único criterio. Pero que no implica necesariamente peores resultados económicos, como revelan los casos de países en los que se han introducido elementos parciales de esta filosofía. Al contrario, la participación puede ser una forma de gobierno que comporte ventajas nada despreciables: mejoras en el control de la gestión, desincentivos al cortoplacismo y a la asunción de riesgos excesivos, freno a la discrecionalidad y a la cooptación por parte de los altos directivos, incremento del compromiso de las partes implicadas y de la confianza entre ellas e impulso a las inversiones específicas, al aprendizaje colectivo, a la productividad, a la calidad y al capital social, por nombrar algunas.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Limitándonos siempre (insistimos) al ámbito de la gran corporación, se trataría, por otra parte, de un camino mucho más realista y coherente que el planteado por la perspectiva voluntarista de la RSE para mejorar de forma significativa los comportamientos empresariales, tratar de forma más justa a todas las partes afectadas por la actividad y avanzar hacia una mejor integración de la empresa con el conjunto de la sociedad. Se superarían así las limitaciones de ese constructo, nacido dentro del modelo accionarial de empresa y que, por ello, únicamente puede afrontar los aspectos que se consideran negociables dentro de este modelo, siempre subordinados al fin del beneficio. Al margen de la necesidad de una regulación más exigente, sólo con una representación efectiva en el sistema de gobierno de la gran empresa de los colectivos que la constituyen se conseguirá que ésta se tome verdaderamente en serio la necesidad de velar por los intereses de todos ellos, de aspirar a una más equilibrada generación de valor compartido y a una actuación más sostenible y positiva para la sociedad.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Se trata de una propuesta también de indudable incidencia política, que posibilitaría avanzar hacia una mayor calidad en el nivel general de democracia de las sociedades contemporáneas, en las que el peso y la capacidad de condicionamiento de las grandes empresas son tan desmesuradamente determinantes,</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">posibilitando también una vía probablemente muy eficaz para combatir la desigualdad: uno de esos mecanismos</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://blogs.elpais.com/alternativas/2015/07/predistribuci%C3%B3n-de-qu%C3%A9-hablamos-y-por-qu%C3%A9.html"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">predistributivos</font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">que se orientan a reformar estructuras y relaciones de poder generadoras de desigualdad que no pueden ser suficientemente compensadas por las simples políticas redistribuidoras ex-post; estructuras de poder que tienen una de sus más destacadas expresiones en el sistema de gobierno de las grandes corporaciones empresariales.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">En todo caso, es algo que recuerda que el debate sobre el modelo de empres</font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">a tiene una dimensión inevitablemente política y que, en consecuencia, no puede ser planteado de forma cabal fuera de esa perspectiva.</font></font></p>
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<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>Y más allá: hacia otras formas de organización</b></font></p>
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<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Queremos aludir con esto a formas de organización social que buscan sustituir el paradigma dominante y que surgen detrás de términos como economía social, economía solidaria, economía colaborativa, movimiento cooperativo, economía verde, economía circular, decrecimiento, postdesarrollo o procomún, entre otros. Algunas más recientes y otras con larga tradición, pero todas ellas cuestionando de algún modo una visión del mundo que convierte a los seres humanos y a la Naturaleza en factores productivos y que ignora las ecodependencias e interdependencias ligadas al sostenimiento de la existencia social. Iniciativas todas que, con diferentes bagajes, muestran posibilidades organizativas distanciadas de la empresa convencional y que pueden también contribuir al avance hacia modelos factibles de empresa entendidos como espacios colectivos de agrupación y coordinación de recursos complejos gobernados bajo criterios democráticos.</font></p>
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<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Pese al riesgo de que estos nuevos modelos organizacionales “sean integrados en el más amplio proyecto de hacer del mundo un lugar seguro para el neoliberalismo”</font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote3anc" href="#sdfootnote3sym" id="sdfootnote3anc"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><sup>3</sup></font></font></a></sup><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">, es posible considerarlos como una de esas “heterotopías” de las que hablaba</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://desteceres.com/heterotopias.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Michel Foucault</font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">en contraposición a las utopías: mientras que éstas son idealizaciones inexistentes, sin espacio real (no lugares), aquéllas son espacios realmente existentes, experiencias realmente existentes, que generan consecuencias y transformaciones efectivas -aunque sea en pequeña medida- en la realidad. Como heterotopías de este tipo, las nuevas formas organizacionales apuntadas pueden ser concebidas como lugares de aprendizaje y experimentación, como espacios de generación de resistencias, de microemancipaciones, de reacciones en pequeña escala, pero que -pese a su dimensión- pueden propiciar modelos alternativos de organización económica impulsores de ilusión, inspiración, voluntad e iniciativa ante el dominio del destructivo paradigma empresarial aquí analizado.</font></font></p>
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<div id="sdfootnote1"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote1sym" href="#sdfootnote1anc" id="sdfootnote1sym">1</a><font face="Calibri, sans-serif">Véase sobre esto M. Aglietta y A. Rebérioux (2004),</font> <font face="Calibri, sans-serif"><i>Dérives du apitalisme financier</i></font><font face="Calibri, sans-serif">, Editions Albin Michel, París, 2004. Puede verse una síntesis en</font> <a href="https://rechercheregulation.files.wordpress.com/2012/12/lr51.pdf"><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Aglietta, M., y Rebérioux, A. (2005), “Les régulations du capitalisme financier”,</font></font></u></span></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><i>Lettre de la régulation</i></font></font></u></span></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">, 51.</font></font></u></span></font></a></p>
<p class="sdfootnote-western"></p>
</div>
<div id="sdfootnote2"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote2sym" href="#sdfootnote2anc" id="sdfootnote2sym">2</a><font face="Calibri, sans-serif">R. E.. Freeman</font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">(1984),</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><i>Strategic Management. A Stakeholder Approach</i></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">, Pitman, Boston.</font></font></p>
</div>
<div id="sdfootnote3"><p align="justify"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote3sym" href="#sdfootnote3anc" id="sdfootnote3sym">3</a> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Caffentzis, G. (2010), “The Future of The Commons: Neoliberalism's Plan B or the Original Disaccumulation of Capital?”,</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><i>New Formations</i></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>, (69), 23-41.</font></font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#222222">(*) Artículo realizado en colaboración con Amparo Merino (Universidad Pontificia de Comillas-ICADE) y publicado inicialmente en Diario Responsable</font></p>
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</div>LA MAXIMIZACIÓN DEL VALOR ACCIONARIAL: II. ALGUNAS IMPLICACIONES DEL MODELO*tag:comunidadetnor.ning.com,2017-06-21:5374014:BlogPost:598032017-06-21T07:12:23.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Continúa aquí un artículo cuya primera parte (centrada en las carácterísticas del modelo empresarial regido por el criterio de maximización del valor accionarial) se ha publicado previamente en estas páginas.</font> <font face="Calibri, sans-serif">Esta segunda parte se dedica al examen de algunas de las principales consecuencias y distorsiones que este modelo empresarial genera, tanto en la empresa como a nivel económico…</font></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Continúa aquí un artículo cuya primera parte (centrada en las carácterísticas del modelo empresarial regido por el criterio de maximización del valor accionarial) se ha publicado previamente en estas páginas.</font> <font face="Calibri, sans-serif">Esta segunda parte se dedica al examen de algunas de las principales consecuencias y distorsiones que este modelo empresarial genera, tanto en la empresa como a nivel económico general.</font></p>
<p align="justify"></p>
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<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>1. Una gestión empresarial sesgada</b></font></p>
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<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">El modelo de empresa analizado impone una norma de gestión empresarial abiertamente sesgada en coherencia con su máxima central. Sesgo que, como se apunta a continuación, genera múltiples riesgos tanto para la empresa como a nivel general.</font></p>
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<ol>
<li><p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Cortoplacismo</font></p>
</li>
</ol>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Es una consecuencia casi inevitable tanto de la búsqueda de beneficios extraordinarios como del control externo por los mercados y, sobre todo, de las retribuciones a la dirección crecientemente vinculadas a las acciones, asociadas a una reducción del tiempo de permanencia en el cargo. Es algo que se entiende en la práctica como la única forma de atender adecuadamente a las señales que emiten los mercados y de gestionar con la debida flexibilidad los cambios;</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">y que frecuentemente se complementa con una forma de gestión cada vez más basada en criterios financieros. Sin embargo, se obvian sus graves consecuencias negativas, al penalizar decisi</font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">ones e inversiones que sólo producen resultados en horizontes dilatados, contribuyendo a debilitar a la empresa a largo plazo.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"></p>
<ol start="2">
<li><p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Propensión al endeudamiento y a la reducción de los fondos propios</font></p>
</li>
</ol>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">La búsqueda de rentabilidades sobre el capital propio continuamente crecientes ha conducido con frecuencia a un recurso permanente al apalancamiento y a un endeudamiento creciente, cuyas consecuencias han podido observarse claramente en la crisis iniciada en 2008. Y como la rentabilidad del apalancamiento se intensifica con un menor valor del capital, esta obsesión ha conducido también a una tendencia a la economización del capital productivo, al desprendimiento de activos y, en definitiva, al estrechamiento del potencial de supervivencia a largo plazo de la empresa, en el marco de una reorientación general del modelo productivo que se concentra paulatinamente en las actividades más generadoras de valor y con cada vez más intensos procesos de externalización, subcontratación y deslocalización de la actividad, de evidentes consecuencias en el tejido productivo nacional.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"></p>
<ol start="3">
<li><p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Tendencias oligopolísticas</font></p>
</li>
</ol>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">La necesidad del crecimiento permanente impulsado por el modelo de empresa neoliberal ha provocado fuertes tendencias al oligopolio en muchos sectores de la economía. Por un lado, la sobrevaloración de los mercados de capitales ha animado a numerosos procesos de fusiones y adquisiciones, concentrando capital en megacorporaciones, a pesar de que con frecuencia estas operaciones corporativas han destruido valor. Por otro, también se ha buscado asegurar de modo más intenso los derechos de la propiedad privada mediante leyes comerciales internacionales (la agroindustria o la industria farmacéutica son ejemplos paradigmáticos)</font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote1anc" href="#sdfootnote1sym" id="sdfootnote1anc"><font face="Calibri, sans-serif"><sup>1</sup></font></a></sup><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"></p>
<ol start="4">
<li><p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Endurecimiento de las relaciones laborales</font></p>
</li>
</ol>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">La lógica de la primacía del valor accioniarial se traduce en políticas laborales sesgadas hacia el aumento constante de la productividad y presididas por una fuerte tendencia a la reducción de plantillas, así como por una creciente presión hacia la flexibilización de las condiciones contractuales, la eventualización y la contención/reducción salarial. Todo ello se ha visto acompañado de una dualización de los empleados, con unas diferencias salariales en aumento en el interior de las grandes empresas, así como de una presión creciente contra el poder sindical.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"></p>
<ol start="5">
<li><p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Incremento del peso de los dividendos</font></p>
</li>
</ol>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Como destaca el lúcido análisis de</font></font> <font color="#0000FF"><u><a class="western" href="https://www.gmo.com/docs/default-source/research-and-commentary/strategies/asset-allocation/the-world's-dumbest-idea.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">J. Montier (2014)</font></font></a></u></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">para EEUU -pero es un fenómeno general-, hasta comienzos de los años 80 el retorno a los accionistas fluctuaba entre el 10 y el 20% del</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><i>cash-flow</i></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">de las empresas no financieras, cifra que ha ido creciendo en las décadas posteriores hasta alcanzar niveles del entorno del 50% (reducidos a partir de la crisis). Este hecho, además de sus implicaciones sobre la equidad distributiva del beneficio, supone un cambio fundamental, como explicaron hace ya años</font></font> <font color="#0000FF"><u><a class="western" href="http://www.tandfonline.com/doi/pdf/10.1080/030851400360541"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Lazonick y O´Sullivan</font></font></a></u></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">: desde el criterio tradicional de gestión badaso en la reinversión del beneficio y el crecimiento del potencial productivo hasta el criterio de la empresa neoliberal de reducción del tamaño y de la plantilla y distribución máxima del beneficio para favorecer el precio de las acciones.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"></p>
<ol start="6">
<li><p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Una gestión ineficaz</font></p>
</li>
</ol>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Además de todo lo anterior, el modelo de empresa analizado dista de haber conseguido sus propios objetivos. Ante todo, ha evidenciado una insuficiencia notoria en su pretensión de posibilitar a los accionistas un control efectivo de los gestores, algo para lo que no han servido ni la pretendida disciplina de los mercados de capitales ni los desbocados sistemas de retribución variable de los directivos, que han empujado a menudo hacia formas de gestión fuertemente cortoplacistas, arriesgadas e irresponsables, forzando artificialmente los beneficios inmediatos e incluso impulsando con frecuencia métodos poco ortodoxos de gestión, de contabilización y de control. En este sentido, los efectos en términos tanto de calidad como de ética de la gestión han sido manifiestamente cuestionables. Como cuestionables han sido, también, los rendimientos para los propios accionistas: pese al mencionado aumento del peso de los dividendos en la distribución del beneficio, no es ni mucho menos evidente que el modelo haya propiciado un incremento tendencial ni en el valor de las acciones ni en el volumen de los beneficios</font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote2anc" href="#sdfootnote2sym" id="sdfootnote2anc"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><sup>2</sup></font></font></a></sup><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">. Y, además, este aumento no deja de plantear interrogantes acerca de la sostenibilidad de la empresa en el largo plazo, en cuanto que puede esconder una reducción creciente de la inversión potencialmente perjudicial para la supervivencia de la empresa.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>2. Desigualdad y costes sociales institucionalizados</b></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Las mencionadas tendencias al incremento de los dividendos y de las diferencias salariales dentro de la empresa han impulsado una intensa transferencia de rentas desde la mayoría de los asalariados hacia accionistas y directivos, resultado de la alteración en las relaciones de poder en el seno de la empresa que el modelo ha propiciado. Relaciones de poder que necesariamente remiten al cuestionamiento del gobierno de la empresa.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">No puede olvidarse, a este respecto, que la empresa es un espacio de conflicto y de cooperación: una asociación que crea valor de forma colectiva por medio de la intervención coordinada de recursos tangibles e intangibles y de capacidades desarrolladas por las partes que la integran, lo que es incoherente con la superioridad jerárquica del accionista. En este sentido, de la desigualdad institucionalizada que el modelo accionarial impone se derivan consecuencias de equidad y justicia, pero también de eficiencia, tanto interna como general: porque el mandato maximizador del beneficio induce inevitablemente también a prácticas empresariales generadoras de costes sociales evidentes, tanto en términos de respeto de los derechos de las partes más directamente interesadas como de impactos ambientales o en derechos humanos. Por eso, mejorar la eficiencia general -como recuerda quien mejor ha trabajado sobre el tema en nuestro país- requiere la participación de todos aquéllos “que realmente aportan recursos específicos, asumen riesgos, intervienen en el aprendizaje de la organización y, en definitiva, gozan de un legítimo derecho para influir en el futuro de la firma”</font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote3anc" href="#sdfootnote3sym" id="sdfootnote3anc"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><sup>3</sup></font></font></a></sup><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">, incluyendo a aquéllos que asumen riesgos e inversiones específicas por soportar las externalidades negativas de la actividad de la empresa.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>3. Un comportamiento humano parcial y reduccionista</b></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">El mandato de maximización del valor del accionista requiere el egoísmo, la libertad individual y el racionalismo maximizador como valores esenciales para su adecuado funcionamiento, asumiendo el modelo teórico neoclásico de comportamiento humano simbolizado por el</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><i>homo œconomicus</i></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">. Un modelo que se manifiesta en la concepción del consumidor soberano, omnisciente y maximizador de su utilidad. Sin embargo, esta visión ignora que esa supuesta libertad de elección se ve drásticamente limitada por la desigualdad y carencia de recursos, por las asimetrías de información, por el condicionamiento en el consumo y por las restantes condiciones espaciales y estructurales en las que se desarrollan las prácticas de consumo.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Por otro lado, el arquetipo del</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><i>homo œconomicus</i></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">se expresa también en la forma de un líder mitificado en la figura del emprendedor como el nuevo héroe cultural del mundo occidental, anclado en la creencia modernista de la actividad emprendedora como artífice de un futuro que será mejor que el presente.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">En definitiva, el modelo de empresa neoliberal arquetípico se basa en un modelo de</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><i>homo</i></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">emprendedor autónomo, móvil, flexible, adaptable y competente para ejercer libremente sus elecciones maximizadoras de utilidad, que es condición necesaria para la lógica de esta empresa,</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">dado que sólo es posible acometer su misión para un mundo de sujetos sin sentido de conexión con otros seres humanos o con la Naturaleza y desde el énfasis en necesidades expresadas individualmente a través de unos mercados autónomos que funcionan de acuerdo a leyes naturales.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Mistificaciones que constituyen una justificación necesaria para el fin de la expansión permanente del beneficio extraordinario y en cuyas incoherencias y contradicciones múltiples con la realidad no es éste el lugar de insistir. Pero sí debe recalcarse que esta definición simple, parcial y reduccionista del ser humano acaba funcionando como una profecía autocumplida, favoreciendo que este modelo de persona trascienda las fronteras de la empresa para dominar el imaginario colectivo.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>4. Conclusión</b></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">En definitiva, parece clara la gravedad de la generalización del modelo de empresa prototípicamente neoliberal. Un modelo que, por encima de sus implicaciones estrictamente económicas, ha llegado a convertirse en un paradigma social y mental de importancia creciente en la sociedad, llegando a determinar significativamente no sólo los ritmos de la actividad económica, sino también la configuración de las distintas esferas de actividad que definen la vida social: las formas organizativas y las tecnologías dominantes, los sistemas de producción y los procesos de trabajo, las relaciones sociales y con la Naturaleza o los dispositivos institucionales y las estructuras administrativas en los que se insertan todas estas dimensiones de la existencia social. De ahí se deriva también el hecho de que, en buena medida, ha colonizado también la propia subjetividad personal.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Frente a todo ello, como se ha apuntado, no faltan indicios de las muy negativas consecuencias que tanto en términos empresariales como sociales, ambientales e incluso macroeconómicos (reducción de la estabilidad, de la inversión y de la capacidad de crecimiento a largo plazo) ha producido. Algo ante lo que las propias grandes empresas más próximas a este modelo no han podido permanecer impasibles. En este sentido, no parece desmedido interpretar como un intento (retórico) de respuesta su pretendidamente entusiasta apuesta por la filosofía de la responsabilidad social empresarial (RSE). Una apuesta entendida casi siempre en términos voluntaristas, reputacionales y cosméticos, en buena parte dirigida a mitigar los efectos en la imagen que los comportamientos reales de las empresas (de las grandes empresas) han venido generando.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><b style="font-family: Calibri, sans-serif;">Continúa.</b></p>
<p></p>
<p>(*) Artículo realizado en colaboración con Amparo Merino (Universidad Pontificia de Comillas-ICADE) y publicado previamente en Diario Responsable.</p>
<div id="sdfootnote1"><p class="sdfootnote-western" align="justify"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote1sym" href="#sdfootnote1anc" id="sdfootnote1sym">1</a> <font face="Calibri, sans-serif">Véase el análisis sobre la contradicción entre el discurso del rechazo y la realidad del poder monopolístico que caracterizan al capitalismo que hace</font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Harvey, D. (2014),</span></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><i>Seventeen contradictions and the end of capitalism,</i></span></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif">Oxford University Press, Oxford.</font></font></p>
<p class="sdfootnote-western" align="justify"></p>
</div>
<div id="sdfootnote2"><p class="western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote2sym" href="#sdfootnote2anc" id="sdfootnote2sym">2</a> <font face="Calibri, sans-serif"><font>Los verdaderos ganadores han resultado ser los accionistas más volátiles, especializados en conseguir plusvalías a corto plazo de sus inversiones (y muy destacadamente, los inversores institucionales) y la gran banca (frecuentemente detrás de estos inversores y que ha encontrado una potente fuente de beneficios en la intermediación bursátil y en el asesoramiento en operaciones corporativas), así como</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, Arial"><font>los altos directivos de las grandes empresas, a los que los accionistas dominantes han tratado sistemáticamente de alinear con sus intereses a través de las mencionadas retribuciones variables escandalosamente altas (muchas veces en forma de opciones privilegiadas sobre acciones).</font></font></font></p>
</div>
<div id="sdfootnote3"><p class="western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote3sym" href="#sdfootnote3anc" id="sdfootnote3sym">3</a> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Rodríguez, J. M. (2006), “</span></font></font></font><font color="#0000FF"><u><a class="western" href="http://ecoapli1.udc.es/maixe-altes/banca/tema2/Tema%20cajas/Rodriguez%20Fernandez,J.M.(2006).pdf"><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Valor accionarial y orientación stakeholder: bases para un nuevo gobierno corporativo</span></font></font></font></a></u></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">”,</span></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"> </span></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><i>Papeles de Economía Española</i></span></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, 108, 10-26.</span></font></font></font></p>
<p></p>
</div>LA MAXIMIZACIÓN DEL VALOR ACCIONARIAL: I. UN MODELO DE EMPRESA*tag:comunidadetnor.ning.com,2017-06-13:5374014:BlogPost:595022017-06-13T08:21:17.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p align="justify" class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Un reciente (y como siempre, espléndido) post de Antonio Vives (“</font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://cumpetere.blogspot.com.es/2017/05/de-quien-es-la-empresa-que-debe.html"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>¿De quién es la empresa? ¿Qué debe maximizar?</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>”)…</font></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Un reciente (y como siempre, espléndido) post de Antonio Vives (“</font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://cumpetere.blogspot.com.es/2017/05/de-quien-es-la-empresa-que-debe.html"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>¿De quién es la empresa? ¿Qué debe maximizar?</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>”) recuerda</font></font></font> <font face="Calibri, sans-serif">la gravedad de los problemas que ha provocado la generalización del criterio de maximización del beneficio como objetivo de la gestión empresarial. Una cuestión que puede parecer excesivamente académica, pero que consideramos absolutamente nuclear en el debate sobre la responsabilidad social empresarial (RSE). Por ello, nos ha parecido de interés contribuir a este debate con un texto que publicamos en tres partes</font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote1anc" href="#sdfootnote1sym" id="sdfootnote1anc"><font face="Calibri, sans-serif"><sup>1</sup></font></a></sup><font face="Calibri, sans-serif">: la presente, en la que describimos muy sintéticamente las características báicas del modelo de empresa construido en torno al criterio mencionado, y dos posteriores, que se publicarán en breve en este mismo medio: la segunda, centrada en las consecuencias que tanto a nivel micro como macro ha producido, y la tercera, finalmente, en la posibilidad de modelos empresariales alternativos, más coherentes con una forma consistente de entender la RSE.</font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>1. El modelo de empresa característico del neoliberalismo</b></font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Una de las bases en las que se asienta el imaginario del capitalismo neoliberal es la doctrina de la soberanía del accionista: la empresa es una iniciativa esencialmente de los accionistas y la maximización de la riqueza de éstos debe ser el objetivo. Una construcción social que estructura la red de creencias que dan forma a los discursos, los objetivos y las prácticas empresariales, integradas en una lógica de fuerte coherencia interna, pero que genera tensiones y contradicciones profundas en la realidad. Observar esas tensiones permite identificar argumentos que cuestionan el modelo y que justifican el debate sobre su oportunidad, además de contribuir a que otros paradigmas sobre la empresa y su funcionamiento puedan ser concebidos y practicados.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Desde tal propósito, en esta nota se pretende sintetizar las características básicas y las principales implicaciones de este modelo de empresa, que es el prototípico del neoliberalismo: el habitualmente denominado “financiero” o “accionarial”. Un modelo que no sólo es producto de la llamada revolución neoliberal, sino también uno de sus elementos definidores y uno de los pilares sustentadores de su armazón teórico. Esencial, por tanto, para su correcta comprensión.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Se trata de un modelo que, primero en Estados Unidos y paulatinamente en todo el mundo (aunque no con la misma intensidad), se fue imponiendo con rapidez desde mediados de los años 80 -impulsado por una fortísima ofensiva académica-, extendiendo un tipo de empresa sustancialmente diferente a los preexistentes, cada vez más orientado al accionista y a su retribución. Una imposición condicionada decisivamente por el peso creciente que han adquirido los mercados y criterios financieros en la gestión empresarial (una de las vertientes de la llamada “financiarización” de la economía), y muy especialmente la reafirmación de los mercados de capitales como asignadores básicos de los recursos financieros y controladores de la gestión, beneficiando a las empresas mejor adaptadas a sus criterios. Un proceso -no debería olvidarse- en</font> <font face="Calibri, sans-serif">el</font> <font face="Calibri, sans-serif">que ha desempeñado un papel crucial la voluntad política.</font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>2. Elementos básicos del modelo</b></font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">En el marco de los cambios que impulsaron la revolución neoliberal, se consolida también el tipo de gran empresa que mejor se adecúa a las características del nuevo sistema. Un arquetipo teórico, pero de extraordinaria potencia emblemática, en la medida en que ha venido constituyendo el mantra defendido como el fundamento de la buena empresa y el horizonte al que deben tender la gestión y el gobierno empresariales</font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote2anc" href="#sdfootnote2sym" id="sdfootnote2anc"><font face="Calibri, sans-serif"><sup>2</sup></font></a></sup><font face="Calibri, sans-serif">.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">A. La prioridad de los accionistas</font></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">La primera característica es la prioridad de los propietarios (accionistas) en la conceptualización y en la orientación de la empresa. La empresa es entendida eminentemente como una simple sociedad mercantil: una asociación de capitales financieros. Una asociación, por tanto, en la que los derechos de administración y apropiación del beneficio corresponden a esos propietarios, como emanación lógica de los derechos de la propiedad privada, sobre cuya prioridad indiscutible se erige esta concepción de la empresa: los propietarios del capital tienen el derecho exclusivo de usar, modificar, vender y apropiarse de los rendimientos de la parte de la empresa que les corresponda según su participación accionarial. Y la misión de la empresa no puede ser otra que la maximización del rendimiento de los accionistas.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">B. La empresa como nexo de contratos</font></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">La empresa se entiende, así, como una red de contratos: como una construcción eminentemente legal. Con la característica adicional de que todos -contra toda evidencia- se consideran contratos explícitos (formales) y -con una sola excepción- completos</font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote3anc" href="#sdfootnote3sym" id="sdfootnote3anc"><font color="#000000"><sup>3</sup></font></a></sup><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">: es decir, contemplan y cubren plenamente todas las vicisitudes que pueden afectar a las partes contratantes, garantizando siempre los problemas que puedan derivarse de un mal cumplimiento o una ruptura del contrato. Subyace a esta idealización la suposición de que la relación entre propietarios y restantes partícipes es esencialmente justa, siempre que los contratos se firmen en condiciones de libertad y voluntariedad entre las partes. En esta situación, la relación entre todas las partes implicadas es voluntaria y libre y, por tanto, en ella debe intervenir lo menos posible el Estado, salvo para facilitar la realización de los contratos y proteger los derechos de cada parte en caso de incumplimiento.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">La única excepción contractual -o para algunos autores, la más significativa- es la de los propios accionistas entre sí. Al revés de todos los restantes, sus contratos son inevitable y radicalmente incompletos: especialmente, no pueden cubrir los riesgos de quiebra o insolvencia y sólo ellos no prevén una remuneración fijada ex ante. Algo que</font></font> <font face="Calibri, sans-serif">contribuye decisivamente a la excepcionalidad del papel de los accionistas en la empresa.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">C. Una empresa gobernada por los accionistas</font></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">De esa concepción deriva un modelo de gobierno corporativo en el que son los accionistas los que tienen todos los derechos de gobierno y control (soberanía del accionista), que se considera el único económicamente razonable</font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote4anc" href="#sdfootnote4sym" id="sdfootnote4anc"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><sup>4</sup></font></font></a></sup> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">y que se interpreta como el instrumento por el que los propietarios controlan la actuación de los directivos, con la finalidad esencial de mitigar los llamados “problemas de agencia” (los derivados de que los directivos -los agentes- puedan actuar en beneficio propio y no del propietario -el principal-). Un control que los accionistas ejercen a través de órganos de gobierno abrumadoramente dominados por sus representantes y que se consigue -aparte del control ejercido por los mercados de capitales- alineando los intereses de los directivos con los de los accionistas: fortaleciendo la retribución variable en función de los resultados y del valor de la acción y pagando una parte cada vez mayor de esta retribución con acciones o con opciones sobre acciones.</font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">D. Un sistema de gobierno justo</font></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Aparte de la justificación moral derivada de los derechos de propiedad, una abundantísima literatura académica ha tratado de justificar en términos económicos este sistema de gobierno. Fundamentalmente, en base a diferentes argumentos:</font></p>
<ul>
<li><p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Son los accionistas los que aportan el elemento que se considera fundamental para la constitución de la empresa: el capital social.</font></p>
</li>
<li><p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Son los accionistas quienes asumen exclusivamente los riesgos residuales</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">(los derivados del posible fracaso del proyecto empresarial)</font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">.</font></font></p>
</li>
<li><p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Son los accionistas quienes realizan exclusivamente inversiones específicas en la empresa</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">(las que se destinan específicamente a la empresa y no pueden recuperarse en su totalidad).</font></font></p>
</li>
<li><p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Son los accionistas los únicos participantes en la empresa que no tienen formalizados contratos completos por su participación. De esa imperfección contractual (incompletitud) derivan riesgos también incontractualizables (entre otros, la cobertura de los riesgos residuales y de las inversiones específicas).</font></p>
</li>
<li><p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">El gobierno accionarial minimiza los costes de transacción (maximiza la eficiencia empresarial), porque es el que mejor incentiva y protege las inversiones específicas de los accionistas, que son las esenciales en la vida de la empresa.</font></p>
</li>
</ul>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Los derechos de gobierno, de control y de acceso exclu</font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">sivo al beneficio serían el mecanismo de compensación de las inversiones específicas, de los riesgos residuales y de la insuficiencia de los contratos.</font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">E. La maximización del valor de la acción</font></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">La finalidad de maximización del beneficio de los accionistas se interpreta de forma inmediatista: como maximización del valor de la acción. Ése es el criterio esencial del óptimo comportamiento de la empresa: un criterio pretendidamente nítido, sencillo y objetivo para facilitar el control de los directivos por parte de los accionistas.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Un criterio, además, que comportaría el óptimo funcionamiento de la empresa y, por tanto, el mejor escenario posible para los restantes partícipes. Ello es así porque la maximización del valor accionarial implica la mejor asignación posible de los recursos en la empresa, la máxima eficiencia posible, y con ello, la óptima aportación económica que la empresa puede hacer a todos sus partícipes y a la sociedad. Algo que se fundamenta en el cumplimiento de las hipótesis de la competencia perfecta de la microeconomía neoclásica-marginalista, que posibilitan el óptimo social cuando todos los partícipes en la empresa persiguen su máximo beneficio de forma racional y que permiten que el precio de la acción refleje en cada momento toda la información relevante sobre la empresa: tanto sobre su situación presente como sobre las perspectivas de futuro. Hipótesis cuya manifiesta falta de realismo hace difícil desechar la sospecha de que toda la argumentación pretendidamente científica construida sobre ella pueda no ser más que una justificación ideológica de un modelo de empresa defendido no sólo por razones de eficiencia.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">F. La pulsión hacia beneficios extraordinarios</font></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Pero en este modelo hay una excepción a la microeconomía neoclásica: la necesidad que implica el objetivo de maximización del valor de la acción de que la empresa persiga ineludiblemente un beneficio extraordinario (superior a la rentabilidad del capital exigida por el mercado -el coste de oportunidad-): muy especialmente, con la consolidación del</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.oriolamat.cat/wordpress/wp-content/uploads/2017/03/El-Valor-Econ%C3%B3mico-A%C3%B1adido-_EVA_-para-la-evaluaci%C3%B3n-y-el-control-de-la-gesti%C3%B3n-empresarial-Nota-T%C3%A9cnica-ACCID-2016.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">EVA</font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">como criterio de gestión. Lo que implica -aunque no se reconozca por los defensores del modelo- que es un beneficio que se consigue a costa de la retribución normal del mercado de algún otro agente productivo.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Estamos, así, ante un tipo de empresa tensionada permanentemente para forzar el mercado y superar a la competencia a través de beneficios extraordinarios. Algo que, aunque posible para algunas empresas en algunos momentos, es incoherente a nivel general con los presupuestos teóricos en que pretende basarse la argumentación: las hipótesis de competencia perfecta que justificarían la optimalidad social de este modelo de empresa son incompatibles con beneficios extraordinarios, sólo posibles por imperfecciones en los mercados que impiden la máxima eficiencia a nivel general. Parece inevitable, muy al contrario, que la persecución de este tipo de beneficios genere en el conjunto del sistema una dinámica claramente distorsionadora, de desequilibrio creciente. La incongruencia interna del modelo parece, así, difícilmente cuestionable: sus implicaciones prácticas contradicen sus postulados teóricos y su pretendida optimalidad social.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">En todo caso, la búsqueda de beneficios extraordinarios es inherente al modelo: por los incentivos de los directivos a intensificar los resultados a corto plazo para maximizar su retribución y</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ctxt.es/es/20170307/Firmas/11532/economia-empresas-psoe-economistas-sin-fronteras-jose-angel-moreno.htm"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">por la cada vez mayor dependencia de la gran empresa (sobre todo, la cotizada) de los mercados financieros y de capitales (y de los inversores institucionales)</font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">, muy frecuentemente cortoplacistas en sus inversiones y que intensifican en las empresas la tendencia a forzar los resultados a corto plazo.</font></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif"><b>3. Un modelo teórico discutible</b></font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Al margen de las consecuencias prácticas de este modelo de empresa, su justificación teórica es considerada por un número cada vez mayor de expertos como un ejercicio especulativo difícilmente aceptable. Los contra-argumentos básicos son los siguientes:</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">A. Esencialidad del capital social</font></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Frente a la concepción de la empresa como una pura agrupación de capitales económicos, crece la idea de que la empresa es algo mucho más complejo: una institución colectiva formada no sólo por capital accionarial, sino también por otros capitales de diferente índole: humano, natural, intelectual y cognoscitivo, relacional, organizativo y estratégico, entre otros. De todos esos capitales no son propietarios exclusivos los accionistas, sino que pertenecen a quienes los aportan a la empresa: directivos, trabajadores, determinados proveedores y clientes, comunidades locales donde la empresa opera y administraciones públicas, entre otros. Sus aportaciones son esenciales, por lo que dichos grupos y entidades no sólo deben considerarse partes interesada en la marcha de las empresas, sino también propietarios en cierta medida. O, cuando menos, depositarios de derechos de gobierno. Un gobierno, por eso, que no puede recaer sólo en los propietarios del capital financiero.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">B. Riesgos residuales</font></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Muy discutible es también que sean los accionistas los únicos que asumen en la empresa riesgos residuales. Otros colectivos (los mencionados antes) pueden verse enfrentados a riesgos económicos ante situaciones de crisis del proyecto empresarial que en muchos casos pueden no ser menores. Únicamente no se verían sometidos a este tipo de riesgos si los contratos que les vinculan a la empresa fueran completos y si, en consecuencia, estuvieran remunerados a su coste de oportunidad. Cuestiones ambas absolutamente irreales.</font></p>
<p align="justify"></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Por otra parte, la asunción de riesgos residuales por parte de los accionistas es cada vez menor, a medida que los mercados financieros posibilitan una creciente negociabilidad y liquidez del capital aportado, que confieren a los accionistas una capacidad de salida (y, por tanto, de reducción del riesgo) probablemente muy superior a la de otros partícipes.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">C. Inversiones específicas</font></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Tampoco parece razonable sostener que sean los accionistas los únicos que realizan inversiones específicas en la empresa. Al contrario, también se realizan por muchos otros agentes: por directivos y empleados que han dedicado buena parte de su vida profesional a la empresa, generando un capital humano utilizable a pleno rendimiento sólo en ella; por proveedores estratégicos que han desarrollado líneas de producción especialmente dirigidas al aprovisionamiento de la empresa; por clientes que dependen en su operativa de los insumos de la empresa; o incluso por administraciones y comunidades locales que han invertido en (o cedido) recursos básicos (subvenciones, deducciones fiscales, terrenos, infraestructuras, entre otros) especialmente dirigidos a la actividad de la empresa.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">D. Incompletitud de los contratos</font></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Más inverosímil parece todavía la excepcionalidad de los contratos de los accionistas. Difícilmente se pueden encontrar contratos que -además de ser firmados en condiciones de perfecta libertad, igualdad y justicia- cubran plenamente todas las incidencias posibles y, en esa medida, agoten jurídicamente el contenido de la relación. E igualmente parece innegable que la posición de la que parten los diferentes partícipes, sus condiciones previas y la asimetría de información y poder afectan decisivamente a la equidad contractual. En este sentido, la imperfección de los contratos es la norma y no la excepción. Una norma, además, en la que los contratos son cada vez menos explícitos, más relacionales e informales, y que se extienden a colectivos con fronteras menos definidas.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">E. Costes de transacción</font></p>
<p align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">Finalmente, también es muy cuestionable el argumento de que el gobierno accionarial minimiza los costes de transacción, porque se basa a la postre en la excepcionalidad del capital aportado por los accionistas, que no es en absoluto evidente.</font></p>
<p class="western" align="justify"><font face="Calibri, sans-serif">En definitiva, argumentos que permiten, cuando menos, cuestionar los principios que estructuran las prácticas de la institución empresarial e invitan a reconocer señales de cambio. Y aunque los principios dominantes tienden a la conservación para garantizar la continuidad de la institución y sus fuentes de poder, es notoria la creciente difusión de formatos empresariales que, por ejemplo, nacen trascendiendo la lógica centrada en la misión económica de la organización para poner su razón de ser en dimensiones centrales de la reproducción social, como es el cuidado (tal y como veremos en el tercer artículo de esta serie). Tal movimiento evidencia que nos encontramos en ese momento de la evolución de una institución que se encuentra marcado por la pugna entre lógicas diferentes que buscan pulsos de legitimidad, por la tensión entre el determinismo institucional y la acción divergente de los actores implicados, por el riesgo de asimilación de los nuevos principios por las reglas del juego dominante… En fin, un momento fértil para la discusión y el debate acerca del qué, del porqué y del para qué de la institución, cabría argumentar, más dominante de nuestras vidas.</font></p>
<p class="western"><br/><font face="Calibri, sans-serif"><b>Continúa.</b></font></p>
<div id="sdfootnote1"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote1sym" href="#sdfootnote1anc" id="sdfootnote1sym">1</a>Una primera versión de este texto se preparó para la ponencia presentada por los autores en las <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://foroeconomiaprogresista.blogspot.com.es/p/blog-page.html">I Jornadas del Foro de Economía Progresista</a></u></span></font>, Madrid, 20 y 21 de octubre de 2016. Aquí se presenta sin bibliografía.</p>
</div>
<div id="sdfootnote2"><p class="sdfootnote-western" align="justify"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote2sym" href="#sdfootnote2anc" id="sdfootnote2sym">2</a><font face="Calibri, sans-serif">Debe destacarse que no hay un consenso absoluto en torno al modelo empresarial óptimo entre los teóricos de la línea neoliberal. Las características señaladas a continuación suponen una estilización del modelo en su versión más radical, pero no son compartidas unánimente por la corriente.</font></p>
</div>
<div id="sdfootnote3"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote3sym" href="#sdfootnote3anc" id="sdfootnote3sym">3</a><font face="Calibri, sans-serif">Algo que no aceptan todos los autores de esta corriente, que diferencian en el grado de incompletitud de los diferentes contratos.</font></p>
</div>
<div id="sdfootnote4"><p class="sdfootnote-western" align="justify"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote4sym" href="#sdfootnote4anc" id="sdfootnote4sym">4</a><font face="Calibri, sans-serif">“El fin de la historia” en materia de gobierno empresarial, según el artículo canónico de</font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Hansmann, H., y Kraakman, R. (2001), “</font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://law.harvard.edu/programs/olin_center/papers/pdf/280.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">The End of History for Corporate Law</font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">”,</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><i>Georgetown Law Journal</i></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">,</font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><i>89</i></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif">(2), 439.</font></font></p>
<p class="sdfootnote-western" align="justify"></p>
<p class="sdfootnote-western" align="justify"><font color="#000000">(*) Artículo redactado en colaboración con Amparo Merino (Universidad Pontificia de Comillas-ICADE) y</font></p>
<p class="sdfootnote-western" align="justify"><font color="#000000">publicado previamente en Diario Responsable</font></p>
</div>Unipapel y el buitre insolvente: nuevos episodios; nuevas enseñanzas *tag:comunidadetnor.ning.com,2017-05-10:5374014:BlogPost:592442017-05-10T07:31:29.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Siguen apareciendo novedades jugosas en el caso de Unipapel y Springwater. ¿Recuerdan ustedes el asunto? Aunque ya lo he comentado en tres ocasiones en estas páginas (ver</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://diarioresponsable.com/opinion/23501-unipapel-una-parabola-del-terrorismo-empresarial"><font face="Calibri, sans-serif"><font>artículo 1º…</font></font></a></u></span></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Siguen apareciendo novedades jugosas en el caso de Unipapel y Springwater. ¿Recuerdan ustedes el asunto? Aunque ya lo he comentado en tres ocasiones en estas páginas (ver</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://diarioresponsable.com/opinion/23501-unipapel-una-parabola-del-terrorismo-empresarial"><font face="Calibri, sans-serif"><font>artículo 1º</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>,</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://diarioresponsable.com/opinion/23997-mas-sobre-unipapel-sobre-los-fondos-buitre-y-sobre-la-destruccion-sistematica-de-tejido-productivo"><font face="Calibri, sans-serif"><font>artículo 2º</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>y</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://diarioresponsable.com/opinion/24312-el-graznido-del-buitre"><font face="Calibri, sans-serif"><font>artículo 3º</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>), les sintetizo muy brevemente.</font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Unipapel era una empresa fabricante de productos de papelería y material escolar y de oficina perfectamente viable que fue vendida por su propietaria (</font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://economia.elpais.com/economia/2016/06/09/actualidad/1465474240_185233.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Adveo</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>) en diciembre de 2013 a la sociedad de inversión suiza</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://cincodias.elpais.com/tag/springwater_capital/a/"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Springwater Capital</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>(que muchos asimilarían a un</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.abc.es/economia/20131008/abci-fondos-buitre-mercado-inmobiliario-201310071812.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>“fondo buitre”</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>), que la compró a través de una empresa interpuesta de su propiedad y que ha adquirido también, total o parcialmente, una notable lista de otras empresas industriales y de servicios españolas. En casi todas, la gestión de Springwater está siendo incuestionablemente terrible, pero quizás sea en Unipapel donde ha adquirido los tonos más obscuros y significativos: vaciado financiero, agotamiento de existencias y cese de nuevos aprovisionamientos, freno radical de la producción, impagos a proveedores, incumplimiento con clientes y caída en picado de las ventas, deudas acumuladas con la Seguridad Social y con Hacienda y paralización de la empresa, llevada en un tiempo extremadamente breve a una situación de práctica quiebra y a un Expediente de Regulación Temporal del Empleo (ERTE) para la totalidad de la plantilla (declarado en julio de 2016, aunque posteriormente anulado por sentencia de la Audiencia Nacional). Un caso claro de quiebra provocada (con motivos de difícil concreción, pero indudablemente orientados a la búsqueda de beneficio rápido) de una empresa líder de su sector en España y que, pese a sus dificultades, tenía capacidad de solvencia. Y con la quiebra, el paro para una plantilla veterana, problemas para los proveedores (con cuantiosas deudas incobrables) y costes considerables para la Administración Pública (que pagamos todos)</font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>.</font></font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>La actualidad del caso deriva del hecho de que están apareciendo las primeras sentencias judiciales (de momento, más de una veintena) ante las demandas por despido improcedente de facto que han planteado trabajadores de la planta guipuzcoana de Unipapel (una de las tres de la empresa). Todas están resultando favorables a los demandantes, pero además con una circunstancia adicional de indudable relevancia (y no sólo para este caso): varias extienden la responsabilidad legal por el despido no únicamente a Unipapel, sino a la empresa interpuesta y al propio fondo inversor propietario en última instancia; y algunas extienden esa responsabilidad al administrador del fondo (</font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.elespanol.com/economia/20160923/157735081_0.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Martin Gruschka</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>-¡que se ha declarado insolvente!-) e incluso a la empresa vendedora. Veamos con un poco de detalle.</font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Por una parte, la responsabilización a Springwater puede tener repercusiones considerables a nivel general, en cuanto que puede sentar precedente cara a otros inversores institucionales, que habitualmente pretenden ser ajenos a la gestión de las empresas en que invierten. La actitud de los trinbunales en este caso parece responder a su convencimiento de que las empresas de Springwater (o al menos, algunas de ellas) constituyen -frente a lo que sostiene Springwater- un grupo empresarial en términos legales, en el que todas resultan corresponsables. Sin duda, el caso es excepcional en muchos sentidos, pero las sentencias aludidas no dejan de marcar una línea de actuación posible para otros inversores de este tipo que puede tener considerables implicaciones.</font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En cuanto a la todavía aparentemente más extraña responsabilización a Adveo, las sentencias que la declaran pueden apuntar a un problema de fondo en este caso: el muy peculiar carácter de la operación de compraventa de Unipapel. Peculiaridad que empieza por la entidad compradora: Eastside Control, S.L. (constituida por Springwater con 3.000 euros de capital el 20/12/2013), comprada en su totalidad el 26/12/2013 por Delion Holdings Spain, S.L., constituida con otros 3.000 euros el 8/3/2013 y propiedad al 100% de la sociedad inversora luxemburguesa Continumm, que a su vez es propiedad al 100% de Springwater. Y todas con el mismo administrador único: el ínclito (e indigente) Martin Gruschka.</font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Pero la peculiaridad no se detiene ahí. Por una parte, Adveo mantiene la propiedad de las naves, que arrienda a la compradora (y por tanto, a Unipapel). Por otra, la compra (cifrada en 16 millones de euros) se realiza por una empresa cuyo capital social es de 3.000 exiguos euros. Sólo en 2015 Unipapel realiza una ampliación de capital y aún así en sólo 1.118.000 euros: ¿razonable para una empresa con más de 300 trabajadores y por la que ha pagado más de doces veces el valor de su capital social ampliado? Y para rematar, la empresa vendedora financió casi por la totalidad la operación a la compradora, mediante un préstamo verdaderamente singular que dejó hiperendeudada a Unipapel. Todo al tiempo que durante sus escasos meses de funcionamiento Unipapel concede créditos a otras empresas españolas del conglomerado de Springwater, recurriendo para ello a financiación bancaria (por la que paga un coste muy superior al que cobra por la que concede): algo que se repite en otras empresas del fondo (muy notablemente en la también destrozada</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.economiadigital.es/redirect/springwater-exprimio-miro_187431_102.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Electrodomésticos Miró</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>), en lo que constituye una evidencia flagrante de una política de tesorería compartida (</font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.investorwords.com/6442/cash_pooling.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>cash-pooling</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>) muy poco ortodoxa en empresas que pretendidamente no conforman un grupo empresarial.</font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Todo ello apunta a lo que señalara la magistrada Ruiz Jarabo en su voto particular a la</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.eldiario.es/economia/justicia-Springwater-operacion-fraudulenta-Unipapel_0_582692154.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>sentencia de la Audiencia Nacional</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>de noviembre pasado por la que se anuló el ERTE: que la operación de compra-venta se trató en realidad de "un claro caso de constitución de empresas ficticias o meramente formales (...) con las que se pretende la dispersión o elusión de responsabilidades laborales". Porque, en efecto, es difícil sustrarse a la impresión de que todo no es sino un complicado montaje a través del que Adveo cuasi-regala a Springwater una empresa de la que quiere desprenderse porque entiende que -pese a su consistencia- tiene un futuro complicado y no quiere afrontar directamente los costes de su posible reestructuración. Desde esta perspectiva -hipotética, desde luego, pero nada inverosímil-, la operación sería en el fondo la cobertura del pago de Adveo a Springwater para hacerse cargo del problema y del trabajo sucio (y de la posible conflictividad laboral subsiguiente). Una operación ficticia -como intuyó la magistrada Ruiz Jarabo- que ahora parece confirmar la sentencia que considera a Adveo corresponsable de la situación generada.</font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Y tras los nuevos episodios, la enseñanza: porque esta rocambolesca historia ayuda a entender el no menos insólito modelo de negocio de Springwater en muchas de sus inversiones españolas. Es cosa sabida que</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.eldiario.es/zonacritica/rosquillas-capital-riesgo-empresa-funciona_6_192540750.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>este tipo de fondos</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>persiguen en sus inversiones en empresas beneficios rápidos a través de procedimientos poco contemplativos. Normalmente, comprando a bajo precio firmas en dificultades, bien para reestructurarlas de forma tajante, sanear su situación financiera y vender a mayor precio lo antes posible, o bien para desmontarlas en piezas diferentes y venderlas por separado, consiguiendo así mismo una plusvalía. El caso de Unipapel y de algunas otras empresas de Springwater (parece también -con variantes-</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.lavanguardia.com/vida/20160802/403642364590/la-cadena-de-electrodomesticos-miro-vuelve-a-presentar-concurso-de-acreedores.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>el caso de Miró</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>) permite intuir</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.economiadigital.es/redirect/-springwater-gana-dinero-por-quebrar-sus-propias-empresas_187648_102.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>un nuevo y no menos creativo modelo de generación de valor</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>: comprar sin desenbolsar dinero propio. En el caso de Unipapel, gracias a un préstamo (de muy dudoso cobro) de la vendedora; en el de Miró, financiando la compra con los activos de la propia empresa comprada. En ambos, con el resultado de dejar en la ruina de inmediato a la empresa adquirida. No parece buscarse una plusvalía con ventas futuras, porque el horizonte más previsible es la quiebra rápida: simplemente, no se paga por la adquisición de la empresa y se venden las existencias disponibles en el momento de la compra (y las que se pueden conseguir de los proveedores hasta que se cansen de no cobrar). Y luego, directos a la quiebra y al traslado de los problemas a la Administración (aunque, por supuesto, si se puede vender antes, todo lo que se consiga será beneficio adicional).</font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Sin duda, parece demasiado rudimentario, demasiado brutal para ser cierto. Pero cada día hay mayores indicios de que es ésa la simple realidad. Una muestra más de que la sofisticada ingeniería financiera de la que presumen muchos grandes inversores se reduce a prácticas trileras propias de la picaresca más tradicional.</font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Una muestra también de a dónde puede conducir la obsesión cortoplacista de muchos inversores institucionales y de las distorsiones que pueden producir en las empresas en las que invierten (y en en el conjunto del tejido productivo). Algo que debería hacer reflexionar a las autoridades acerca de la necesidad de regular más severamente las inversiones con capacidad de influencia determinante en las empresas y que constituye una nueva llamada de atención sobre la inanidad de los discursos sobre la responsabilidad empresarial. Porque -como bien debería saberse- frente a la ambición desatada no valen los discursos ni los códigos de conducta voluntarios: sólo valen las leyes y la voluntad política de aplicarlas (como están demostrando hasta el momento los jueces en las demandas laborales en Unipapel). Sólo eso y la resistencia de los trabajadores, como también este ilustrativo caso está ratificando.</font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(*) Artículo publicado en eldiario.es y en Diario Responsable.</font></font></p>EL ENFOQUE DE GÉNERO EN LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA: APORTES DE LA ECONOMÍA FEMINISTAtag:comunidadetnor.ning.com,2017-04-22:5374014:BlogPost:593482017-04-22T09:39:07.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p align="justify" class="western"><a name="__DdeLink__67_660049102"></a> <font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">acaba de publicar un nuevo número (el 25) de su publicación trimestral digital…</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><a name="__DdeLink__67_660049102"></a> <font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">acaba de publicar un nuevo número (el 25) de su publicación trimestral digital</span></font></font> <font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><a href="http://ecosfron.org/ecosfron/wp-content/uploads/Dossieres-ESF-23.pdf"><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><i><span><b>Dossieres EsF</b></span></i></span></font></font></a></span></font><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, dedicado a las vinculaciones entre la Economía Feminista y la Economía Social y Solidaria. Coordinado por</span></font></font> <font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>María Atienza</b></span></font></font> <font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">(REAS Madrid), el dossier puede verse y descargarse sin coste en</span></font></font> <font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><a href="http://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-25-El-enfoque-de-g%C3%A9nero-en-la-ESS.pdf">http://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-25-El-enfoque-de-g%C3%A9nero-en-la-ESS.pdf</a></span></font></font></u></span></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Tanto la Economía Social y Solidaria como la Economía Feminista constituyen enfoques que cuestionan de forma clara y rotunda el modelo hegemónico neoliberal y que se articulan notablemente: la segunda fortalece a la primera y ésta posibilita un ámbito particularmente propicio para la materialización de los planteamientos feministas.</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Aunque los vínculos entre ambas corrientes van encaminados a una misma dirección,</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">la articulación conjunta de la visión feminista y solidaria para ir desarrollando una nueva forma de repensar las actividades humanas que prioricen el bienestar colectivo es uno de los desafíos a los que se enfrentan estas propuestas. Comprobarlo de la mano de algunas realizaciones significativas es el objetivo básico que ha perseguido Economistas sin Fronteras con este dossier.</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Con una atención preferente (pero no exclusiva) a la realidad de América Latina, y tras una presentación de la coordinadora, el documento recoge siete experiencias diferentes muy representativas de la mutua fecundación entre los dos enfoques.</span></font></font> <font color="#1A1A1A"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Experiencias que reflejan miradas construidas a través de visiones propias y a través de prácticas muy pegadas a su contexto social. Desde la diversidad de enfoques y realidades mostradas, se ha pretendido poner en evidencia la necesidad de incorporar una mirada feminista para la conformación de un nuevo modelo construido desde unas economías enraizadas en los saberes populares, la clase, la etnia y el territorio.</span></font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<h2 class="western" align="justify"><font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><font><span>En el primer artículo,</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><font><span>“</span></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><font><span>La Red de Economía Feminista de Madrid como experiencia, concreta y situada, del fortalecimiento de las demandas feministas dentro de la Economía Social y Solidaria</span></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><font><span>”</span></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><font><i><span>,</span></i></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><font>Alicia Rius (Red de Economía Feminista de Madrid)</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><font><span>hace un breve recorrido sobre</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><font><span>las potencialidades que la Economía Social y Solidaria tiene para las demandas feministas, con una propuesta centrada en la cooperación como motor y en</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, serif"><font><span>la oportunidad que suponen los emprendizajes en clave colectiva.</span></font></font></font></h2>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font><b>La red Quartiers Du Monde</b></font></font> <font color="#000000"><font>aporta la segunda colaboración,</font></font> <font color="#000000"><font>“La red Mujeres del Mundo construye herramientas para facilitar la automatización de las mujeres en la Economía Social y Solidaria”</font></font><font color="#000000"><font><i>,</i></font></font> <font color="#000000"><font>en la que</font></font> <font color="#000000"><font>se aborda desde la prácti</font></font><font color="#000000"><font>ca la</font></font> <font color="#000000"><font>integración de la perspectiva de género en las herramientas de la Economía Social y Solidaria: la construcción de un plan de negocio participativo y la evaluación de los activos y pasivos individuales y colectivos de las mujeres, a través del caso concreto de Bolivia.</font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font>La siguiente aportación corresponde a</font></font> <font color="#000000"><font><b>Leticia Urretabizkaia (HEGOA-Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional)</b></font></font><font color="#000000"><font>, con su artículo</font></font> <font color="#000000"><font>“Dialogando entre los circuitos económicos solidarios interculturales y los derechos económicos de las mujeres. El caso de Loja”, en el que</font></font> <font color="#000000"><font>aborda el papel de los Circuitos Económicos Solidarios Interculturales (CESI) como una estrategia colectiva para el empoderamiento de las mujeres a través de un recorrido práctico con el caso de Loja (Ecuador).</font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font>En el artículo de</font></font> <font color="#000000"><font><b>Victoria Villanueva (Movimiento Manuela Ramos)</b></font></font><font color="#000000"><font>,</font></font> <font color="#000000"><font>“Cuando de lo cotidiano deviene una oportunidad”</font></font><font color="#000000"><font>, se hace un recorrido histórico sobre el proceso de autonomía económica de la mujer y lo que ha supuesto su inserción laboral para el reconocimiento de sus derechos, en el marco de un hito tan importante como la creación de la Cuenta Satélite del Trabajo Doméstico no Remunerado, tras la aprobación de la Ley 29700 del 2011 en Perú.</font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font>Por su parte,</font></font> <font color="#000000"><font><b>Rosa Murillo (MESSE-Movimiento de Economía Social y Solidaria del Ecuador)</b></font></font> <font color="#000000"><font>destaca en su artículo (</font></font><font color="#000000"><font>“Mujer rural: nuevos roles en los procesos alternativos de comercialización directa”)</font></font> <font color="#000000"><font>la construcción de las relaciones humanas entre el campo y la ciudad y el papel que juegan las mujeres en el proceso de generación de espacios de comercialización, como las Ferias Solidarias, que han permitido a las mujeres un empoderamiento de sus nuevos roles.</font></font></p>
<p lang="es-EC" class="western" xml:lang="es-EC"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font>A continuación,</font></font> <font color="#000000"><font><b>Ela Pérez (Universidad Nacional Mayor de San Marcos del Perú)</b></font></font> <font color="#000000"><font>plantea en su colaboración (</font></font><font color="#000000"><font>“Una experiencia de diálogo de saberes en clave de Economía Solidaria y Género”)</font></font> <font color="#000000"><font>una reflexión sobre la necesidad de promover diálogos entre el saber humanístico y el popular, evidenciando la brecha que existe entre la Universidad y la sociedad y la necesidad de interpelar a la visión “universal”, que invisibiliza la voz de muchas mujeres.</font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#000000"><font>Finalmente, la última contribución del dossier es el artículo de</font></font> <font color="#000000"><font><b>Jhonny Jiménez (Universidad Nacional del Ecuador y Movimiento de Economía Social y Solidaria del Ecuador-MESSE)</b></font></font> <font color="#000000"><font>“La Economía Social y Solidaria y masculinidades”, que</font></font> <font color="#000000"><font>habla de la construcción social de la masculinidad tradicional y de las nuevas masculinidades como parte del proceso de deconstrucción del patriarcado y como una herramienta para promover la igualdad de género dentro de las organizaciones de la Economía Solidaria.</font></font></p>
<p class="western" align="justify"><br/><br/></p>DE PROGRAMAS ECONÓMICOS, OLIGOPOLIOS Y MERCADOS FINANCIEROS *tag:comunidadetnor.ning.com,2017-03-26:5374014:BlogPost:591242017-03-26T16:09:45.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En el marco de los sinsabores que deparan las disputas de las izquierdas del país, surgen a veces noticias positivas: por ejemplo, la relevancia que el programa de Pedro Sánchez concede a las distorsiones que provocan las muy grandes empresas (“Poner coto al poder abusivo de los oligopolios”). Aunque planteado de forma muy breve y seguramente demasiado genérica, apunta bien a un problema de indudable importancia, y…</font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En el marco de los sinsabores que deparan las disputas de las izquierdas del país, surgen a veces noticias positivas: por ejemplo, la relevancia que el programa de Pedro Sánchez concede a las distorsiones que provocan las muy grandes empresas (“Poner coto al poder abusivo de los oligopolios”). Aunque planteado de forma muy breve y seguramente demasiado genérica, apunta bien a un problema de indudable importancia, y no sólo económica (asunto diferente es si el PSOE “realmente existente” es capaz de asumirlo con una mínima coherencia).</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En efecto, concretar</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>políticas factibles que permitan limitar el poder de las muy grandes empresas en las sociedades contemporáneas es -pensamos muchos- un desafío esencial de todo proyecto progresista: tanto para reducir las distorsiones e ineficiencias múltiples que generan en el funcionamiento del mercado como para</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">combatir el deterioro de la democracia que su capacidad de influencia (económica, social, política, cultural...) provoca.</font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Algo, por cierto, que trasciende en mucho a la tan gastada polémica sobre la responsabilidad social corporativa (RSC), porque las malas prácticas de todo tipo de las grandes empresas que la RSC (en teoría) pretende mitigar son una expresión de ese poder y del conjunto del sistema económico que lo posibilita. Razón por la que</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>esas actuaciones socialmente negativas de las grandes empresas no sólo dependen de ellas mismas, sino que en buena medida están condicionadas por el conjunto del sistema económico en el que se desenvuelven. Por eso,</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">los intentos de limitar y mitigar esos malos comportamientos no pueden afrontarse sólo desde planteamientos estrictamente centrados en la empresa -como son los de la RSC-, porque dependen de factores contra los que la RSC no está concebida y, por tanto, es impotente.</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif">Para revertir de verdad las malas prácticas y las malas influencias corporativas la filosofía de la RSC no basta. Hace falta algo más (y mucho más complejo): una permanente actuación de gobiernos, organismos internacionales y sociedades civiles de freno, control, compensación y reducción del desmesurado poder corporativo.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif">Ésa -me permito pensar- debería ser la perspectiva de la izquierda en relación con las grandes corporaciones. Y creo que la buena noticia a la que aludía al principio es que se trata de la perspectiva en que se apunta este tema en el programa mencionado. Una perspectiva, sin duda, eminentemente política, que no siempre ha estado presente en el PSOE en años recientes.</font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Una perspectiva, por otra parte, que debería conducir a centrar la atención en los elementos del sistema económico que condicionan de forma más taxativa los comportamientos empresariales, porque de la capacidad de incidencia política en ellos dependerá, en buena lógica, la capacidad de controlar y mejorar dichos comportamientos. Y esto es algo que obliga a pensar en la importancia crucial en nuestro tiempo de la influencia que en los comportamientos de las grandes corporaciones tienen los mercados financieros -lo que ya no está tan patente en el programa en cuestión, aunque creo que en absoluto está en contradicción con él-. Mercados que desempeñan una posición hegemónica en el conjunto del sistema y que tienen una potente capacidad de condicionamiento en los objetivos, estrategias y comportamientos empresariales: tanto por la forma en que determinan la financiación y la inversión que se canaliza a cada empresa y a cada proyecto empresarial como por la influencia en que, gracias a ello, ejercen sobre los sistemas de gobierno coprorativo.</font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>A este respecto, en esta influencia empresarial de las finanzas (el conjunto formado por la banca, el sector financiero extra-bancario, los mercados financieros y de capitales e incluso la propia actividad financiera de muchas grandes empresas no financieras ) hay que reparar en dos hitos esenciales: el crecimiento espectacular que han venido experimentando desde la década de 1980, que las ha convertido en el segmento dominante -o al menos, uno de los dominantes- de la economía, y la profunda transformación que se ha producido en su seno, con un protagonismo cada vez mayor de los mercados de capitales, de la operativa de banca de inversión y de nuevos actores,</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>muy especialmente los llamados inversores institucionales (tras los que, no se olvide, en muchas ocasiones está de una forma u otra la banca), a los que deben añadirse otros complementarios crecientemente necesarios para la operativa emergente (agencias de calificación, firmas de auditoría, consultoras de inversión y de riesgo, brokers, traders...).</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Todos estos cambios han contribuido a desarrollar nuevas formas de financiación de las grandes empresas de importancia creciente: a través, fundamentalmente, de los mercados de capitales y en detrimento de la tradicional financiación bancaria. Nuevas formas de financiación que han supuesto también nuevas formas de condicionamiento de la actividad empresarial.</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Un fenómeno especialmente intenso en EE.UU. y en los países anglosajones, pero evidente también en todos los desarrollados y en muchos emergentes. Aunque en muchos de ellos no se ha producido una dependencia de los mercados de capitales tan intensa y se ha mantenido una fuerte vinculación con la banca, la globalización financiera ha ido socavando paulatinamente la independencia de los mercados financieros y de capitales nacionales, imponiendo claramente el modelo financiero anglosajón.</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>El predominio</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>de los mercados en la financiación de las grandes empresas ha acabado condicionando de forma decisiva sus objetivos, su estructura, su forma de gobierno y sus estrategias, impulsando el modelo de empresa que mejor se acomoda a sus objetivos.</font></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Se trata de un modelo de empresa orientado prioritariamente a los intereses de los accionistas, que impone como objetivo unidimensional la maximización del beneficio o, más aún, la maximización del valor accionarial. Un modelo que entiende a la empresa como una cartera de activos que los propietarios/inversores/financiadores buscan rentabilizar al máximo, pretendiendo la búsqueda sistemática de beneficios extraordinarios, forzando para ello el valor de la acción y un intenso crecimiento del reparto de dividendos (y del peso de éstos en el conjunto del excedente empresarial). Algo que se extiende imparablemente en el conjunto empresarial -porque es muy difícil resistir la competencia de las altas rentabilidades a corto plazo- y que se complementa con la tendencia a incrementar el peso de las inversiones y de las actividades financieras, que habitualmente posibilitan rendimientos mayores que las productivas. En suma, y como ya han destacado suficientemente muchos analistas, las nuevas formas de financiación abocan a la generalización de un modelo de empresa caracterizado por la priorización de estrategias dominantemente financieras: a la financiarización de las grandes empresas.</font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Al margen de que la pretendida soberanía de los accionistas no implica en modo alguno que sean todos los accionistas los máximos beneficiarios de este modelo de empresa</font></font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote1anc" href="#sdfootnote1sym" id="sdfootnote1anc"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><sup>1</sup></font></font></font></a></sup><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>, es una forma de entender la gestión que inevitablemente generaliza en las grandes empresas tendencias de inequívocos efectos negativos para el conjunto de la economía y para la propia sostenibilidad empresarial a largo plazo. Ante todo, un exacerbado cortoplacismo: e</font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>n la medida en que segmentos crecientemente básicos de los mercados financieros (mercados de capitales, determinados inversores institucionales, banca de inversión...) tienen un carácter muy cortoplacista y en la medida también en que la gran banca comercial está cada vez más condicionada por esos mismos segmentos, el conjunto de los mercados financieros prioriza cada vez más la búsqueda de beneficios inmediatos, penalizando en consecuencia las estrategias empresariales más orientadas al largo plazo. Como también se ha evidenciado abundantemente, la financiación vía mercados no prioriza la solidez productiva y la competitividad de las empresas a las que se dirige, sino el incremento rápido de su valor accionarial, en buena medida para materializar lo antes posible plusvalías. Se inocula así en las empresas una lógica predominantemente financiera y cortoplacista de graves consecuencias a la larga, tanto a nivel general como para las propias empresas afectadas. Una lógica -como antes apuntaba- que se produce no sólo a través de los criterios con que se concede la financiación directa, sino también de forma indirecta a través de la influencia de los mercados financieros en la consolidación de un modelo de gobierno empresarial inherentemente vulnerable a las tentaciones del cortoplacismo y de la maximización del beneficio.</font></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Pero los efectos negativos que comporta el modelo de empresa que imponen los mercados financieros -también hay numerosos estudios que lo evidencian- son mucho más amplios. Sin ningún ánimo de originalidad, cabe destacar entre ellos elementos como los siguientes: una tendencia generalizada al incremento del peso de los dividendos en el excedente (en el contexto de una reorientación estratégica desde la prioridad de la reinversión hacia la prioridad de repartir los beneficios al máximo posible), un permanente freno a la inversión poductiva, una contínua propensión al endeudamiento y a la reducción de los fondos propios (para potenciar la mayor rentabilidad a corto plazo del capital invertido), una intensificación de fenómenos como la externalización, la subcontratación y la deslocalización y una obsesión general por la reducción de los costes laborales (y de las condiciones y derechos de los trabajadores), así como un extendido desprecio por las externalidades sociales y ambientales de la actividad empresarial. Estrategias todas de incremento de la rentabilidad inmediata, pero que acaban teniendo evidentes consecuencias perjudiciales en el tejido económico nacional, al tiempo que impulsan una concentración empresarial muchas veces artificial e ineficiente (porque los mercados y la búsqueda del beneficio inmediato propician fusiones y adquisiciones por razones ajenas a la eficiencia empresarial). Todo ello en el marco de criterios de gestión hiper-arriesgados e irresponsables, estimulados por la obsesión por la maximización del beneficio inmediato.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En definitiva, y por encima de la generalización del discurso de la RSC, estamos ante un evidente fomento por las finanzas de comportamientos empresariales cortoplacistas y despreocupados en la práctica de sus efectos en la sociedad y de una paralela penalización de la gestión con criterios de equilibrio y de largo plazo: de la penalización de lo que se entiende como responsabilidad social y sostenibilidad empresariales.</font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Es ésta la razón por la que el combate de esta irresponsabilidad exige no sólo actuaciones directas frente a las empresas que desarrollan malas prácticas, sino también actuaciones frente a los mercados financieros que las incentivan. Algo que requiere incidir en el grado de influencia de estos mercados en las grandes empresas y en la forma en la que las financian, en el marco de un control público más eficaz de su funcionamiento, de su cortoplacismo y de su capacidad de crecimiento. Es decir, desarrollar nuevos mecanismos de regulación de las finanzas orientados fundamentalmente a favorecer la perspectiva de largo plazo y que permitan a las empresas “salir de la lógica financiera”</font></font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote2anc" href="#sdfootnote2sym" id="sdfootnote2anc"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><sup>2</sup></font></font></font></a></sup> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(o al menos, mitigarla).</font></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En definitiva, y volviendo a los programas económicos de los partidos que se reclaman de izquierda: si quieren de verdad limitar la irresponsabilidad social de las grandes corporaciones y su inmensa y multidimensional capacidad de influencia, no pueden dejar de lado -sin duda, entre muchos otros aspectos- la necesidad de un mayor control político de los mercados financieros.</font></font></p>
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<p class="western" align="left"><em><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>* Artículo publicado inicialmente en</span></font></font></font></em> <em><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Contexto</font></font></font></em> <em><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>y en</span></font></font></font></em> <em><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Ágora</font></font></font></em><em><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>.</font></font></font></em></p>
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<div id="sdfootnote1"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote1sym" href="#sdfootnote1anc" id="sdfootnote1sym">1</a>En general, no lo han sido los pequeños accionistas ni los accionistas más estables, porque -según revela la evidencia empírica más consistente- este modelo de empresa perjudica a la larga a la propia empresa, sino que los verdaderos ganadores <font face="Calibri, sans-serif"><font>han resultado ser los accionistas más volátiles, especializados en conseguir plusvalías a corto plazo de sus inversiones (y muy destacadamente, los inversores institucionales) y la gran banca (frecuentemente detrás de estos inversores y que ha encontrado una potente fuente de beneficios en la intermediación bursátil y en el asesoramiento en operaciones corporativas), así como</font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, Arial"><font>los altos directivos, a los que los accionistas dominantes tratan de alinear con sus intereses a través de retribuciones variables escandalosamente altas que retroalimentan el carácter cortoplacista y de alto riesgo de la gestión empresarial.</font></font></font></p>
</div>
<div id="sdfootnote2"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote2sym" href="#sdfootnote2anc" id="sdfootnote2sym">2</a>Expresión de G. Colletis: “<font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>La finance est-elle en train de tuer l’industrie?”,</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><i>Alternatives Económiques</i></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>,</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>01/05/2012. </font></font></font></p>
</div>“LA ENERGÍA. RETOS Y PROBLEMAS”: nuevo número de Dossieres EsFtag:comunidadetnor.ning.com,2017-02-25:5374014:BlogPost:593272017-02-25T10:33:19.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">acaba de publicar un nuevo número (el 23) de su publicación trimestral digital…</span></font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">acaba de publicar un nuevo número (el 23) de su publicación trimestral digital</span></font></font></font> <font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/ecosfron/wp-content/uploads/Dossieres-ESF-23.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><i>Dossieres EsF</i></span></font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, dedicado a la problemática de</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>la energía,</b></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">coordinado por</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>José Manuel García de la Cruz</b></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">(profesor de la Universidad Autónoma y miembro del Consejo Editorial de</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><i>Dossieres EsF</i></span></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">), que puede verse y descargarse sin coste en</span></font></font></font> <font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><a href="http://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-24-La-energ%C3%ADa.pdf">http://ecosfron.org/wp-content/uploads/Dossieres-EsF-24-La-energ%C3%ADa.pdf</a></span></font></font></font></u></span></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Tras una presentación del coordinador, el dossier</span></font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>se inicia con una contribución de</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Alejandro Arizkun (</b></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>profesor jubilado de Economía de la Universidad Pública de Navarra) buena parte de su vida y que introduce en</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>“</b></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Consideraciones sobre el necesario cambio de modelo energético”</b></font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>la complejidad del asunto abordado y apela a la urgente necesidad de profundizar en los debates, con visión a largo plazo, con un examen riguroso de las distintas alternativas, advirtiendo de los riesgos de la búsqueda de la eficiencia cortoplacista, que pueden llegar a agravar los problemas más que a resolverlos si no se producen cambios en la organización política y, sobre todo, en los valores sociales.</font></font></font></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>A continuación, recuerda</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Pedro Prieto</b></font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(Vicepresidente de la Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos), en su artículo</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>“</b></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>En la encrucijada entre las energías fósiles y las energías renovables”</b></font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>el momento actual en el que se encuentra la problemática de las distintas fuentes energéticas, destacando el limitado alcance de las renovables en la generación de energía eléctrica.</font></font></font></p>
<p class="western" align="justify"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En una línea próxima discurre la aportación de</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Pedro Linares</b></font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(</font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Universidad Pontificia Comillas) sobre</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>“</b></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>El futuro de las energías fósiles”</b></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>, en la que evalúa las posibilidades de mantenimiento del actual modelo energético, apostando por su sustitución ante las dudas acerca de la viabilidad de las propuestas técnicas de descarbonizar el modelo de energías fósiles.</font></font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western" align="justify"><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Cristóbal J. Gallego Castillo y Daniel Carretero Ortiz</b></font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(Observatorio Crítico de la Energía) explican en sus</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>“</b></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Notas sobre la (des)regulación del sector eléctrico español”</b></font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>la regulación del sistema eléctrico español, justificando la generalizada indignación social sobre el precio facturado a los consumidores, en buena parte debida al componente oligopólico del mercado español y a la desafortunada política de promoción de las energías renovables.</font></font></font></p>
<p class="western"></p>
<p class="western"><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>No podía dejar de lado el dossier la incidencia de la problemática energética en la pobreza.</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Victoria Pellicer</b></font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(investigadora de INGENIO -CSIC-UPV-) la pone de relieve en</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>“</b></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>La pobreza energética: reflexiones sobre el caso español”</b></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>,</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>proponiendo una definición de pobreza energética que incorpore no solamente las dificultades económicas para afrontar el pago del “recibo”, sino reformas en el sistema energético, en las instituciones y en la cultura para evitar la estigmatización, la marginación y el deterioro de la dignidad personal de quienes padecen de pobreza energética.</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>.</font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Entre las propuestas de soluciones institucionales están las de retomar la dimensión local de los problemas energéticos y la revalorización de las cooperativas, tanto de productores como de consumidores de energía. Es el tema que abordan</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Pablo Cotarelo</b></font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(eKona) y</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Sebastià Riutort</b></font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(</font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Universidad de Barcelona) en</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>“</b></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Energía local, democracia real: una reflexión sobre la democracia energética”</b></font></font></font><font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>, texto en el que,</font></font></font> <font color="#222222"><font face="Calibri, sans-serif"><font>partiendo de la justificación de la reapropiación social de la energía, analizan las experiencias cooperativas en marcha y sus resultados, concluyendo con un balance esperanzador, aunque lleno de obstáculos por superar.</font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Como es habitual en</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><i>Dossieres EsF</i></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>, se añade a los textos mencionados una reseña de un libro particularmente recomendable (</font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><i><b>Energía para la democracia</b></i></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>, de Sebastià Riutort</b></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>) y lecturas complementarias (</font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>“Para saber más”</b></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>).</font></font></font></p>EL GRAZNIDO DEL BUITRE *tag:comunidadetnor.ning.com,2017-01-23:5374014:BlogPost:589062017-01-23T08:21:22.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>El 16 de diciembre pasado se publicaba en</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><i>Cinco Días</i></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>una tribuna de innegable interés: “Sobre buitres, oportunistas y oportunidades”…</font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>El 16 de diciembre pasado se publicaba en</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><i>Cinco Días</i></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>una tribuna de innegable interés: “Sobre buitres, oportunistas y oportunidades”</font></font></font><sup><a class="sdfootnoteanc" name="sdfootnote1anc" href="#sdfootnote1sym" id="sdfootnote1anc"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><sup>1</sup></font></font></font></a></sup><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>.Estaba firmada por Martin Gruschka, empresario alemán presidente de un fondo de capital riesgo suizo de idílico nombre:</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Springwater</b></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>. En ella se defendía el autor de las críticas que desde hace algún tiempo viene cosechando en España por las operaciones de su fondo, que ha adquirido en poco tiempo -directamente o a través de</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Continuum, una sociedad con domicilio en Luxemburgo controlada al 100% por Springwater</font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>- posiciones mayoritarias en una larga lista de empresas nacionales (entre las que destacan firmas como Unipapel, Miró, Delion, Pullmantur, Wamos, Imtech Spain, Peggy Sue, Think Textil, Nautalia, Sgel, Aernnova o Nervion Industries -de la que acaba de vender una participación mayoritaria-). Críticas surgidas ante la peculiar forma de gestión del fondo, que -pese a sus invariables promesas iniciales de nuevas inversiones y de potenciación- está llevando sistemáticamente a la ruina a muchas de sus empresas. El caso de Unipapel es seguramente el más avanzado y el más característico: vaciado financiero, agotamiento de existencias y cese de nuevos aprovisionamientos, freno radical de la producción, impagos de compromisos contraidos con proveedores, Seguridad Social y Hacienda y paralización práctica de la empresa, con un Expediente de Regulación Temporal del Empleo (ERTE) para la totalidad de la plantilla. Todo en un tiempo record. Para una infomación más detallada, me remito a los dos artículos que he publicado sobre este caso en este mismo diario (</font></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://diarioresponsable.com/opinion/23501-unipapel-una-parabola-del-terrorismo-empresarial"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>“Unipapel: una parábola del terrorismo empresarial”</font></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>y</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://diarioresponsable.com/opinion/23997-mas-sobre-unipapel-sobre-los-fondos-buitre-y-sobre-la-destruccion-sistematica-de-tejido-productivo"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>“Más sobre Unipapel...”</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>).</font></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En la medida en que la tribuna del mencionado Sr. Gruschka constituye una sagaz justificación de la labor -tantas veces incomprendida, diría él- de este tipo de fondos, merece la pena sintetizar lo fundamental de su argumentación. En esencia, una indisimulada apología de la labor de este tipo de fondos: reflotar empresas “abocadas a la liquidación o el cierre”. Gracias a su pericia y a su sana audacia, son capaces de afrontar situaciones problemáticas que ahuyentan a inversores más convencionales: “donde otros ven riesgos -asegura Grushka y se señala en la web de Springwater- nosotros vemos oportunidades”. Algo consustancial a su modelo de negocio, en cuyo ADN arraiga irrefrenable el “reto de abordar situaciones difíciles”. Realizan por eso -mantiene- una impagable y salvífica función de “rescate, estabilización y crecimiento de empresas españolas”, dotándolas de “herramientas para crecer”, aportando soluciones financieras que la banca -tan efectivamente reticente frente a las pymes- ha dejado de desarrollar y evidenciando con ello un incuestionable “compromiso con el tejido productivo español” con un único objetivo -para que luego digan-: “salvar la compañía y, por tanto, el empleo”. Una labor -cómo negarlo- eminentemente noble, pero dura: es verdad -reconoce- que, por su propia dificultad, se trata de “un trabajo que no siempre termina bien”; pero cuando así sucede, son ellos los primeros en perder. Ellos, los abnegados cruzados de la salvación de empresas condenadas a la quiebra, porque fuera de ellos casi nunca hay alternativa: “sin nuestra presencia -constata embargado por la emoción de un corazón puro- no hay esperanza”. Por eso le duele tanto -¡ay!- que se les llame “fondos buitre“: “no somos aves rapaces -dice, dolido por tanta ingratitud-, ni nos cebamos con las desgracias ajenas”.</font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Y no deja de ser cierto en alguna medida lo que señala. Aunque muchos economistas solventes no compartan su optimismo sobre las consecuencias de la actuación de los fondos de capital riesgo</font></font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>, ciertamente, en determinadas condiciones, pueden desempeñar una función útil para reflotar empresas en situación comprometida. Pero en esto, como en casi todo, hay entidades mejores y peores. No está demás, en este sentido, recordar algunos rasgos que perfilan el carácter de Springwater, a la luz de los resultados de su intervención en empresas españolas.</font></font></font></span></font></p>
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<p class="western"><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Por ejemplo, la quiebra teledirigida de una empresa perfectamente viable como Unipapel, diagnóstico en el que ha coincidido <a href="http://www.eldiario.es/economia/justicia-Springwater-operacion-fraudulenta-Unipapel_0_582692154.html">la sentencia de la Audiencia Nacional</a> que anuló el ERTE planteado, confirmando su finalidad torticera y concluyendo que "</font></font></font></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>se hace evidente que la suspensión de los contratos sólo tiene por finalidad dejar de pagar salarios y cotizaciones a la Seguridad Social, endosar esos costes al Servicio Público de Empleo Estatal y esperar a que el juzgado mercantil, una vez admitido el concurso de acreedores, extinga los contratos de trabajo, cuyas indemnizaciones correrán a cargo del Fogasa”.</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Por ejemplo, los oscuros objetivos de su adquisición de la propia Unipapel, que cada vez más parece configurarse como una operación ficticia por la que Adveo cuasi regaló en la práctica la empresa a Springwater para que ésta se encargara de su cierre y de la expulsión de la plantilla, desempeñando la función de liquidadora al servicio de la vendedora, que se libraría así de los posibles costes de conflictividad y de reputación de una actuación de este tipo. Algo que parece avalado por el muy significativo</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.eldiario.es/economia/justicia-Springwater-operacion-fraudulenta-Unipapel_0_582692154.html"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>voto particular de la magistrada Ruiz Jarabo</font></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>en el mencionado tribunal de la Audiencia Nacional, que calificó la operación como: "un claro caso de constitución de empresas ficticias o meramente formales (...) con las que se pretende la dispersión o elusión de responsabilidades laborales".</font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Por ejemplo, la forma en la que está llevando a la quiebra a</font></font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.economiadigital.es/es/notices/2016/11/springwater-exprimio-miro-87431.php"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Electrodomésticos Miró</font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>, en la que también la prometida inversión no se ha producido, pero que sí ha endeudado a coste incomprensible, para ser después vaciada de los recursos financieros, enviados a la matriz de Springwater para tapar otros agujeros (en una operación claramente cuestionable en la medida en que no forman parte de un grupo empresarial formalizado).</font></font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Por ejemplo, la repetición en las firmas tecnológicas</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://okdiario.com/economia/2016/11/24/fondo-buitre-springwater-sigue-haciendo-estragos-despedira-450-empleados-delion-espana-554008"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Delion</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>y</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="https://okdiario.com/economia/2016/12/23/imech-spain-nueva-victima-springwater-impagos-rescisiones-contratos-623528"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Spain Imtech</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>del procedimiento seguido en Unipapel de no invertir, agotar las existencias, incumplir con proveedores y después dejarlas morir paulatinamente.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Por ejemplo, la reestructuración radical que está efectuando en la empresa de cruceros</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.cerodosbe.com/es/transportes/cruceros/springwater-culmina-su-primer-semestre-negro-en-pullmantur_19040_102.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Pullmantur</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>, reduciendo drásticamente costes, rompiendo acuerdos con proveedeores y cerrando líneas de operativa, pero sin ninguna mejora aprecible en las ventas, con el objetivo indisimulable de vender cuanto antes al mejor precio posible.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>De masiados ejemplos de lo que está suponiendo el paso de Springwater por España, regado ya de una serie de cadáveres que no puede considerarse casual, sino fruto, efectivamente, de un modelo específico de negocio, que cada día más parece basado en</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.economiadigital.es/es/notices/2016/12/-springwater-gana-dinero-por-quebrar-sus-propias-empresas-87648.php"><font face="Calibri, sans-serif"><font>pilotar -de una u otra forma- la quiebra de empresas</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>. Objetivo, por otra parte, que no se limita a sus intervenciones en España: recientemente aparecía en</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.lemonde.fr/economie/article/2016/11/25/l-etrange-financier-que-la-banque-publique-bpi-veut-poursuivre-en-enfer_5037668_3234.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font><i>Le Monde</i></font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>la noticia del deterioro que está provocando también Springwater en la papelera francesa Ecocis, en la que participa mayoritariamente contando como socio con el banco público Bpifrance, que, harto de los manejos de Gruschka y sintiéndose estafado por él, le ha denunciado y asegura que “le perseguiremos hasta el infierno”.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Un modelo, en definitiva, que, más que el reflotamiento de empresas en dificultades, lo que persigue es comprar barato y vender más caro: en conjunto o despedazando las empresas para venderlas por trozos. Por eso compra compañías con problemas en España: a la espera de una recuperación de la economía que le permita hacer caja. Pero si entre tanto surgen otras posibilidades de beneficio -aunque sea a costa de destruir las firmas- no las desaprovecha. Se trata de obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible a través de cualquier tipo de procedimientos: por lo que parece, nada positivos ni para las empresas ni para sus desgraciadas plantillas ni para la economía española. Una muestra extrema de lo que está suponiendo la prioridad de los criterios estrictamente financieros en la gestión empresarial, en buena parte impulsada por la toma de posiciones dominantes en el accionariado por inversores institucionales eminentemente cortoplacistas, como son genéticamente los fondos de capital riesgo. Un fenómeno que, más que alternativas salvadoras para empresas en crisis -como pretende el Sr. Gruschka-, se está convirtiendo en un corrosivo cáncer para el tejido productivo.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Es ésa la razón por la que entidades como la suya han merecido el apelativo de fondos buitre, por mucho que le duela. Sin duda, su tribuna de</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font><i>Cinco Días</i></font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>merece consideración, porque no es nada habitual que financieros de su estilo intenten explicarse frente al gran público. Pero, por todo lo anterior, es difícil que esa explicación se acepte socialmente: no hay justificación posible para especuladores como él. Por eso su cínico alegato no convence: suena sólo como el imaginario graznido del buitre. No existe, pero se presiente su gelidez en cuanto se divisa su fúnebre aleteo.</font></font></p>
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<p class="western" align="left"><em><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>* Artículo publicado previamente en eldiario.es</font></font></font></em> <em><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>y el Diario Responsable</font></font></font></em></p>
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<div id="sdfootnote1"><p class="sdfootnote-western"><a class="sdfootnotesym" name="sdfootnote1sym" href="#sdfootnote1anc" id="sdfootnote1sym">1</a>No es posible la remisión al artículo. </p>
</div>Mañana, la esperanza*tag:comunidadetnor.ning.com,2016-12-16:5374014:BlogPost:582152016-12-16T08:17:38.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>El jueves 24 de noviembre tuve oportunidad de ver “</font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://elpais.com/elpais/2016/04/27/planeta_futuro/1461774511_126795.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Mañana</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>” (“Demain”) en el impagable…</font></font></p>
<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>El jueves 24 de noviembre tuve oportunidad de ver “</font></font><font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://elpais.com/elpais/2016/04/27/planeta_futuro/1461774511_126795.html"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Mañana</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>” (“Demain”) en el impagable</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/ciclo-de-cine-foro-la-otra-actualidad/"><font face="Calibri, sans-serif"><font>ciclo de cine-foro</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>que</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Economistas sin Fronteras</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>organiza cada año. Un maravilloso documental de dos jóvenes directores franceses (Mélanie Laurent y Cyril Lion) financiado inicialmente con una campaña de micromecenazgo de gran éxito y que no quiere limitarse a reiterar el desastre integral hacia el que camina aceleradamente la humanidad por el cambio climático, sino que busca exponer semillas de solución: experiencias que ya se están poniendo en práctica con éxito y que, si se generalizaran con rapidez -porque el caos es inminente-, podrían alumbrar la senda de una alternativa viable.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Son experiencias muy diferentes: en la agricultura, en la industria, en la generación de energía, en el transporte, en el urbanismo, en la educación e incluso en el ámbito de la política y de la democracia participativa. Experiencias que los directores seleccionan de un viaje que, movidos por la angustia de las predicciones más solventes sobre lo que se nos avecina, emprenden por todo el mundo a la búsqueda de motivos de esperanza. Experiencias que muchos expertos avalan y que protagonizan personas, grupos informales, empresas, organizaciones, movimientos, ciudades e incluso países que han tomado conciencia de la catástrofe a la que conduce nuestra economía y nuestra forma de vida y que han tratado de demostrar en la práctica que hay otra forma de hacer las cosas. Otra forma que posibilita una vida más sostenible, más humana, más llena de sentido, más justa, más participativa y solidaria y que, además puede ser perfectamente viable en términos económicos. Una forma de hacer las cosas que podría extenderse y permitir un futuro mejor para el mundo (y sobre todo, un futuro) si se venciera la oposición de los intereses económicos dominantes, dispuestos numantinamente a seguir maximizando sus beneficios aún a costa de destruir la civilización.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Son, sin duda, cosas que muchas veces se han dicho. La virtud del arte es decirlas de forma que lleguen al corazón, que sensibilicen, que interpelen, que induzcan reacción. La película lo hace, además, manteniéndote sobrecogido, ilusionado y pegado a la butaca durante las casi dos horas de su duración. Prueba de que ha conseguido sus objetivos es no sólo la cifra de espectadores (absolutamente inusual en este tipo de producciones), sino que ha impulsado iniciativas cívicas que han encontrado en ella la inspiración. Sólo cabe recomendarla encarecidamente.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Para mí, desde luego, ha sido un pequeño soplo de esperanza en momentos en que casi todo lo que sucede en la actualidad social, política y económica parece negativo, ruin y triste. Y me ha recordado que algo sobre lo que había venido trabajando recientemente puede tener quizás más valor del que muchos le otorgan. Me refiero a determinadas prácticas económicas que se sitúan voluntariamente en los márgenes de la actividad económica convencional y que suelen considerarse inevitablemente marginales y casi despreciables en términos macroeconómicos. Pero que -como la película enseña en las iniciativas muy emparentadas que recoge- pueden tener una potencialidad mucho mayor que la que la Economía ortodoxa presupone. Me refiero a las actividades incluidas en la</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/portfolio/dossier-no-12-economia-en-colaboracion/"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Economía Colaborativa</font></font></a></u></span></font><font face="Calibri, sans-serif"><font>, las</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/ecosfron/wp-content/uploads/DOSSIERES-EsF-8-BANCA-%C3%89TICA.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Finanzas Éticas</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>y la</font></font> <font color="#000080"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://www.economiasolidaria.org/files/ecosol_dic_ed.pdf"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Economía Solidaria</font></font></a></u></span></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>(o Social y Solidaria).</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En los tres casos, se trata de actividades que surgen con la doble pretensión de ser sostenibles económicamente (e incluso rentables en algunos casos) y de contribuir a la solución o mitigación de problemas sociales. Desde luego, más claramente en los casos de las Finanzas Éticas y de la Economía Soldaria, en los que los objetivos sociales son los prioritarios, siendo los económicos un simple instrumento para la consecución de aquellos, y que buscan explícitamente contribuir a la construcción de una economía y una sociedad diferentes. Pero la motivación social y la capacidad transformadora también está presente en la Economía Colaborativa, por mucho que sea sensiblemente más vulnerable a la contaminación mercantil y a su utilización de forma descarnadamente economicista: en muchas de sus materializaciones priman otros valores</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>y</font></font> <font face="Calibri, sans-serif"><font>están muy presentes finalidades sociales (facilitar el acceso a bienes y servicios, generar espacios comunitarios de intercambio, fortalecer el tejido cívico, la cohesión social y los lazos sociales, combatir el consumismo y el derroche, fomentar pautas de intercambio no mercantiles y basadas en la reciprocidad y la cooperación, impulsar la sobriedad y el respeto ambiental...).</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En los tres casos, son inciativas que tienen -desde luego, unas más que otras- una indudable voluntad transformadora, que surgen en el marco de una actitud decididamente crítica con el modo de vida dominante y que proponen una reconsideración del papel de la economía en el conjunto de la vida social, subordinando su lógica a la de otras consideraciones (entre otras, la sostenibilidad ambiental y la lucha contra el cambio climático) que deben ser las preferentes. Algo en lo que muchos observadores coinciden, si bien sigue primando ante ellas una actitud un tanto condescendiente: pueden ser positivas, claro, pero no dejan de ser actuaciones testimoniales, marginales, dudosamente viables fuera de determinados contextos, que no pueden plantearse a escala macro y que en nada pueden cambiar las tendencias dominantes.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Quizás el mayor mérito de la película comentada sea precisamente una llamada de atención sobre la miopía de esta actitud. Porque pese a ser ciertamente muy minoritarias, no son ya testimoniales, ni tampoco necesariamente inviables (el éxito de muchas y la sostenibilidad económica de muchas más lo muestra) y no es inevitable que no puedan ser escalables y generalizables a niveles mucho más amplios. Cuando menos, merecería la pena observar con más atención los datos disponibles (muy insuficientes, ciertamente). Ahí van algunos.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>En cuanto a la Economía Colaborativa, las cifras más rigurosas que conozco son las de un reciente informe de PwC para la Unión Europea sobre cinco sectores (alojamiento, transporte, servicios para el hogar, servicios profesionales y finanzas): el conjunto de plataformas tecnológicas analizadas (275) generaron en 2015 unos ingresos de 3.600 millones de euros y un volumen de operaciones por valor de 28.100 millones. En base a los ritmos de crecimiento constatados, para 2025, PwC estima un volumen de ingresos en esos cinco sectores en la UE de nada menos que 335.000 millones. ¿Cifras simplemente testimoniales?</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Por lo que respecta a las Finanzas Éticas (y sin tomar en consideración la inversión socialmente responsable convencional), las entidades dedicadas a las microfinanzas (datos de Mix Market) tenían en 2014 a nivel mundial una clientela de 101 millones de personas, unos préstamos vivos de 89.000 millones de dólares y unos activos de 116.000 millones. La inversión de impacto social, por su parte, alcanzaba en 2013 un volumen de 79.000 millones de euros (Global Suistainable Investment Review) y las entidades de banca ética agrupadas en FEBEA (Federación Europea de Banca Ética y Alternativa), 26 en 2015, tenían en ese año 240.000 depositantes y mantenían un volumen de créditos de 18.000 millones de euros y activos por valor de 30.500 millones. Otra agrupación de bancos éticos (la Global Alliance for Banking on Values), en la que coinciden algunos de la anterior, mantenía en el mismo año 24 millones de clientes y activos por valor de 110.000 millones de dólares. ¿También cifras testimoniales?</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Finalmente, en el ámbito de la Economía Social y Solidaria los datos son (todavía) mucho más dispersos y escasos. Sí los hay para un colectivo que tiene con él muchos solapamientos (pero también diferencias): el cooperativismo, que a nivel mundial tiene más de 755.000 entidades, con más de 700 millones de asociados y más de 100 millones de empleados. En España, lo que se conoce legalmente como “Economía Social” abarca más de 43.000 entidades y genera más de 2.230.000 empleos directos e indirectos (datos de CEPES). Mucho más díficil es encontrar cifras fiables sobre la Economía Solidaria en sentido estricto (que tiene una dimensión mucho menor). REAS (Red de Redes de Economía Alternativa y Solidaria) alcanza en el conjunto de España en 2016 la cifra de 507 entidades, con más de 8.000 personas empleadas y más de 30.000 socias y voluntarias, con unos ingresos en 2014 de 355 millones de euros. Al margen de la indiscutible pequeña dimensión de este último colectivo, ¿son también cifras testimoniales las restantes?</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Creo que en casi ninguno de los casos lo son: y mucho menos para el conjunto. Casi todas las actividades contempladas, además, muestran ritmos de crecimiento más que altos. Algo que posibilita pensar -como “Mañana” destaca brillantemente- que estamos ante una realidad que se expande callada pero rápidamente, que tiene más entidad de la que muchos piensan y, sobre todo, una enorme potencialidad. Una potencialidad que se materializaría plenamente sólo si la sociedad civil tomara conciencia de su necesidad y si las Administraciones Públicas y los organismos internacionales la apoyaran decididamente. Como este apoyo requeriría un paralelo freno a los intereses y al casi omnipotente poder de las grandes corporaciones, no es fácil -ni siquiera probable- que se produzca de forma significativa. Pero esto, simplemente, puede suponer -como “Mañana” advierte- que la humanidad desaprovechará una de las posibilidades más efectivas para sortear el terrible panorama al que se enfrenta.</font></font></p>
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<p class="western"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(*) Artículo publicado previamente en Ágora.</font></font></p>EL BUEN VIVIR COMO PARADIGMA SOCIETAL ALTERNATIVO: NUEVO DOSSIER EsFtag:comunidadetnor.ning.com,2016-11-29:5374014:BlogPost:579032016-11-29T09:17:51.000ZJosé Ángel Moreno Izquierdohttp://comunidadetnor.ning.com/profile/JoseAngelMorenoIzquierdo
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<p class="western"><font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">acaba de publicar un nuevo número (el 23) de su publicación trimestral digital…</span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">Economistas sin Fronteras</span></font></font></a></u></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">acaba de publicar un nuevo número (el 23) de su publicación trimestral digital</span></font></font></font> <font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><u><a href="http://ecosfron.org/ecosfron/wp-content/uploads/Dossieres-ESF-23.pdf"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><i>Dossieres EsF</i></span></font></font></font></a></u></span></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">, dedicado al concepto del</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US"><b>Buen Vivir,</b></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="en-US" xml:lang="en-US">coordinado por los profesores Fernando García Quero y Jorge Guardiola (ambos de la Universidad de Granada y miembros de Economistas sin Fronteras) y que lleva como título “El Buen Vivir como paradigma societal alternativo”</span></font></font></font></p>
<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Hace más de una década que el concepto de</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>Buen Vivir</span></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(</font></font></font><strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><i><span>suma qamaña</span></i></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>en vocabulario aymara bolivariano y</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><i><span>sumak kawsay</span></i></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>en quechua ecuatoriano) irrumpió con fuerza en la arena política y académica internacional. Su incorporación en los debates constituyentes de</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>Bolivia</span></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>y</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>Ecuador</span></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>y posteriormente en las</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>constituciones</span></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>de ambos países (Bolivia, 2009; Ecuador, 2008) supuso el punto de partida de una intensa literatura que ha girado en torno a sus significados, sus prácticas y sus influencias. Si bien son numerosas las publicaciones académicas sobre la temática,</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>las discusiones no han trascendido aún lo suficiente</span></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>al “gran público”, al menos más allá de la órbita latinoamericana. Todavía, en efecto, es muy escaso el conocimiento de la</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>carga teórica y política de los planteamientos que laten tras este concepto</span></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>y sobre su intención de alumbrar</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>formas renovadas de convivencia armónica</span></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>para todos los seres vivos del planeta. Planteamientos que ponen en cuestión de forma radical los fundamentos de la economía convencional y del propio concepto de “desarrollo”, desde una defensa esencial de la centralidad de</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">la sostenibilidad de la vida, de la comunidad y de la naturaleza.</span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Con este nuevo dossier, Economistas sin Fronteras pretende, en este sentido,</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>hacer más accesible el conocimiento sobre esta temática</span></font></font></font></strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>, así como</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>exponer algunos de los últimos debates</span></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>en torno a ella, conectándolos</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>con otras propuestas críticas con el pensamiento económico convencional.</span></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>Para ello, reúne</font></font></font> <strong><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span>seis artículos de expertos vinculados a la academia y a los movimientos sociales, que</span></font></font></font></strong> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>analizan algunas de las discusiones contemporáneas relacionadas con el Buen Vivir, sus antecedentes, contenidos, fines, propuestas y problemáticas:</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Eduardo Gudynas</b></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(Centro Latino Americano de Ecología Social</font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>),</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Adrián E. Beling</b></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(FLACSO-Argentina) y</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><b>Julien Vanhulst</b></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font>(Universidad Católica del Maule),</font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>Eija Maria Ranta</b></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">(Universidad de Helsinki</span></font></font></font><font color="#0000FF"><span lang="zxx" xml:lang="zxx"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">),</span></font></font></font></span></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>Ana Estefanía Carballo</b></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">(Universidad de Melbourne),</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>Patricio Carpio</b></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">(Universidad de Cuenca-Ecuador y Fundación OFIS-Ecuador) y</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><b>Silvia Vega</b></span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">(Universidad Central del Ecuador).</span></font></font></font></p>
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<p class="western"><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">Como es habitual en</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><i>Dossieres EsF</i></span></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">, el número se complementa con la reseña del libro recomendado (</span></font></font></font> <font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES"><i>el Buen Vivir. Sumak kawsay, una oportunidad para imaginar otros mundos</i></span></font></font></font><font color="#000000"><font face="Calibri, sans-serif"><font><span lang="es-ES" xml:lang="es-ES">, de Alberto Acosta) y con la sugerencia de lecturas adicionales sobre el tema.</span></font></font></font></p>